El 12 de abril, 2016 el portal del grupo pensante pro-Kremlin Club de Discusión Valdai publicó un artículo de Fyodor Lukyanov, director académico del Club de Discusión Valdai, presidente del Consejo de Política Exterior y Defensa y editor en jefe de la revista ‘Rusia en los Asuntos Globales. En su artículo, titulado «El fin de la Era del G-8: Rusia no necesita de la Jerarquía Occidental», Lukyanov argumenta de que no hay razón alguna para revivir al G-8 después de la suspensión de Rusia de este en el 2014 luego de la anexión rusa de Crimea. Señalando que «el G-8 reflejó un cierto período de historia cuando Rusia realmente quiso integrarse al así llamado Occidente Extendido», este añade que, desde la suspensión de Rusia del G-8, ha quedado claro que Rusia no «encaja en la comunidad occidental».

Lukyanov dice que los «desajustes en opiniones» y los «enfrentamientos diplomáticos» entre Rusia y Occidente comenzaron mucho antes de que la crisis de Ucrania llevara las diferencias a un «clímax», poniendo fin a la relación anterior. De acuerdo con Lukyanov, el G-7 es de nuevo un mayor «formato intuitivo», formando un «club de países occidentales». 

En una entrevista con el diario alemán Bild publicado el 12 de enero, 2016 el Presidente ruso Vladimir Putin dijo que Rusia nunca se convirtió en «miembro con plenos derechos del G-8, ya que siempre había negociaciones por separado entre los cancilleres de los otros siete países». Este añadió que mientras Rusia era parte del G-8, su presencia era «útil», ya que proporcionaba una «visión alternativa» en temas abiertos a ser discutidos.[1] 

El 13 de abril, 2016 la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso María Zakharova dijo que Moscú considera no apropiado establecer cualquier tipo de condiciones para que Rusia regrese al G-8: «Últimamente, hemos escuchado a menudo declaraciones sobre ciertos ‘criterios’ para el retorno de Rusia al G-8. Hasta hace poco, los requisitos ascendieron a un ‘completo cumplimiento’ del Paquete de Medidas de Minsk en solucionar la crisis de Ucrania, aunque esto es responsabilidad principal de las autoridades de Kiev. Ahora se están añadiendo nuevos requisitos: Rusia se supone que conformará ciertas condiciones respecto a los acontecimientos en Siria e incluso en Libia», Ella dijo, agregando, «la forma en que este tema fue planteado es obviamente absurdo. El G8 dejó de existir por deseo de nuestros socios occidentales, que optó por buscar instrumentos de presión unilateral sobre Rusia en conexión con la profunda crisis de Ucrania, que ellos mismos provocaron. Una reducción tangible al peso internacional del G-7 occidental fue consecuencia de esta decisión».[2] 

El 6 de mayo, 2016 Putin se reunió con el Primer Ministro japonés Shinzo Abe en Sochi; la reunión fue importante, ya que el G-7 se reunirá en un tercer país Japón a finales de mes. Las reuniones bilaterales entre Rusia y Japón se siguen celebrando dentro del marco de las reuniones internacionales, tales como la cumbre del G-20 en septiembre y el foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico en noviembre.[3] El 19 de abril, 2016 el portavoz del Kremlin Dmitry Peskov hizo hincapié en que la posibilidad de que Rusia regrese el G-8 no está pautada en la agenda, y que Rusia está más interesada en la cooperación con el G-20 que con el G-8. 

Fyodor Lukyanov (Fuente: Valdaiclub.com)

Lo siguiente son extractos del artículo de Lukyanov:[4]

«Quedó claro hace ya tiempo de que Rusia no encajaba dentro de la comunidad occidental»

Fuente: Valdaiclub.com 12 de abril, 2016.

