Ayatollah Jalal Al-Din Taheri, orador del viernes en la ciudad de Isfahan, anunció recientemente su renuncia al puesto que había ocupado por más de tres décadas. Explicó que su renuncia era en protesta a las violaciones a los derechos humanos de los iraníes, a la ineptitud del régimen para satisfacer las esperanzas del pueblo desde la Revolución Islámica de 1979, a la difícil situación en cuestión de desempleo, pobreza, prostitución, uso ilegal de estupefacientes y el SIDA. El anuncio de Ayatollah Taheri se hizo en vísperas del aniversario de las luchas estudiantiles de 1999 que causaron conmoción en el país y que fueron severamente suprimidas por el régimen de la época.

La carta de renuncia de Ayatollah Taheri

La carta de renuncia de Ayatollah Taheri fue publicada en la prensa y planteaba los siguientes cinco puntos:

I. La incapacidad de régimen para estar a la altura de las esperanzas públicas

«…Durante 23 años, la nación ha sufrido mientras que muchos explotan su poder para beneficiarse política y financieramente… ¿es esto lo que prometimos a los oprimidos?…¿cuánto tiempo más podremos repetir los mismos discursos en público y organizar juntas y conferencias?… ¿durante cuánto tiempo más [continuará] la negligencia, la ignorancia y la [droga] adicción? Ahora que Shah [Pahlavi] y EE.UU. ya no gobiernan el mundo, ¿por qué los [gobernantes] no escuchan [nuestras] críticas sobre la miseria, las fallas [en el régimen] y los problemas que enfrentamos en la actualidad?…»

«La gran catástrofe del alejamiento de la religión, la desilusión, el desempleo, la inflación, la pobreza, la cada vez más marcada diferencia de clases, el estancamiento [económico], la caída del ingreso del estado y la corrupción en la economía y en la administración… la malversación y el soborno, así como la ausencia de una solución [que ponga fin a todo esto]… trae consecuencias trágicas y pone en riesgo … al estado y a la vida de la nación …»

«No podemos resolver los diversos problemas que enfrenta el estado pronunciando palabras huecas, mentiras, violando los derechos humanos, persiguiendo intereses de facciones y pregonando frases vacías. Nuestras principales fallas no nos permiten vivir en un estado de derecho, no detienen las actividades de instituciones irresponsables, ni a los grupos que actúan como la mafia en el escenario [político], por no dejar de mencionar las restricciones en contra del [parlamento] del Majlis».

II. Las Fuerzas de seguridad son responsables de los sangrientos acontecimientos ocurridos en Irán.

Con relación a los asesinatos de intelectuales y políticos en 1998 y durante el incidente ocurrido en un dormitorio estudiantil en 1999 en la Universidad de Teherán, los cuales condujeron a la violencia por todo el país, Ayatollah Taheri acusó a las fuerzas de seguridad vestidas de civiles de haber tenido responsabilidad directa en estos acontecimientos: «Los agentes ocasionaron los desafortunados y desagradables acontecimientos en el campus de la universidad [de Teherán] [en 1999]. Estos agentes asesinaron gente inocente en un episodio de asesinatos en serie… ¿Qué lograron además de manchar la imagen del sistema de [régimen] Islámico y [su imagen] en el escenario internacional?»

III. Crítica en contra de los clérigos y la explotación que hacen del Islam

«…Los jefes de grupos con garrotes sobre los hombros… se han abierto paso a través de los rangos de la religión y a través de las creencias de las personas para gobernar con crueldad en su carrera hacia el escenario político. Quieren mezclar violencia y religión y así mancillar lo que es sagrado. [Estos] fascista[s]… que vinculan ignorancia y enfermedad en los centros del régimen hacen lo que quieren y gozan de una total impunidad. Son también quienes establecen los principios religiosos y a la vez, son filósofos, civiles y jueces. Hacen su voluntad y gobiernan como mejor les place…»

IV. Un llamado para la liberar a Ayatollah Montazari

Ayatollah Taheri hizo un llamado para liberar a Ayatollah Montazari, designado sucesor de Ayatollah Khomeini, quien ha permanecido bajo arresto domiciliario desde 1996 por hacer críticas al régimen islámico. [1] «La tragedia injustificada de la encarcelación reaccionaria e inhumana del jurisprudente religioso [i.e. Montazari] trae graves consecuencias y un final vergonzoso,» declaró. Ayatollah Taheri advirtió al líder supremo Ali Khamenei que su régimen estaba cayendo en la ilegitimidad a los ojos del público: «Un régimen puede llegar a mantenerse [si es] herético, pero no si es opresivo».

