De acuerdo a recientes informes en la prensa saudita, el Ministerio del Interior saudita ha puesto en libertad a 11 presos que participaron en su programa Munasaha, un programa de asesoramiento y orientación para los prisioneros de seguridad establecido por el ministerio en el 2003 con la intención de alentarlos a renunciar a sus creencias extremistas. [1] Un portavoz del Centro de Atención y Orientación Príncipe Muhammad Bin Naif, donde se lleva a cabo el programa Munasaha, dijo que los prisioneros liberados participaran en un programa de seguimiento orientado a la rehabilitación emocional y a la reintegración en la sociedad. [2]
Al mismo tiempo, los medios de comunicación informaron que dos agentes sauditas de Al-Qaeda, Al-Jaber Al-Fayfi y Bader Al-Shihri, han sido extraditados a Arabia Saudita – el primero de Yemen y el segundo de Pakistán – habiendo solicitado el retorno a sus patrias. Según informes, Al-Fayfi, ex detenido de Guantánamo, había participado en el programa Munasaha después de su liberación de la prisión estadounidense, pero se reincorporó luego a Al-Qaeda. Este ahora se ha entregado a las autoridades sauditas contactando con el Centro de Atención y Orientación directamente y pidiendo el regreso al país. [3]
A raíz de estos informes, varios editoriales aparecieron en la prensa saudita describiendo la extradición de Al-Fayfi y Al Shihri como un signo de debilitamiento de Al-Qaeda y como una señal de éxito de la política de Arabia Saudita en la guerra contra el terrorismo, incluyendo el programa Munasaha del Ministerio del Interior. En contraste, varios columnistas sauditas criticaron el programa, afirmando que Arabia Saudita está mostrando una indulgencia excesiva hacia los extremistas que se rinden a las autoridades y está gratificándolos innecesariamente por su «arrepentimiento» – en especial teniendo en cuenta que muchos de ellos eventualmente regresan al terrorismo.
En el siguiente artículo se encuentran varias reacciones al tema:
Terroristas sauditas buscados se entregan a las autoridades
El 15 de octubre del 2010, Jaber Al-Fayfi, un agente de Al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) y uno de los 85 saudíes buscados por terrorismo, se entregó a las autoridades saudíes después de haber contactado al Centro de Atención y Orientación Príncipe Muhammad Bin Naif. En una conversación con un representante del centro, este expresó su remordimiento por sus acciones pasadas y el deseo de entregarse y regresar a su hogar en Arabia Saudita, diciendo que los saudíes que se habían unido a Al-Qaeda habían sido mal encaminados por la organización. Después de que el gobierno de Arabia Saudita y las autoridades de seguridad yemeníes coordinaron su regreso, Al-Fayfi fue extraditado a Arabia Saudita.
Un comunicado difundido por el portavoz del Ministerio del Interior Mansour Al-Turki el día de la extradición declaro que después de su liberación de Guantánamo, Al-Fayfi se ha sumado al programa de orientación, pero que después se rejuntó con Al-Qaeda, al igual que muchos otros saudíes que habían sido atraídos por la organización. Al-Turki pidió a los saudíes reconocer la maldad de sus formas de actuar y entregarse a las autoridades, asegurando de que si lo hacen será «tomado en cuenta cuando sus casos fuesen revisados». [4]
En un caso similar, Bader Al-Shihri, otro saudita buscado por vínculos con Al-Qaeda, quien al parecer estuvo activo en Pakistán, Afganistán e Irán, se entregó por igual a las autoridades sauditas. Mansour Al-Turki, dijo que los casos de Al-Fayfi, Al-Shihri y numerosos otros terroristas saudíes quienes se habían entregado por su propia voluntad indican un creciente nivel de conciencia y comprensión por los métodos engañosos utilizados por Al-Qaeda respecto a sus agentes. [5]
A repatriado de Guantánamo se le realiza una boda suntuosa
El 13 de octubre del 2010, el diario saudita Al-Watan informó sobre la boda de Khaled ‘Abd Al-Rahman Al-Ju’aid, quien fue liberado de Guantánamo en el 2003, junto con muchos otros saudíes. Según el diario, tras su puesta en libertad Al-Ju’aid se unió al programa Munasaha en la Centro de Atención y Orientación, pero se le permitió ir a su casa por vacaciones y eventos familiares. Este fue puesto en libertad del centro el pasado Ramadán, después que su rehabilitación fue declarada «muy exitosa».
