La decimoctava edición del diario identificado con Al-Qa’ida ‘Sawt Al-Jihad’ incluyó una entrevista con Fawwaz bin Muhammad Al-Nashami, comandante de la Brigada Al-Quds quien se responsabilizó por el ataque del 28 de mayo en Khobar, Arabia Saudita en el cual 22 personas fueron muertas. Lo siguiente son citas de la entrevista: [1]
Planeando la operación
Sawt Al-Jihad: «Alabado sea Alá… y que la gratitud este con Él… y la oración y la paz en él [el Profeta] quién, cuándo preguntó, ‘Cual es la parte del hombre que hace feliz al Señor?’ contestó, ‘De que él [el creyente] debería comprometerse en combate cara a cara con el enemigo mientras está desarmado.'»
«Con nosotros está hoy el comandante de la Brigada Al-Quds, el cual llevó a cabo la singular operación de calidad al este de la Península Arabica [e.d. Arabia Saudita], para que podamos aprender los detalles sobre la operación y lo que sucedió durante ella. Primero, queremos darle la bienvenida a nuestro hermano, y pedirle que nos revise algunas de las preparaciones para esta operación.»
Al-Nashami: «Por el nombre de Alá, y la oración y la paz esté con el Profeta: Pueda Alá bendecirlos. En la batalla de Khobar no había ninguna alternativa sino la de llevar a cabo las operaciones suicidas. Los hermanos, pueda Alá preservar a aquellos que permanecen vivos y recibir a aquellos que fueron muertos, todo a cuenta, de que ninguno regresaría, y combatirían hasta que fueran muertos y [así] comprender la idea de zambullirse a si mismos sobre el centro del enemigo. [Ellos pensaron esto] debido a la fuerza de los blancos y a la firme seguridad alrededor de ellos.»
«En efecto, todo el lugar era como colonias [extranjeras], como si estuvieran en un país occidental, tal cual ustedes apenas podrían caminar 200 metros antes de encontrarse con artillerilla pesada, Hummers [vehículos acorazados], puntos de búsqueda, armas y tropas armadas.»
«Alá sea agradecido, los hermanos se reunieron y prepararon el plan varios días antes de la [operación]. Después de las oraciones del alba, se sentaron para la revisión final del plan. Mientras estaban haciendo esto, nuestro hermano Abu Hajar [el comandante de Al-Qa’ida en la Península Arabica Abd Al-‘Aziz Al-Muqrin] me nombró comandante del grupo. Yo no estaba calificado para esto, pero fue una prueba de Alá. Nos reunimos con los hermanos y les expliqué las metas y el plan de la operación, y les mostré los blancos, e hicimos el reconocimiento, además de un reconocimiento anterior, y nos aprendimos de memoria los caminos que llevan a los sitios.»
«El día de la operación, nos dividimos las tareas finales. Yo era el chofer del automóvil; nuestro hermano Nimr Al-Baqmi [quién fue muerto en la operación] a quien pedimos a Alá que lo reciba, rodó junto a mí; nuestro hermano Hussein estaba en la parte de atrás, y nuestro cuarto hermano Nader estaba detrás de Nimr. El automóvil era un Maxima.»
«En la noche de la operación yo le coloque la trampa explosiva al automóvil, y coloque los explosivos, porque el tercer lugar, un complejo residencial, era el lugar más fortificado en toda la zona oriental. La distancia entre este y el palacio del [Príncipe Turki bin] Muhammad bin Fahd era sólo de 500 metros, y se sabe que éste es el centro del más grande libertinaje y prostitución. [Esta área] es muy grande, y está lleno de villas. Este complejo es nombrado en honor a [Abd Al-‘Aziz] Al-Sani’ [pero] la verdad es que pertenece a Muhammad bin Fahd y esto es sólo una cortina de humo.»
