Tras las masivas protestas en Egipto, una serie de diarios paquistaníes escribió editoriales, apoyando en general las reivindicaciones de los manifestantes por el cambio. Aunque pidiéndole al gobernante egipcio Hosni Mubarak que renuncie, la mayoría de las editoriales también fueron cautelosos en predecir un cambio revolucionario democrático en Egipto.
En algunos de las editoriales dados a continuación, los diarios paquistaníes expresaron la opinión de que el ejército egipcio sigue siendo poderoso y los Estados Unidos, preocupados por la aparición de las fuerzas islámicas en el Medio Oriente, continuarán apoyando a las elites gobernantes.
Sin embargo, los diarios paquistaníes generalmente articularon un punto de vista de que los gobernantes autocráticos en el mundo árabe ya no pueden suprimir la «voluntad democrática» del pueblo y que tales protestas podrían extenderse a otros países del Medio Oriente tales como Yemen.
A continuación se presentan algunos extractos de un editorial en el diario Daily Times, titulado «Poder para el Pueblo:» [1]
«El Presidente Hosni Mubarak está siendo igual de testarudo – una marca de todos los dictadores que se niegan a ver lo escrito en la pared»
«El Presidente Hosni Mubarak está siendo igual de testarudo – Una marca de todos los dictadores que se niegan a ver el escrito en la pared. Lo alentador es el como el ejército egipcio está manejando la precaria situación. Este se ha negado a ‘aplastar’ las protestas y prometió no usar la fuerza contra el pueblo.
«En una declaración emitida el 31 de enero, el ejército egipcio subrayó que está ‘consciente de las demandas legítimas de los honorables ciudadanos’ y que la ‘presencia del ejército en las calles es para su bien y para garantizar su seguridad y bienestar. Las fuerzas armadas no recurrirán al uso de la fuerza contra nuestro gran pueblo’. Si el ejército no está dispuesto a sofocar el alzamiento y permite que continúe pacíficamente, sin duda significa que el pueblo de Egipto ha ganado.
«Las protestas en Egipto hasta ahora no han tenido ningún líder pero ahora el Premio Nobel y ex director general del OIEA [Organismo Internacional de Energía Atómica], Mohamed ElBaradei, emerge como el nuevo rostro de este movimiento de resistencia. Tanto los seculares como los islamistas han aceptado tácticamente esta cuestión. El Sr. ElBaradei le ha pedido a la administración estadounidense que no apoye el régimen de Mubarak. Este dijo: «El gobierno estadounidense no puede pedirle al pueblo egipcio que crea que un dictador que ha estado en el poder durante 30 años será el que implemente la democracia’.
«El gobierno estadounidense también se está distanciando de Hosni Mubarak y preparándose para una transición. Estados Unidos le otorga a Egipto alrededor de $ 1.3 billones en ayuda militar, además de cientos de millones de dólares al estado. Los últimos acontecimientos han obligado a la Casa Blanca a revisar su política de ayuda, que puede ser el motivo del por que el jefe del ejercito egipcio, Teniente General Sami Enan, quien se encontraba de visita en Washington la semana pasada [la última semana de enero], interrumpió su visita para regresar a su país».
A continuación se presentan algunos extractos de un editorial en el diario Dawn, titulado «Las Posibilidades de Mubarak»: [2]
«El aspecto más aterrador de la revuelta popular es la ausencia de un líder»
«Incluso si, Hosni Mubarak, es capaz de sobrevivir a la actual rabia en todo el país, es dudoso que las cosas seguirán siendo las mismas para él y para Egipto. La disolución del gabinete ha hecho poco para calmar a los manifestantes violentos. Estos expresan su enojo no sólo contra el presidente; parecen rechazar el sistema en su totalidad. Sin importar a quién inducen en el nuevo gabinete, estos serán percibidos como colaboradores y rechazados por aquellos que ahora participan en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
«Lo que el Sr. Mubarak ofreció en su… alocución [a los egipcios] fue tal vez demasiado poco y demasiado tarde. Habló de ‘reformas’ y ofreció negociar – pero con quien? El aspecto más aterrador de la revuelta popular es la ausencia de un líder. Mohammad ElBaradei no es el hombre que podría liderar lo que es una explosión espontánea de la rabia del pueblo, provocada por la fuga del Sr. Ben Ali de Túnez. El autoritarismo del Sr. Mubarak no le ha dado al pueblo egipcio ni oportunidades económicas ni voz ni voto en el gobierno. Lo que Egipto ha atestiguado en el descontento popular no tiene precedentes. Hubo disturbios por alimentos en el 2008, pero el gobierno logró controlarlos. Hoy día, es la clase media urbana que se rebela contra un sistema que no cree en rendición de cuentas.
