Rusia boicoteó la Cuarta Cumbre de Seguridad en Materia Nuclear del 31 de marzo al 1 de abril, 2016 en Washington DC. La cumbre discute medidas para minimizar el uso de uranio altamente enriquecido, asegurar el material vulnerable, contrarrestar el contrabando nuclear y disuadir, detectar e interrumpir ataques nucleares terroristas[1] A pesar de que Rusia participó en las tres cumbres anteriores – en el 2010 en Washington, 2012 en Seúl y 2014 en la Haya – el Presidente ruso Vladimir Putin decidió no participar en un evento organizado por los Estados Unidos y el país está siendo representado en la cumbre por el embajador de Rusia en los Estados Unidos Sergei Kislyak.

El 23-24 de marzo, 2016, el Secretario de Estado John Kerry visitó Moscú y se reunió con el Presidente Putin y el Canciller Sergei Lavrov.[2] Las reuniones fueron descritas en los medios de comunicación rusos como «relajadas» y «amigables», pero las relaciones entre Rusia y los Estados Unidos en realidad son tensas. El 31 de marzo, en la rueda de prensa semanal del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia,[3] la portavoz del ministerio María Zakharova dijo que el deterioro de las relaciones Rusia-Estados Unidos es el resultado de una «elección deliberada» hecha por el gobierno estadounidense: «El enfriamiento en las relaciones bilaterales – ni siquiera frías, sino a su deterioro actual – no fue elegido por Rusia. Tal como lo entendemos, fue una elección deliberada, realizada por el actual liderazgo estadounidense».

Funcionarios rusos: «La cumbre es un intento de un pequeño grupo de estados en imponer su agenda sobre las altas estructuras internacionales»

En enero, 2016 Zakharova dijo que Rusia no participara en la cumbre, ya que el «papel central» en coordinar esfuerzos en materia de seguridad nuclear debería ser llevado por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA): «Obviamente, estas recomendaciones [que emergen de la cumbre], independientemente del estatus formal que puedan tener, se convertirán en un intento por vincular el dictamen de un grupo limitado de estados a las organizaciones internacionales [la AIEA, la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear, la ONU, Interpol y la Asociación Mundial] y [generará] iniciativas para eludir los propios mecanismos en la toma de decisiones políticas de [estas organizaciones]». Ella añadió que el Kremlin considera que «la creación de tal precedente de injerencia exterior en el plan de trabajo de las organizaciones internacionales que poseen un gran potencial de expertos y están inmersas en los procedimientos democráticos como tal es inaceptable».

Mijail Ulianov, director del Departamento del Ministerio de Asuntos Exteriores Rusos para la No Proliferación y Control de Armas, también hizo hincapié en que la cumbre en Washington puede ser percibida como «un intento de un pequeño número de estados para imponer su agenda sobre las más altas estructuras internacionales».[4] Este dijo: «Los propios estadounidenses organizadores de la cumbre nos empujaron a tomar una decisión negativa cuando cambiaron drásticamente las reglas del trabajo preparatorio sin consultar a nadie. Estos decidieron crear cinco grupos de trabajo, ofreciéndole a cada uno de los estados invitados elegir uno. Sólo los Estados Unidos, Corea del Sur y los Países Bajos, como los estados anfitriones de anteriores reuniones, tuvieron la oportunidad de realizar un seguimiento e influir en el trabajo preparatorio en todos los grupos de trabajo». Este también explicó que los grupos preparatorios estaban trabajando sobre el tema de la seguridad en materia nuclear fuera del marco de las organizaciones internacionales tales como la ONU, la AIEA, Interpol y otras: «Para aquellos que no fueron invitados a Washington [por ejemplo, Irán] por alguna razón, puede ser percibido como un intento de un pequeño grupo de países en imponer su agenda sobre las estructuras internacionales con una membrecía mucho más amplia… [Esto no es] muy democrático y no se corresponde con las normas de la práctica internacional».

