El 5 de abril, Abdul Rahman Al-Habib del diario saudita Al-Watan escribió un artículo que apareció en el diario saudita de noticias árabes criticando a la prensa árabe.
Lo siguiente son extractos del artículo:
«La crítica es buena cuando es constructiva. El problema es cuando la crítica cae en deterioro. Y casi siempre, la crítica inútil se convierte en un hábito impulsivo.
«Los escritores y redactores árabes tienen una tendencia a afirmar nociones populistas, así sean buenas, malas, verdaderas o falsas. Ellos escriben lo qué la gente quiere escuchar. Escriben no para educar o desafiar la noción de los lectores, sino para afirmar las opiniones y puntos de vista pre-concebidos de estos. Este tipo de escritores alcahueteros manipuladores sólo se preocupan por elevarse a si mismos y ganar la simpatía de sus entusiastas.
«Para un escritor, existe algo más fácil que servir párrafos de retórica emocional manipulada? ¿Existe algo más fácil que repetir banalidades y de trillar ideas con el mismo cliché?
«Si a un redactor se le agotan las ideas, siempre existe un as en la mano de cartas, algo que seguro recibirá alegrías de la coral. Es como demasiado fácil. ¿Sin ideas por el día? Simplemente escriba un artículo maldiciendo a los Estados Unidos de América! Ésa es una manera fácil de ganarse el salario de un día.
«No le importe entrar en el difícil camino de la dura investigación y el análisis de los problemas en nuestra sociedad, o en su sociedad, o en problemas compartidos por ambas sociedades. Olvídese de esto. Es demasiado fácil tirar algún trillado ataque verbal contra América.
«Desafortunadamente, los escritores que no caen en la trampa de las oportunidades baratas y trucos simples, los escritores que practican criticas disciplinadas sobre temas más cercanos a casa, terminan siendo ahogados.
«El problema aquí es una falta de entendimiento sobre el proceso de crítica. Nuestra sociedad es una a la cual le falta el diálogo y rechaza el mero concepto de la crítica. Existe una severa falta de entendimiento detrás de la crítica como una aplicación. En nuestra sociedad, la crítica es sinónimo de difamación.
«Como resultado, muchos redactores acuden a la crítica como una forma de ataque, en contra de nosotros, en contra de Occidente, en contra de América. Es raro cuando encontramos un intento pensante en entender a otros y a sus puntos de vista que llegan, al igual que lo hacen los nuestros, de sus historiales culturales, políticos y sociales.
«Extrañamente, algunos de los megalómanos con procesadores de palabras le piden a menudo a sus colegas opiniones pensantes sobre sus trabajos. Aun así no hacen esfuerzo alguno por proponer una crítica constructiva para devolverles el favor.
«De hecho, algunos escritores se esfuerzan por ser objetivos. Intentan dejar el auto-engrandecimiento y realizar algo de pensamiento crítico. Pero casi siempre terminan culpando incluso a su material (e.d., a Occidente, América, a otros escritores) por falta de la adecuada comprensión. También podrían confesar que el problema con ‘ellos’ es que ‘nosotros’ no hemos ilustrado adecuadamente nuestra bondad.
«Pero luego cuando algo trágico sucede, tal como un acto de terrorismo contra Occidente el cual es cometido por uno de nuestros hijos, nuestros ‘críticos’ terminan cayendo en la trampa de representar complejas teorías de conspiración donde nos representan a nosotros como víctimas.
«Cuando nosotros, árabes y musulmanes, nos preguntemos a nosotros mismos por qué estamos atrasados en desarrollo, la respuesta es siempre satisfactoria: debido a Occidente y a sus agentes, por supuesto! Y cuando nos preguntemos por qué Occidente esta desarrollado y adelantado, la respuesta es siempre satisfactoria: ¡porque Occidente nos robo las ciencias de nuestros antepasados y todavía nos están saqueando para avanzar por cuenta propia!
«No pueden encontrar respuestas más bonitas y más populistas que estas?»