El 11 de julio, 2015 en el diario en la red Middle East Online, el escritor iraquí Farouq Yousef criticó a los combatientes yihadistas que, según dijo, santifican la muerte y quieren asesinar a cualquiera que desee vivir como su enemigo. Argumentando que el yihad es una guerra absurda y que en todas partes que el estandarte del yihad se ha izado, la dignidad humana ha sido violada y las libertades han sido revocadas, este afirmó que combatientes yihadistas estaban luchando por el valor de la propia vida. Por esta razón, dijo, las sociedades árabes estarán en riesgo siempre y cuando, estas y sólo estas, no pongan fin a la mentira del yihad.
A continuación se presentan extractos traducidos de su artículo: [1]
Farouq Yousef (Imagen: Middle-east-online.com 11 de julio, 2015)
«Con la guerra de los rusos en Afganistán en su contra, los combatientes yihadistas comenzaron a rodearnos por todas partes. Estos se multiplican y son reciclados; sus rostros cambian y en repetidas ocasiones [hablan] elocuentemente sobre la oportunidad de alcanzar el Paraíso…
«Debido a que los combatientes yihadistas luchan hasta morir como mártires, la guerra en sí misma se ha vuelto su objetivo.
«La guerra [del yihad que comenzó] en Afganistán en efecto no ha finalizado todavía y no puede finalizar, debido a su absurdez y porque ha perdido sus metas y por las ilusiones ciegas de sus participantes que conforman su flujo constante de carne de cañón. Estos combatientes yihadistas no son de ninguna edad específica y ninguno alcanza la edad de jubilación, estos no abandonan el campo de batalla hasta que mueren…
«Yihad, la voz que surge ahora en muchas regiones del mundo árabe, es una forma de guerra suicida, librada no en defensa de la dignidad humana y la libertad, para liberar la tierra, preservar el honor de la mujer, proteger los recursos naturales, o combatir la corrupción. Por el contrario: Lo que los combatientes yihadistas están haciendo es crear el boceto de una imagen de todo lo contrario. En efecto, en cualquier lugar donde los combatientes yihadistas han izado su bandera adornada con el nombre de Alá, la dignidad del hombre es violada; su libertad es despojada, sus recursos naturales son saqueados; el honor de sus mujeres es violado y su tierra le ha sido robada.
«Los combatientes yihadistas no se rebelan en contra de un régimen corrupto, al contrario: Ellos mismos son la esencia de la corrupción, creada por un régimen que busca refugio en el yihad. Su [yihad] es una herramienta para deificar a la gente común, por medio de la idea de una guerra contra los apóstatas, dirigida a obtener la gratificación en el mundo por venir – que es preferible en lugar de pensar en lo material del mundo como la patria, los recursos naturales, la libertad y otras ideas importadas de Occidente…
«La guerra yihadista en Afganistán contra los rusos generó guerras yihad contra los musulmanes, en particular contra los árabes… se suponía que los combatientes yihadistas abandonarían la profesión del yihad sólo porque la primera guerra de Afganistán terminó en una derrota de Rusia?… Según el punto de vista de los combatientes yihadistas que dedicaron su vida a la muerte, renunciando al sueño [de la muerte] es una traición a la orden de librar el yihad. Tal vez esta idea no puede ser contenida en las sociedades que tratan de integrarse en la era actual, porque esta era favorece la idea de una vida que ofrece una oportunidad para que la libertad, la igualdad, el progreso constructivo; un mundo en que el hombre es la corona de la creación en virtud de su intelecto e imaginación y en virtud de su fuerza de voluntad constructiva.
«[La idea de] una muerte sin sentido, que forma parte del concepto del yihad, no se encuentra en el léxico de estas sociedades [modernas]. Tal como los combatientes yihadistas lo ven, esto los convierte en enemigos. La guerra de la Hermandad Musulmana contra el pueblo egipcio, la guerra de Hezbolá y Jabhat Al-Nusra contra el pueblo sirio, y la guerra del EIIS y el Al-Hashd Al-Shaabi [las Unidades Milicianas de Movilización Popular Chiitas] contra el pueblo iraquí son los resultados previsibles de este histórico choque, que se ha convertido en un decreto inevitable.
«De hecho, los combatientes yihadistas, que no creen que su yihad puede terminar sin muerte, se niegan a aceptar la existencia de cualquiera que prefiere vivir que morir. En lo que a ellos respecta, tal desviación del camino correcto no debe pasar desapercibido.
«Los combatientes del yihad están combatiendo por la vida. Ellos lo ven como la representación de la desviación del camino correcto. Este es el por qué nuestras sociedades seguirán estando amenazadas de muerte – siempre y cuando ellas mismos no pongan fin a la era de la falsa guerra santa».
[1] Middle-east-online.com, 11 de julio, 2015.