El columnista liberal kuwaití Ahmad Al-Saraf publicó un artículo criticando a los usuarios de Internet por publicar opiniones sobre temas que ignoran profundamente, y por utilizar un estilo groseramente inadecuado y una fraseología que revela su bajo nivel intelectual. Estos publicados, según él, a veces contienen acusaciones de herejía y son peligrosos porque conducen a acciones extremas. Al-Saraf pidió a los propietarios de portales controlar los mensajes que son publicados y censurar los que son potencialmente perjudiciales.

A continuación se presentan extractos del artículo: [1]

«En la noche del viernes 14 de octubre de 1994, un joven trató de apuñalar al escritor egipcio Naguib Mahfuz, quien murió hace tres años a la edad de 95 años. Lo apuñaló en el cuello con un cuchillo en un intento por asesinarlo. La investigación reveló que [el asesino], quien era muy religioso, no entendió [la gravedad de] su acción y ni siquiera había leído ni una línea [de los escritos del] galardonado Premio Nobel de literatura Naguib Mahfouz. Resultó ser que [el asesino] era un ignorante y había decidido matar a [Mahfouz], porque había escuchado que [Mahfouz] era un hereje.

«Este episodio me vino a la mente cuando pedí que… algunos de mis artículos no fuesen publicados en un determinado portal, después de enterarme de que la mayoría de los usuarios que envían respuestas sobre este les falta el conocimiento y el discernimiento… y que derivan [toda] su información de rumores. Esto es evidente por el número de errores gramaticales y de ortografía, generalmente encontrados en los publicados, por no mencionar su [estilo vulgar]. La mayoría de ellos – por razones que no entiendo – prefieren escribir bajo seudónimos. A menudo de manera irresponsable acusan a [autores de los artículos a los que] están respondiendo de herejía, ateísmo, liberalismo y secularismo. Muchos de ellos no dudan en ofrecer asesoramiento o advertencias contra la herejía [expresando] en maneras ridículas – aunque peligrosas, y [al hacerlo] revelan su evidente ignorancia de la materia en cuestión.

«No le tengo miedo a la muerte, ni me creo capaz de evitar [retribución] por lo que escribo. Sin embargo, no quiero ser yo mismo o cualquier [otro] escritor de mente libre que repita la experiencia del gran autor Naguib Mahfouz y de decenas de otros escritores en nuestro mundo ignorante (no es que me considero de ninguna manera cerca de su nivel).

«Digo esto ya que varios portales de diarios, así como también algunos [diarios] electrónicos y blogs – especialmente en Kuwait – se han convertido en portavoces, [para aquellos que] siembran el odio y acusan a [otros] de herejía, ateísmo y abandono de la religión. [Los propietarios de estos portales] no se dan cuenta que algunos de nosotros todavía vivimos de acuerdo a la mentalidad medieval, engañados por la idea de obtener [los favores de] las vírgenes de ojos negros [en el Paraíso] [derramando] la sangre de un escritor o un filósofo.

«[No es mi propósito], ya sea aquí o en cualquier otro lugar, el llamar a coartar la libertad de expresión o el prohibir opiniones, sin embargo, las publicaciones [deben] ser objetas a [algunas] normas y principios. Hago un llamamiento a los propietarios de portales, a cuyas filas me uniré en un futuro próximo, para que lleven a cabo una censura mínima de las respuestas [enviadas a sus portales] y eliminar [las que son potencialmente] peligrosas…»


[1] Al-Qabas (Kuwait), 30 de septiembre, 2009.