«El 10 de abril, 2016, en vísperas a la reunión de cancilleres del G-7, el Canciller alemán Frank-Walter Steinmeier anunció el posible retorno de Rusia al G-8. Este hizo hincapié en que ‘no existe conflicto internacional grave que pueda resolverse sin la participación de Rusia’… el mismo hecho de que el tema fue planteado sobre el restablecimiento del G-8 significa un cambio de atmósfera en el mundo. Esto confirma que el rechazo agudo hacia Rusia por Occidente, que comenzó con la crisis de Ucrania, está siendo gradualmente reemplazado por un entendimiento a la necesidad de restablecer los canales de cooperación y comunicación.

«Pero aquí surge la pregunta: ¿cómo abrir una nueva página en las relaciones con Rusia? Las declaraciones del Canciller alemán Frank-Walter Steinmeier y el Primer Ministro japonés Shinzo Abe, apuntan más bien a la falta de imaginación y de una comprensión real de lo que está sucediendo entre los líderes occidentales? Después de todo, las perspectivas a una reconstrucción del G-8 son prácticamente imposibles y, lo más importante, simplemente no existe necesidad de hacerlo.

«El G8 refleja un cierto período de la historia en que Rusia realmente quiso integrarse al así llamado Occidente Extendido. ¿Por qué no sucedió? ¿Algo salió mal? Este es otro tema. Lo más importante es que no sucedió en lo absoluto. Se hizo evidente hace mucho tiempo de que Rusia no encajaba en la comunidad occidental. Los desajustes de opiniones [y] los choques diplomáticos entre Rusia y Occidente comenzaron mucho antes de la crisis de Ucrania. Este último acaba de presentar las diferencias a un clímax, poniendo fin a la relación anterior.

«El G-7… ha regresado ahora a un formato más coherente e intuitivo – el club de los países occidentales»

«Cuando, en la década de 1990, Rusia fue admitida dentro del G-8, parecía ser que esta membrecía no significaría sólo una participación en otro club, sino una decisión estratégica destinada a un futuro. Sin embargo, el futuro deseable no llego y probablemente no llegue. Es obvio ahora que el mundo no se desarrolla en la dirección del modelo occidental. Por lo tanto, ahora tenemos lo que tenemos y no existe razón alguna para restaurar el G-8. El G-7 no necesita esto, este ahora ha regresado a un formato más consistente e intuitivo – el club de los países occidentales. Por qué existía Rusia [dentro del G-8], nadie pudo explicarlo claramente. No es necesario para Rusia. Está claro que este club nunca será una ‘gobierno mundial’, tal como lo planearon una vez. Estos son países poderosos, que poseen una gran influencia sobre la situación mundial, pero son incapaces de decidir el destino del mundo dentro de su círculo más íntimo.

«Hablando hipotéticamente sobre un organismo gubernamental global, podemos estar seguros de que estos no son el G-7 o el G-8 – sin duda es el G-20. Es más representativo y por lo tanto más legítimo. El G-20 incluye a países que tienen, por así decirlo, riesgos dentro del sistema gubernamental global. Rusia necesita permanecer en el G-20 y trabajar activamente con otros BRICS[5] y países occidentales. Este es el futuro. El tratar de utilizar el restablecimiento del G-8 como instrumento de presión sobre Rusia no tiene sentido. ¿Qué papel jugará Rusia allí? Nadie entiende.

«Rusia no debería hacer esfuerzo alguno para retornar al G- 8… Esto no significa que Rusia debería enemistarse con Occidente, sino [que] el sistema de relaciones será modificado. Rusia no debería tratar de encajar dentro de la jerarquía occidental».

[1] En.kremlin.ru, 12 de enero, 2016. Cabe señalar que la entrevista a Putin publicada por Bild (Bild.de) difiere levemente de la publicada por el portal del Kremlin.

[2] Mid.ru 13 de abril, 2016.

[3] Véase MEMRI Despacho Especial No. 6423, Rusia Esta Semana – 2-9 de mayo, 2016 – 9 de mayo, 2016.

[4] Valdaiclub.com, 12 de abril, 2016. La traducción en inglés del original ha sido ligeramente editada para mayor claridad.

[5] BRICS – el grupo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, cuya creación fue iniciada por Rusia. Véase: En.brics2015.ru.