«Nuestro plan era de que cuando termináramos con los dos primeros lugares que son las dos compañías de petróleo, [iríamos] al complejo residencial dónde las fuerzas emergentes se [habrían] reunido, y nuestra decisión fue que yo debería ir en [el automóvil] y explotarlo entre ellos, para así abrir la vía a los hermanos.»
Sawt Al-Jihad: «Que tan lejos era entre estos dos complejos?»
Al-Nashami: «Los complejos estaban como si nunca los hubiera visto en mi vida. Están en el área del Cinturón Dorado, la cual es el área más lujosa y adinerada en el distrito oriental, y está llena de mansiones, tal como la del Emir [de la] [región] oriental quien vive ahí. Hasta vimos Marines americanos en uniforme saliendo de estos complejos. El complejo es de unos tres por tres kilómetros y tiene varias rejas, es decir, es una extensión enorme.»
Sawt Al-Jihad: «Y qué hay acerca de las compañías?»
Al-Nashami: «La primera compañía fue la Compañía de Inversión Petrolera Árabe. Ésta es una compañía que pertenece a la compañía americana Halliburton. Está involucrada en Irak. Se llama La Compañía de Inversión Petrolera Arabe, pero en efecto esta compañía está configurada de varias «compañías petroleras globales muy grandes.»
El primer ataque: ‘Atamos al infiel por la pierna [detrás del automóvil]… Todos observamos al infiel ser arrastrado’
Sawt Al-Jihad:«Cómo comenzó usted [la operación]?»
Al-Nashami: «Salimos precisamente del apartamento a un cuarto para las seis. Manejamos cercanos al sitio, y nos cambiamos de ropa y nos pusimos nuestros cinturones y armas. Le pedimos a Alá que nos ayudara, y que hiciera fácil las cosas para nosotros.»
«La compañía [del complejo] tenía dos rejas, y fuimos a la primera. Nuestro hermano Nimr y los otros hermanos fueron y le pidieron al guardia que abriera la reja. Había un hombre detrás de la puerta y la reja. Dos guardias de seguridad estaban fuera de la puerta y uno de ellos estaba dentro, y fue él que pudo abrir [la reja]. [Así que] los hermanos le dijeron: ‘Abra la reja!’ pero se negó. Los hermanos quisieron forzar la entrada, pero se escondió detrás del mostrador.»
«Teníamos prisa, porque teníamos que terminar con esta compañía, y seguir hacia la otra [compañía]. [Así que] viramos hacia la segunda reja principal, entramos a la fuerza y terminamos con los guardias que estaban ahí.»
«Tan pronto entramos, nos encontramos el automóvil de un británico, el director de inversión de la compañía, a quien Alá había enviado a su muerte. Él es el de cuyo teléfono celular en el asiento de su automóvil, con la sangre en este, seguían exhibiendo [en la televisión]. Lo dejamos en la calle.»
«Salimos, y manejamos nuestro automóvil. Habíamos atado al infiel por una pierna [detrás del automóvil]. Dejamos la compañía del [complejo] y nos reunimos con las patrullas. El primero en llegar fue un jeep de una patrulla con un soldado, y lo matamos. Con el resto intercambiamos disparos, y pasamos.»
«Alá sea agradecido, habíamos aprendido más de una ruta en el segundo lugar. Cuando las patrullas bloquearon la vía, [no] tuvimos oportunidad alguna de regresar por la misma ruta, así que nos fuimos por otra vía – vía la costa, y luego vía Khobar, es decir, la carretera Damam – una distancia de cuatro kilómetros.»
«La ropa del infiel fue rasgada en tiras, y él estaba desnudo en la calle. La calle estaba llena de gente, ya que esto fue durante las horas de trabajo, y todos observaron al infiel ser arrastrado, alabanza y gratitud sean a Alá.»
«Cuando llegamos a uno de los puentes, nos encontramos con una emboscada de jeeps de los perros de Tawaghit [e.d. las tropas del gobierno saudita] y la guardia de los americanos, e intercambiamos disparos con ellos. [2] Cuando cruzamos el puente, la soga [por el cual el británico fue atado] se soltó y el cuerpo del infiel se desplomó en medio de la intersección, entre las cuatro señales de parada, y todos los que fueron detenidos en las señales de parada vieron al infiel el día en que cayó desde lo alto del puente.»