«Como siempre, los amigos extranjeros de Mubarak están o viendo la situación con los dedos cruzados o ya se han inclinado hacia el lado del pueblo. A pesar de que el Presidente Barack Obama caminó por la cuerda floja, las implicaciones de su discurso deben ser preocupantes para el presidente egipcio. Mientras que Mubarak instó a cumplir sus promesas y pidió a las multitudes expresarse a si mismos pacíficamente, también le dijo a su amigo que ‘la violencia no va a atender las quejas de la población egipcia’.
«Para los egipcios, el asesoramiento extranjero no tiene ninguna consecuencia. En última instancia, es la capacidad de Mubarak para calmar la furia de la gente lo que importa, porque las manifestaciones están ganando en intensidad. La escandalosamente baja participación en las elecciones parlamentarias pasadas parece indicar que el pueblo ha perdido la fe en la especie de ‘demo-cracia’ que estuvo en oferta… Hasta ahora el ejército ha obedecido órdenes y aunque al igual que la élite gobernante esta le da la bienvenida a un promedio de $ 2 billones anuales de subsidio de los Estados Unidos, en general se creía que a los generales no les satisface el hijo del presidente, Gamal. Si las manifestaciones continúan propagándose en intensidad, no estamos seguros de cuánto tiempo el ejército seguirá apoyando lo que puede parecer a muchos un régimen tambaleante».
A continuación se presentan algunos extractos de un editorial en el diario Daily Times, titulado «La Batalla por Egipto»: [3]
«El verdadero poder en Egipto es su ejército, [con] el rápido deterioro de la ley y el orden, es sólo cuestión de tiempo antes de que el ejército se vea obligado a escoger un bando…»
«Está claro del último discurso televisado del Presidente Hosni Mubarak, que este se ha apuntalado sobre sus talones y no tiene intención de abandonar el poder hasta las próximas elecciones en septiembre. El vicepresidente de Egipto, Omar Suleimán – ex jefe de inteligencia – dijo que el mensaje de los manifestantes había sido recibido y que estos deben irse a casa. Sin embargo, las protestas pro-democracia parecen que va a continuar hasta que el Presidente Mubarak renuncie.
«El verdadero poder en Egipto es su ejército. El ejército dijo que no disparará contra su propio pueblo. El pueblo de Egipto mantiene al ejército en alta estima. Los manifestantes pro-democracia, desde el despliegue del ejército, han entonado regularmente que el ejército y el pueblo son uno. Tanto el Presidente Mubarak. – el comandante supremo de las fuerzas armadas – y el Vicepresidente Suleiman tienen vínculos directos con los militares y son una parte integral de la institución militar, el ejército mientras tanto ha permanecido como un observador silencioso, en el papel de árbitro neutral, a veces actuando como amortiguador entre los diferentes grupos de manifestantes.
«La pregunta es: ¿cuánto tiempo está el ejército dispuesto a jugar este papel con ninguno de los manifestantes pro-democracia, ni el Presidente Mubarak dispuesto a dar marcha atrás? Junto con el rápido deterioro de la ley y el orden, es sólo cuestión de tiempo antes de que el ejército se vea obligado a elegir un bando…»
«Lo escrito al Presidente Mubarak está en la pared. El pueblo egipcio ha hablado. Esta rebelión no es sólo en contra de este régimen, sino una revuelta por sus derechos y su dignidad. Ahora no hay vuelta atrás para ellos. Es del interés de Egipto, su pueblo y la región que el Presidente Mubarak renuncie al poder antes de que los acontecimientos tomen un giro peor y sobrevenga más derramamiento de sangre».
«Egipto es un aliado importante tanto de los Estados Unidos e Israel, la paz en Egipto es esencial para la vigilancia de la frontera con Gaza del lado egipcio»
«Egipto es un aliado importante de los Estados Unidos y de Israel. La paz en Egipto es esencial para la vigilancia de la frontera de Gaza del lado egipcio. Parece ser que las fuerzas armadas egipcias han comprendido la señal de Estados Unidos y han decidido por lo tanto abstenerse de utilizar la fuerza militar contra los manifestantes. A Mubarak no le quedan esperanzas: su pueblo quiere que se vaya, este ha sido tácitamente abandonado por sus partidarios más sólidos en el ámbito internacional y su propio ejército también le ha enviado un mensaje fuerte y claro, es decir, salga pacíficamente porque es insostenible salvarlo por más tiempo. Es hora de que Mubarak se vaya.
