El periódico egipcio, Al-Sha’ab, el portavoz del Partido Laborista Egipcio Islámico Al-Amal, fue clausurado el año pasado por las autoridades egipcias después de que se suscitaron revueltas estudiantiles severas debido a un artículo que se publicó en el periódico.[1]Después de unos cuantos meses, se permitió que Al-Sha’ab reanudara su publicación, pero solamente en la Internet. En el reportaje principal de la edición del 23 de Septiembre de 2001, que fue dedicada a los ataques de Nueva York y Washington, el Dr. Muhammad Abbas, que ocasionó las revueltas del año pasado, amenazó a Estados Unidos con armas químicas, biológicas y nucleares y con ataques en contra de norteamericanos que trabajan en el Medio Oriente. A continuación presentamos extractos de su artículo:

«Me hubiera gustado… participar en el derramamiento de lágrimas de cocodrilo que ocurrió en todos los rincones de la tierra, como expresión de dolor por las víctimas norteamericanas… pero me he dado cuenta de que mi reserva de lágrimas se secó hace cien años… Quizás dentro de cien años podré llorar por cinco mil o cincuenta mil norteamericanos asesinados.»

«¿Dije cinco mil? ¿Dije cincuenta mil? Por Alá, este número es minúsculo…»

«Los tiranos del mundo y de la historia [los norteamericanos] descubrieron de pronto que su líder también podía ser atacado, y que el hombre blanco cristiano también puede gritar, sufrir de dolor, sangrar y morir…»

«¿Quieren que llore en este momento por dos o tres edificios? Por Alá, eso es ridículo. ¿Como puede alguien que sabe como ustedes han destruido países y borrado ciudades de la faz de la tierra lamentarse por dos edificios?…»

«A pesar de todo esto, no me alegro. La muerte tiene gloria y majestad, aun cuando sea un perro el que muere, ni se diga cuando mueren cinco mil personas. Me senté frente a la televisión y mis ojos se llenaron de lágrimas. Lo reconozco, no lloré por simpatía por las víctimas; lloré por temor a Alá, el poderoso, por el precioso, victorioso, vengador y justo; por golpear a los tiranos justo cuando pensaban que regían la Tierra y que eran capaces de retarlo…»

«El Islam está vivo. Los mártires héroes de Palestina son los que le mostraron al mundo el increíble potencial del cuerpo de un mártir. Quienquiera que haya sido el perpetrador de los actos en Estados Unidos, es alumno del Islam…»

«La genialidad de lo que pasó representa la transformación exitosa de la teoría a la práctica. Si la gente quiere sacrificar sus vidas, ¿como puede defenderse Estados Unidos de estas bombas humanas ambulantes que en cualquier momento y cualquier lugar pueden hacer que un camión o un tren choquen, encender una estación de gasolina, y activar bombas químicas, biológicas y hasta atómicas?»

«Mientras que escribía este articulo, me sorprendí al descubrir otro artículo que escribí hace años, en el que le advertía a Estados Unidos que estaba sobrepasándose con su opresión lo que lo llevaría a su destrucción, y que en pocos años seria tomado por sorpresa por bombas atómicas que explotarían en Nueva York, Chicago y California… Eso fue lo que dije entonces, y en efecto ha sucedido… Es seguro que vendrán otras operaciones, como una respuesta inevitable a la represión y la tiranía norteamericanas… Estados Unidos se colapsará como le sucedió a la Unión Soviética.»[2]

Otros columnistas de Al-Sha’ab adoptaron el mismo tono belicoso. El Dr. Muhammad Sallah Al-Musaffir hizo una distinción entre el ataque a Nueva York, el cual condenó por el número de víctimas inocentes, y el ataque en el Pentágono, cuyas víctimas, afirmó, no eran inocentes: «No hay duda de que lo que sucedió en Nueva York es uno de los desastres mas grandes del siglo 21, porque la mayor parte de las víctimas eran inocentes y totalmente desconectadas de las guerras, la opresión, la tiranía y la hegemonía impuesta por el superpoder arrogante. La mayoría de ellos no sabían donde está Meca, Jerusalén o el Vaticano. Lo que es mas, la vasta mayoría de las víctimas de la tragedia no sabían que Indonesia, Irán, Pakistán o Afganistán no son países árabes, la mayoría de ellos ni siquiera sabían en que continente están estos países. No hay duda de que actos de esta clase deben de condenarse y rechazarse.»

«Pero lo que pasó en Washington, en el Ministerio de Guerra (sic) el Pentágono – es diferente. La simpatía por las víctimas varía de persona a persona; un gran número de los oficiales del Pentágono pertenecen al personal militar mientras que el resto sirven a este personal. Esto significa que también se les puede considerar como personal militar…»

«Todo aquel que quiera incitar a la opinión pública del mundo en contra de los árabes y musulmanes, y culparlos por lo que pasó en Nueva York y Washington… debe de recordar que el Medio Oriente está lleno de personal militar norteamericano y de ciudadanos norteamericanos que trabajan para las compañías de petróleo y en otros campos… y que pueden convertirse en blanco de venganza si se atreven a dañar a los árabes…»[3]

Otro columnista de Al-Sha’ab, Muhammad Abd Al-Latif Hijazi, escribió: «Mentiría si dijera que siento simpatía por las víctimas después de que las torres del World Trade Center fueron destruidas en Nueva York y del ataque al Pentágono. Gracias a Alá… Yo no soy como esos gobernantes árabes que deben de mostrar lealtad y obediencia a sus amos judíos y norteamericanos expresando pena y dolor por el terrible ataque en contra de la ‘democracia norteamericana’…»

«Me senté frente a la televisión y miré el colapso de los dos edificios del World Trade Center, como el colapso de un castillo de arena en la playa. Mi corazón y mi mente sintieron que fue un pequeño acto de venganza sangrienta en contra de quienes apoyan la destrucción y defienden la tiranía, en su propio territorio… Es mas, el ataque al edificio del Pentágono fue una expresión clara de justicia, que descendió de los cielos sobre los verdugos, los generales en su propia vestíbulo. Corrieron como ratones, a encontrar un lugar donde esconderse debajo del edificio…»

«Tal ataque no constituye un ataque al pueblo norteamericano o a la democracia en lo que ellos llaman el ‘mundo libre.’ Este fue un ‘ataque inteligente’ a los bastiones del mal. Con respecto a los civiles que murieron, tomo prestados los términos de los generales norteamericanos: ‘La muerte de algunos civiles es lamentable, pero inevitable.’ Con respecto a su famosa expresión ‘daño colateral’ les sucedió a ellos mismos en su propia tierra…»[4]

El columnista Khaled Al-Sharifagregó, «Todos estaban conmocionados por lo que pasó, y todos estaban sorprendidos de ver a Estados Unidos, que controla al mundo, colapsarse, y al diablo que gobierna el mundo quemarse. El patrón del terrorismo se quemó con su propio fuego…» «Debe decirse, con toda honestidad, que lo que le pasó a Estados Unidos fue un decreto divino, en el que los humanos no tuvieron que ver… Lo que le pasó a Estados Unidos es el crecimiento natural del terrorismo y de la tiranía que emplea, a plena luz del día, en contra de nuestro pueblo islámico…»[5]


[1]Las revueltas fueron ocasionadas por un artículo que ataco al Ministerio de Cultura Egipcio por publicar un libro que los Islamistas consideraron hereje. El libro, escrito por el autor sirio Heider Heidar, se llama «Fiesta de Algas Marinas.»

[2]Al-Sha’ab (Egipto), Septiembre 23, 2001.

[3]ibid

[4]ibid

[5]ibid