«Los hermanos habían intercambiado disparos con las patrullas, mientras gritaban, ‘Alá Akbar’, y ‘No hay ningún Dios sino Alá.'»
El segundo ataque: ‘Somos Mujahideen y queremos a los americanos… Le disparamos a la cabeza… Le cortamos la garganta’
«Alá sea agradecido, nos excedimos en esta emboscada, y continuamos en nuestra vía hacia la segunda compañía, el Centro Petrolero, el cual también es un complejo con varias compañías. Llegamos a la reja y nos bajamos del automóvil. Alá sea agradecido, los hermanos estaban maravillosamente tranquilos y serenos, como si estuvieran paseando.»
«Entramos y encontramos jóvenes de la Península Arabica [e.d. Arabia Saudita] llevando puesto el uniforme de Aramco. Ellos preguntaron, ‘Qué es lo que está pasando?’ Les dijimos, ‘Tranquilícense, no tengan miedo, no los queremos. Sòlo queremos a los americanos.'»
«Los cuatro entramos a la compañía juntos. Nos reunimos con los empleados árabes y les saludamos. Les preguntamos: ‘Dónde están los americanos? ‘ Estaban todos pasmados y dijeron: ‘Qué es lo que está pasando? Quiénes son ustedes?’ Les dijimos, ‘Nosotros somos los Mujahideen, y queremos a los americanos. No hemos venido a apuntar armas a los musulmanes, sino a purgar a la Península Arabica, según la voluntad de nuestro Profeta Muhammad, de los infieles y politeístas que están matando a nuestros hermanos en Afganistán e Irak. Queremos que nos muestren donde están.'»
«Nos viramos para ir hacia arriba. El edificio incluía a varias compañías, y había varias puertas. Cada vez que abríamos una puerta, encontrábamos un grán vestíbulo y en este varias oficinas y una oficina principal con una ventana de vidrio.»
«Entramos a una de las [oficinas] de la compañía, y encontramos ahí a un americano infiel quien se parecía a un director de una de las compañías. Entré en su oficina y le llamé. Cuando se volteó hacia mí, le disparé en la cabeza y esta explotó. Entramos en otra oficina y encontramos a un infiel de África del Sur, y nuestro hermano Hussein lo degolló. Le pedimos a Alá que acepte [estos actos de devoción] de nosotros, y de él. Era el infiel del África del Sur.»
«Salimos de las [oficinas] de la compañía y encontramos a nuestro hermano, Nimr el héroe, de pie a la entrada a la compañía y protegiéndonos, bebiendo agua como si estuviese paseando. [Actuaba de esta manera] debido a su gran valentia – pueda Alá tener misericordia en él.»
«Salimos de [la compañía] y rodamos en nuestro automóvil. Nos encontramos con fuerzas que se apresuraron en defender a los americanos; quizás algunos de ellos [eran] Marines americanos. Intercambiamos disparos con ellos, el cual fue nuestro tercer encuentro con ellos. Su gran cobardía se evidenció por su comportamiento: Estaban muy lejos y cuando nos estábamos acercando se seguían retirando y distanciándose de si mismos.»
El tercer ataque: ‘El hermano Nimr le cortó la cabeza y la puso en la reja del edificio… Encontramos a ingenieros hindúes y también los degollamos’
«Nos viramos hacia al tercer sitio, el cual era el centro más fortificado de todos los complejos. Nuestro plan era el de permanecer en el automóvil hasta que estuviésemos junto al vehículo acorazado americano. Cuando lo hicimos, los hermanos aparecieron desde las ventanas [del automóvil] y comenzaron a gritar ‘Alá Akbar’, y les dispararon. Y vi como el cráneo del soldado que estaba de pie detrás de la ametralladora explotar ante mis ojos. Alá sea alabado. Pienso que el chofer también fue muerto.»
