El 15 de noviembre, la televisión saudi Iqra Tv comenzó a presentar una serie de producción egipcia sobre el Profeta Muhammad y los judíos de Al-Madina. La serie se centra en Nabtal, una figura judía «perversa» y «malvada» de la historia islámica temprana, que prepara un plan de cuatro etapas para eliminar al Islam. Lo siguiente son extractos de la serie. PARA VER ESTE CLIP VISITE: http://www.memritv.org/search.asp?ACT=S9&P1=922.

Debe hacerse notar que en febrero del 2005, Iqra Tv puso al aire otra serie sobre los judíos durante la epoca de Muhammad. Esta serie presento a judíos, denominados «cerdos» que practicaban la brujería contra los musulmanes. PARA VER ESTOS CLIPS VISITE:

http://www.memritv.org/search.asp?ACT=S9&P1=685

http://www.memritv.org/search.asp?ACT=S9&P1=686

http://www.memritv.org/search.asp?ACT=S9&P1=687

El judío perverso: El enemigo mas amargo de los musulmanes

Muchacha joven: «Cuál es el cuento de hoy, padre?»

El padre: «Es la historia de un hombre sobre quien el Profeta dijo: ‘Cualquiera que desee mirar al diablo, permítanle ver a Nabtal’.

Muchacho joven: «Dios lo prohiba. Quién es este hombre, padre?»

El padre: «Un judío llamado Nabtal, Nabtal bin Al-Harith, quién fue un hombre perverso, malvado. Él era el enemigo mas amargo de los musulmanes, y no escatimo ningún esfuerzo en hacerles daño y en conspirar en contra de ellos».

Cambios de escena: Nabtal, tiene una apariencia malvada, judío barbudo de mediana edad con un cobertor de cabeza puntiaguda y bata, se escabulle dentro de la alcoba de su anciana madre mientras ella duerme e intenta tomar monedas de oro de un cofre.

Madre de Nabtal: «Qué estas haciendo con ese cofre?»

Nabtal: «No, no, no. No quiero nada, madre».

Madre de Nabtal: «Entonces por qué la abriste?»

Nabtal: «La verdad es que yo…»

Madre de Nabtal: «Querías robarme a mí, tu ladrón».

Nabtal: «No soy ladrón. Este cofre es mío, y una persona no puede robarse su propio dinero».

Madre de Nabtal: «Tu infeliz, ojalá te mueras, ni un día demasiado pronto».

Nabtal: «Madre, tu me deseas muerto, aunque no tienes a nadie excepto a mí?»

Madre de Nabtal: «Sí, es cierto, ya que quieres robarme, como de costumbre».

Nabtal: «Madre, por qué me tratas tan cruelmente, aunque soy tu único hijo?»

Madre de Nabtal: «Todos los hijos le dan a sus madres, pero tu sólo tomas de mí, y no me das nada».

Nabtal: «Sabes en que gasto este dinero?»

Madre de Nabtal: «No sé nada».

Un plan del cuatro partes para eliminar al Islam y a los musulmanes

Nabtal: «Sabes que lo gaste en destruir al Islam y a los musulmanes».

[…]

Madre de Nabtal: «Te estás burlando de mí de nuevo?»

Nabtal: «Ésta será la última vez, y ganaremos una gran victoria, y lograremos todas nuestras metas».

Madre de Nabtal: «Cuánto quieres esta vez?»

Nabtal: «Mil dinares».

Madre de Nabtal: «No, eso es demasiado».

Nabtal: «No es mucho si la meta es eliminar a Muhammad Abdallah y su llamada al Islam. Además, te pagaré todo de vuelta cuando triunfemos».

Madre de Nabtal: «Aquí. Mi única esperanza es que Muhammad y su llamada al Islam sean completamente destruidos».

Cambios de escena: Nabtal está sentado en una mesa con otros dos judíos con cobertores de cabezas puntiagudas, Pinhas y Shas.

Pinhas: «He preparado cuatro planes para eliminar a Muhammad y a su llamada al Islam».

Nabtal: «Cuál es la primera?»

Pinhas: «Lo primero que debemos hacer es reencender la animosidad entre las tribus de Aws y Khazraj».

Shas: «Eso es verdad, Pinhas. Muhammad los ha reconciliado, y les hizo olvidar su antigua animosidad».

