El columnista y experto en medios de comunicación árabes Dr. Mamoun Fandy escribió una crítica de la prensa árabe en el diario londinense en lengua árabe Al-Sharq Al-Awsat, aseverando que no brinda una plataforma para los diversos puntos de vista en el mundo árabe. Lo siguiente son extractos de su artículo: [1]

«La ausencia de periodistas [árabes] es vergonzosamente obvia»

«‘No hay periodistas en el mundo árabe’, me dijo el editor de uno de los periódicos árabes cuando le pregunté por qué [su diario] no estaba cubriendo una noticia en particular. Escuché exactamente la misma queja de un editor que dijo, ‘Tenemos autores, pero no tenemos periodistas’.

» [A juzgar por] la cobertura mediática árabe de sucesos tales como el juicio de Saddam o la situación de Irak en general, esta ausencia de periodistas [árabes] es vergonzosamente obvia. Sabemos poco de Saddam, que gobernó Irak durante más de 30 años, a excepción de una trillada historia acerca de un verdulero o un vendedor ambulante en Egipto, donde Saddam vivió en su juventud. ¡Si tan sólo fuera verdad esta historia!. Este verdulero ha cambiado ya más de una vez su historia.

«Es interesante saber por qué los periodistas árabes no han tenido suerte en realizar centenares de entrevistas a gente que conoció a Saddam de cerca, o con familias enteras que fueron víctimas de la era Saddam. ¿No fueron 300.000 iraquíes enterrados en fosas comunes?. ¿ O esto es, también, una mentira norteamericana?. ¿No tuvieron [las víctimas] familia y parientes que puedan ser entrevistados, o no son importantes su dolor y sus vidas?.

«Sería interesante conocer, por ejemplo, la vida de una mujer cuyo marido e hijos fueron asesinados por Saddam. [Sería interesante conocer] cómo se mudaron los iraquíes exiliados de lugar en lugar y de país en país, y si sus hijos hablan árabe. [También sería interesante saber] cómo se adaptarán los niños [criados en el exilio] que hablan francés o alemán al idioma árabe en el nuevo Irak. ¿Cuál es su posición respecto a los combatientes de la resistencia árabe o a los camaradas de Al-Zarqawi?. ¿Prefieren mantener relaciones con [los países] árabes vecinos o con Europa?. Toda esta gente es gente con nombres y opiniones en estos asuntos.

«Deberían escribirse miles de historias sobre las vidas de los iraquíes – pero ¿dónde están los periodistas?. ¡Es la ausencia de periodistas profesionales lo que [hace] que estos reportajes periodísticos continúen sin conocerse!».

«Nuestros periódicos sólo se centran en hechos heroicos»

«Hay muchos modos de investigar este asunto. Un propietario de un diario o de un canal de televisión, por ejemplo, puede mostrarnos pruebas de ciudadanos ordinarios hablando o escribiendo acerca de sus experiencias personales con la opresión, la emigración o la pérdida de familiares. [Pero] hay problemas que afrontar cuando el editor del diario o [el supervisor] de la radio o de la televisión quiere hacer esto.

«El primer [problema] es que nuestra cultura no es como la cultura católica, que enfatiza la confesión, particularmente cuando el individuo ha pecado. Igualmente, un individuo que confiesa un crimen contra sí mismo o contra otros [es considerado] inaceptable entre nosotros. Criamos a nuestros hijos [en la creencia] de que no es propio de un hombre confesar, llorar o reconocer que la represión o la opresión han roto la determinación de un individuo y quizá dañado su masculinidad.

«Nuestros periódicos sólo se centrarán en hechos heroicos y en la superación de dificultades. Esto es loable. Pero hay muchas derrotas personales, retiradas y tormentos, y debemos dejar que aquellos que las han experimentado hablen de ello. Esto requiere que la cultura de la prensa, o la así llamada cultura de sala de prensa, cambie.

«Esto también exige que los periódicos entiendan que un cierto grupo de personas no representa en exclusiva las opiniones de todos los iraquíes, sirios, saudíes o marroquíes. Esto también exige que los periódicos entiendan que cada uno tiene su propia opinión y que, dada la oportunidad, alguien puede quizá expresar su opinión mejor que los redactores usuales debido a su experiencia personal…

«¿Por qué, por ejemplo, no puede escribir un soldado que se haya enfrentado a [terroristas] sobre terrorismo?. ¿Por qué no podemos oír la opinión del comandante de la patrulla urbana de una capital árabe en donde haya enfrentamientos con terroristas o sus comentarios sobre nuestro papel [es decir, como periodistas]… [Es decir,] les estamos ayudando o les estamos obstruyendo?. ¿Cuál es su punto de vista sobre todo el asunto?. Hasta este mismo momento, no hemos escuchado ni una explicación detallada de las opiniones de ninguno de ellos, salvo una declaración aquí y allá, sostenidas por algún periodista novato, como sustituto».

«El respeto de un funcionario a un periodista sólo puede partir del respeto del periodista a sí mismo»

«No es ninguna vergüenza para un alto funcionario escribir un artículo largo para la página de opinión de un periódico que presente su política en general y la política de su ministerio. ¿Por qué escribe un artículo el Secretario de Estado norteamericano Colin Powell cada tres meses en The Washington Post o en el New York Times?. ¿Por qué escribe un artículo tan largo como un estudio completo para Asuntos Exteriores?. Powell y Rumsfeld escriben [en la prensa] para persuadir a la opinión pública de su política, y si creen que el público refunfuña tras un artículo, escriben otro…

«En nuestro caso, el alto funcionario [árabe] no ve necesidad alguna de explicar su política porque piensa que el pueblo le apoya incondicionalmente y que no hay necesidad de explicación o necesidad de buscar su apoyo en absoluto.

«Los funcionarios árabes veteranos no respetan a la prensa como medio para llevar información. La responsabilidad de [llevar la información] yace en parte en el periodista y en parte en el alto funcionariado del gobierno. La parte del periodista es que ningún periodista [árabe] puede hacer que el funcionario le respete. El respeto de un funcionario a un periodista sólo puede llegar del respeto del periodista a su propia profesión… El periodista puede hacer que el funcionario le respete si está bien versado en la materia de la que habla – y no simplemente colocando el micrófono delante del funcionario y dejándole decir lo que quiera…

«Pero hasta nuestros funcionarios se comportan de modo distinto [a los funcionarios occidentales]. En lugar de refutar al autor de un artículo [escribiendo otro] artículo, levanta el teléfono y habla con el propietario del diario para hacer que [éste] silencie al autor.

«El principal [problema] es que todavía no tenemos periodistas profesionales. La prueba de esto es [primero], que la cobertura de [los medios] de [los sucesos en] Irak hasta la fecha no nos ha dado nada más que muchas consignas [y segundo], que los funcionarios [árabes] no respetan a la prensa».


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 5 de julio del 2004.