El Presidente de la Asociación de Escritores Sirios Árabes ‘Ali ‘Uqleh ‘Ursan, escribió en una editorial de la publicación de la asociación Al-Usbu’ Al-Adabi sobre sus sentimientos después de los ataques terroristas en Estados Unidos.[1] A continuación presentamos extractos de su artículo:

«…Las muertes de los inocentes me duelen; pero el 11 de Septiembre – el día de la caída del símbolo del poder norteamericano – me recordó a muchos otros inocentes a cuyos funerales hemos acudido y de quienes curamos sus heridas… Recordé los funerales que se han llevado a cabo todos los días en la Palestina ocupada desde 1987… Recordé Trípoli [Libia] el día de la agresión norteamericana-británica, y el intento de destruir la casa de su líder mientras dormía; y el asesinato de su hija entre las ruinas… Recordé la opresión de los pueblos en Corea y Vietnam…»

«Mi alma estaba llena de tremenda amargura, repulsión y asco hacia el país que, en el último medio siglo, solo ha creado una historia negra de opresión y apoyo a la agresión y el racismo de los sionistas nazis y del apartheid en Sudáfrica.» «El gobierno norteamericano había contaminado mi vida, y yo pensaba, mientras veía a las masas corriendo horrorizadas por las calles de Nueva York y Washington, ‘Que beban de la misma copa amarga de la que su gobierno le ha dado de beber a todos los pueblos de la tierra, principalmente, a nuestro pueblo…'»

«Cuando se colapsaron las torres gemelas y el cielo neoyorquino, que había estado oculto tras de ellas, se me reveló – sentí dentro de mí como si hubiera sido liberado de la tumba; sentí que estaba siendo elevado en el aire sobre el cadáver del símbolo mitológico del arrogante poder imperialista norteamericano, cuya administración habií evitado que su pueblo conociera los crímenes que estaba cometiendo… Mis pulmones se llenaron de aire y respiré con alivio, como nunca antes había respirado.»

«Pocos minutos después, pensé otra vez en la gente bajo las ruinas y me pregunté a mi mismo: ¿’Qué pecado cometieron estos inocentes? Me lamenté de que mi humanidad haya sido contaminada por la Norteamérica sionista y por el sionismo mundial… Pero después, la prensa me informó de nuevos hechos: ‘Se culpa a árabes y musulmanes, a quienes se les amenaza con retaliación.'»

«Esto me regresó a la tumba espiritual, en la que me agobia la agresión, la arrogancia, el racismo y la distorsión de los hechos. Mi fuerza interna que evita que me ahogue me ha ayudado a recuperar el aire en la superficie de la tumba; regresaremos, viviremos, venceremos, y traeremos justicia al mundo, porque estamos dispuestos a sacrificarnos por los derechos, la justicia y la humanidad del mundo…»

«El pueblo norteamericano debe despertar y analizar su política… una política sucia que deshonra a su pueblo… Esa hora del 11 de Septiembre debe estar presente siempre en la mente de los gobernantes norteamericanos; debe de motivarlos a reexaminar las ideas, la política y la estrategia norteamericanas. Quizás este suceso pueda llegar a la mente norteamericana cuya humanidad ha sido bloqueada por el poderío militar y económico…»

«El simbolismo de haber penetrado en el Pentágono, la destrucción de una de sus alas, y la matanza de cerca de mil personas que estaban en las instalaciones es mas importante que el hecho de que continúa existiendo, y que continúa agrediendo a otros pueblos, y de sus amenazas en contra de Afganistán y bin Laden. Lo que significa la destrucción del Pentágono es que la voluntad de un hombre, que eligió morir para defender su honor, sus derechos, a su pueblo, su civilización y su fe, son suficientes para lograr su meta, aun en contra de un superpoder y dentro de su propio territorio.»

«[Este ataque significa que] si los pueblos despertaran, si tuvieran este tipo de voluntad y deseo, y si deciden resistirse a los tiranos, los déspotas y al racismo que crea odio, la arrogancia y el imperialismo… ¿que pasaría? …

«Algo se destruyó en Estados Unidos, y yo sostengo que este es el principio de la destrucción de Estados Unidos como el único superpoder dominante en el mundo… Con este colapso vendrá la construcción de un nuevo cimiento para la victoria de los pueblos oprimidos y humillados. La voz de las naciones se levantará en un hermoso amanecer y dirá: ‘La opresión no sobrevivirá; la meta de todo tirano es la destrucción; el poder se destruye con poder; no hay límite a la voluntad humana cuando decide vencer a la arrogancia del poder…'»

«Sin embargo, no puedo esconder mi simpatía hacia los norteamericanos inocentes, que cayeron víctimas, antes que nada, de la política de su propio gobierno.» «Podría jurar que entre las víctimas del World Trade Center había quienes no merecían piedad, porque pertenecen a los chupa sangres de los pueblos. Pero un hombre no puede alegrarse del infortunio de otros, ni odiar ante la pérdida de la vida. Mi humanidad, que la política de los norteamericanos y los sionistas trató de destruir y contaminar, al final vence al odio y la enemistad y se pone del lado de la humanidad…»


[1]Al-Usbu’ Al-Adabi (Damasco) Septiembre 15, 2001.