En una reciente columna en el diario saudi Al-Jazirah titulada «Gracias América», Muhammad Al-Sheikh describió cómo las relaciones con los Estados Unidos han beneficiado a Arabia Saudita, mientras el nacionalismo árabe ha demostrado ser «una ideología destructiva».

La siguiente traducción del artículo de Al-Sheikh apareció el 18 de junio, 2005 en el diario saudi en idioma inglés Arab News (Noticias Arabes):

«Qué nos han dado los árabes a nosotros los saudis en comparación con lo que hemos ganado de nuestras relaciones con América? Yo sé muy bien que éste es un asunto sumamente sensible que muchos dudarían en confrontar; ellos están restringidos por una cultura de miedo que les impide confrontar de frente asuntos polémicos y sensibles.

«El difunto Rey Abdul Aziz, el fundador de la moderna Arabia Saudita, fue un estadista listo y perspicaz cuando escogió a los americanos en lugar de los británicos para que vinieran y encuentren petróleo en el Reino. Él hizo esto a pesar de que G. Bretaña para el momento era una fuerza importante en la región, con sus colonias y dependencias rodeando al reino infante. La política del momento más los legados coloniales de ambos G. Bretaña y Francia hicieron que el Rey Abdul Aziz se distanciara de ellos y mirara hacia el Nuevo Mundo.

«No mucho después de que los americanos y su especialización llegaron, el petróleo chorreaba de bajo las arenas del desierto y el desarrollo del moderno estado saudita comenzó.

«Seguido a la Segunda Guerra Mundial, los países árabes tuvieron que escoger entre dos sistemas globales diferentes – el comunismo o el capitalismo. El Rey Abdul Aziz escogió el capitalismo, Occidente, y América en particular. Gracias a esta relación que ha durado por más de seis décadas, nosotros los saudis pudimos invertir las ganancias públicas del petróleo en la construcción de nuestro país. El Rey Abdul Aziz colocó las bases para una política exterior saudi consistente que mantuvo los intereses del Reino sobre otras consideraciones.

«Éstas son las razones por la cual el Reino floreció mientras otros países fracasaron o estuvieron al borde del colapso. Esos países apostaron al peor caballo y no comprendieron que la supervivencia yace en el desarrollo económico y en la modernización. Ellos escogieron confinarse en un capullo y permanecer aislados del resto del mundo, cegados por las ilusiones de nacionalismo y otras falsas ideologías. Fue de hecho muy extraño oír a estos frágiles regímenes que se etiquetan a sí mismos progresistas mientras nos llaman reaccionarios.

«Debemos admitir que nuestras relaciones con América fueron la piedra angular para nuestro desarrollo y progreso. A cambio, debemos preguntar que es lo que hemos obtenido de nuestras relaciones con el mundo árabe. Hablando franca e inequívocamente, todo lo que obtuvimos de ellos fueron problemas. Nuestros hermanos, así como sé auto-denominan, conspiraron contra nosotros, nos atacaron, y usaron todos los medios a su disposición para descarrilar nuestros planes por la unidad.

«La historia ha demostrado que el nacionalismo árabe es una ideología destructiva. Nosotros, los saudis, debemos colocar nuestras prioridades y cuidadosamente leer la historia para extraer sus lecciones mientras al mismo tiempo proponernos construir algo nuevo que no tome nada al azar – tal como ha sido el caso en el pasado – pero eso totalmente debate y analiza todo. Debemos confiar en una ideología que trate los intereses nacionales de este país como la máxima prioridad».