El 27 de octubre del 2010 una suntuosa boda fue arreglada para él, al que asistieron funcionarios del Ministerio del Interior quienes le hicieron entrega de un bono especial de 250.000 riales del Príncipe Muhammad Bin Naif y un «regalo» del centro. A la boda también asistieron algunos de los compañeros de prisión de Al-Ju’aid, cuya situación, según el informe, mejoró considerablemente después de que participaron en el programa Munasaha.
El informe agregó que la familia de Al-Ju’aid agradeció al Príncipe Muhammad Bin Naif en la boda por hacer que su hijo retornara a ellos y velar por todas sus necesidades y ayudarlo a reanudar una vida normal. El predicador Abdallah ‘Al-Sukhairi, quien también asistió, condenó la «ideología aberrante» y pidió a todos los presentes defender la seguridad de su patria. [6]
Khaled Al-Ju’aid saliendo del salón de bodas
Los extremistas merecen ser castigados, no premiados
El columnista Jamil Al-Thiyabi condenó la política saudita de concesión de indultos y otros beneficios a los extremistas que pretenden cambiar sus puntos de vista. En un artículo en el diario londinense Al-Hayat, escribió: «… Ya que el Rey Abdalá anunció que [perdonaría] a los activistas de los grupos aberrantes [es decir, extremistas], con la condición de que se entreguen y vuelvan al buen camino, un gran número de presos han sido liberados, después de que el Ministerio del Interior encontró que su comportamiento había mejorado.
«Pero [sabemos que] las personas buscadas por razones de seguridad y los presos liberados de la prisión de Guantánamo, quienes fueron emocional y socialmente rehabilitados y recibieron orientación especial en el Centro de Atención y Orientación Príncipe Muhammad Bin Naif, retornaron a Al-Qaeda y más tarde se entregaron a si mismos de nuevo, tal como en el caso de Muhammad Al-‘Awfi y Jaber Al-Fayfi… Por desgracia, algunos de los [extremistas] vieron este perdón como debilidad [por parte de las autoridades saudíes]… y por lo tanto mintieron y se aprovecharon de este. Y así, después de [pasar por] la orientación su situación mejoró, fueron puestos en libertad – [sólo] para volver a Al-Qaeda, a las [operaciones] de colocación de bombas contra el estado y aterrorizando al pueblo. Esta cuestión exige una investigación, teniendo plenamente en cuenta, la causa por la cual [estos prisioneros regresan al terrorismo].
«Recientemente, dos personas requeridas por razones de seguridad se entregaron por propia cuenta: Bader Al-Shihri, [quien regresó] de Pakistán, y Jaber Al-Fayfi, [quien regresó] de Yemen. [Al-Fayfi] entró al programa de rehabilitación después de ser liberado de la prisión de Guantánamo, pero escapó [del Centro de Atención y Orientación] y se unió a Al-Qaeda en Yemen junto con su amigo Al-Shihri [y luego se arrepintió una vez más al darse cuenta] del grado de engaño de la organización y sus malvadas intenciones, o lo que [este] afirmó.