«Nuestro plan [original] era el de entrar a través de la reja de salida, e inmediatamente al entrar yo haría explotar el automóvil entre ellos [los guardias], mientras los hermanos [continuarían] atacando [dentro del complejo].»
«Tan pronto llegamos, pasamos los vehículos acorazados e intercambiamos disparos con ellos. En una de las rejas, Alá nos trajo a un guardia de seguridad, a quien habíamos visto en la calle. Le ordenamos que abriera la reja y así al hacerlo no necesitamos volar el automóvil.»
«El hermano Nimr fanfarroneó dentro del complejo. Luego rodamos por el camino principal dentro del complejo. El complejo es de hecho muy grande, y su área se extiende a varios kilómetros, y dentro de este hay varios complejos.»
«Fuimos a uno de los edificios. el Hermano Nimr, pueda Alá tener misericordia en él, empujó la puerta hasta que abrió. Entramos y delante de nosotros estaban muchas personas de pie. Les preguntamos su religión y por sus documentos de identificación. Usamos esta vez el Da’wa [predicar el Islam], y por iluminar al pueblo acerca de nuestra meta. Hablamos con muchos de ellos.»
«Al mismo tiempo, nos encontramos a un infiel sueco. El Hermano Nimr le cortó la cabeza y la puso en la reja [del edificio] para que fuese vista por todos aquellos que entraban y salían.»
«Continuamos en la búsqueda de los infieles y degollamos a aquellos que encontramos entre ellos. Al mismo tiempo, escuchamos el sonido de las patrullas y el congregarse [del personal de seguridad] afuera. Estos cobardes no se atrevieron a entrar. Habían pasado aproximadamente de 45 minutos a una hora desde el comienzo de la operación.»
«Comenzamos a peinar el sitio buscando infieles. Encontramos filipinos cristianos. Los degollamos y se los dedicamos a nuestros hermanos los Mujahideen en las Filipinas. [Igualmente], encontramos a ingenieros hindúes y los degollamos también, Alá sea alabado. Ese mismo día, purgamos la tierra de Muhammad de muchos cristianos y politeístas.»
«Después, regresamos al hotel. Entramos y encontramos un restaurante, dónde desayunamos y descansamos un rato. Luego subimos al siguiente piso, encontramos varios perros hindúes, y los degollamos. Les dije a los hermanos que los dejaran en las escaleras para que las tropas del Taghut los vieran cuando entraran de repente, y fuesen atacados por el terror. [3] Pero parece que pensé demasiado bien en estos cobardes, porque no entraron [al hotel] hasta después de que hubiésemos salido.»
«Utilizamos el tiempo para [enseñar] el Corán a los musulmanes quienes se quedaron. Les enseñamos a leer [Surat] Al-Fatiha apropiadamente. Estaban asombrados de nosotros, [y dijeron], ‘Cómo pueden ustedes hacer esto en tal atmósfera enardecida?’ Gracias sean a Alá por permitirnos hacer esto.»
«Los musulmanes hindúes nos dijeron que su gerente era un hindú vil que no les permitía rezar, y que llegaría en breve. Cuando [el gerente] llegó, verificamos su religión por medio de sus documentos identificatorios, y lo mantuvimos con nosotros durante breve tiempo.»
«Luego llamé a Al-Jazeera televisión, y realizaron una entrevista con nosotros, que no han dado a conocer. Les dije que estaba hablando con ellos desde el complejo y que sólo los infieles eran nuestros blancos.»
«Luego fui a uno de los cuartos, miré las noticias en la televisión y vi las noticias del evento en la pantalla. Habían pasado aproximadamente cinco horas desde el comienzo de la operación, y las noticias que fueron dadas a conocer eran de que las fuerzas de emergencia ‘estaba ahora irrumpiendo en el complejo.’ Separé a los hermanos en ciertas posiciones en el hotel y nos alistamos para rechazar un ataque de los perros del estado por si forzaban la entrada sobre nosotros.»
