Lo siguiente son extractos de una cinta animada iraní para niños, la cual fue puesta al aire en IRIB 3 Tv el 28 de octubre, 2005 a las 8 de la mañana hora de Irán.

Para ver este clip visite: http://memritv.org/search.asp?ACT=S9&P1=906

Mujer palestina: «Tu mataste a mi hijo, ya basta. Tu hombre cruel, déjalo ir».

(Soldado golpea a mujer con el extremo del rifle).

Soldado israelí: «Cállese, vieja!»

Muchacha joven: «Madre!»

Abd Al-Rahman (agarrando a su hermana pequeña y escondiéndose): «Quédate callada».

(El padre corre hacia los soldados, con su vara levantada).

Padre: «Tu ateo ilegitimo, te mataré»

Comandante Israelí: «Acábalo».

(El grupo de soldados abre fuego sobre el Padre, riéndose; la sangre salpica en las naranjas en los árboles. Abd Al-Rahman y su hermana pequeña sollozan en el escondite).

Muchacha joven: «Madre! (la niña corre hacia la madre que yace en el suelo). Querida madre, abre sus ojos. ¿Por qué no dice nada nuestra madre? Querida madre, por el amor de Dios, por favor no te mueras».

[…]

(Cambio de escena: Abd Al-Rahman sale de su casa. Es de noche).

Abd Al-Rahman: «Oh Dios, debo tomar venganza en estos agresores sanguinarios, que asesinaron a mi padre, a mi madre, y a mi hermano».

(Mientras Al-Rahman solloza, Karim aparece y lo conforta.)

Karim: «Abd Al-Rahman, tu padre fue mi tío. Tu eres como un hermano para mí. Cualquier cosa que decidas hacer, mi hermano, sabes que yo estaré a tu lado».

Abd Al-Rahman: «Karim, debe haber una manera de combatir a estos criminales».

Karim: «De hecho, yo sé de alguien que podría ayudarnos».

Abd Al-Rahman: «Dios te bendiga, Karim. quién es él?»

Karim (mirando alrededor antes de hablar): «El hijo de nuestro vecino. Su nombre es Jassem. Él ha estado ahora en un grupo de resistencia durante algunos años, combatiendo a los israelíes».

Abd Al-Rahman: «Que bueno, así que cómo podemos reunirnos con él?»

Karim: «Yo supe hoy que él ha venido en secreto al pueblo a visitar a su familia. Si nos vamos ahora, quizás nos podamos reunir con él y preguntar si podemos unirnos al grupo de resistencia».

[…]

(Cambio de escena: Los muchachos tocan a la puerta de Jassem. Jassem abre la puerta. Los muchachos echan una mirada alrededor antes de entrar para asegurarse de que no los siguen).

Jassem: «Dense prisa, muchachos. Entren».

(Dentro de la casa, los muchachos se sientan en el suelo, a la luz de una vela).

Abd Al-Rahman: «Simplemente siento que no debo sentarme callado. Debo hacer algo».

Jassem: «Abd Al-Rahman, reconocería usted al funcionario criminal si lo viera?»

Abd Al-Rahman (enojado): «Claro. Cómo podría yo olvidarme de su enorme cuerpo, su altura, y especialmente de la herida en su cara?»

Jassem: «Dijo usted que tenía una herida en su cara? Dónde?»

Abd Al-Rahman: «Había una cicatriz en el lado izquierdo de su cara».

Jassem: «El hombre que convirtió a su familia en mártires es uno de los funcionarios israelíes más sanguinarios. Pueda Dios maldecir su crueldad».

Abd Al-Rahman: «Sabe usted quién es?»

Jassem: «Sí, lo conozco bien. Su nombre es Ariel. Es un criminal. No muestra misericordia, ni siquiera por los niños».

[…]

Jassem: «Ayer, muchos soldados israelíes llegaron al pueblo sin advertencia. Le dieron 15 minutos a la gente para salir del pueblo. Pero los del pueblo se negaron a hacerlo, y luego, el sanguinario Ariel dio la orden de dispararle a la gente. Todos los habitantes del pueblo, incluyendo mujeres y niños, fueron muertos.

