En su columna del 6 de julio, 2014 en el diario jordano Al-Dustour, el doctor Muhannad Mubaideen lamentó el fenómeno de los jóvenes jordanos que emprenden el jihad en Siria e Irak. Advirtió que el terrorismo estaba atrayendo a jóvenes jordanos que se convertían en víctimas de la idea del jihad, y llamó a una acción gubernamental a fin de detener el fenómeno.
A continuación se presentan extractos de su columna.
«Ella no sabía que su hijo, que acababa de graduarse en la universidad, sería muerto por una explosión en Irak. Su marido es un hombre piadoso y temeroso de Dios, que durante años ha frecuentado las mezquitas, y la familia es religiosa y vive una vida tranquila. La [familia] no tiene ningún interés en ningún tipo de centro de extremista, y los niños viven ni en un ambiente irreligioso ni en un hogar donde el nombre de Alá no es mencionado.
«Así que cuando este joven, que acababa de terminar sus estudios, les dijo a sus padres que quería ir a Turquía con sus tres amigos, su solicitud no fue rechazada, no, ya que no mostró signos de ningún tipo de extremismo que hubiese evitado el consentir su petición.
«La familia acordó que su hijo podía hacer este viaje… y [su] madre dejaría de lado algunas de sus comidas favoritas para que pudiera preparárselas a su regreso, pero el viaje duró más tiempo y todavía más tiempo – hasta que la noticia llego de que su hijo había muerto en Irak.
«La madre se negó a creer [la noticia de] este desastre, ya que su educado y respetado hijo, que se encargó de vivir un estilo de vida apropiado, nunca le reveló nada a ella de sus intenciones. [Pero] sus [intenciones] habían sido actualizadas en su martirio, que le robó antes de tiempo parte de [su propio] cuerpo. Sus sueños de celebrar su graduación terminaron en dolor, tristeza y angustia.
«Las vistas de la muerte y martirio de un joven jordano como nuestro amigo y sus compañeros – algunos de los cuales fueron asesinados y algunos de los cuales regresaron a sus familias – son ahora comunes, y las historias se repiten una y otra vez. Algunos pelean con [Jabhat] Al-Nusra, otros con el EIIS, y hay muchas historias de cientos de jóvenes jordanos que emigraron a fin de combatir en Irak o Siria, y, antes de eso, a principios de 1990, a Chechenia y los Balcanes. Sus cifras ya pueden exceder más de 2000.
«Desde su punto de vista, es esencial emprender el jihad y el suelo de Siria se ha convertido en una base para el jihad para miembros de la secta [sunita] – tal como lo fue en el primer siglo de la hégira. Pero aunque entonces el enemigo en Siria fue bizantino, existe cierta disputa sobre quién es hoy. A veces es el régimen sirio, a veces son las organizaciones rivales, y a veces es Irán y a veces es Hezbolá. Lo importante es que los combatientes del jihad están dejando a sus familias en Jordania en esperanza de unirse a sus compañeros [suníes] y librar juntos el jihad.
«Hoy, cuando la visión de los jóvenes anhelan el jihad [e ir a] librarlo es algo común, tenemos que reconocer la fuerte atracción que ejerce el extremismo sobre ellos en nombre del jihad… y [que] los jóvenes se están convirtiendo en sus víctimas. Jóvenes con educación y otros – desempleados y sintiendo un vacío interior – han ido a Irak y Siria, pero el desempleo no es la razón [principal] [de esto], porque algunos han abandonado sus puestos de trabajo y se han ido a Siria, tal como sucedió con un funcionario en una gran universidad nacional que tomó unas vacaciones para hacer una peregrinación y cuyo viaje concluyó en un informe de que había sido asesinado en Siria, ante el asombro de los que lo conocían – su familia, amigos y colegas».
«El número de los frentes de batalla hoy día y el número de organizaciones que combaten contra ellos está [constantemente] en crecimiento, y algunos jóvenes jordanos están combatiendo entre sí – cada uno dentro de su organización y su líder. Es imposible conocer el destino de los que fueros y no regresaron, pero debemos aprender la lección de los jóvenes que si regresaron, a fin de abrirle los ojos a la opinión pública y explicar los errores que [estos jóvenes] cometieron. Debemos [también] llegarles a estos jóvenes [que regresaron] y aprender de sus errores – si es que en verdad observan lo que les sucedió como un error – a fin de detener a [otros jóvenes] a que migren por el jihad.
«Hasta la fecha, no sabemos de ningún esfuerzo nacional organizado para detener [a los jóvenes a que se] adhieran a las organizaciones islámicas que combaten en Irak y Siria, o incluso de [cualquier esfuerzo] por aprender alguna lección de sus historias. ¿Lo qué está sucediendo en su mayor parte es que esperamos por los nombres de los fallecidos después de que nos enteramos de su muerte. Así que ahora, por desgracia, hay quienes están convencidos de que somos inmunes al peligro del extremismo y al peligro de la guerra civil [que nos amenaza a todos nosotros] ya – [es decir], el EIIS».