En ocasión al ‘Eid Al-Adha, escritores sauditas reformistas publicaron varios artículos críticos en referencia al carácter de las celebraciones de las festividades en Arabia Saudita y en la actitud musulmana hacia las fiestas de los no-musulmanes. En un artículo publicado el 1 de enero del 2007 en el portal reformista www.metransparent.com, el escritor saudita Raed Qassem se quejó por la triste atmósfera que atraviesa Arabia Saudita durante las festividades, y culpó a las autoridades religiosas – por su prohibición a la música y el entretenimiento – para la celebración de la festividad. [1] Un artículo publicado el 26 de diciembre del 2006 en el portal reformista www.elaph.com, del autor saudita y redactor Hani Naqshabandi, criticó la costumbre conservadora que prohíbe a los musulmanes el desearle unas felices fiestas a los no-musulmanes durante los últimos días santos, y argumentó que las festividades deben ser celebraciones universales disfrutadas por los miembros de todas las fe. [2]

Lo siguiente son extractos de los artículos:

Escritor saudita Raed Qassem: En nuestro conservador país, las festividades son tristes y monótonas

«Las festividades [musulmanas] son festivales religiosos, pero su importancia transciende sus aspectos religiosos para que se conviertan en ocasiones de alegres celebraciones públicas. Todos los individuos y clases [sociales] toman parte en la [celebración del] ‘Eid de acuerdo con las costumbres locales. El Nuevo Año cristiano fue originalmente [una celebración del] cumpleaños de Cristo, pero esta celebración asume varios aspectos festivos, ya que el cumpleaños de Cristo marca el principio de un nuevo año y el fin del año anterior. En el Islam, ‘Eid Al-Fitr marcas el comienzo de un nuevo año y el fin del Ramadan, [e.d.] la realización del ayuno que a los musulmanes se les ordena que lleven a cabo una vez cada año lunar, mientras el ‘Eid Al-Adha marca el final de la peregrinación a la Meca, un deber religioso que todo musulmán debe cumplir por lo menos una vez durante su vida. [Pero] la celebración de [estas fiestas] transciende su importancia religiosa y se convierte en [una expresión de] alegría, optimismo y armonía social y humana.

«En Occidente, la Navidad y el Día de Nuevo Año son marcados por celebraciones a gran escala y carnavales. En casi todos los pueblos, hay celebraciones de acuerdo con las costumbres sociales locales. Un amigo mío que vive en una ciudad en Europa me dijo que todos los años toma parte en las celebraciones del Año Nuevo, que incluyen un rezo a media noche y corales religiosas realizadas por artistas famosos. Hay festividades que duran varios días, y los empleados en la mayoría de los lugares de trabajo público y privados se toman unas vacaciones de Navidad, pagadas.

«Pero aunque parezca extraño, en nuestros devotos y nauseabundos países conservadores, los días del ‘Eid siempre son sombríos. De hecho, nuestras ciudades [realmente] se convierten en pueblos fantasmas! Mientras camino por mi ciudad natal de Qatif [en Arabia Saudita], no puedo ni siquiera ver ninguna luz que [decora] las calles. Las calles están desiertas salvo algunos transeúntes. Los mercados están cerrados y todo es sombrío y triste. El tiempo frío se agrega a la terrible tristeza y oscuridad que atraviesa esta ciudad religiosa. ¿Por qué no hay ninguna celebración de las festividades? ¿[Por qué no hay] carnavales, festivales o entretenimientos? Vi un anuncio para una celebración en uno de los suburbios, pero sólo era para hombres. Yo sugiero que [van incluso más allá] y limitan a los hombres de cierta edad, y le prohíben la entrada a los niños y a los jóvenes. La combinación de jóvenes y adultos podría llevar a una [conducta] depravada, y si tal una cosa pasara, deben evitarlo cueste lo que cueste!