Nabtal: «Nosotros solíamos beneficiarnos de esa hostilidad antes de que se convirtieran al Islam, y deberíamos beneficiarnos más aun ahora que se han convertido».

Nabtal: «Hoy nos beneficiaremos aun más».

Shas: «Cuál es el segundo plan, Pinhas?»

Nabtal: «No daremos los depósitos en nuestra posesión a los comerciantes y a los hombres ricos que se convirtieron al Islam».

Nabtal: «Bien hecho, Pinhas, lo has hecho bien».

Shas: «Éste es un castigo práctico para cualquiera que se atreve a abandonar su religión y se une a la religión de Muhammad, sin tener en cuenta si él es politeísta, cristiano, o judío».

Nabtal: «Al mismo tiempo, es una manera simple de poner nuestras manos en estos depósitos y agregarlos a nuestra riqueza».

Shas: «Qué significa el tercero, oh gran rabino?»

Esparciendo falsos rumores sobre el Islam

Pinhas: «El esparcir rumores falsos sobre el Islam».

Shas: «Excelente. De maravilla. Y el cuarto?»

Pinhas: Inventar historias falsas que dañarán a los musulmanes».

Shas: «No, no, Pinhas. Eso será duro de hacer».

Pinhas: «Pero es la más fácil de las cuatro maneras».

Shas: «Cómo puede ser?! Ellos se juntan, y cooperan, como si fueran uno».

Nabtal: Empecemos a ejecutar la primera y la segunda propuesta».

[…]

Cambios de escena: Shas y Nabtal están afuera y ven a un conocido acercándose.

Nabtal: «Aquí está Amru bin Al-Nu’man Al-Baiyadi».

Shas: «Sí, es él».

Nabtal: «Es tiempo de llevar a cabo la primera parte del plan que ideaste para reencender la vieja hostilidad entre los Aws y los Khazraj. Él pertenece a la tribu Khazraj. Los Aws mataron a su padre en la Batalla de Bo’ath».

Amru se acerca a los dos.

Amru: «Mira quien está aquí… el Rabino Nabtal y el Rabino Shas».

Nabtal: «Bienvenidos, mi estimado amigo, hijo de un hombre querido».

Shas: «Cómo estás, mi niño?»

Amru: «Le agradecemos a Alá por la gracia del Islam».

Nabtal: «Vi que caminabas de brazos ayer con Abdallah Al-Khudheir de la tribu Aws».

Amru: «Él es mi querido amigo».

Nabtal: «Tu querido amigo?! No puedo creer lo que estoy escuchando».

Amru: «Por qué no?»

Despertando hostilidad entre los musulmanes

Shas: «Te has olvidado lo que su padre, Khudheir, le hizo a tu padre, Nu’man? Le dio muerte. No sólo lo mato, sino que mutiló su cadáver abominablemente».

Amru: «Cierto, pero el Islam ha lavado las hostilidades del pasado, y nos ha unido en amistad, amor, y hermandad».

Nabtal: «Amistad, amor, y hermandad hacia alguien cuyo padre mató a tu padre y mutiló su cadáver?! Acuchilló el estómago de tu padre, y le sacó el hígado».

Amru: «Suficiente, suficiente. No quiero oír más tal incitación».

Nabtal: «Yo era el amigo de tu padre, así que estaba triste de verle caminar con el hijo del asesino de tu padre, y luego llamarlo tu querido amigo».

Shas: «No, Amru. No. no es apropiado para ti decir tales cosas que reducen tu masculinidad, tu honor, y tu valor, que todos nosotros conocemos y valoramos».

Abdallah bin Al-Khudheir se acerca a su amigo Amru y le extiende su mano.

Abdallah bin Al-Khudheir: «Hola, mi buen amigo».

Amru: «Suficiente con esta hipocresía. Saca tu espada».

Amru saca su espada.

Abdallah: «Increíble! que ha pasado?»

Amru: «Si no sacas tu espada y me combates, te mataré ahí mismo!»

Abdallah: «No explicarás este cambio sorprendente en nuestra relación?»

Amru: «No tengo tiempo para explicar».

Abdallah: «Luego me obligaste a hacer algo que no quiero hacer».

Una lucha de espadas se sucede entre Amru y Abdallah, mientras Nabtal y Shas observan alegremente.

La escena cambia de vuelta al padre y los hijos.

El padre: «Los judíos estaban muy interesados en despertar las viejas hostilidades entre los Aws y las tribus Khazrij de Yathrib».