«A las dos de la tarde, forzaron la entrada, encabezados por un funcionario. Los vimos desde nuestras posiciones y les lanzamos bombas. El funcionario fue muerto, Alá sea agradecido, y sus soldados fueron heridos. Los soldados gritaron a sus hermanos al fondo: ‘Queremos salir, por Alá, sáquenos, sáquenos! ‘ Estábamos gritando, ‘Alá Akbar y ‘Alá es nuestro Dios. Ustedes no tienen ningún dios. Váyanse al Infierno y la maldad es su destino!'»
«Nimr, pueda Alá tener misericordia en él, dijo uno de ellos: ‘Acercate, oh cobarde, ven aca! ‘ Pero huyó de él.»
«Ellos comenzaron a disparar con armas pesadas en el hotel y continuaron hasta las horas de la tarde. Al mismo tiempo, descuartizamos al vil hindú quien le había impedido a sus empleados orar. Trajimos a los musulmanes hasta los pisos de arriba para que los disparos y escaramuzas de las fuerzas de emergencia no les dañaran. Permanecimos abajo y esperamos por estos cobardes.»
«Al mismo tiempo, el hermano Hussein estaba en las escaleras y notó a un infiel italiano. Le apuntó su arma y le dijo que se acercara. El infiel se acercó. Vimos sus documentos de identificación y decidimos que debería llamar a Al-Jazeera y hablar con su gente y enviarles una advertencia sobre la guerra del Islam y su pueblo, y que después lo degollaríamos y lo dedicaríamos a los italianos que estaban combatiendo a nuestros hermanos en Irak y al idiota presidente italiano que quiere confrontar a los leones del Islam.»
«Llamamos a Al-Jazeera y le dije al que estaba transmitiendo que hablara con él [e.d. el italiano]. El que estaba transmitiendo me preguntó, ‘Habla él inglés?’ Le dije al que estaba transmitiendo, ‘Tiene usted traductores italianos? ‘ Él dijo, ‘Sí’, y yo dije, ‘Permítale hablar en su propio idioma.'»
«Él [el italiano] habló durante varios minutos. Le pregunté al que estaba transmitiendo, ‘Lo Grabó?’ Él dijo, ‘Sí’, y luego el héroe Nimr lo degolló.» [4]
Sawt Al-Jihad: «Nosotros le pedimos a Alá que acepte esta ofrenda de sus manos. Qué pasó luego?»
Al-Nashami: «Todo este tiempo, estuvimos listos y alertas. Uno de los hermanos sugirió atacar a esos cobardes, porque los habíamos esperado durante mucho tiempo y no habían venido. Así que buscamos el consejo de Alá [sobre el qué hacer]. Después de las oraciones de la tarde, buscamos el consejo de Alá una segundo vez. Después de las oraciones de la noche, buscamos el consejo de Alá una tercera vez. [5]
«Extrañamente, nos sentíamos como dormidos. Más extraño aun, desde el comienzo de la operación por la mañana, nos habíamos sentido como dormidos y luego recordamos las palabras de Alá: ‘[Alá] les envolvió en el sueño, [concedido a ustedes] como la tranquilidad de Él [Corán 8:11].'» [6]
El escape
«Después de la oración de la noche, repasamos la situación, y nos movimos después de las 9:00 pm. Salimos del último lugar del que el enemigo esperaría, y Alá deslumbró sus ojos y no nos vieron.»
«Ascendimos por encima de una de las cascadas artificiales que pasaban por lo alto del camino. La distancia entre nosotros y el suelo era muy grande, 13 metros. Alrededor de estas cascadas habían grandes árboles y cinco metros más allá habían barreras de concreto que rodeaban al complejo.»