«Las protestas en Egipto, han tomado abruptamente al mundo árabe. Lo que comenzó en Túnez probablemente no culminará en Egipto. Los temblores están haciéndose sentir en Jordania así como también donde el Rey Abdullah ha disuelto el gabinete jordano y nombró a un nuevo primer ministro después de que miles de manifestantes exigieron la renuncia del Primer Ministro Samir Rifai y el fin del desempleo y el aumento de precios.
«Lo que el Rey Abdullah no entiende es que un cambio en el gabinete no es la respuesta a los males del pueblo jordano. Las reformas políticas en el mundo árabe significan el fin de la monarquía y los regímenes autoritarios. Hoy día los pueblos árabes están de pie por sus derechos, quieren democracia, libertad de expresión y derechos humanos básicos. Es hora de que consigan lo que hace mucho tiempo se les ha negado. Más poder para la gente del mundo árabe».
A continuación se presentan algunos extractos de un editorial en el diario Dawn, titulado «El Escenario Árabe»: [4]
«Si existe un hilo común que recorre la tela del ideal político del mundo árabe, es la supresión de la voluntad democrática del pueblo»
«El movimiento de inspiración tunecino ha creado olas en el mundo árabe. La intensidad de la agitación en Egipto puede no estar muy lejos de lo que sucedió en el complejo vacacional favorito en el Magreb del mundo occidental, pero parece que existe un flujo político verdadero. La diversidad en la cultura y el maquillaje político interno es bastante obvio, incluso de un estudio somero de las capitales como Riad, Beirut y el Cairo. Pero si existe un hilo común que corre a través de la tela de la ideología política del mundo árabe, es el la supresión de la voluntad democrática del pueblo.
«O hay una ausencia de democracia, como en la mayoría de las monarquías árabes, o si hay elecciones y referéndums, como en el ‘cinturón del norte’, estos son manipulados para darle a los cuasi-dictadores civiles un 90 por ciento de ganancia. El mandato hereditario no se limita a las monarquías y algunos caudillos civiles árabes nombran a sus hijos como sucesores.
«Más allá de la actual ola al desafío abierto de la autoridad en Egipto y en otros lugares, la ira sorda ha existido en el mundo árabe desde hace décadas. Las dinastías ricas en petróleo pueden haberle dado al pueblo prosperidad y una vida libre de impuestos. Pero la ausencia de nociones rudimentarias de la democracia se ha distanciado de la intelectualidad y la rápida expansión de la clase media educada que, a pesar de la censura y las prohibiciones, conoce el mundo en que este vive. Los regímenes de las economías no petroleras no le han dado a su pueblo ni siquiera un nivel de vida digno, ni un gobierno representativo en la acepción significativa del término. La mayoría de los líderes árabes de hoy están desacreditados».
«Lo que los gobernantes árabes no realizan es darse cuenta de que han sembrado las semillas al crecimiento de fuerzas intolerantes y de inspiración religiosa»
«Mientras que los [ex] líderes tales como Nasser, Burguiba, Ben Bella y Anwar Saadat tal vez pudieran afirmar tener algún apoyo de su pueblo y algunos logros, hoy día la mayoría de los gobiernos árabes desde el Atlántico hasta el Golfo han ofrecido a su pueblo poco que podría darles una participación en el estatus quo. Uno o dos estados árabes han hecho intentos de reforma.
«Una monarquía árabe como Kuwait puede poner en marcha una estructura representativa flexible, pero incluso en países donde las elecciones se llevan a cabo periódicamente falta la transparencia en las votaciones e incluso un campo de acción para todos los partidos políticos y elementos.
«Lo que los gobernantes árabes no se dan cuenta es que han sembrado las semillas de las fuerzas inspiradas en la intolerancia y en la religiosidad. La que pierde es la oposición liberal, porque no transmite su versión tolerante de la religión al pueblo abiertamente. En su lugar, son sus extremistas religiosos con un mensaje de odio y una agenda radical a quienes se les ha dado un período de gestación seguro. Túnez debería servir como un llamado de alerta a los gobernantes árabes. A su pueblo no se le puede mantener indefinidamente fuera de la conformación de su propio futuro».
