Daoud Al-Shiryan, columnista de Al-Hayat y secretario general adjunto de Al-Arabiya TV, publicó recientemente varios artículos criticando el cómo los refugiados palestinos han sido tratados por los países árabes en los cuales viven. Hizo un llamado a estos países a que integren a los refugiados en sus sociedades y los reasienten antes de que se vean forzados a hacerlo por la comunidad internacional.

Oponerse a la reagrupación de los refugiados es objetar la paz

En el primero de sus artículos, publicado el 15 de julio del 2009, Al-Shiryan escribió: «El tema del reasentamiento de los [refugiados] ha comenzado a preocupar a los países árabes, que mantienen a los palestinos en deprimentes campos de prisioneros conocidos como los campos de refugiados palestinos. Aunque hasta ahora nadie en el mundo árabe ha hecho un llamamiento a su reasentamiento, el problema de los refugiados ha [adquirido prominencia] en Siria, el Líbano y Jordania, tanto en el ámbito político y en los medios de comunicación. Este se ha convertido [incluso] en un problema para formar al próximo gobierno libanés. Esto significa que, en su próxima etapa, el proceso de paz se espera encuentre obstáculos [por parte de] los árabes.

«Objetar el reasentamiento de [los refugiados] no es diferente que objetar a la paz. No es nada más que una consigna poco realista. Los árabes han acordado la paz, aunque se dan cuenta de que no puede haber paz sin el reasentamiento de los [refugiados]. Sin embargo, hacen caso omiso a este hecho, viendo la cuestión de los refugiados como un punto de controversia, cuando es [realmente] una cuestión central y clave en el proceso de paz. El miedo [a ser acusado de renunciar a las consignas nacionalistas] [llamando] a la lucha, a la resistencia y a arrojar a Israel al mar – consignas que surgieron al inicio del proceso de paz con Israel – y la relación que se ha establecido entre la cuestión [del reasentamiento] y los problemas étnicos y políticos en algunos países [árabes] – se han convertido [todos] en un obstáculo para un enfoque realista y honesto de la cuestión.

«Los árabes que se oponen al plan de reasentamiento de los [refugiados] sostienen que están motivados por su entusiasta dedicación al Derecho a Retorno. Pero no han levantado un dedo para mantener vivo ese derecho en la conciencia de los palestinos ‘detenidos’ en los campamentos de humillación. Como resultado, esta falsa devoción ha suscitado la reacción opuesta: un [refugiado] palestino ahora espera emigrar a América, Europa, Canadá o Australia con el fin de escapar del infierno de los campos de refugiados palestinos, que han desempeñado una parte en darle muerte a su voluntad de vivir.

«De ello se deduce que el reasentamiento de [los refugiados] [ya] está en marcha, a pesar de [todas las] consignas para promover el Derecho a Retorno el cual se ha convertido en parte [integral] de los discursos de los políticos de estos países.

«No hay ninguna duda de que nuestra próxima campaña [debería estar enfocada en] defender el programa de reasentamiento de los [refugiados] y exigir que sea implementado… [Los países anfitriones] deben abrir los campamentos de refugiados, los cuales no son aptos para ser [habitados] por humanos. [Deben] prohibir comerciar con la vida de estas personas, así sea que esta negociación fuese en nombre de la seguridad y/o en nombre del terrorismo, y debe permitírsele trabajar a los palestinos, a que envíen a sus hijos a las escuelas [públicas] y que puedan ganarse la vida sin condiciones ni limitaciones. Sin un cambio real en la conducta de los países que ‘detienen’ a los [refugiados] palestinos, el número de los que exigen el reasentamiento [sólo] aumentará. La oposición al reasentamiento de los [refugiados] es engañosa, lo cual equivale al lento homicidio de los palestinos…» [1]

Dejen de tratar a los palestinos como una plaga

En otro artículo, publicado el 20 de julio del 2009, Al-Shiryan escribió: «El reasentamiento de los [refugiados] ocurrirá sin lugar a duda, ojala que suceda pronto. No les pedimos a los países con campamentos de refugiados palestinos que les concedan la ciudadanía palestina de su propia buena voluntad. Sin embargo, [incluso] antes de que los refugiados sean reasentados, estos países deben derribar las cercas de los campamentos de refugiados, abrir sus puertas para que entre la luz y el aire fresco, [permitir] la libertad de movimiento, proteger a los palestinos de la humillación por la pobreza, la indigencia y de tener que mendigarle a la AATNU [Agencia de Ayuda y Trabajo las Naciones Unidas], y que puedan trabajar.

«Estos países deben dejar de tratar a los palestinos como una plaga, utilizando consignas que, como todos sabemos, se han convertido en nada más que palabras vacías en una lucha repugnante. Tenemos que romper el aislamiento de los palestinos en el Líbano, Siria y Jordania. Un palestino debería hacerse sentir como un invitado bienvenido y querido – antes de que una intervención externa venga y le conceda el derecho a vivir en dignidad, para consternación de todos.

«Debemos apoyar a los palestinos al igual que Occidente apoyó a los judíos. Tenemos que reevaluar toda la idea de los campamentos de refugiados, antes de que colapsen sobre nosotros. Ser temerosos de Dios [en el manejo del tema de] los habitantes en los campamentos de refugiados. Detener la lucha a expensas de la dignidad del pueblo palestino». [2]

Los árabes han convertido a los palestinos en un pueblo derrotado ambos moral y materialmente

En el tercer artículo sobre el tema del reasentamiento de los refugiados, Al-Shiryan relató las historias de dos mujeres libanesas, una palestina y la otra judía. Él escribió: «La mujer libanesa [judía], Hannah [Efraim], invitó a la mujer palestina, Umm Bilal, a que pasara el fin de semana en su casa… [diciendo], ‘Quiero que me ayudes a empacar mis cosas, ya que he decidido emigrar a los Estados Unidos. Como puedes ver, la situación política y social después de la guerra [civil libanesa] de 1958 no alienta a uno a quedarse [en el Líbano], e intensifica el sectarismo aquí. Yo prefiero que mi hijo viva lejos del Líbano». [Poco después], Hannah salió del [Líbano] y perdió el contacto con Umm Bilal.

