En un artículo titulado «11 de Septiembre – La América que No Odiamos» en el diario saudita Al-Sharq, el redactor Muhammad Al-Dumeini afirmó que, a pesar del odio que los árabes le tienen a Estados Unidos, debido mayormente a su política en el Medio Oriente, debemos admitir que es aún la superpotencia líder mundial y modelo a seguir para muchos países. Agregó que hay mucho que aprender de sus leyes y logros en educación, cultura, ciencia y tecnología.

A continuación una traducción del artículo: [1]

«Hoy hace once años, regresaba a casa temprano por la tarde… me sorprendió que nadie en mi familia me llamó para contarme de la magnitud [del desastre] en Nueva York… El masivo evento mundial estaba siendo transmitido en directo por televisión, pero cuando me uní a [mi familia] para seguirlo, descubrí que la combinación de realidad e imaginación dejó a todos demasiado avergonzados para admitir la verdad, y que la gente puede ser reacia a discutir los detalles antes de que estos se confirmaran como verdaderos. Eventos [de esta] magnitud lo llevan a uno a la desesperación, y alguien espera [pruebas] para demostrar que lo que pasó fue verdad.

«La muy influyente industria del cine estadounidense ha mostrado los escenarios más catastróficos de este tipo ¿Cuántas veces hemos visto a ciudades estadounidenses, con sus grandes edificios y logros encantadores, desmoronándose y desapareciendo en decenas de producciones cinematográficas – desde King Kong a El Día Después de Mañana – con un sinnúmero de escenas dramáticas, efectos especiales y complots de ciencia ficción donde los personajes imaginarios toman ciudades y las destruyen. [Así], muchos [de nosotros] pensamos que los eventos [en el World Trade Center] eran parte de un comercial o de un corto para una próxima película…

«Es tan fácil para nosotros odiar a los Estados Unidos y maldecirla día y noche, en especial su conducta violenta y asesina sobre varios continentes que a través de nuestra historia les ha llenado de vergüenza sus cabezas. Sin embargo, cuán despreciable es pensar que castigar a miles de civiles indefensos en dos rascacielos en una ciudad norteamericana nos liberará de nuestros fracasos históricos, o nos presagiará un futuro más brillante?

«Después de todos estos años en que maldecimos a los Estados Unidos, ¿por qué no reconocemos sus aspectos gloriosos? ¿Por qué no hablamos de su constitución y de sus fundadores, quienes transformaron esta chusma de tribus rivales, nacionalidades y religiones en una nación que, a pesar del colapso financiero, sigue a la cabeza del mundo? ¿Por qué no hablamos de las libertades sagradas, en todas sus formas y expresiones? ¿O el hecho de que la ley es el soberano absoluto allí?

«¿Por qué no hablamos de las grandes filosofías, artes, humanidades, teorías e ideas que comenzaron allí o emigraron hacia allá con el fin de encontrar un ambiente de apoyo que las desarrollaría y magnificaría alrededor del mundo? ¿Por qué no admitir que [los Estados Unidos] es la tierra de la ciencia, la tecnología y la industria, y que cada año nos esforzamos por enviar a miles de nuestros estudiantes, expertos e investigadores a [estudiar] en sus universidades y centros?

«¿Por qué no decir que es la patria que le enseñó a otras naciones el poder del ciudadano y su valor supremo? ¿Por qué no admitir que es un país de derechos, y que sus productos culturales y tecnológicos aún emocionan al mundo? ¿Por qué no aprender los valores del trabajo, producción, responsabilidad, justicia y fiabilidad?

«Los Estados Unidos no son ciertamente un país ideal, pero ¿quién dijo que las fuerzas extremistas pueden asegurarle la paz o la seguridad a cualquiera?»


[1] Al-Sharq (Arabia Saudita), 11 de septiembre, 2012.