En general, la prensa oficial del gobierno egipcio ha condenado los ataques terroristas cometidos en contra de Estados Unidos y en la mayoría de los casos ha apelado para que se efectúe un cambio en la política norteamericana hacia el Medio Oriente e hizo una advertencia en contra de una ofensiva contra el terror. Estos periódicos también criticaron las escenas de árabes festejando la tragedia que se transmitieron en todo el mundo. Una excepción en la prensa oficial fue la del columnista de Al-Akhbar, Ahmad Ragab, quien en el pasado ha expresado su admiración por Hitler. Ragab no pudo ocultar su alegría ante la tragedia norteamericana: «Conozco un hombre de gran riqueza y de influencia aterrorizante, un tirano que obliga a todos a que lo obedezcan… De pronto, en la oscuridad, es atacado brutalmente por la espalda. Al voltear – solo ve fantasmas.»[1]

Muchos de los periódicos gubernamentales de Egipto se refirieron a la «caída» del «superpoder,» y al «terrorismo norteamericano e Israelí» en el mundo, pero mantuvieron un tono menos festivo que el de la columna de Ragab. Los periódicos de oposición, sin embargo, mostraron un punto de vista totalmente diferente: Ahmad Murad, un columnista del semanario Naserista Al-Arabi, escribió, «Con toda honestidad y sin rodeos: Me alegra lo que le pasó a Estados Unidos; Me alegro por el número de muertes norteamericanas. Que me acusen de lo que quieran. No me importa y eso no hará que desaparezcan la felicidad y la emoción que siento. Nadie podrá hacer que me retracte de lo que digo, ni sus reclamaciones o explicaciones. Todos los ciudadanos inocentes que murieron son víctimas del terror y el barbarismo norteamericano que nos ha azotado durante mas de medio siglo… Cuenten el número de muertos en el mundo a causa de las armas norteamericanas y compárenlo con el número de los que murieron en Estados Unidos; se darán cuenta de que el número de muertos norteamericanos es mucho menos que el uno por ciento de los otros. Tenemos derecho a alegrarnos; tenemos derecho de llenarnos de felicidad; los estadounidenses por fin están probando la amargura de la muerte.»[2]

El editor de Al-Arabi, Abd Al-Halim Qandiltambién insistió en sus ‘derechos’ al declarar: «Sí, tenemos derecho a alegrarnos. Este fue el primer paso en una jornada de mil millas para derrotar por knockout a Estados Unidos.»[3]El columnista deAl-Arabi, Nur Al-Huda Zaki escribió: «No puedo ocultar mis sentimientos; no puedo controlar mi alegría. Por primera vez en mi vida, he atestiguado con mis propios ojos la derrota de la arrogancia, tiranía, hipocresía y maldad estadounidenses. Por primera vez, me pregunto: ¿Por fin ha escuchado Alá las plegarias de madres, los ruegos de las víctimas de Palestina, Irak y Libia?…»

«¿Debo mentir y ser hipócrita como los otros, condenando el asesinato de civiles, expresando mi pena por los norteamericanos y otras víctimas, o rezando y donando sangre?! ¿Por qué tenemos que comprobarle al arrogante amo de la Casa Blanca nuestra inocencia? Nunca, a través de la historia, se nos ha encontrado con sangre de inocentes en nuestras manos – la sangre de los indios, los esclavos, los vietnamitas, los palestinos y los iraquís. Yo no quiero formar una alianza con Estados Unidos, la vergüenza de lo que pasó en Irak es suficiente para mí. Yo no quiero rezar por los norteamericanos ni donar mi sangre; no quiero condenar lo que sucedió. Estados Unidos es quien los mató, como nos mató en Irak y como continúa masacrándonos en Palestina.»[4]

Otros columnistas de Al-Arabi adoptaron la misma posición. «Los norteamericanos deben retirarse ahora del mundo entero,» escribió Muhammad Badr Al-Din, «OH Norteamericanos, deben retirarse… O tratan a las naciones y los pueblos del mundo con respeto o morirán.»[5]El colega de Badr Al-Din Said Sh’eib agregó, «Me alegré mucho de lo que le sucedió al gobierno norteamericano, y lamenté mucho la muerte de civiles. ¿Es esto una contradicción? Por supuesto que es una contradicción, pero así fue.»[6]Maher Zuhdiconcluyó: «No puedo describir la felicidad que sentí. Claro que no me alegré por las víctimas, porque no debemos festejar la muerte, pero me alegré porque el honor de los Estados Unidos fue puesto por los suelos.»[7]

Claras expresiones de alegría se hicieron evidentes también en el diario del Partido Liberal Egipcio Al-Ahrar. El columnista Salim ‘Azzouz escribió: «Oh, sí, amigos, Su Excelencia Real Estados Unidos ha sido derrotada; se ha convertido en un tigre de papel, y los norteamericanos se han convertido solamente en una pandilla de niños delincuentes. Se ve que Bush – que nos trató como siervos de su corte – no es un verdadero líder de estado, sino un ratón al mando de una pandilla de ratones. Cuando los ataques sucedieron en Nueva York y Washington, él huyó con rumbo desconocido…»