«A su llegada a Nueva York, Hannah recibido asistencia de las organizaciones judías. Poco tiempo después, recibió la ciudadanía estadounidense, inscribió a su hijo en una escuela privada, y comenzó a trabajar en un banco, ganando un buen salario. [Su hijo] Avraham creció, terminó la universidad, y avanzó en su trabajo, convirtiéndose en director general de un banco respetable. Diez años después de terminar su carrera se casó, tuvo tres hijos, y compró una buena casa en un suburbio de Nueva Jersey [para sí mismo] y otra para su madre.

«En 1995, Hannah decidió visitar al Líbano y pasar allí sus vacaciones de verano. Llegó a Beirut y se trasladó a un hotel de lujo. Al día siguiente, le pidió a su conductor que la llevara al campamento de refugiados donde vivió Umm Bilal. Entró en el campamento y preguntó por ella. Por la noche, se las arregló para encontrarla – [viviendo] en una choza en ruinas, con ventanas cubiertas de tela, su cuerpo devastado por la tuberculosis.

«Hannah le preguntó a Umm Bilal por [su marido], Abu Bilal; Umm Bilal respondió que había muerto en la guerra civil». ‘Y que hay de [tu hijo] Bilal?» [Hannah preguntó]. [Umm Bilal] respondió: ‘Está trabajando en un taller de reparación de bicicletas cerca de aquí. Su sueldo es lo suficiente para cubrir mis necesidades básicas y las de sus tres hermanas». ‘Está casado Bilal?’ Hannah preguntó. ‘En este agujero, de dónde obtendremos el dinero para alimentar otra boca? [respondió Umm Bilal].

«‘Aisha [Umm Bilal] es sólo un ejemplo entre las miles de madres palestinas [como ella], y Hannah es sólo un ejemplo entre las madres judías [como ella]. Los árabes mantienen a los palestinos en los campamentos de refugiados y en un pueblo derrotado moral y materialmente. En cambio, Occidente les dio la bienvenida a los judíos y los hizo una de las principales [fuerzas] en las ciencias, las artes, la literatura, la economía y la política.

«Somos capaces de reevaluar la idea de los campamentos de refugiados, [lo que] salvará a la próxima generación de palestinos de una suerte [similar a la de] Bilal y sus contemporáneos? Existe todavía una oportunidad de hacerlo. Los palestinos no quieren ser reasentados. Todo lo que quieren es ser tratados del mismo modo que fueron tratados los judíos en occidente. Luego obtendrán ganancias y recuperarán sus derechos». [3]

Aferrarse al Derecho a Retorno es motivado por el deseo de deshacerse de los palestinos

En su cuarto artículo sobre el tema de los refugiados palestinos, Al-Shiryan destacó una denuncia promovida por el político libanés Wiam Wahhab en la televisión libanesa – de que los artículos de Shiryan sobre el reasentamiento de los refugiados eran parte de las propuestas sionistas y el plan norteamericano. Al-Shiryan escribió: «[Mi] pasión por el reasentamiento de [los refugiados] no es un rechazo al Derecho a Retorno, sino más bien al trato inhumano de los palestinos en los ‘países con campamentos de refugiados’. Entre estos países está el Líbano, que prohíbe a los palestinos ejercer 72 profesiones, a fin de evitar que vivan en dignidad – a pesar del hecho de que usted no encontrará una lista tan larga de profesiones, ni siquiera en Marte…

«Aquellos que izan la estandarte del Derecho a Retorno, sin duda han renunciado a los esfuerzos diplomáticos y militares para lograr este objetivo. Su insistencia en negarse a reasentar a [los refugiados] se ha convertido en una consigna [vacía] destinada a deshacerse de los palestinos en su totalidad, independientemente de las consecuencias. Por otra parte, [impiden] a los residentes palestinos ejercer sus derechos humanos y sociales – como si el fomentar aferrarse al derecho a retorno implique la continuación de su detención y segregación en los campamentos de desanimo y desesperación.

«El reasentamiento por el cual llamo [significa] que los países ‘cuerda’, [es decir, los países] que sirven como patíbulos para los palestinos, [les permitirán] vivir como ellos viven en Gran Bretaña, los Estados Unidos, Arabia Saudita y los estados del Golfo – [donde] [tienen] sueños y empleos, y en donde crían a sus hijos de una manera que les permitirá hacer frente a los conflictos en su nuevo contexto…

«Háganle saber a los que luchan [por el Derecho a Retorno] en el Líbano, Jordania o Siria que el jefe del mayor banco de Kuwait es un palestino, y que el agregado de información en la Embajada de Kuwait en los Estados Unidos, quien dirige ahora una universidad norteamericana, es [también] un palestino? ¿Saben ellos que los palestinos en Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahrein y Omán controlan grandes empresas y viven como huéspedes de honor? ¿Ha afectado el trato humano que reciben [en estos países] la vitalidad del Derecho a Retorno?

«Dejen de [repetir] consignas y dejen de alardearse con nosotros y con los palestinos». [4]


[1] Al-Hayat (Londres), 15 de julio, 2009.

[2] Al-Hayat (Londres), 20 de julio, 2009.

[3] Al-Hayat (Londres), 21 de julio, 2009.

[4] Al-Hayat (Londres), 22 de julio, 2009.

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