«Primero, el hermano Hussein saltó. Tiró abajo su bolsa de municiones, puso su Kalashnikov en su espalda, se apretó la correa, dijo ‘En el Nombre de Alá’, y saltó. Cuando alcanzó el suelo, yacía tirado, y uno de los hermanos pensó que fue muerto. Pero con la misericordia de Alá, la tierra estaba suave y mojada, debido a la cascada. Así, el hermano Hussein no sufrió daño alguno. Apenas podíamos creer nuestros ojos. Lo llamamos, y respondió, diciendo que estaba entero y con mucho corazón. Luego supimos con seguridad de que esto fue un gran milagro de Alá, porque la altura era grande, 13 metros. Oh Alá, que la alabanza sea para Ti!»
«Después el hermano Nader saltó, luego lo hice yo, y después de esto el hermano Nimr, pueda Alá recibirlo.»
Sawt Al-Jihad: «Alá Akbar… Alá sea alabado por este gran milagro y favor. Y ahora ustedes están fuera en la calle.»
Al-Nashami: «Sí, estamos ahora en la calle y los árboles les impiden vernos y todas las fuerzas que se reunieron afuera pensaron que estábamos dentro del hotel. La hora era casi las 10:30 de la noche, y estábamos muy cansados y nos sentíamos con sueño. Decidimos descansar antes de atacarlos. Habían sólo unos metros de distancia entre nosotros y ellos, pero Alá en su misericordia les había desviado su mirada del hotel y preparó para nosotros a los árboles gigantes que nos escondieron de ellos. En un comienzo, no esperaban, ni siquiera por un pequeño porcentaje que saltaríamos de esta pared tan alta.»
«Los hermanos durmieron durante una hora y yo les protegí. Todos los hermanos estaban seguros de que serian muertos [durante la operación] pero preferimos combatir después de haber descansado. Después de eso, dormí como nunca había dormido en mi vida en términos de descanso y serenidad, Alá sea alabado.»
«Luego decidimos que seríamos los que atacaríamos. Nos agrupamos y le pedimos a Alá insistentemente con oración de proporcionarnos un ejército de entre Sus anfitriones. El plan era de que nosotros cuatro apareceríamos y detendríamos al primer vehículo militar que viéramos. Nimr y Hussein se acercarían al automóvil y matarían a los perros americanos en él, y yo iría hacia el vehículo acorazado y lo ocuparía con fuego y así distraería la atención de los otros, y el hermano Nader llevaría el resto de municiones porque este impide que el rápido movimiento y lo cargaría en el automóvil. Luego, habiendo tomado el automóvil, iríamos hacia el anillo de guardias de seguridad para acometerlos.»
Sawt Al-Jihad: «Cuántos soldados crees que habían ahí, un estimado?»
Al-Nashami: «La verdad es que había un gran número de fuerzas, automóviles acorazados, vehículos hummers, y otros vehículos. Quisimos tomar el automóvil porque el anillo de seguridad era de kilómetros de [largo]. Teníamos que poseer un automóvil para poder llevarnos a nosotros y a nuestras armas para penetrar en ella.»
«Cuando aparecimos por detrás de los árboles, los soldados estaban sobresaltados y nos miraban como si fuésemos fantasmas. El primero en alcanzarlos fue Nimr, pueda Alá tener misericordia en él. Corrió con velocidad increíble, disparando y gritando, ‘Alá Akbar.’ Intercambiamos disparos con ellos y Alá, en Su bondad, generosidad, misericordia y benevolencia, nos dio la victoria sobre ellos»
«El resto de los soldados que estaban alrededor del edificio comenzaron a disparar, no sé a que es lo que le estaban disparando, quizás algunos de ellos estaban probando sus armas por primera vez.»
«Destruimos dos jeeps y matamos a la gente que estaban dentro de ellos. Maté al chofer del tercer jeep y el vehículo se volteó varias veces. Estábamos ahora en el medio de la calle y no podíamos conseguir un automóvil para entrar.»