Los Estados Unidos criticaron la decisión del Kremlin de boicotear el evento. El Asesor Adjunto de Seguridad Nacional de la Casa Blanca Ben Rhodes dijo que Rusia se está aislando a sí mismo al no participar en la cumbre:[5] «Francamente, todo lo que están haciendo es aislarse a sí mismos no participando como lo han hecho en el pasado». Sin embargo, el portavoz del Kremlin Dmitry Peskov, explicó que Rusia se negó a participar en la cumbre «debido a la falta de cooperación de los socios»,[6] agregando: «Moscú considera que trabajar sobre temas relacionados con la seguridad en materia nuclear [es algo que] demanda un trabajo común y conjunto, es un darse cuenta mutuo [de] intereses y posiciones. Nos enfrentamos a cierta falta de cooperación durante la fase preliminar de trabajo sobre asuntos y temas de la cumbre. Es por eso que en este caso no existe participación de la parte rusa».

Armas nucleares rusas desplegadas en Crimea

El medio informático pro-Kremlin Pravda.ru informó[7] sobre las declaraciones de Vladimir Kozin, asesor jefe en el Instituto de Estudios Estratégicos Ruso, profesor de la Academia Rusa de Ciencias Militares y miembro del Consejo Científico del Instituto Nacional de Investigación en Seguridad Global. Kozin dijo que el boicot de Rusia a la cumbre tenía como base tres razones: «Primero, la propia agenda [de la cumbre] plantea dudas: Los temas de seguridad en materia nuclear no serán discutidos allí en su plenitud. Segundo, Rusia no fue incluida en la preparación de los documentos finales que serán adoptados en la reunión. Tercero, los Estados Unidos sigue evadiendo la discusión de temas realmente urgentes, que se refieren al tema en seguridad nuclear. Los norteamericanos son la única nación en el mundo que despliega armas nucleares tácticas en el extranjero, en los territorios de cuatro países europeos y en la parte asiática de Turquía y los coloca lo más cerca posible de Rusia [refiriéndose a los bombarderos estratégicos estadounidenses B-52 que participaron en las maniobras «Respuesta Fría» por la OTAN el 1-9 de marzo, 2016 en Noruega, percibidas por el Kremlin como un ejercicio nuclear en contra de Rusia]».

Kozin también argumentó que la participación del Presidente de Ucrania Petro Poroshenko en la cumbre tenía por objeto cuestionar el despliegue de las armas nucleares rusas en Crimea. Poroshenko y «sus colegas en Occidente», dijo él, deberían en su lugar «escrutar el hecho de que los lanzadores antimisiles estadounidenses, que han de ser puestos en funcionamiento en Polonia y Rumanía en un futuro cercano, pueden estar equipados con armas nucleares ofensivas, incluyendo misiles tipo crucero». Este añadió que dado que el Kremlin considera a Crimea como parte de Rusia y que Rusia posee el derecho soberano de desplegar armas nucleares «dentro de sus fronteras».

Andrei Baklitsky, director del Programa de No Proliferación Nuclear de Rusia en el Centro PIR con sede en Moscú, dijo que una de las razones a la ausencia de Putin en la cumbre es el hecho de que el evento fue organizado por los Estados Unidos y no fueron invitados una serie de aliados rusos a la misma: «Por ejemplo, tal como ustedes saben, Irán no es miembro y no participó en ninguna cumbre de seguridad, a pesar del hecho de que claramente posee el material nuclear que necesita protección y seguridad. Con este enfoque arbitrario, siempre existe esta sensación de que tal vez [la cumbre] debería ser organizada en algún lugar donde todos pudieran participar y comprometerse».

[1] Whitehouse.gov 5 de agosto, 2015

[2] Véase MEMRI Despacho Especial No. 6363, Visita de Kerry a Moscú: Mucho ‘humor’ pocas nueces 28 de marzo, 2016.

[3] Sputniknews.com 31 de marzo, 2016.

[4] Sputniknews.com 31 de marzo, 2016.

[5] Sputniknews.com 30 de marzo, 2016.

[6] Tass.ru 30 de marzo, 2016.

[7] Pravdareport.com 31 de marzo, 2016