En un artículo en el portal liberal Minbar Al-Hiwar Wal-‘Ibra (http://www.menber-alhewar1.info ), la periodista reformista y activista de los derechos humanos saudí Wajeha Al-Huweidar describió a Arabia Saudita como «la cárcel de mujeres más grande del mundo». Ella añadió que, a diferencia de los verdaderos presos, las mujeres sauditas no tienen ninguna perspectiva de ser liberadas, ya que a lo largo de su vida, se encuentren bajo el control de un tutor masculino – de su marido, padre, abuelo, hermano o hijo.

Huweidar y otras mujeres activistas han lanzado recientemente una campaña contra la Ley Mahram saudita [1], que prohíbe a las mujeres salir de su hogar sin un tutor masculino. Ella le dijo al diario kuwaití Awan que la campaña, cuyo lema es «trátennos como ciudadanas adultas o nos vamos del país», fue lanzada oficialmente en el Puente Rey Fahd, que conecta a Arabia Saudita y Bahrein, donde las mujeres exigieron cruzar la frontera sin un tutor. [2]

Lo siguiente son extractos del artículo de Al-Huweidar: [3]

Los presos pueden ser liberados de prisión – Pero las mujeres sauditas no

«Las leyes de encarcelamiento son conocidas en todo el mundo. La gente que comete un crimen o un delito es colocada en las celdas de una prisión… donde cumplen su condena. [Cuando la completan], o se les reduce la condena por buen comportamiento, son liberados… excepto en los casos [donde una persona es condenada] a cadena perpetua o a muerte. En Arabia Saudita, existen dos maneras de salir de la cárcel antes: aprendiéndose el Corán o partes del mismo de memoria…. o conseguir un indulto del rey en ocasión de alguna festividad o una coronación – después del cual el recluso se haya a si mismo libre y puede disfrutar de la vida entre su familia y sus seres queridos.

«Sin embargo, ninguna de estas opciones existe para las mujeres sauditas – ni para aquéllos que viven detrás de las rejas [es decir quiénes están actualmente en prisión] ni para aquéllos que viven fuera de las paredes de la prisión. Nadie es liberado, excepto con el permiso de su tutor masculino. Una mujer saudita que cometió un delito no puede salir de su celda cuando haya terminado su condena a menos que su tutor venga a recogerla. Como consecuencia, muchas mujeres sauditas permanecen en prisión sólo porque sus tutores se niegan a venir a buscarlas. El estado las indulta, pero sus guardianes insisten en la prolongación de su castigo.

«Al mismo tiempo, incluso las mujeres ‘libres’ necesitan el permiso de su guardián para salir de su casa, de su ciudad o de su país. Así que en cualquier caso, la libertad de la mujer está [en manos de] su guardián».

Los prisioneros son despojados de toda autoridad sobre sus vidas – y también lo son las mujeres sauditas

«Como es habitual en las cárceles de todo el mundo, los reclusos son despojados de toda autoridad y patrocinio de sus propias [vidas]. Todos sus movimientos son vigilados y controlados por el carcelero. Las autoridades penitenciarias deciden su suerte y velan por sus necesidades, hasta el día de su liberación. Esta es también la situación habitual de la mujer saudita. Ella no tiene derecho de tomar decisiones, y no podrá tomar ni un solo paso sin el permiso de su carcelero, es decir su tutor. Pero en su caso, el plazo [en prisión] es ilimitado.

«La Ley Mahram en Arabia Saudita convierte a las mujeres en prisioneras desde el día en que nacen hasta el día en que mueren. Ellas no pueden salir de sus celdas, es decir sus hogares, o de la prisión mayor, es decir el Estado, sin un permiso firmado… Aunque las mujeres sauditas son privadas de la libertad y la dignidad más que ninguna otra mujer [en el mundo], sufren todas estas formas de opresión e injusticia en amargo silencio, [y con un aire de] odio represado y un abatimiento comparado a la propia muerte. Las mujeres sauditas son pacíficas en el pleno sentido de la palabra, pero hasta ahora el estado saudita no ha estimado sus [nobles] almas, su paciencia y su tranquila resistencia…»

«Los clérigos, a quien el estado les ha autorizado el oprimir a las mujeres, consideran su silencio y paciencia como [un signo de] atraso mental

«Los clérigos, a quienes el estado ha autorizado a oprimir a las mujeres, consideran su silencio y paciencia como [una señal de] retraso mental y de debilidad emocional… y por ende han [incrementado en si mismas] el ‘letargo’ de la opresión a través de décadas… Ellos sofocaron a [las mujeres] en todos los ámbitos de la vida por medio de leyes opresivas [impuestas por] la policía religiosa, que las siguen por todas partes como si fueran fugitivas de la justicia. Las leyes pertinentes a las mujeres las ha convertido en objetos en donde hombres enfermos pueden liberar sus violentos y sexuales [impulsos].

«Estos clérigos sauditas le niegan a las mujeres sauditas todas las oportunidades de encontrar un empleo, obtener una educación, viajes, recibir tratamiento médico o de [realizar] cualquier [otro] derecho, no importa cuan trivial, sin el permiso de su carcelero, es decir, su tutor – [todo] esto basado en los fatwas opresivos sancionados por los [líderes] masculinos del estado».

Nuestras «madres y abuelas… disfrutaron mucha mayor libertad… Arabia Saudita se ha convertido a si misma en la mayor prisión del mundo saudita

«[Es interesante observar que] las madres y abuelas [de las mujeres sauditas de hoy día] tenían todos estos derechos, y gozaron de mucha más libertad [que las mujeres de hoy] – al igual que todas las mujeres musulmanas en épocas pasadas, tales como las esposas del Profeta. [Ninguna de estas mujeres] fueron sometidas a esta opresiva Ley Mahram, que no está basada en los principios del Islam y de hecho no tiene nada que ver con el Islam.

«Cuan bendita es Arabia Saudita, el reino humano, que se ha convertido a si misma en la mayor cárcel de mujeres del mundo. [Esta es una tierra], que le permite a cualquier hombre, sin condiciones previas, tener el rol de carcelero, y que ha convertido a sus mujeres en prisioneras de por vida, cuando no han hecho nada para merecerlo».


[1] Mahram, que significa «prohibido», se refiere a un pariente de sexo masculino con quien la mujer no puede casarse legalmente y que por consiguiente puede servir como su tutor.

[2] Awan (Kuwait), 6 de julio, 2009. Cabe señalar que el Jeque ‘Abd Al-Muhsin Al-‘Obikan, consejero del rey y miembro del Consejo Shura, emitió recientemente un fatwa que le permite a las mujeres viajar al exterior sin ser acompañadas. www.islamonline.net, 25 de diciembre, 2008.

[3] http://www.menber-alhewar1.info/news.php?action=view&id=4364, 24 de junio, 2009.