En un artículo publicado el 26 de noviembre, 2007 en el portal liberal www.alawan.com, el poeta tunecino Basit bin Hasan, ex presidente del Instituto Árabe para los Derechos Humanos en Túnez, revisó las formas de oposición a los derechos humanos en la sociedad árabe y el papel que esta oposición juega en obstruir el desarrollo de una cultura de derechos humanos.

A continuación los extractos:

«El prevaleciente… discurso lanza invectiva al concepto de derechos humanos – [presentándolo como] una conspiración para socavar nuestra identidad»

El grado de comprensión de las sociedades árabes del concepto de ‘derechos humanos’ es intrigante… Siempre que el discurso árabe se acerca a aceptar los nuevos conceptos [de derechos humanos] anunciando libertad e igualdad, corre inmediatamente hacia [una barrera de] sospecha y duda respecto al beneficio práctico de estos conceptos y la magnitud de su arraigamiento en nuestra ‘identidad cultural’.

«Fue sólo por breves momentos en la historia [árabe] que el discurso sobre liberación estuvo inspirado por conceptos de derechos humanos. [Este discurso apareció brevemente] como parte de las discusiones durante el reavivamiento [árabe], entre los movimientos de liberación nacional anti-coloniales y durante el período en que las organizaciones de derechos humanos [árabe] se formó y desarrolló.

«[Sin embargo, en todos los otros períodos], el tema de los derechos humanos fue atacado severamente por muchas corrientes políticas y en escritos diferentes – no sólo conservadores sino ‘progresistas’ también. Esto creó mucha confusión respecto al concepto, y lo hizo aun más difícil entenderlo para los árabes.

«Esos Árabes que atacaron el concepto de los derechos humanos se enfocaron [en dos temas]: el doble juego que los colonialistas y hegemónicos países occidentales imperialistas emplean en implementar los derechos humanos, y la contradicción [parecida] entre [los valores] universales incluidos por este concepto y la ‘especificidad’ de nuestras sociedades…

«Mientras la crítica al concepto [de los derechos humanos] se ha incrementado dentro de las sociedades árabes, este [al mismo tiempo ha sido usado] para apoyar nuestra demanda por la liberación de los regímenes tiránicos y en nuestra lucha contra la corrupción, la pobreza, la marginalidad, la discriminación y la ocupación.

«El discurso prevaleciente entre nosotros está acostumbrado a culpar al hegemónico y tiránico ‘otro’ por nuestros infortunios, por la atrocidad que nos rodea, por nuestro vacío cultural, y por nuestros problemas. Este nos absuelve [de responsabilidad por] nuestras tragedias a través del dualismo del malvado ‘otro’ y ‘nosotros’, las víctimas inocentes… Esta perspectiva [sobre los derechos humanos] brota de este dualismo ingenuo, que oculta un deseo profundo – sea consciente o inconsciente – en marginar el tema de los derechos humanos y disociarlo de la cuestión de libertad…

«A continuación se presenta una revisión de las principales dudas evocada en el mundo árabe respecto al concepto de los derechos humanos»:

El argumento de que a la sociedad árabe le falta la madurez necesaria para los derechos humanos

«Este es el [el argumento al que frecuentemente] acuden las diferentes fuerzas políticas, económicas y morales [en la sociedad] que creen que [ciertos] ‘pueblos’ son inherentemente incapaces de comprender y llevar a cabo la auto-liberación, o de vivir según [los principios] democráticos y tomar parte en la toma de decisiones…

«Estas fuerzas que [denuncian]… que la gente es genéticamente incapaz de liberarse a si mismos y superar los desafíos de los derechos humanos, son las mismas fuerzas que invocan el valor y la madurez de la gente en lo que se refiere a defender la soberanía nacional contra ‘amenazas externas’, o afianzar sus votos en elecciones que perpetúan la autocracia.

El acercamiento selectivo hacia los derechos humanos

«Aquéllos que adoptan este acercamiento mantienen de que existen ciertos derechos que nuestra sociedad es incapaz de disfrutar, ya que nuestra ‘especificidad’ no puede ser reconciliada con todos los derechos humanos como un único sistema indivisible. [Ellos creen que] los gobiernos de nuestros países son capaces de honrar ciertas obligaciones incluidas en las convenciones internacionales sobre los derechos humanos, mientras existen otras obligaciones que son incapaces de honrar debido a [nuestra] ‘especificidad cultural’.

