Redactores sauditas han hablado recientemente contra la opresión a las mujeres en su país. Denunciaron a los predicadores sauditas que esparcen nociones negativas sobre las mujeres en sus sermones, criticaron las innumerables limitaciones impuestas sobre las mujeres en Arabia Saudita, y criticaron las normas de la sociedad saudita respecto a la relación entre marido y mujer.
Lo siguiente son extractos de algunos de los artículos:
Predicadores esparcen nociones distorsionadas sobre las mujeres
La redactora Dra. Hasna Al-Quna’ir escribió en el diario saudita Al-Riad: «Las mujeres son víctimas del discurso de [los predicadores]… [qué sirve] para condenarlas y demostrar que son inferiores [a los hombres] en su devoción y en sus [habilidades] mentales, [basadas en] una distorsión desvergonzada del hadith del Profeta…
«Nuestros canales de televisión están llenos de antiguos y nuevos predicadores que convergen sus puntos de vista directamente al público… Contestando [las preguntas de los espectadores], estallaron con acusaciones contra miembros del sexo [femenino]. Ellos acaloran las emociones de los espectadores, rogándoles que defiendan las virtudes que las mujeres corrompen…
«Un ejemplo es la respuesta dada por uno de los predicadores [a un espectador que preguntó] sobre consultar con su esposa y buscar su consejo. [El predicador le dijo]: no consulte con ella, porque ella es emotiva y sus opiniones no son válidas… Como evidencia, citó el hadith del Profeta [qué dice]: ‘una tribu que nombra a una mujer [como líder] no tendrá éxito’… Muchos predicadores se niegan a reconocer que este hadith… fue proferido en circunstancias históricas [específicas] y en un contexto particular. El Profeta nunca quiso decir que esto fue una decisión que aplica a todas las mujeres, en todo lugar y en todo momento…
«Otro predicador incitó a padres, hermanos y maridos en contra de sus hijas, hermanas y esposas, diciendo que una muchacha a la que no se le golpee desde una edad temprana crece para siendo una mujer rebelde, difícil de controlar… Este predicador [también] dijo que una mujer que sale de su hogar sin un velo es como [una mujer] que sale desnuda. Él le advirtió a las mujeres musulmanas contra el llevar puesto su abayas [un vestido largo] alrededor de sus hombros [en lugar de cubrirse la cabezas también], diciendo que ésta era la razón principal por el cual las mujeres son seducidas y caen [en el pecado]… Hubo [un predicador] que le advirtió a las mujeres a no darle la mano a un hombre, diciendo que, según uno de los jeques, una mujer que le da la mano a un hombre que no sea su marido es culpable de… ‘adulterio de la mano’…
«La pregunta es por qué algunos musulmanes han [desarrollado] este deshumanizador punto de vista de las mujeres que no respeta la humanidad y el honor de [ellas]. [Esta situación] proviene del desatender factores importantes… tales como las circunstancias históricas y el contexto específico que formaron el trasfondo para algunas de las leyes religiosas y regulaciones que [discriminan] contra las mujeres. También brota del fracaso para distinguir entre los deberes religiosos pertinentes a los rituales – qué pueden estar sujetos a principios absolutos – y reglas de conducta, que son polémicas y no están sujetas a leyes absolutas, tales como [la costumbre de] cubrirse la cara…
«Esto es lo que condujo a estos puntos de vista distorsionados y al [desarrollo] de modelos rígidos de pensamiento respecto a mujeres que no están abiertas al debate, y qué son aceptadas por los seguidores y estudiantes [de estos predicadores] quiénes endosan puntos de vista extremistas. La mujer es la víctima de esta cultura insular, y su única salvación sería una reorganización de la estructura cultural de toda [nuestra] sociedad. [1]
Las mujeres sauditas están sujetas a innumerables prohibiciones
La redactora saudita Fatima Al-Faqih examinó la cuestión de discriminación contra las mujeres, intentando evaluarlo de una manera detallada y objetiva. Ella escribió en el diario saudita Al-Watan:
«Están las mujeres sauditas realmente privadas [de sus derechos]? [Se] les prohíbe conducir, les está prohibido viajar sin permiso, les está prohibido quedarse sola en un hotel sin permiso, se les prohíbe ponerle nombres a sus propios hijos sin el consentimiento de [un hombre]… se les prohíbe sacarse un pasaporte sin permiso… se les prohíbe dejar sus hogares sin permiso… se les prohíbe tomar un trabajo sin permiso… se les prohíbe cambiar el color de su abayas, se les prohíbe ir a la escuela o a la universidad sin permiso… se les prohíbe comprar acciones o abrir una cuenta [bancaria] en nombre de sus hijos sin permiso.