A continuación se presentan algunos extractos de un editorial en el diario Daily Times, titulado «Cambio en Egipto»: [5]
«Como puede verse en gran parte del mundo árabe, los Estados Unidos siempre han estado del lado de los gobernantes quienes sirven mejor a su programa»
«Desde el 25 de enero, jóvenes de todos los ámbitos de la vida en Egipto, han estado protestando en contra de un sistema que por demasiado tiempo no les ha dado nada sino desempleo, alzas agobiantes de precios, un gobierno corrupto y brutalidad policial para que le quede claro a Mubarak – y al mundo – de que ya no están dispuestos a soportar una dictadura que ha estado tratando de inculcar una dinastía política a través de la asunción del hijo de Mubarak como su sucesor (el hijo ha huido ante las protestas a Londres, con una maleta, equipaje y familia)…»
«Envalentonados por el derrocamiento exitoso del presidente tunecino Zine El Abidine Ben Ali, los manifestantes de Egipto, al parecer, no descansarán hasta que se hayan librado de un presidente déspota…»
«Como puede verse en gran parte del mundo árabe, los Estados Unidos siempre han estado del lado de los gobernantes que le sirven mejor a su agenda. Bombeada con unos US $ 2 billones en ayuda militar y económica al año, Mubarak fue la carta de triunfo en los Estados Unidos para mantener a los ‘islamistas’ lejos del poder – la Hermandad Musulmana es percibida por Occidente como la mayor amenaza islamista de Egipto – y mantiene a Egipto en el seno de los estados árabes que han hecho la paz con Israel. A lo largo del mundo árabe, los Estados Unidos se han alineado con los déspotas que se niegan a abandonar el poder, burlándose de la ‘democracia’ a la que han defendido tan ferozmente. Incluso ahora, el Presidente Obama insta a «reformas democráticas’ en Egipto, pero no al derrocamiento de un presidente impopular, mientras que al mismo tiempo retienen $ 1.5 billones en ayuda militar, tal vez como una señal a los generales egipcios para que intervengan si quieren el dinero.
«Teniendo en cuenta el impulso de los acontecimientos y las protestas incesantes en las calles, se nota que los días del Presidente Mubarak están contados. Con la Hermandad Musulmana en silencio hasta ahora, aún no se ha visto que carácter este cambio inminente tomará. Cualquier cambio de régimen en Túnez y posiblemente en Egipto marcará la pauta para lo que venga en el mundo árabe. El mundo entero observa y espera».
A continuación se presentan algunos extractos de un editorial en el diario Express Tribune, titulado «Final de la Partida en Egipto»: [6]
«Aún más preocupante para los Estados Unidos es el hecho de que el malestar se está extendiendo, con Yemen padeciendo ondas similares de cambios drásticos»
«Después de diez días de protestas en el Cairo – y otras ciudades – perturbando malamente la vida, todo el mundo parece estar listo para que el Presidente Hosni Mubarak renuncie, con la excepción del propio presidente, que insiste en que habrá caos si este dimite ahora. Este argumento ignora el hecho de que existe ya una situación cercana a la anarquía. La gente lucha para comprar alimentos, el miedo prevalece en las calles y parece bastante obvio que las cosas seguirán empeorando a menos que la situación se resuelva.
«Parece que incluso Washington, que se ubica como uno de los más ardientes partidarios de Mubarak, haya reconocido que ahora no existe otra opción verdadera sino que el hombre que ha reinado sobre los asuntos en Egipto durante más de tres décadas renuncie. Aún más preocupante para los Estados Unidos es el hecho de que el malestar se está extendiendo, con Yemen ahora sintiendo ondas similares de agitación.
«Siempre es fascinante ver la forma en que los dictadores intentan aferrarse al poder. Hemos visto la renuencia en hacer una salida con gracia en nuestro propio país – la más reciente en el caso del ex presidente Musharraf. Quizás Mubarak se ha convencido a sí mismo de que él es realmente necesario para su pueblo. Pensamiento egoísta, después de todo, a menudo una característica clave de los dictadores. Sin embargo, el líder egipcio necesita enfrentarse a la verdad. Este debe dimitir, o ver a su país derrumbarse en un caos aún mayor.
«Todos los que se cuentan como amigos de Mubarak deben convencerlo a que lo haga. Existe una lección aquí para otros dictadores, a través de la región y en otros lugares. Hay un límite en el tiempo en que el pueblo aceptará un dominio coercitivo. Las muertes que han ocurrido en las calles de Egipto han agregado más a la ira y la determinación del pueblo de que el envejecido Mubarak deje el cargo. Es de esperar que este tenga el buen sentido de renunciar lo antes posible».
[1] Daily Times (Pakistán), 2 de febrero, 2011.
[2] Dawn (Pakistán), 30 de enero, 2011.
[3] Daily Times (Pakistán), 4 de febrero, 2011.
[4] Dawn (Pakistán), 28 de enero, 2011.
[5] Daily Times (Pakistán), 30 de enero, 2011.
[6] El Express Tribune (Pakistán), 5 de febrero, 2011.