En un artículo en el diario jordano en inglés El Times de Jordania titulado «Tenemos un Problema», el abogado y columnista Zaid Nabulsi escribió que a los musulmanes no les es suficiente protestar que «el Islam es inocente» por las acciones de los terroristas. Ellos también deben reconocer que el extremismo de las organizaciones terroristas tales como el EIIS emana directamente de las enseñanzas del Islam wahabí que ahora impregnan el mundo sunita, y de los mensajes difundidos por la Hermandad Musulmana y de clérigos prominentes tales como Yousuf Al-Qaradawi. Este agregó que los musulmanes deben ser lo suficientemente valientes no sólo para condenar la ideología de los terroristas, sino también para renunciar a los textos islámicos que son incompatibles con los valores humanos básicos, incluyendo ciertos hadiths que son erróneamente atribuidos al Profeta Mahoma, así como los escritos de ciertos académicos medievales prominentes, tales como Ibn Taymiyyah.
Lo siguiente son extractos de su artículo:
«Algunas enseñanzas wahabí, que han permeado el aire que respiramos en el mundo musulmán, son simplemente irreconciliables con los valores humanos decentes»
«Suficiente. Es hora de hablar». ‘El Islam es inocente’ es una frase incompleta. Se requiere de introspección, ya que, si nos alejamos de la realidad, la alternativa será más imágenes como las que hemos sido testigos en la pasada noche del martes, cuando el valiente teniente Muath Al-Kasasbeh fue quemado vivo dentro de una jaula…
«Algunas enseñanzas wahabí, que han impregnado el aire que respiramos en el mundo musulmán, son simplemente irreconciliable con los valores humanos decentes, especialmente las que declaran que todos los no-wahabí son cuerpos desechables en el que derramar su sangre no es nada problemático. Así que basta de este enterrar de nuestras cabezas en la arena. Se ha vuelto tedioso seguir escuchando el improductivo cliché de que el Islam es inocente después de cada atrocidad cometida por fanáticos devotos que no hicieron nada excepto ejecutar exactamente al pie de la letra sus libros de texto, que les ordena asesinar a los infieles.
«El escapismo de que la corriente principal del Islam no tiene nada que ver con esas atrocidades no se sostiene ya más porque el wahabismo y el Islam se han vuelto indistinguibles. Para entender la crisis de los musulmanes hoy, hay que recordar que el wahabismo existe en varios libros de texto que contienen los supuestos dichos del Profeta Mahoma, o libros de ‘Hadith’, venerados por muchos. Lo que tenemos que confrontar es el hecho innegable de que es a partir de muchas historias encontradas en estos libros que emana la crueldad sin precedentes de grupos tales como el llamado Estado Islámico y Jabhat Al-Nusra.
«El problema hoy no tiene nada que ver con el espíritu original del mensaje del Profeta Mahoma. Tampoco tiene nada que ver con la historia tumultuosa de los musulmanes por más de 14 siglos, algunas de cuyas partes fueron sin duda gloriosas e iluminadas. La catástrofe de hoy es con la visible manifestación del Islam en el mundo moderno, tal como se demuestra por las creencias y prácticas prevalentes de muchos que se llaman a sí mismos musulmanes».
«[Toda] la imagen negativa de los musulmanes no es sólo humo sin fuego»
«[Pero] toda esta imagen negativa de los musulmanes no es solo humo sin fuego. Esto es lo que esos 120 estudiosos islámicos que le enviaron una carta a Abu Bakr Al-Baghdadi el año pasado no podían comprender. El [EISIS] no inventó un nuevo Islam. Al contrario, sus seguidores son partidarios estrictos de los mismos libros de texto citados en esa larga carta (bizarramente dirigida al ‘Dr. Ibrahim Awad Al-Badri’, el verdadero nombre de Baghdadi, otorgándole respetabilidad intelectual a este asesino en masa, como si uno estuviera escribiéndole una carta al alcalde de Copenhague). De hecho, la carta de los estudiosos fue un intento equivocado por desinfectar el wahabismo, limpiarlo de sí mismo, al afirmar que el EIIS simplemente mal interpretó los textos que de otro modo son compatibles con la dignidad humana. En ese sentido, la carta se entremezclaba entre la semántica de las presuntas instrucciones del Profeta para extender el Islam por la espada, pero no se atrevieron a renunciar a la autenticidad de esas mismas palabras…
«Si verdaderamente queremos defender el Islam, tenemos que realizar una cirugía mucho más invasiva. Tomen a la Hermandad Musulmana como ejemplo de la prevalencia de las enseñanzas wahabí entre los musulmanes de hoy. La Hermandad es la matriz virtual que incuba a todos los grupos jihadistas actuales, incluidos el propio Al-Qaeda (Al-Zawahiri provenía de la rama de la HM egipcia que asesinó al presidente Anwar Sadat). Sin embargo, cuando Abu Musab Al-Zarqawi fue asesinado en el 2006, los tres mayores dirigentes de la Hermandad Musulmana en Jordania descaradamente visitaron la casa de pésame en Zarqa y anunciaron a los medios de comunicación que Zarqawi fue un mártir ante los ojos de Dios, a pesar de que Zarqawi había volado tres hoteles en Ammán el año anterior, asesinando a decenas de jordanos que hacían sus vidas o que celebraban una boda pacifica…
«La orgía de decapitaciones en Siria durante los últimos cuatro años fue promovida por clérigos sunitas muy ricos tales como Yusuf Al-Qaradawi y Mohammad Al-Uraifi, ayudados por las innumerables estaciones satelitales que llaman abiertamente al asesinato de alauitas y chiitas, y financiados por billones de musulmanes extremadamente ricos pero repletos de odio. Así pues, suficiente con las negativas. Es hora de dar la alarma. Tenemos un problema!»
«Si realmente queremos defender al Islam como una religión de misericordia… tenemos que armarnos de valor para identificar los textos específicos que realmente difaman al Islam, denunciarlos y permanentemente limpiarlos de la tradición islámica»
«Es evidente que existe una propensión hacia la eliminación «del otro» incrustado en lo profundo de la ideología wahabí. No es sólo una tontería negar este hecho, también es peligroso, porque estaríamos cubriendo el tumor canceroso con un vendaje. Lo que no podemos negar es que muchos de los libros de texto wahabí son los mismos manuales de operación que los carniceros islamistas utilizan para justificar su barbarie. Por ejemplo, muy pocas personas saben que, si bien [el piloto jordano] Muath estaba siendo inmolado vivo en ese macabro video, la voz de cortina era una recitación de un fatua de Ibn Taymiyah que considera la incineración de incrédulos como un acto legítimo de jihad. Ibn Taymiyah no es ningún estudioso oscuro en la franja del Islam sunita. En el mundo sunita, es universalmente venerado con el título de ‘Jeque del Islam’, elevándolo a una condición clerical casi infalible.
«Si realmente queremos defender al Islam como una religión de misericordia, si realmente queremos ser creídos cuando proclamamos la inocencia de esta religión, tenemos que hacer algo más que repetir este mantra sin sentido acerca de nosotros de que no tenemos nada que ver con el [EIIS]. Tenemos que armarnos de valor para identificar los textos específicos que realmente difaman el Islam, denunciarlos y limpiar permanentemente la tradición islámica de ellos».