En una columna en el diario de los EAU Al-Ittihad, titulada «Los Terroristas y la Sonrisa Final de la Muerte, «Muhammad Al-Hamadi llamó al establishment religioso en el mundo árabe a emitir fatwas determinados en contra del terrorismo y sus partidarios. Su llamada vino a consecuencia de los ataques terroristas de abril del 2006 en el Sinai.

Lo siguiente son extractos de su columna: [1]

Se deben emitir fatwas que condenen el terrorismo contra civiles inocentes de cualquier religión, etnicidad, color, u origen

«‘Puede alguien atreverse a llamar a la operación terrorista cometida en la noche del pasado lunes en el pueblo turístico de Dahab… un acto de auto-sacrificio o martirio?! Pueden los tres atentados consecutivos cerca de restaurantes, hoteles, y sitios turísticos repletos de gente ser considerados la operación de una causa suprema?!

«Esta operación [terrorista] nos lleva a enfatizar una vez más en la importancia de los ‘ulama [los estudiosos religiosos musulmanes] que actúan con honestidad, devoción, y convicción, y declarando su posición respecto a estos actos terroristas. Ellos deben enfatizar que [estas operaciones] no tienen en lo absoluto lugar alguno en el Islam, y más aun, de que la religión del Islam los denuncia, ya que es una religión de misericordia y guía para la humanidad, no una religión para darle muerte a personas inocentes.

«No sólo necesitamos fatwas honestos emitidos por los ‘ulama de la nación [islámica] sino que también necesitamos fatwas claros, inequívocos emitidos por las grandes instituciones religiosas, ya sea Al-Azhar o [las instituciones en] la Meca. Es más, [estos fatwas] deben ser valerosos en llamar abiertamente a los musulmanes a oponerse a estas operaciones terroristas y a oponerse a los grupos islámicos que apoyan el terrorismo contra civiles inocentes, sin tomar en cuenta su religión, etnicidad, color, u origen…

«Es importante que estos fatwas sean emitidos de cierta manera que hará que la gente abandone [su] doble discurso y personalidad desdoblada, y [paren de decir] con respecto a los hechos de bin Laden y sus seguidores terroristas: ‘Gracias por hacerle a Occidente lo que nos gustaría hacer pero no podemos’. Es como si estuvieran diciendo, a través de su silencio y su posición incierta, ‘El mundo merece ser perjudicado por las operaciones terroristas que ustedes cometen’. Esta posición, aun cuando algunos no lo declaran públicamente, es clara y no necesita ser demostrada. Este es el por qué es importante para las instituciones religiosas y para los ‘ulama quienes son fervientes en [su adhesión al] Islam, para intervenir y clarificar asuntos al público, para que su posición sea clara. En el futuro, ellos también jugarán un papel en resecar las fuentes del terrorismo de una vez por todas».

«Ésta es una cultura del dar muerte y de la perdición… una cultura de ‘muerte sonriente'»

«Ésta es una cultura del dar muerte y de perdición, o quizás una cultura de ‘muerte sonriente’. [Ambos] el atacante suicida y la persona que lleva a cabo una operación [terrorista] remota se dirige a la escena en plena confianza, una sonrisa sobresale por sus caras, contentos por lo que van a hacer. El atacante suicida se ve a si mismo como el que va al Paraíso, y lo único que lo separa del [Paraíso] es apretar el botón – después de que él y aquéllos alrededor de él exploten, y estará flotando en el Paraíso, dejando atrás a este mundo y su maldad.

«La persona que lleva a cabo una operación [terrorista] remota también sonríe, porque él piensa que está llevando a cabo la voluntad de Alá – al igual que sus líderes lo mal aconsejaron a creer. [Él cree que] si mata a un infiel, será premiado [en el mundo por venir], y [que] esto le permitirá entrar en el Paraíso. El asesino y su víctima no se pueden reunir en el mismo lugar, ya que, después de todo, uno debe estar en el Paraíso y el otro en el Infierno. Ya que el asesino es un musulmán, y el otro un infiel y pecador, el anterior asegurará su entrada al Paraíso siguiente a esta operación…

«Otro [tipo de] ‘sonrisa de la muerte’ es la que cubre los rostros de los líderes, que sonríen malévolamente cuando entrenan a esta gente a cometer actos [de terrorismo]. Se sientan y observan desde una distancia, lejos de la zona de daño, y se sobrellevan enumerando a sus bombas andantes!

«Éstas son las sonrisas de la muerte, en un momento cuando ya no hay espacio para los sentidos, la lógica, o la justicia [en las mentes de aquéllos] que portan estas sonrisas. Por consiguiente, la intervención de los ‘ulama ha venido a ser de suma importancia en esta peligrosa fase en la historia de la nación [islámica] – cuando muchos de sus hijos han comenzado a preferir el [entierro] en la tierra a la [vida] en ella debido al fracaso, la subyugación, y la opresión, y quiénes se vuelven presa fácil en las manos de aquéllos que sostienen puntos de vista terroristas, quienes están deseoso de hacer cualquier cosa para cumplir sus planes destructivos en contra de la humanidad».


[1] Al-Ittihad (EAU), 26 de abril, 2006. El artículo también apareció en el semanario egipcio reformista Nahdat Misr el 1 de mayo, 2006.