«Quisimos cruzar por una de las calles cercanas, pero Nimr salió, rápido como el relámpago, tomó una posición de batalla muy difícil e intercambió disparos con el vehículo acorazado. Vi como las balas en su recorrido salían de su rifle, iluminando al soldado detrás de la ametralladora. Cruzamos la calle, con balas que caían bajo nosotros como lluvia y devolvimos el fuego. Esto fue un milagro y la gracia maravillosa de Alá. Vimos las balas [pasando] entre nuestros pies y alrededor de nosotros, pero no obstante nada nos hirió, Solo Alá sea alabado.»
«Entramos en el cuadrante designado y, Alá sea agradecido, pudimos evadirnos de este anillo mientras esos idiotas todavía estaban disparando. Luego subimos a uno de los automóviles y nos fuimos.»
«Por Alá, estoy aturdido por lo que pasó. La distancia era de un kilómetro y medio o dos; pasamos docenas de automóviles acorazados, jeeps y APCs, y dispararon sobre todos ellos y pasaron a través de todos ellos, en el medio de la calle dónde se estaban reuniendo, con sólo un metro de distancia entre nosotros y cada uno de sus vehículos.»
«Bloquearon la calle, pero Alá facilitó nuestra salida. Desafiamos la muerte y quisimos zambullirnos en su medio, buscando descuartizarlos y lograr el martirio. Sin embargo, [el primer Califa] Abu Bakr, pueda Alá estar agradecido con él, habló verdaderamente cuando dijo, ‘Deseen la muerte y se les dará la vida.'»
«Los trazos de las balas asustaron grandemente a estos cobardes. Les disparamos con Kalashnikovs y también les lanzamos bombas hechas por nuestros hermanos. Nosotros gritamos, ‘Alá Akbar y ‘No hay ningún Dios sino Alá’, y Alá nos dio una gran victoria.»
«Penetramos por el primer anillo [de seguridad], y luego el segundo y el tercero. En el tercer anillo, el león héroe Nimr surgió desde detrás de un automóvil y disparó. Una bala le golpeó en el medio de su pecho, pero a pesar de esto, este león valiente continuó disparando.»
«Penetramos por el cuarto anillo y el quinto, con la sangre de Nimr fluyendo fuertemente, pero continuó disparando… Penetramos por el sexto anillo pero Nimr cayó en el sexto anillo.»
«Dentro del automóvil, levantó su dedo índice. [7] Intentamos moverlo y agitarlo, pero no se movió, así que no dudamos que fue muerto. Le pedimos a Alá que lo elevara a un rango más alto…»
«Cuando salimos del sexto anillo alcanzamos la carretera. No podríamos creer que habíamos atravesado todos éstos anillos de seguridad. Supimos con certeza de que éste era el resultado del apoyo y benevolencia divina.»
«Recorrimos aproximadamente 10 kilómetros… Encontramos un camión de la Guardia Nacional y lo tomamos. El hermano Nader estaba en la parte de atrás con su arma para disparar en caso de intercambios de disparos. En la carretera vimos jeeps que iban en dirección opuesta al sitio. Los pasamos de largo, gracias sea a Alá, con ellos pensando que éramos sus amigos – el cielo nos proteja – y Alá deslumbró sus ojos para que no nos vieran, aunque el hermano Nader estaba en la parte trasera del camión portando su rifle…»
«Entramos en la ciudad, con la gracia de Alá, como si lo que nos había ocurrido fuese un sueño, debido a los muchos milagros y al apoyo divino que vimos. Oh Alá, a Ti es la alabanza y la gratitud, como mantienes la magnificencia de Tu cara y la grandeza de Tu reinado!»
«Cuando escapamos, nos pusimos en contacto con nuestros hermanos, y nos reunimos, gracias siempre sea a Alá, y bendiciones a Él por esta gran victoria.»
