En un artículo en el diario saudí Al-Watan titulado «Quién Protegerá a los Feligreses de Algunos de los Imams en las Mezquitas?» El redactor saudí ‘Abdallah Al-Mutayri criticó la indulgencia del gobierno saudita hacia los imams extremistas. [1]

Lo siguiente son extractos del artículo:

Los feligreses son una herramienta usada por los imams

«La ‘invocación de sumisión’ seguido a las oraciones durante las noches de Ramadán son usadas por algunos imams en las mezquitas para forzar sus percepciones ideológicas y políticas en los feligreses, en el nombre de Alá [2] – como si el púlpito que le fue dado a este imam fuera un lugar para expresar sus opiniones personales y percepciones sobre asuntos políticos, sociales, y otros, y como si los feligreses fuesen una herramienta a ser usados por el imam para lograr sus metas y deseos personales.

«Yo recuerdo cómo, cuando era joven, ponderé mucho sobre algunos nombres por el cual el imam invocó una bendición después de las oraciones durante las noches de Ramadan. Estos nombres eran ajenos a mí, y no entendí el enojo de mi padre por el imam involucrando a los feligreses en asuntos que no le eran pertinentes. Después de todo, supe que éstos eran los nombres de líderes afganos, y que el imam apoyaba un bando [particular] afgano en contra del otro, en una guerra que era completamente entre musulmanes, y se aprovecharon de los feligreses para apoyar sus inclinaciones y opiniones personales.

«Siguiendo al aumento en los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los terroristas en Arabia Saudita, el Ministerio de Asuntos Islámicos [saudí] emitió una orden [a los imams] para explícitamente invocar una maldición sobre los terroristas. La orden era clara, y no había necesidad de interpretación [ya que esta llamó] a invocar una maldición sobre los terroristas, por nombre’.

«Asistimos a una invocación para expresar solidaridad con el personal de las fuerzas de seguridad, y estábamos en las manos del imam. La invocación empezó y término sin que una sola palabra fuese proferida sobre los terroristas. Todo lo que escuchamos fueron maldiciones invocadas contra los enemigos de la religión: que Alá haría caer sus aviones y destruiría sus buques de guerra y sus portaaviones.

«Le pregunté al imam: ‘Tienen los terroristas aviones y misiles, o era esta invocación en contra de América?’ Me contestó que la invocación estaba [dirigida contra] todo. Yo dije: ‘No fue clara la orden [del Ministerio de Asuntos Islámicos]?… Por qué dirigen ustedes la invocación expresamente contra los Comunistas y sus partidarios y se niegan a dirigirla expresamente contra los terroristas?»

«No hay nadie… que preserve los derechos fundamentales de los ciudadanos?»

«Sentí amargura [cuando vi] cómo [el imam] estaba jugando con las emociones de los feligreses que vinieron [a la mezquita] a expresar solidaridad con sus hijos y hermanos, el valeroso personal de seguridad ¿Cómo los compromete él en asuntos que no son de ninguna preocupación para ellos? ¿Por cual derecho y qué autoridad [lo hace]? Y a quien debemos nosotros volvernos para quejarnos [sobre esto]?

«En muchos casos, esta explotación de los púlpitos se está volviendo más aguda, al punto que daña a los propios ciudadanos – cuando se invocan maldiciones para la ruina y enfermedad [de ciudadanos particulares], y para que su sangre se congele en sus venas. La pregunta surge: ¿Quién defenderá al ciudadano de esta agresión?… Ha alcanzado la explotación de la religión tal nivel dónde incluso el culto se vuelve una herramienta en las manos del imam, quien se ha nombrado a sí mismo como ambos juez y verdugo, y quién juzga y coloca leyes todo por sí mismo? No hay nadie que ayude al ciudadano, cuya sangre y honor están siendo violados por esta invocación, y preservar [sus] derechos fundamentales?…»

«Se necesita una campaña en los medios de comunicación para incrementar la consciencia de los ciudadanos»

«El Ministerio de Asuntos Islámicos, el cual es responsable de las mezquitas, debe detener el daño que está siendo causado a la gente por aquéllos que violan [la orden del ministerio], y debe detener este desprecio por la religión y por el culto para [lograr] las metas y urgencias que existen en las mentes de estos imams. Claro, el imam de una mezquita tiene el derecho, como cualquier otro ciudadano, de expresar sus puntos de vista e inclinaciones… pero debe saber que la mezquita no es el lugar para esto…

«Las ordenes [emitidas por] el Ministerio de [Asuntos Islámicos] – el cual nadie implementa y nadie conoce – no son suficientes. Yo propongo lanzar, vía los medios de comunicación, una campaña para elevar la consciencia de los ciudadanos, y clarificarles su derecho a oponerse a [tal] explotación, y [también instruirlos en el] cómo entregar una queja en el caso de violaciones de esta clase. Similarmente, deben tomarse medidas estrictas contra aquéllos que violan [las ordenes del ministerio].

«No encaja el ser indulgente en estos asuntos – o sólo aprenderemos después que la sangre se haya derramado? ¿Qué es lo que está impidiendo a uno de los feligreses de matar a un ciudadano en quien una maldición fue invocada como si él fuese Satanás? ¿No es una obligación purgar la tierra de este hombre, quien fue representado por el imam como un infiel quien teje complot tras complot para destruir al Islam y a los musulmanes? Es [razonable] para nosotros darle [e.d. a este adorador] todos los justificativos para asesinar y volar a [alguien en quien una maldición fue invocada] y luego exigir que no lo lleve a cabo?…

«Junto con la responsabilidad de los círculos oficiales, la Sociedad Nacional [Saudi] para los Derechos Humanos [también] debe cumplir su deber de proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos – así aquéllos en quienes una maldición es invocada y quiénes son condenados en las mezquitas, o aquéllos que son explotados por estos imams [e.d los feligreses]…

«Ninguno de nuestros hermanos está protegido de este peligro. La verdad es que no es irrazonable que mi propio nombre hará eco en algunas de las mezquitas seguido a esta columna…

«El problema no es con [ciertos imams], sino con la ideología extremista… La prueba de la barbaridad de esta ideología es que nosotros casi nunca escuchamos una invocación llamando a los oponentes a escoger seguir el camino correcto y de tener éxito en él. Todo lo que escuchamos es una invocación [a maldecirlos con] la muerte, la enfermedad, y la ruina, y para que su sangre se le congele en sus venas. Esto indica una ideología bárbara con faltas en los principios humanos fundamentales y en los principios del diálogo humano…»


[1] Al-Watan (Arabia Saudita), 26 de octubre, 2005.

[2] La invocación de sumisión (en árabe, Du’aa Al-Qunut) es una invocación que sigue a las oraciones e incluye la alabanza a Alá, las bendiciones para los creyentes, y pedidos para una suerte de enfermedades para sus enemigos.