«Durante el ‘Eid, la Autoridad para la Promoción de la Virtud y Prevención del Vicio prohibió una obra en uno de los distritos por razones inciertas, y durante la última festividad, prohibió canciones populares y celebraciones en Jeddah. Las clases gobernantes padecen de una obsesión religiosa. Le temen a todo, y cualquier cosa nueva los vuelve locos. En sus ojos, una ‘celebración del Eid que reúne a [gente] de todas las clases [y sexos], sin discriminación… significa depravación. Los muchachos y las muchachas jóvenes podrían mezclarse, lo qué llevaría al acoso sexual! La solución es prohibir las celebraciones en su totalidad. Y si hay celebraciones… deben ser celebraciones tradicionales, que no atraen a la gente joven que anhelan por un cambio. Y no debe haber ninguna innovación en lo absoluto [en estas festividades], debido a los tabúes en las mentes de la gente.

«Durante las fiestas, nuestro país es tan sombrío que muchos de sus habitantes viajan a Bahrein y a los EAU, o para países turísticos tales como Egipto y Malasia. Allí ellos pueden ir al cine y asistir a obras y a festivales de canciones. También pueden asistir a las celebraciones de las festividades públicas y a [otras] festividades en los centros comerciales sin ningunas limitaciones, preocupaciones o pretensiones. Hombres y mujeres solas, así como también familias de todas las culturas, son bienvenidos [a comer] en los mismos restaurantes.

«[En esos países], la atmósfera es abierta y nada está prohibido, mientras que en [nuestras] sombrías ciudades religiosas, nuestras obras, cines, festivales y conciertos están [todos] prohibidos. Las celebraciones públicas son [consideradas] como una [forma de] perversión. ¿Cómo celebra la gente religiosa? Realizan los rezos de la festividad, visitan a sus padres, matan a una oveja y le regalan la carne al pobre, y [luego] llevan a sus familias a pueblos cercanos. Allí cenan juntos en restaurantes que están restringidos a las familias para que no se encuentren con nadie [más]. Son las [autoridades] religiosas que imponen esta forma de celebración en nosotros…

«Las ciudades conservadoras están casi vacías durante las fiestas. ¿A dónde van sus habitantes? Van a ciudades dónde los valores liberales prevalecen, pero [al mismo tiempo], critican [estos valores] que van en contra de sus [propias] creencias conservadoras. Ellos se disfrutan a si mismos lejos de la rigidez de sus vidas cotidianas, y después de la festividad, regresan a sus rutinas diarias. Y cuando se les pregunta si les gustaría que sus pueblos tengan celebraciones como estas que tienen lugar en los [pueblos]… – siempre responden ‘no’, argumentando que tienen sus propias costumbres, sus valores, sus hábitos y sus tradiciones. Ésta es una obvia contradicción.

Nuestros regímenes son despóticos y opresivos – y nuestras celebraciones reflejan [la naturaleza] de nuestros regímenes

«Una vez estuve hablando con un hombre recién casado que quería entrar en un matrimonio temporal de [placer] con otra muchacha. Yo le pregunté si pensaba que este tipo de matrimonio por [placer] estaba permitido, y él contestó ‘sí.’ Así que le pregunté: ‘Si su hija o hermana quisieran entrar en un matrimonio temporal, estaría usted de acuerdo?’ Él pensó por un momento y [luego] contestó: ‘No. es imposible’. Las sociedades religiosas exhiben una contradicción flagrante y peculiar: Lo que es permitido en los cimientos religiosos está prohibido en los cimientos sociales. Y lo que es permitido en los cimientos sociales está prohibido en los cimientos religiosos. Las celebraciones de ‘Eid están basadas en leyes religiosas y en códigos sociales que regulan la vida de los individuos y la comunidad. Todo [en nuestros países] está basado sobre estas regulaciones…

«Nuestros regímenes son despóticos y opresivos – y nuestras celebraciones reflejan [la naturaleza] de nuestros regímenes. De esta forma, todas las formas de despotismo, opresión y extremismo son reflejadas en la triste y ansiosa [atmósfera] que penetra nuestras ciudades durante las fiestas religiosas. El mejor ejemplo [de esto] es [el hecho] que miles de personas de ciudades conservadoras salen de [sus casas] durante las festividades y viajan a ciudades liberales que permiten una medida de libertad, así como también la armonía individual y humana a los visitantes y a los habitantes. Dejando sus casas temporalmente [de esta manera, esta gente] implícitamente converge de que no acepta la tiranía de las autoridades religiosas que oprimen sus ciudades y reprimen su [estilo] de vida.

