Recientemente, en Arabia Saudita, dos hermanas fueron asesinadas por su hermano después de que fueron recogidas por la policía religiosa saudita bajo sospecha de que compartían con muchachos. [1] El incidente encolerizó a la prensa saudita, particularmente porque su hermano las asesinó inmediatamente después de que su padre las recogió de la estación de policía. En su columna en el diario saudita Al-Watan, la redactora saudita liberal Maliha Al-Shahhab escribió que la sociedad saudita estaba retrocediendo, y que los asesinatos por honor eran igual a la costumbre de enterrar vivas a las muchachas que prevaleció durante la Jahiliyya [2] – que, según dijo ella, era una de las costumbres que el Islam alcanzó a erradicar.
Lo siguiente es una traducción de su columna, la cual fue titulada «[La Costumbre] de Enterrar Vivas a Muchachas Todavía Está Aun Con Nosotros» [3]
«A principios del mes pasado, una catástrofe conmocionó a [nuestra] sociedad. La publicación de una noticia en los diarios provocó un diluvio de [reacciones] de escritores. En cuanto a mí, no me sorprendió, sólo que no podía comprenderlo y me llevó algún tiempo entender lo que había ocurrido.
«Dos niñas en los albores de su juventud, 15 y 16 años… [y] sin haber todavía emergido del capullo de la inocencia, se sospechaba [pasaban rato compartiendo con muchachos] y fueron detenidas [por la policía religiosa]. Los funcionarios que las arrestaron eran de esta sociedad, y conocían mejor que nadie cómo reacciona una familia que se le informa de tal incidente donde se involucraba a una de sus hijas y también a lo que una muchacha pudiera estar expuesta por parte de su familia y la sociedad después de haber sido arrestada. Pero estos [funcionarios] no tuvieron compasión por las muchachas, [a pesar del] aire de niñez que emanaba de ellas, y llamaron por teléfono a su padre».
«Me imagino a [las dos muchachas] Rim y Nouf en espera de su padre, sus jóvenes corazones repletos de alegría por haber sido rescatadas, a pesar del miedo que las llenaba… Una vez que su padre las recogió… no habían tomado su primer paso… [antes] de que fueran recibidas por los disparos de la muerte, enterrándolas vivas. ¿Que oraban sus almas en ese momento? Un hermano asesinó a sus dos hermanas!
«Quién plantó en el niño la idea de purgar el honor de la [familia], quién lo programó para ser una bomba de tiempo que detone en un momento determinado – sin equiparlo con las herramientas de conocimiento que le darían algo de auto-control? ¿Quién es responsable de este delito, de este [acto] sin sentido de [enterrarlas] vivas, por el desprecio a la vida y el destino de los demás?
«Estas dolorosas preguntas deben ser contestadas, a fin de detener este terrible retroceso de una sociedad que se cree a sí misma parte de la civilización humana… Sería adecuado para nosotros, prepararnos para tomar parte en el desarrollo de la humanidad [contribuyendo] en todos los valores del cual nos jactamos con las demás naciones.
«Pensábamos que pertenecíamos [a la civilización humana] – pero de pronto descubrimos que no sólo estamos fuera de ella, sino que… vamos en retroceso, hacia el Jahiliyya, y a la adopción de sus conceptos – conceptos que el Islam alcanzó a prohibir».
[1] ‘Okaz (Arabia Saudita), 7 de agosto, 2009.
[2] La era pre-islámica, o la era de la ignorancia, en la Península Arábiga.
[3] Al-Watan, Arabia Saudita, 7 de agosto, 2009.