Khaled Al-Dakhil, académico saudí y redactor para el diario de los EAU (Emiratos Árabes Unidos) Al-Itihad, escribió en su columna que el discurso extremista en Arabia Saudita disfruta de una libertad significativa bajo la protección del gobierno, aunque este choca a menudo con la política e intereses del estado. También declaró que el discurso extremista se ha apropiado del currículo escolar, para que se le impida a los alumnos estudiar la historia del mundo por miedo a que su fe podría estar comprometida. [1]

Lo siguiente son extractos:

El discurso extremista disfruta de mayor libertad de la que el propio estado se permite

«El terrorismo surgió inicialmente en el mundo árabe del discurso religioso, debido al extremismo que ha tendido a caracterizarlo. Pero también provino [del hecho que] el extremismo ha obtenido un tiránico agarre sobre nuestra sociedad.

«El extremismo nunca hubiera ganado tal control sin el apoyo de las autoridades, aun cuando este apoyo no fuese dado de una manera intencional… [Otros] tipos de discurso no tienen la legitimidad que es disfrutada por el extendido discurso religioso extremista, ni [reciben] ellos el mismo apoyo, y las instituciones estatales oficiales no los tratan con la misma suficiente paciencia y tolerancia. Como resultado, el discurso religioso disfruta de una libertad significativa – aun más libertad de la que el propio estado [generalmente] se permite…

«Ejemplos de esto abundan: la llamada a la gente joven a emprender el jihad fuera del país y de la [jurisdicción de] sus autoridades, contrariamente a la política del estado y a veces [incluso] contrariamente a sus metas; [y] la acogida y diseminación de puntos de vista teológicos que son contrarios a la política del estado y a sus intereses básicos y permanentes – puntos de vista que notoriamente confrontan con estos intereses.

«Es asombroso que el discurso religioso hace [todo] esto desde dentro de las propias instituciones estatales, usando a las autoridades del estado, a los fondos, y a las plataformas. Por ejemplo, noten cómo el discurso religioso ha manejado, con una facilidad sorprendente, el tomar control sobre el currículo del Ministerio de Educación y Cultura [saudita], para que este [ahora] tenga el control total sobre lo que puede y no puede ser incluido en este – especialmente en los planes de estudio [que tratan con] la sociedad y la religión. El criterio está fijado por aquéllos que [lideran] el discurso [religioso], según sus puntos de vista [y] sin consideración por la política del estado, sus leyes, y sus intereses».

«Todo menos la historia islámica ha sido eliminado de las lecciones de historia en todos los niveles de la educación estatal

«Un ejemplo es el estudio de la historia del mundo incluyendo la historia europea y la historia americana. [Todo] menos la historia islámica ha sido eliminado de las lecciones de historia en todos los niveles de la educación estatal… aunque Arabia Saudita es parte del mundo y tiene contactos con [otros países]…

«Por qué impedirle a los alumnos aprender la historia del mundo, y especialmente la historia europea y la americana? Cuál es la meta educacional detrás de esta [política]? Después de todo, el principio fundamental mayor de la educación y de formular los planes de estudios es enriquecer el conocimiento de los alumnos tanto como sea posible… La decisión para evitar el estudio de la historia del mundo sólo dejará al alumno en un estado de ignorancia con respecto al mundo, y lo privará de la posibilidad de familiarizarse con el mundo y de lidiar con el….

«En tomar esta decisión, el Ministerio de Educación y Cultura ha levantado serias dudas acerca de las habilidades educativas, el conocimiento, y la orientación política e ideológica de aquéllos a cargo de formular y desarrollar los planes de estudio de la [educación] pública.

«Por ejemplo, por qué quitar la historia del mundo de los libros de texto de la escuela secundaria? La razón sea probablemente que aquéllos que [lideran] el discurso religioso temen que si los alumnos adolescentes son expuestos [a la historia del mundo], y particularmente a la historia europea y a la historia americana, serán cegados por esta historia, y por los logros [de estas naciones] en las esferas del conocimiento, la tecnología y la política. Esto puede minar y debilitar la fe de los alumnos en historia islámica y en su identidad islámica, y como resultado de causa pueden desviarse de la fe – la cual llevaría a su vez a perder contacto con su historia islámica.

«Pero en la realidad, estos miedos son patológicos y anormales, y por consiguiente totalmente injustificados. Es más, revelan la debilidad sistemática del pensamiento, la falta de auto confianza, y la falta de convicción total en el poder del Islam y en la riqueza de la historia islámica…

«Realmente, en su centro, éste es un acercamiento al cual le falta fe en el Islam y en su habilidad a coexistir con otros sistemas de creencia sin [temor de que el Islam será] debilitado, saboteado y eventualmente derrotado. Una persona derrotada sólo puede tener una perspectiva derrotista, y esto es lo que le ha sucedido a los planes de estudios en nuestro país…

«Otro [ejemplo el cual] demuestra que el discurso religioso [genera] acusaciones teológicas [incluso] contra la política estatal aparece en el libro de texto del duodécimo grado Al-Tawhid [Monoteísmo]. El capítulo 15 dice: ‘Pertenecer a los movimientos herejes como el Comunismo, el secularismo, el capitalismo, etc. constituye el abandono al Islam, [el cual es castigado con la muerte]. Si una persona que pertenece a estos movimientos pretende ser musulmán, ésta es una gran hipocresía [de su parte]…'»

«Significa que los autores quieren acusar a Arabia Saudita de herejía porque pertenece al sistema global capitalista?»

«Arabia Saudita, al igual que otros países alrededor del mundo, tiene hoy día un régimen capitalista. Esto implora la pregunta: Significa que los autores [del libro de texto] quieren acusar a Arabia Saudita de herejía porque esta pertenece al sistema capitalista global?…

«Esta contradicción muestra que el estado no ha encontrado una manera, y quizás no desea encontrar una manera, de traer la razón al discurso [religioso], y acabar con su mandato, la cual a veces parece ser tan [poderoso] como el mandato del [propio] estado. El resultado natural es que el discurso dominante extremista ejerce su mandato tiránico en casi todas partes: en las escuelas y universidades, en las mezquitas, en el sistema judicial, y en los medios de comunicación e instituciones de cultura…»


[1] Al-Itihad (EAU), 15 de noviembre, 2005. El artículo también fue anunciado en un portal kuwaití que trata con la democracia y los derechos humanos: http://www.kwtanweer.com/articles/readarticle.php?articleID=576, 5 de diciembre, 2005.