«OH sí, amigos, nos dijeron que el que provoca a Estados Unidos termina en la tumba. Nos dijeron que Estados Unidos protege a las familias reales árabes. Nos dijeron que Estados Unidos puede encontrar una hormiga negra en una noche oscura en el desierto; que tiene el sistema de inteligencia mas poderoso del mundo capaz de detectar lo que sucede en nuestras propias casas – un sistema que sabe que clase de ropa interior usa el presidente de Irak… Se comprobó que todo eso es solo una fantasía…»[8]

En otro artículo, Azzous se quejó de la presión social y gubernamental hacia los que se regocijaron por la tragedia de Estados Unidos: «Se nos ha prohibido mostrar nuestros sentimientos de felicidad y dicha, para no herir los sentimientos norteamericanos – sin embargo, en este caso, regocijarse es una obligación religiosa y nacional. Estados Unidos es el protector de Israel. Cuando se tambalea con un simple pestañeo, y los vemos correr horrorizados – no podemos obedecer la prohibición de alegrarnos…»[9]

El editor de Al-Ahrar, Sallah Kabdhayase burló del incidente. «Por lo que sé», escribió, «ninguna organización en el mundo es capaz de llevar a cabo lo que sucedió. Por lo tanto, debemos suponer que vino de algún lugar fuera del planeta Tierra… Se sabe que el primer Presidente Bush prometió en su campaña presidencial, que si ganaba las elecciones, haría públicos los contratos secretos del gobierno con organizaciones del espacio sideral. Dijo que la caja fuerte de la Casa Blanca contenía grabaciones de conversaciones entre el Presidente Eisenhower y hombres de otros planetas. Pero Bush no ganó, ganó Clinton; desde entonces no se ha mencionado el tema. Quizás Bush Júnior… hizo enojar a los hombres de otros planetas y le robaron sus aviones para transmitirle este terrible mensaje…»[10]

Adel Al-Gouhari, un Naserista que escribe en Al-Ahrar, hizo una diferenciación entre el pueblo y el gobierno norteamericanos: «No hay razón para alegrarse por la tragedia del pueblo norteamericano, que no ha entendido todavía que cinco millones de judíos no valen el sacrificio de todas estas víctimas… La posición de Estados Unidos en el conflicto árabe-sionista hace que los árabes se regocijen por todos los desastres que sufre el gobierno norteamericano, no su pueblo, porque ese gobierno se ha sobrepasado en su opresión.»[11]

Todos los columnistas del semanario de oposición pan-árabe Al-Usbu’, que critica duramente a Estados Unidos, se enfocaron en los ataques. El editor en jefe Magdi Shandi escribió: «Pensé en contratar a un profesional para que guardara luto, para adherirme a la atmósfera internacional de hipocresía y llanto por las víctimas de las explosiones en Estados Unidos. Pero sabía que aún estos dolientes profesionales que cobran por hora, no aceptarían mi ofrecimiento, aunque les pagara cien dólares por cada lágrima.»

«Dios, ¿y ahora que hago? ¿Cómo puedo escribir un artículo sin maldecir a los terroristas que declararon una guerra no solo en contra de Estados Unidos sino también en contra de la cultura occidental? ¿Cómo puedo evitar llamarles salvajes, bárbaros, tártaros que quieren hacer retroceder el reloj de la civilización y el progreso a los días en que restregábamos dos piedras para hacer fuego? Como puede un columnista que piensa que Estados Unidos recibió su merecido – un castigo igual a su crimen de chupar la sangre de otros pueblos – como puede él salvarse de la guillotina de los hipócritas… Las mentiras llenan las pantallas de televisión con las expresiones de dolor de los hipócritas que donan sangre y ponen sus sistemas de inteligencia a disposición del líder de cartón… Estados Unidos llora. Que busquen sus propios dolientes profesionales. Les exhorto a que no participen en esta demostración de dolor. Si ustedes son asesinados por un rufián, es una humillación; si les obligan a marchar en la procesión de su funeral, es la cumbre de la humillación. Discúlpanos Estados Unidos; ya no tenemos lágrimas para acompañarte en tu dolor.»[12]

El columnista de Al Usbu’ Muhammad Mustagabrelató lo que sintió cuando vio los aviones estrellarse en el World Trade Center: «Esos momentos de infierno exquisito e incandescente fueron los momentos más bellos y preciados de mi vida. Las torres, las paredes, símbolos del régimen norteamericano, fueron la infiltración de una avispa valiente en el moderno y horrorizante monstruo norteamericano… El dolor, los gritos y la caída de este monstruo mitológico fue una experiencia infernal. Todos los medios de comunicación… transmitieron estas imagines incesantemente. Las generaciones del pasado y, con la ayuda de Alá, las generaciones futuras, nos envidiarán por haber sido testigos de este suceso.»[13]

