El escritor palestino, Zakariya Muhammad, criticó a los intelectuales palestinos por no denunciar los crímenes palestinos pero sí criticar al movimiento de paz israelí:

«Actualmente, los intelectuales palestinos tienden a culpar a los intelectuales israelíes que se presentan como pacifistas, por abandonar la justicia y la paz en favor del consenso israelí que considera a los palestinos agresores y peligrosos para Israel, en vez de condenar la ocupación y demostrar su comprensión por el levantamiento palestino. Lo mas amable que dicen los intelectuales palestinos sobre los intelectuales israelíes es que son hipócritas; que su posición en pro de la paz es falsa y que, cuando llegó el momento de la verdad, apoyaron la ocupación.»

«De hecho, estas acusaciones son correctas en lo que se refiere a la mayoría de los intelectuales del así llamado ‘campo de paz’ israelí, ellos han mostrado una tendencia nacionalista e influenciaron en la subida al poder de Sharon.»

«Sin embargo, la crítica de los intelectuales palestinos se ve debilitada por su profundo temor de enfrentarse a los malos actos que han ocurrido del lado palestino. Ninguno de ellos ha denunciado los actos criminales de asesinato que han realizado los palestinos. A pesar de que muchos de ellos deploran estos actos en privado, ninguno ha escrito claramente sobre ellos o publicado un solo comunicado condenándolos.»

«En otras palabras, o estos intelectuales tienen miedo de su público y su reacción, o son hipócritas en los artículos que publican. Ellos solo tratan de complacer a su público aunque rompan las balanzas de la justicia sobre las que ellos afirman juzgar los acontecimientos. Esta actitud beneficia a los pacifistas hipócritas entre los intelectuales israelíes, que la usan como excusa para unirse a su ‘consenso nacional.’ Si los palestinos tienen un consenso propio y sus intelectuales abandonan ‘las balanzas de la justicia,’ – los israelíes tienen razón de hacer lo mismo.»

«No puedo entender la actitud de los intelectuales palestinos hacia el abominable asesinato de dos soldados cautivos en Ramallah. Tampoco puedo entender el silencio humillante ante el asesinato de dos ciudadanos israelíes inocentes en Tul Karm afuera de un restaurante. Se les asesinó solo porque eran judíos, lo que contradice totalmente los valores árabes de hospitalidad y la moral humana. Además, no puedo aceptar el silencio por el crimen del joven de Ashdod transmitido a través de la Internet…»

«Si los intelectuales palestinos no pueden denunciar estos actos criminales por miedo a su público o porque aceptan la lógica de que nosotros actuamos igual que los israelíes – entonces hemos llegado al punto de usar sus crímenes para justificar los nuestros. Si este es el caso – entonces estos intelectuales palestinos no tienen derecho de acusar de hipócritas a los intelectuales israelíes.»

«Cuando veo a un intelectual palestino hundiendo sus dientes en la carne de los intelectuales israelíes en su columna del periódico sin decir una palabra sincera en contra de los crímenes cometidos por nosotros – me deprimo. La justicia es única y no puede dividirse. No podemos usar la parte que nos conviene y desechar la otra parte, porque al hacerlo destruimos la verdadera esencia de la justicia, que es supuestamente el arma más importante de los intelectuales.»

«Los intelectuales palestinos dejaron la condena de estos actos de asesinato a la Autoridad Palestina y sus portavoces, e hipócritamente evitaron tomar una posición. Se escondieron detrás de la Autoridad Palestina y se deshicieron de la vergüenza de enfrentar a su público con la verdad.»

«La verdad es que si queremos atacar a los intelectuales israelíes hipócritas, la única herramienta que podemos usar es nuestra adherencia a las balanzas de la justicia; no podemos abandonarlas ni romperlas. Al adherirnos a las balanzas de la justicia, podemos ponerlos en evidencia, cuestionar su moral y exponer su hipocresía.» «No hay duda de que nosotros somos los oprimidos. Nosotros somos los perseguidos y tenemos la razón en general. Sin embargo, los oprimidos y los perseguidos también son responsables de pecados y actos reprochables. No debemos guardar silencio ante estos pecados y crímenes, aunque la gente se enoje con nosotros. Exigimos justicia porque es el techo que nos cubre y sin él estaríamos desnudos como Amos Oz, A.B. Yehoshua y otros, que, al final de día, justifican el asesinato y la ocupación y se sienten cómodos bajo la sombra de su consenso nacional – la sombra del gobierno del asesino Sharon.»[1]


[1]Al-Quds(PA), Marzo 1, 2001.

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