[…]

(Jassem se voltea hacia Khalil, un miembro del grupo)

«Khalil, díles a los miembros de tu grupo que mañana por la noche deben unirse a nuestro grupo. A toda costa, debemos prevenirle al bárbaro sionista que asesine a nuestro pueblo».

Khalil: «Seguro, yo lo haré. El problema es que somos muy pocos. Tal operación requiere de más hombres».

Abd Al-Rahman: «Puedo unirme a su grupo? Por favor».

Karim: «Yo también me quiero unir».

(Khalil y Jassem se miran a si mismos).

Khalil: «No. Esto es imposible, ya que no han tenido ningún entrenamiento y no pueden portar armas».

Abd Al-Rahman: «Pero tenemos dos días para aprender a lanzar granadas de mano y así sucesivamente».

Karim: «Nosotros podemos hacerlo. Por favor permítanos, hermano Jassem»»

(Jassem pondera).

Khalil: «Acéptelos, Jassem. No hay otra alternativa».

Jassem: «Bien, acepto. Pero deben saber que ustedes puede convertirse en mártires. Ninguno de nosotros sabe si él sobrevivirá a esta operación, así que deben pensarlo muy cuidadosamente».

Abd Al-Rahman: «Yo ya he pensado sobre esto. Vengaré la sangre de mi familia, aun así me maten haciéndolo».

(Karim conforta a Al-Rahman).

Karim: «Esto no es sólo en venganza por tu padre, tu madre, y tu hermano. Este sanguinario debe ser nombrado responsable por todos sus crímenes. Nosotros no debemos permitirles a estos sionistas sanguinarios de tomar siquiera una pulgada de nuestra tierra santa. Si es necesario, moriremos de esta manera».

(Jassem cabecea).

Khalil: «Bien dicho! Yo aplaudo tu profunda fe».

[…]

(Cambio de escena: El alba llega. La tía de Al-Rahman le ofrece a los muchachos un adiós lloroso).

La tía de Abd Al-Rahman: «Adiós, mis queridos. Dios que lega, ustedes tendrán éxito. Vayan, mis hijos. No permitan que el enemigo les golpee. Vayan y muéstrenle a los sionistas cuan valiente y heroicos son los niños de Palestina».

(Ella sostiene un Corán a la altura del brazo; los muchachos caminan ceremoniosamente debajo de este).

[…]

(Sale el alba. Jassem prepara a su grupo de jóvenes armados para la operación).

Jassem: «Estamos cerca de la frontera, dónde los sionistas quieren pasar. Los atacaremos de acuerdo con nuestro plan. Pueda Dios estar con ustedes, hermanos. Yo sé que nuestra misión es dura, pero con la ayuda de Dios debemos detener a este sanguinario enemigo. Si no hay preguntas, asuman sus posiciones.

(Otros parten, dejando sólo a Karim y a Al-Rahman).

«Karim y Abd Al-Rahman, ustedes esperen aquí. Aquí, esto es para ustedes (dándoles kaffiyehs y cinturones con granadas). Su papel en esta operación es muy importante. Mientras los otros están manteniendo ocupados a los soldados israelíes, ustedes deben lanzarle granadas.

(Cambios de escena: Un camino sucio. Abd Al-Rahman, esperando a que pase un convoy militar israelí, enlaza varias granadas alrededor de su cintura. El convoy se acerca).

Jassem: «Hermanos, prepárense. Ya llegan».

Abd Al-Rahman: «Pongo mi confianza en Dios. Alá Akbar».

(Al-Rahman tira del detonador de la granada y salta hacia uno de los camiones, gritando. Fuego y explosiones; la escena es oscurecida por humo negro. Cuando el humo se aclara, hay devastación – los soldados israelíes y los atacantes palestinos, incluyendo a Al-Rahman, yacen muertos.

Un joven palestino se acerca al cuerpo de Al-Rahman, toma su kaffiyeh ensangrentado, lo coloca en sus propios hombros, y camina siguiendo la puesta del sol).