Otro columnista de Al-Usbu’, Farouq Abaza, demostró un control relativo con respecto a las víctimas: «Ninguna persona con sentimientos humanos puede sentir placer al ver los cuerpos de las víctimas mutilados, quemados y aplastados entre las ruinas. Alá creó a los seres humanos para que vivan en esta tierra bajo un manto de paz, amor y belleza. Pero algunos tontos e idiotas distorsionan estos valores para tratar de imponer su voluntad, su ideología malsana y su idiotez maligna… Una de estas personas fue el pequeño Bush, quien desafortunadamente fue puesto en el trono del gobierno del superpoder que rige al mundo entero. Él es un tirano; que juega golf en su rancho, sonríe y se regocija al oir las noticias del número de víctimas árabes en Palestina, entre ellas mujeres, niños y ancianos. Pero Bush despertó… de su sueño de falso poder con este golpe, del cual, pienso que nunca se recuperará.»

«Nunca antes en la historia de la raza humana había sucedió algo así en Estados Unidos. Sin embargo, el diablo tuvo que llorar en las ruinas y pedirle al mundo que se pusiera de parte del superpoder, el símbolo de la civilización y la democracia… ¡OH Bush, bebe de la copa amarga de la sangre de tu pueblo, para que te percates de la justicia de Alá!»[14]

Al-Wafd, el partido de oposición más grande de Egipto, habló vehemente acerca de Arafat, quien donó sangre para las víctimas de los ataques. El editor de Al-Wafd, Magdi Muhanna escribió: «Quizás Arafat impresione a la opinión pública norteamericana con su hipocresía, pero no creo que pueda convencer al público árabe. También le falta credibilidad a Arafat cuando cubre su rostro con un velo de dolor por las víctimas norteamericanas… Arafat debe ponerse del lado de su pueblo, y dejar de dar estos espectáculos.»[15]

El portavoz de la Hermandad Musulmana Afaq Arabiya también se solidarizó al publicar un poema escrito después de los ataques por el columnista Wahid Gahshan: «…’Alá Akhbar,’ gritó el héroe… La arrogancia se hundió en el lodo… En el Este, nadie derramó una lágrima por ti, Alá decretó la venganza en tu contra. Si Alá no hubiera querido, no hubiera sucedido. Regresa al camino de la justicia, porque los ojos de Alá te observan…»[16]

El columnista Ammar Shammakhagregó: «Para los musulmanes, Estados Unidos es una fuerza de opresión, por lo que los musulmanes consideran lo que sucedió como una retribución divina, llevada a cabo bajo la supervisión de Alá a manos de soldados desconocidos. Estados Unidos prácticamente le dijo al mundo: Solo yo les enseñaré quien es Alá. Alá quiso darles una lección… Si no fuera por lo que sucedió, si el león no hubiera sido herido en su guarida, pensaríamos que nuestras plegarias fueron inútiles y nos hundiríamos en la decepción… Los norteamericanos pensaron que no podían ser derrotados… Prefirieron a los monos (los judíos) antes que a los seres humanos, tratando a todos los seres humanos fuera de Estados Unidos con desprecio y apoyando la usura y a los homosexuales. Se han olvidado de que hay un Dios en este universo y que nadie se escapa de su castigo… Alá vino porque ellos no lo esperaban, bombardeando sus corazones con horror…»[17]


[1] Al-Akhbar (Egipto), Septiembre 17, 2001. Algunas citas fueron tomadas de los reportes diarios de la prensa egipcia en el diario londinense Al-Quds Al-Arabi.

[2] Al-Arabi (Egipto), Septiembre 16, 2001.

[3] Al-Arabi (Egipto), Septiembre 16, 2001.

[4] Al-Arabi (Egipto), Septiembre 16, 2001.

[5] Al-Arabi (Egipto), Septiembre 16, 2001.

[6] Al-Arabi (Egipto), Septiembre 16, 2001.

[7] Al-Arabi (Egipto), Septiembre 16, 2001.

[8] Al-Ahrar (Egipto), Septiembre 14, 2001.

[9] Al-Ahrar (Egipto), Septiembre 17, 2001.

[10] Al-Ahrar (Egipto), Septiembre 13, 2001.

[11] Al-Ahrar (Egipto), Septiembre 17, 2001.

[12] Al-Usbu’ (Egipto), Septiembre 17, 2001.

[13] Al-Usbu’ (Egipto), Septiembre 17, 2001.

[14] Al-Usbu’ (Egipto), Septiembre 17, 2001.

[15] Al-Wafd (Egipto), Septiembre 14, 2001.

[16] Afaq Arabiye (Egipto), Septiembre 19, 2001.

[17] Afaq Arabiye (Egipto), Septiembre 19, 2001.