En el marco de la frenética actividad diplomática sobre el expediente nuclear de Irán y la posibilidad de que el Consejo de Seguridad establezca nuevas sanciones en contra de Irán, el editor del diario saudita Al-Watan Jamal Khashoggi, escribió un artículo censurado al «malvado» régimen iraní, y afirmando que su intensa hostilidad hacia Arabia Saudita prevenía cualquier entendimiento entre los dos países. Este añadió que Irán debe pagar el precio por rechazar las propuestas de amistad por Arabia Saudita, lo que implica que los sauditas deberían apoyar la imposición de sanciones sobre Irán.
A continuación se presentan extractos de su artículo: [1]
«Podemos confiar en Irán?»
«Aquellos que creen en [medidas drásticas] han sugerido, como última solución, sustituir al régimen de Teherán y [dejar] que el mundo detenga el mal que emana de allí. Estos afirman que el [comportamiento de Irán se caracteriza por] la maniobra, la hipocresía y las mentiras y que no existe posibilidad alguna de que nunca vaya a cambiar. [Sin embargo], pregúntele a cualquier funcionario saudita sobre las soluciones de este orden y seguramente responderá que «Arabia Saudita siempre respeta el principio de la no injerencia en los asuntos de los demás y se niega a tomar parte en cualquier plan que implique la injerencia de este orden…’
«[Pero, dígame], puede el proyecto cultural de Arabia Saudita, el cual está basado en [los principios de] la moderación, la buena vecindad, la solidaridad islámica y el diálogo con el co-existir del mundo con la Revolución Islámica de Irán y sus ideales establecidos? Para decirlo más brevemente – ¿podemos confiar en Irán?
«Hemos tratado en muchas maneras [diferentes] de hacerle frente al régimen de la Revolución [islámica]. En primer lugar, [este régimen] fue abiertamente hostil hacia Arabia Saudita, a su historia y a su liderazgo, la incitación contra esta y el llamado a derrocar a su régimen. Durante la era de Jomeini, la hostilidad entre los dos países alcanzó su punto máximo, hasta el punto de derramamiento de sangre en la Meca y con aviones sauditas derribando aviones iraníes en el Golfo Arábigo.
«Todo esto terminó cuando [los iraníes] se volcaron hacia la reconciliación. El Rey ‘Abdallah, que aún era príncipe a la corona para el momento, no dudó en comenzar una nueva pagina con [Irán, debido a] que la [política] de Arabia Saudita había estado basada siempre en la buena vecindad, dedicación a mantener la estabilidad y el odio a la guerra. Luego vinieron varios años buenos en los que se intercambiaron visitas de alto nivel, se firmaron acuerdos de seguridad y [se llevaron a cabo] ferias comerciales, los dos países intercambiaron [sus productos de exportación de primera necesidad], dátiles y pistachos y los peregrinos iraníes le dieron la bienvenida a huéspedes [en la Meca]. Esto fue en la era de [los ex presidentes iraníes] Jatami y Rafsanjani.
«[Pero luego], entró Ahmadinejad, quien desató la venganza incluso sobre su propio pueblo. Este ha dividido a la sociedad iraní, hasta el punto de enfrentamientos en las calles. La retórica de las [nociones] revolucionarias y las [teorías] de conspiración han regresado, y las relaciones entre sunitas y chiítas en Irak, el Líbano y Yemen se han vuelto tensas. El odio se ha sumado al punto de derramamiento de sangre inocente y enemistades antiguas han resurgido.
«La retórica revolucionaria ha vuelto [a Irán]. Si el discurso de Arabia Saudita está basado en ‘la buena vecindad, la dedicación a mantener la estabilidad y el odio a la guerra’, es el discurso de Irán infundado en la ‘revolución y la lucha por la hegemonía’? [Aparentemente así, porque] los discursos del Líder Supremo [Ali] Jamenei rebozan con este tipo de retórica…»
«Debemos abstenemos de pensar bien de los iraníes»
«Ahmadinejad y sus camaradas demostraron que Irán no ha abrazado la [moderación], y además, que está dispuesto a luchar contra su propio pueblo, asesinarlos en las calles de Teherán, procesarlos, degradarlos y ejecutarlos – incluso a aquellos que jugaron un papel honorable en la Revolución o los que fueron [gobierno] del estado. Si así es [la manera como tratan a] su propia gente, ¿cómo tratarán a los que no comparten su fe [chiíta] y a quienes consideran como un obstáculo para sus sueños expansionistas y su misión Mahdista?
«He aquí [un ejemplo de] una honesta posición revolucionaria iraní, ni ocultada ni disimulada por el taqiyya. [2] El número dos [sic] [3] en el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní [nació] durante la época de la moderación [iraní]. Su padre, guiado por Alá en el camino correcto, le colocó el nombre Mir Faisal, tal vez en honor al rey [saudita] Faisal, quien basó su proyecto político en la cooperación entre los musulmanes sobre [el principio de] la solidaridad islámica. Pero ahora el hijo ha tenido suficiente con la moderación, y hace unos días anunció, en una declaración oficial en la prensa iraní, de que se había cambiado el nombre a Seyyed Mohammad, a fin de evitar cualquier vínculo con la Casa de Saud [la familia real saudita]. Su anuncio también incluyó una serie de alegatos, [acusando] a Arabia Saudita de emprender la guerra contra el Islam y sus valores sagrados, de estar en connivencia con los imperialistas y de sembrar la división y la disensión entre los musulmanes que combaten contra la herejía y el politeísmo! [4]
«[Y] este hombre no pertenece a los lunáticos [iraníes], ni es un Imam en una mezquita del vecindario. El mensaje está bien insertado en el marco [de la aceptada ideología iraní]. Incluso su presidente no podía denunciarlo o decirle que su anuncio era inaceptable, y mucho menos por engendrar disidencia y hacerle daño a un país hermano. De hecho, incluso los líderes de la oposición no lo condenaron, sino sólo dijeron que [sus declaraciones habían sido] ‘inapropiadas para el momento’.
«Después de todo esto, podemos confiar en [este] régimen cuyos dirigentes se jactan de [que] pueden derrocar a nuestro régimen, y que incluso conspiran en hacerlo? Debemos siempre dejar de pensar bien de [los iraníes] y de tratarlos gentilmente — [especialmente] en los próximos días que pueden traer novedades que les reducirá en tamaño y los llevara a pensar con cordura. Esta es una guerra funesta no con nuestros vecinos, el pueblo iraní, sino con la revolución que se niega a madurar. Arabia Saudita extendió su mano en hermandad, pero ellos la rechazaron y ahora deben pagar un precio considerable».
[1] Al-Watan (Arabia Saudita), 23 de febrero, 2010.
[2] Taqiyya es un principio chiíta de ocultar las verdaderas creencias de uno en la compañía de los no chiítas.
[3] El funcionario en cuestión es un funcionario del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán, pero no es el número dos de la organización.
[4] Sobre el cambio de nombre de Sayyed Mohammad, véase el Blog de MEMRI, 21 de febrero del 2010, «Funcionario del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán Cambia su Nombre para Diferenciarse del Rey Saudita», http://www.thememriblog.org/blog_personal/en/24999.htm.