‘Abdallah Nasser Al-Utaibi, columnista del diario saudita con sede en Londres Al-Hayat, publicó un artículo criticando a los predicadores sauditas que se dedican a predicar el odio, oran por la destrucción de los cristianos y los judíos, llaman al jihad, y alaban las acciones de Al-Qaeda en todo el mundo – excepto las acciones en Arabia Saudita, que estos condenan. Según Al-‘Utaibi, el estado debería proveerle a los predicadores, empleados por estos con sermones aprobados con el fin de evitar que propaguen el extremismo.

Lo siguiente son extractos del artículo:[1]


‘Abdallah Nasser Al-‘Utaibi[2]

«He tomado la costumbre de ir a una mezquita lo bastante alejada de mi vecindario para cumplir con mis oraciones de los viernes, a fin de escapar de las tres mezquitas cercanas a mi hogar, debido a las'[posturas] de los imams sobre diversos temas.

«Ante los ojos del predicador, un sermón es bueno sólo cuando este se aprovecha de cada oportunidad para hablar de las teorías de ‘conspiración contra los musulmanes’. Este inicia el sermón alabando y agradeciendo a Alá y llama a creer en Él. Luego rápidamente, toma el papel de víctima y comienza a gritar y a llorar por la humillación del umma y su debilidad ante los complots y ataques de los enemigos de Islam. Después de eso, se lanza una larga serie de maldiciones contra los instigadores de estos complots en el infiel Occidente o entre los musulmanes liberales, seculares y modernos que les siguen. Cada semana le pide a Alá que destruya a los judíos y cristianos y así demuestre que puede hacer milagros. Se espera que los feligreses digan amén y levanten la voz y las manos en oración por el cumplimiento de sus agresivas oraciones. Yo le sigo la corriente, pero pienso para mí: ¿Por qué este Imam ha reducido a esta poderosa religión a sólo orar por la destrucción de otros? ¿Por qué no les bendecimos en lugar de maldecirlos?

«El segundo predicador escribe sus sermones usando libros tradicionales que no benefician esta era. Este usa la retórica histórica que no es apropiada para la [era] presente y discute asuntos cuyo tiempo ya ha pasado… Este predica que la jihad es el pináculo del Islam y llama a los musulmanes en todas partes a unirse a las procesiones de combatientes del jihad para liberar a este mundo de la maldad y hacer suprema la palabra de Alá – y se espera que todos los musulmanes digan amén, yo le sigo la corriente, pero me digo a mí mismo: ¿Qué pasaría si las esperanzas de este predicador se hicieran realidad y los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China, Corea y Japón capitularan ante los ataques suicidas… por los combatientes jihadistas en todo el mundo? ¿Qué pasaría si esos santos benditos se apoderaran del mundo entero y controlaran la revolución industrial? ¿Qué sería de la cultura humana y la era tecnológica en la que vivimos ¿Cómo pueden estos atacantes suicidas dirigir el mundo y controlar sus recursos económicos con habilidad, cuando ni siquiera pueden hacerlo en sus propios países? Soy el único entre los feligreses que piensa que debemos: construir y desarrollar la tierra antes de pensar en el jihad, contribuir con la ciencia y el progreso en el mundo, y atraer [gente] a nuestra religión con nuestra superioridad cultural. Construir y desarrollar la tierra viene antes que el jihad, [porque] la alternativa es el atraso global en nombre del Islam, donde el propio Islam es totalmente inocente de esto.

«El tercer predicador utiliza su púlpito cada semana para atacar a los medios de comunicación. A veces habla de Al-Arabiya TV y su inclinación hacia el secularismo y la modernidad a costa de los islamistas, y pide a sus fieles no verlo. Otras veces habla de los canales locales y los acusa de difundir la cultura occidental y la promiscuidad en la sociedad. A menudo ataca a los columnistas de los diarios, describiéndolos en los más atroces términos y acusándolos de los peores pecados imaginables… Creo que se acerca el día cuando me reprenderá por mi nombre, delante de todos, especialmente después le escucharle maldecir a un amigo [mío] sólo por la opinión que [publicó] en uno de sus artículos.

«Huí de todas estas [mezquitas] por una que está lejos de mi casa, donde nunca había escuchado que el predicador maldijese a nadie… Este nunca hace [declaraciones] generales sobre Occidente o lo acusa de luchar contra el Islam y los musulmanes, y nunca dirige maldiciones hacia cualquiera, sea este grande y pequeño… Cada semana aborda un tema social relevante para la vida de la gente común… He estado yendo a una mezquita distante por un año, pero la semana pasada mis pies me llevaron a una mezquita cercana porque estaba retrasado…

«El predicador [allí] alabó a Alá y llamó a adherirse a Él… Y luego comenzó a discutir la complicada situación en Malí. Este transmitió los detalles del ataque imperialista occidental sobre las tierras de los musulmanes y expuso los motivos de la invasión de los cruzados a las tierras musulmanas. Luego bendijo a los combatientes del jihad en el campo y le pidió a Alá ayudar y socorrerlos e ir en contra de sus enemigos… Los fieles alzaron sus manos y dijeron amén, y yo hice lo mismo, pero en lugar de decir amén a sus palabras, me dije a mí mismo: ¿Son estos combatientes miembros de Al-Qaeda? Cómo puedo orarle a Alá para que les ayude en Malí, cuando rezo para que les traiga la derrota en Riad?! ¿No es Al-Qaeda Al-Qaeda en todas partes? ¿No [abraza] la misma ideología en Afganistán, Yemen, Malí y Riad? ¿No se da cuenta el predicador de esto? Tal vez, cuando se habla de Al-Qaeda en Riad se convierte en un empleado del Ministerio de Relaciones Islámico, mientras que [en otros casos] es un musulmán que ayuda a sus hermanos en todas partes, ya sean los opresores o los oprimidos. Somos los enemigos de Al-Qaeda cuando opera en nuestra zona, pero somos sus partidarios cuando combate a aquellos que percibimos como nuestros enemigos históricos?…

«La semana entrante regresare a mi mezquita distante, pero esto no me impedirá hacerle una pequeña sugerencia al Ministerio de Asuntos Islámicos [saudita] que pueda ayudar a aumentar la eficiencia de los sermones de los viernes y protegerlos de la ignorancia intencional y no intencional… Propongo que los predicadores reciban los sermones ya redactados [por el ministerio], ya que en última instancia son funcionarios públicos pagados para entregar el material aprobado por el ministerio, a diferencia de sus opiniones y creencias personales privadas. De esta manera podemos librarnos de opiniones e ideas extrañas y adoptar un enfoque islámico que exprese la autoridad del estado y su inclinación hacia el verdadero Islam, el cual está basado en la templanza, la tolerancia y la convivencia».


[1] Al-Hayat (Londres), 11 de febrero, 2013.

[2] Imagen: Al-Hayat.