‘Esta operación es considerada una gran victoria de Alá… Muchos [de los árabes y musulmanes en el Complejo] oraron por nuestra victoria’
Sawt Al-Jihad:«Uno de los tontos errores de los medios de comunicación de Al-Salul [el término derogatorio para la Casa real de Saud] fue la publicación del testimonio de árabes y musulmanes que estaban en el complejo, para que el mundo entero escuchare que ustedes no apuntaron o dañaron a los musulmanes. Por favor díganos, pueda Alá protegerles, acerca de su actitud hacia ustedes y acerca del impacto de este evento sobre ellos.»
Al-Nashami: Que la alabanza sea a Alá. La verdad es que esta operación es considerada una gran victoria de Alá. Docenas de personas sabían de las exigencias de los Mujahideen y vieron esto con sus propios ojos. Muchos [de los árabes y musulmanes en el complejo] oraron por nuestra victoria y éxito. Algunos de los musulmanes paquistaníes e indios gritaron ‘Alá Akbar’ con nosotros, y cuando averiguaron que el nombre de nuestra brigada era Al-Quds [e.d. Jerusalén], dijeron, ‘Alá Akbar, queremos ir con ustedes a Jerusalén'»
«Cuando estábamos en el hotel le enseñamos el Corán a algunos de ellos. Cuando encontrábamos a un árabe o musulmán vestido como los infieles o con rasgos faciales no-islámicos le aconsejábamos que se apartara de los complejos en los que viven los infieles. Igualmente, les aconsejábamos que llevaran puesta ropa islámica para que nadie tuviera que preguntarles si eran musulmanes o no. Nos encontramos a un musulmán iraquí que tenía ciudadanía americana. Tembló ante nosotros pero le dijimos que no habíamos venido a matar musulmanes…»
«Cuando buscábamos a los infieles, pasábamos por las oficinas dónde algunos de la Península Arabica nos esperaban aprehensivamente. Hablamos con ellos y les dijimos: ‘Oh hermanos, no teman, no estamos matando musulmanes, queremos a los infieles extranjeros. Oh compañeros, cómo están ustedes?’ Hicimos esto hasta que su miedo se hubiese ido y empezaron a bromear con nosotros y a dirigirnos a los sitios de los infieles….»
Sawt Al-Jihad: «Hubo alguien de ustedes que salió herido?»
Al-Nashami: «Sólo una herida leve: El hermano Hussein tuvo un corte en su mano cuando rompió una de las ventanas. Estamos todos bien, Alá sea alabado, y emprendemos ante Alá, yo y los miembros de mi brigada, para participar de nuevo en una operación como esta, Alá sea alabado y agradecido.»
Sawt Al-Jihad: «Alabad a Alá por su bienestar, y pidámosle a Alá inscribir sus premios y darle la satisfacción de venganza a sus corazones [contra los infieles] del mismo modo que ustedes le dieron satisfacción a los corazones de los musulmanes por todo el mundo.»
[1] Sawt Al-Jihad, Edición No. 18, junio 2004. La transcripción puede ser encontrada en:
http://www.hajr.ws/forum/showthread.php?p=404390047.
[2] Esta palabra es una expresión del Corán que significa idolatría y culto al diablo, y es usada por islamistas modernos para los gobernantes opresivos que, mientras que musulmanes nominales, han traicionado al verdadero Islam.
[3] Véase anteriormente, La Nota 2.
[4] El canal Al-Jazeera anunció de que había recibido una llamada telefónica de un individuo desconocido reclamando de que estaba hablando desde dónde los rehenes estaban siendo retenidos, y que tenía a un rehén con él. Al-Jazeera dijo que se había negado a tratar con este asunto porque esta no trata con conversaciones de fuentes desconocidas cuya credibilidad no puede ser verificada. Al-Rai Al-‘Aam, (Kuwait), 31 de mayo, 2004.
[5] El término usado aquí para buscar el consejo de Alá es Istikhara, la práctica de abrir el Corán al azar y escoger un verso.
[6] Probablemente el verso que habrían encontrado en el proceso de Istikhara.
[7] Diciendo el Shahada, e.d. la declaración musulmana de fe: «No hay ningún Dios sino Alá y Muhammad es Su Profeta.»