«Este [acercamiento] ‘selectivo’ ha transformado el tema de la especificidad [cultural] en una arma que sólo es blandida… cuando existe la discusión, o local o de naturaleza universal, sobre los problemas específicos tales como los derechos de las mujeres, la violencia contra las mujeres, los derechos sexuales, el cuidado postnatal, los derechos de los niños, los derechos de los refugiados y los derechos de los religiosos y las minorías étnicas…»

El argumento de que Oriente y Occidente son esencialmente diferentes

«El [eje] central de este acercamiento es la idea fundamental de que los derechos humanos se originaron en Occidente y han estado arraigados en la herencia occidental desde tiempos inmemoriales, y de esta forma no pueden ser apropiados para cada tiempo y lugar. [Los defensores de este acercamiento creen que] el hombre occidental está dotado de una naturaleza esencial y particular que hacen que su aceptación de la idea [de los derechos humanos] fluya desde su propia existencia.

«Este acercamiento descarta conscientemente el hecho de que los derechos humanos se originaron y se desarrollaron en las sociedades occidentales que languidecieron durante siglos bajo la tiranía política y mandato absolutista, negaron las libertades religiosas, y se comprometieron en guerras sectarias sangrientas y en conflictos.

«Cuestionar los derechos humanos porque son ‘occidentales’ ha llevado a su rechazo total [por aquéllos que siguen este acercamiento], junto con una creencia de que la autoridad religiosa puede proporcionar respuestas claras y definitivas y soluciones a los problemas del hombre, y que para construir una sociedad ideal, uno necesita sólo retornar a las fuentes islámicas y principios fundamentales…

La oposición pseudo-intelectual a los derechos humanos

«Esta manera de dudar de los derechos humanos reúne a escritores diversos, intelectuales, filósofos y especialistas judiciales. Lo que es notable sobre las posturas de estas personas en lanzar duda sobre la universalidad de los derechos humanos es que estas son atractivas a un marco modernista de referencia. Así, nunca se cansan de repetir que sus puntos de vista se derivan de las fuentes principales de pensamiento moderno en el estado, el individuo y la sociedad civil secular.

«La ilusión promulgada por este acercamiento pseudo-intelectual es que los derechos humanos universales son un concepto absoluto, abstraído de un proceso ontológico que transciende tiempo o lugar. Este continúa que este concepto encaja sólo un punto de vista del hombre – es decir, el que apareció junto a la escuela de pensamiento de ‘derecho natural’ y fue promulgada en las Declaraciones de los Derechos del Hombre y Ciudadanos en Francia en 1789.

Estas formas de escepticismo respecto a los derechos humanos han hecho del concepto un extraño en nuestras sociedades

«Todas las formas de escepticismo antes mencionadas respecto a los derechos humanos… han ayudado a hacer de este concepto un extraño en nuestras sociedades, y ha hecho difícil la edificación de una cultura política que es capaz de incluirla en su alcance… tales conceptos como ciudadanía, libertad, igualdad y justicia social. Esto ha llevado a problemas [adicionales] que no son nada menos peligrosos a la cultura política de nuestras sociedades.

«A pesar de la pluralidad de los derechos humanos y sus fuentes… y a pesar de la dificultad de llevarlos a cabo en ciertos casos, estos siguen siendo una herramienta histórica y ética en el proceso político, y un medio de enriquecer [este proceso] con las nociones de ciudadanía y justicia social. Los derechos humanos han impresionado en los principios de la práctica política y los valores como la igualdad, la libertad, la justicia y el honor, limpiándolo del utilitarismo brutal que consume a individuos y países.

«La cultura de lanzar duda sobre el concepto de los derechos humanos lo ha removido de la esfera del poder histórico y ético del [hombre], y se ha vuelto sospechoso [ante los ojos de la gente]…» [1]


[1] www.alawan.com, 26 de noviembre, 2007.