«[A una mujer] no se le permite exponer su rostro en algunas ciudades del reino… [A ella] no se le permite casarse sin permiso… no se le permite estar casada si [uno de] sus parientes masculinos decide que el linaje [tribal] de su marido es inferior al suyo… no se le permite divorciarse sin disculparse y pagar una multa, no se le permite mantener a sus hijos después del divorcio, a menos que consiga el permiso… no se le permite mantener una alta posición en los sectores privados o públicos, no se le permite votar o optar por cargos públicos… no se le permite viajar sola con un chofer… no se le permite incomodar a su marido, y finalmente, la voz de una mujer es considerada [una forma de] deshonra, y se le prohíbe que hable en público, para que sus asuntos permanezcan envueltos en un secreto.
«Un investigador [estudiando las limitaciones en las mujeres] [probablemente] se detendría aquí, ya que la lista es interminable, y ya que concluiría que cualquiera que dude de [la injusticia] infligida en las mujeres o le falta consciencia o deriva algún beneficio de la discriminación. El daño [causado por esta discriminación] es obvio, y la solución ha sido retardada, causando que el problema crezca [incluso] de una forma más severa. Existe una necesidad de una intervención inmediata para detener el deterioro». [2]
Una mujer saudita vive en constante temor
La redactora Dra. Maha Al-Hujailan criticó las normas de la sociedad saudita dónde una mujer debe vivir en constante temor de que su marido pueda tomar a otra esposa. En un artículo en Al-Watan titulado «la Intimidación de las Mujeres en Nuestra Sociedad», ella escribió: «Nuestra cultura descansa sobre varios valores básicos de la vida familiar, incluyendo la suposición de que una mujer debe vivir en un miedo constante a un hombre. Esto es especialmente cierto cuando ella se casa, ya que constantemente debe sufrir de angustia mental y psicológica, temiendo que su marido pueda tomar a otra esposa.
«Según [nuestra] cultura, [sólo] una mujer que vive en esta clase de temor y angustia cumple propiamente su papel como esposa, mientras una mujer que se siente segura que su marido no tomará a otra esposa llega a menospreciar a su marido y a su vida familiar… Esta cultura causa que las mujeres se sientan inferiores mental y psicológicamente, como un niño problema que debe ser supervisado, intimidado y castigado constantemente para que realice sus deberes.
«En nuestra cultura, una mujer ejemplar, inteligente, y bien educada es una que cumple su deber fuera del constante miedo… de que su marido tomará otra esposa, ya que está desvalida [para prevenir esto]. [se supone que] si no fuera por esta amenaza abierta o encubierta, la mujer no se comportara.
«Sin duda, es [nuestra] realidad social lo que reforzó esta noción y la convirtió en una [norma] aceptada entre hombres y mujeres por igual. Algunas mujeres fueron criadas en esta cultura, y [sus normas] se han vuelto parte de su equipaje mental y psicológico. Quizás esta [educación] les ha causado creer que un buen hombre que las respeta no es nada más que un hombre débil e inestable… En su opinión, un hombre ideal es uno violento que humilla a su esposa. Éste es el ideal sostenido por la sociedad en la que fueron criadas». [3]