«El gobierno saudita ha recibido a estos repatriados, haciéndose la vista gorda ante sus errores y les ha provisto con tratamiento, albergue y una vida respetable. Pero existe preocupación y una posibilidad de que puedan [traicionar] a la nación por tercera vez, al igual que el [atacante] suicida ‘Abdallah ‘Asiri, quien llevó a cabo el fallido intento de asesinato contra el Viceministro del Interior, Muhammad Bin Naif, después de que supuestamente mostró arrepentimiento y cambio su forma de pensar. [‘Asiri] rechazó el perdón que le fue ofrecido con el fin de cambiarlo por la daga de la traición y el engaño, hasta que su cuerpo fue [enterrado] en el agujero que este había cavado [para su supuesta víctima]…
«No me opongo al programa de orientación, ya que las ideologías [extremistas] deben ser combatidas con ideologías [moderadas], pero es necesario asegurarse de que [los extremistas] se han [realmente] recuperado de su criminal enfermedad, de modo que no [continúen] representando una amenaza a los que les rodean. [Además], me opongo a que el gobierno mime a estos criminales apoyándolos con pagos mensuales, el manejo de [sus asuntos], el pago de sus gastos de matrimonio y con proveerles alojamiento especial – y esto al mismo tiempo que otros jóvenes sauditas sufren de desempleo y no pueden encontrar una vivienda para sí mismos o para sus familias…
«[Los terroristas] deben entender que las puertas del perdón no están totalmente abiertas y esperando a que estas personas honorables y sus historias de cómo fueron engañados, [sólo] para que [el estado y sus ciudadanos] puedan demostrar la tolerancia de su rechazo, locura y terrorismo. Estos deben comprender de que es imposible tener una actitud tolerante hacia alguien que es de por si intolerante… y que no puede haber perdón para aquellos que no aprecian su [valor]… El que socava la seguridad de los ciudadanos [sauditas] merece castigo en lugar de recompensa, estímulo, reeducación y [tolerancia por su] excusa de que fue conducido por mal camino». [7]
El programa de orientación es improductivo
Declaraciones similares fueron hechas por el columnista saudita Nasser Al-Sarami, quien dudó de la eficacia del programa de orientación y cuestionó las cómodas y cálidas condiciones de apoyo a los que los extremistas que participan son tratados. En un artículo en el diario saudita Al-Jazirah, este escribió: «¿Cómo podemos [nosotros] albergar a terroristas en dormitorios confortables, con programas de cultura y deportes y luego buscarles pareja, encontrarles trabajo y apoyarlos financieramente?! La [simple] noción parece extraña e incluso aterradora para cualquiera que haya estado expuesto al terrorismo y sus acciones. Por otra parte, ¿cómo puede un estado que ha sido tan grandemente perjudicado [por] el terrorismo tratar a esos llamados terroristas generosamente, [en un deseo] de seducirlos a que [renuncien al terrorismo]…
«[En las últimas décadas] se han producido 257 [actos de terrorismo en Arabia Saudita], en el que 67 [sauditas] fueron asesinados y 381 heridos. Entre los residentes [extranjeros], 257 fueron muertos y 384 heridos. El daño a la propiedad privada y pública se [estima en] más de 600 millones de riales – la destrucción de la economía es uno de los principales objetivos del terrorismo – y las pérdidas causadas por [la disminución de] las inversiones tanto en el país y en el extranjero debido al [terrorismo] en el período comprendido entre el 2003 y el 2008 se han estimado en unos 30 millones de riales. Mientras tanto, 180 millones de riales se han presupuestado para el [programa] de orientación. La idea es asombrosa, incluso para los países progresistas [y] desde el primer momento parece contradecir [la política anti-terrorismo] saudita. ¿Es posible que un terrorista sea considerado una víctima, en luz a la magnitud de la pérdida antes mencionada?
«El informe de la liberación de los [11 ex] participantes del [programa de orientación en] el Centro de Atención y Orientación Muhammad Bin Naif ha renovado el debate [público] sobre la efectividad del programa [de] orientación, en luz del regreso de los participantes anteriores a sus malvados caminos. ¿Es posible limpiar a [estos terroristas] de creencias que están profundamente arraigadas en sus mentes? ¿Son ellos víctimas de estas creencias, o campeones [de estas creencias?] La verdad es que el programa de orientación ha demostrado en repetidas ocasiones que la idea de la violencia y el terrorismo penetran en el cerebro de aquellos que se unen a las organizaciones [terroristas], así como una fuerte droga eclipsa la razón, arraigándose profundamente dentro de sí misma dentro de [sus mentes] y motivando sus acciones. Por lo tanto, su sentido común es [usurpado por] pensamientos mecánicos encaminados a aplicar lo que se considera el ‘Jihad’ – un acto sagrado que dará lugar a las vírgenes del eterno Paraíso…» [8]
[1] Véase la serie de informes Investigación y Análisis No. 260, «Reeducación de extremistas en Arabia Saudita», 18 de enero del 2006, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=ia&ID=IA26006.
[2] Al-Hayat (Arabia Saudita), 13 de octubre, 2010.
[3] Al-Watan (Arabia Saudita), 16 de octubre del 2010, 20 de octubre, 2010.
[4] Al-Watan (Arabia Saudita), 16 de octubre, 2010.
[5] Al-Watan (Arabia Saudita), 20 de octubre, 2010.
[6] Al-Watan (Arabia Saudita), 29 de octubre, 2010.
[7] Al-Hayat (Londres), 25 de octubre, 2010.
[8] Al-Jazirah (Arabia Saudita), 24 de octubre, 2010.