«Deseo que nosotros musulmanes podamos celebrar el nacimiento de Cristo, que nuestras instituciones religiosas y civiles lleven salutaciones al mundo entero en esta festividad! ¡Si sólo mi gente pudiera celebrar el ‘Eid en su patria, para que el Eid fuese más agradable aquí! ¿Cuándo podré yo ver obras de teatro y películas, ir a los hermosos carnavales, y asistir a conciertos de música y de canto? ¿Cuándo habrá celebraciones de festividades a las que asistan todos, sin discriminación? ¿Cuándo veré yo las reuniones populares durante el ‘Eid, asistidos por [gente de] todos los sexos y clases, todos ellos expresándose libremente con palabras de amor y fidelidad [a sus verdaderos valores] o a su consciencia [individual]? ¿Cuándo brillara la felicidad en los rostros de la [gente de todas] las clases? ¿Cuándo conocerá mi país la alegría? ¿Cuándo podré yo ver una sonrisa en los labios y en los ojos de nuestro pueblo? Cuándo seremos libres?»

Redactor saudita Hani Naqshabandi: «nuestra religión… nos permite desearle a los [no-musulmanes] unas felices fiestas e incluso tomar parte en sus celebraciones»

«Cuando fui niño, mi familia me prohibió desearles a los [cristianos] una Navidad alegre y feliz, diciendo que esto era una [forma de] herejía. Cuando crecí, esta prohibición permaneció fuerte, pero la rompí. De hecho, nunca estuve convencido que el desearle a [los no-musulmanes] unas felices fiestas era una desviación de la fe [musulmana]. Al contrario, creo que [nuestra] religión, por su propia esencia, [nos] permite desearle a los [no-musulmanes] unas felices fiestas e incluso tomar parte en sus celebraciones.

«Por consiguiente, le deseo a todos los cristianos alrededor del mundo una feliz Navidad, así como le deseo a todos los musulmanes un feliz ‘Eid al-Adha. Las dos fiestas convergieron este año, y deseo que nosotros [e.d. los musulmanes y cristianos] también puedan converger de la misma manera o por lo menos podamos acercarnos los unos a los otros!

«Diciendo esto, recuerdo un artículo que leí en la [edición de] ayer de Seven Days (Siete Días), un diario que se edita en Dubai. El artículo dijo que un sacerdote cristiano italiano el [Padre Eugenio], quién ha estado viviendo en los EAU durante más de 30 años, está organizando una gran celebración de [Navidad] [que tendrá lugar] en una iglesia en la región de Jabal ‘Ali en Dubai. A la celebración asistirán unos 4,000 [extranjeros] que trabajan en Dubai, incluyendo a muchos que no tienen ningún familiar [allí]. [Durante la celebración] en la iglesia, habrán padres y familia entre si. Será como una [gran] familia… Lo que mueve de este artículo fue que la invitación abierta del sacerdote italiano estaba dirigida a todos: a cristianos y miembros de todas las otras religiones: musulmanes, hindúes, budistas, politeístas y otros…

«[En contraste], en nuestros países musulmanes, los sunnis no felicitan a los chi’itas en sus fiestas y no buscan estar cerca de ellos. De hecho, ni [siquiera] los invitan a sus casas durante las festividades, o en ningún otro día. [Así que] se dice que nosotros no invitamos a los cristianos a [tomar parte] en nuestras celebraciones en las mezquitas y en los centros religiosos. Solos hemos hecho nuestro a Alá.

«Tomemos una lección del Padre Eugenio, [que dice] que Dios le pertenece a todos, que la iglesia es la casa de Dios, que la Navidad es una celebración [universal] más de lo que es una fiesta religiosa, y que nadie debería tener hambre, ser miserable, o estar solo en este día, cualquiera que sea su religión. Si éste es un acto misionero [por parte del Padre Eugenio], entonces yo deseo que nosotros pudiéramos predicar [nuestra religión] de la misma manera en lugar de acusar a otros de herejía, y cortarles las cabezas.

«Unas felices fiestas a los cristianos, musulmanes, hindúes, budistas, y a todos».


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