V. Lamentable degradación del estado clerical

Ayatollah Taheri habló acerca del declive en el estado de los clérigos. «Los clérigos chiítas líderes [siempre] han supervisado y dado su apoyo al régimen. [2] Han sido siempre guardianes del pueblo y la nación siempre ha depositado su confianza en ellos. [3] Los clérigos fueron un bastión de fortaleza para el estado… Esta ha sido la situación desde [Ayatollah] Qalimi a [Ayatollah] Khomeini. El drama somos nosotros… ¡Nos invade la pena de ver el declive del estado actual de los clérigos y la degradación del estado en que se encuentran los jurisprudentes religiosos! [Nosotros] estamos invadidos por la pena y el dolor al ver que el incólume templo de los jurisprudentes religiosos del Shi’a cae en manos de aquellos que incitan conflictos políticos y en manos de falsos líderes que afectan y explotan [a la población]…» [4]

La reacción de los reformistas

La carta de Ayatollah Taheri despertó el malestar político. En una carta firmada por 125 miembros del Majlis en la que expresaban su solidaridad hacia él, escribieron: «… Usted está considerado entre los clérigos eminentes que siempre han sido cabales y que no han hecho abuso de su poder. Esperamos que sus palabras se escuchen [en] las capas más altas [del régimen] y que los derechos de la gente no se modifiquen» [5].

El Frente de Participación Islámica de Irán (IIPF por sus siglas en ingles), la facción política de la mayoría de los reformistas del Majlis, publicó una declaración en la que apoyaba el movimiento de Ayatollah Taheri: «Por muchos años, los patriotas y los verdaderos seguidores del sistema del [régimen] Islámico [i.e. los reformistas] se han quejado de los funcionarios de alto nivel de una forma u otra. [Sin embargo] nunca nadie se ha preocupado por escuchar sus demandas. Hoy, ven sus aspiraciones materializadas en el movimiento [de Taheri’s]» [6].

La reacción de los conservadores

Una vez que entendieron la magnitud y alcances de la crisis, los círculos de conservadores se movilizaron inmediatamente para neutralizarlo. Pocas horas después de haberse dado a conocer la carta de Ayatollah Taheri, el Supremo Consejo de Seguridad Nacional emitió una orden radical en la que prohibía cualquier dis cusión en los medios sobre el asunto, a los cuales, no se les permitió publicar la historia por orden del Consejo de Seguridad. Incluso, se giró una orden de clausura en contra del periódico reformista Azad(Libertad) por haber desafiado la orden del Consejo de Seguridad [7].

La orden del consejo solamente era aplicable a los periódicos reformistas; no se tomaron medidas en contra de periódicos conservadores que discutieron el asunto a profundidad [8]. El diario Kayhan escribió que la carta de Ayatollah Taheri había sido fabricada: «Cualquiera que conozca bien el estilo de escribir de Ayatollah Taheri no dudará en saber que él no fue el autor de esta carta y que algunos de los planteamientos no provienen de sus ideas… Parecería que algunas personas han aprovechado la senilidad de Ayatollah ya que [dichos] planteamientos difieren radicalmente de sus posturas anteriores» [9].

Una de las líneas que tomó la prensa conservadora fue la de poner en tela de juicio la lealtad de los seguidores de Ayatollah Taheri al afirmar que se estaba minando el régimen. El diario Resalat, por ejemplo, dijo que Taheri y sus seguidores no estaban actuando conforme a los principios islámicos y que sus compañeros estaban conspirando en contra del régimen [10]. Jomhur-i Eslami dijo que a pesar de que Taheri había declarado su solidaridad con la gente, con el Islam y con el régimen islámico, en realidad, estaba dando apoyo a un disidente, Ayatollah Montazari. El periódico calificó la carta de Taheri de «trampa» y declaró que las trampas de este tipo no podían dañar el régimen [11]. El diario Resalat prefirió desviar la crítica que hacía Taheri al Líder Supremo Khamenei y a los clérigos gobernantes y dirigirla hacia el Presidente Muhammad Khatami, al decir que la crítica de Taheri al gobierno reformista de Khatami era «en verdad injusta…» [12]

La respuesta del líder supremo Khamenei

Como ha sucedido en crisis políticas anteriores, [13] el líder supremo ‘Ali Khamenei intervino para neutralizar la crisis antes de que ésta minara la estabilidad del régimen. Su intervención, que esta vez fue inmediata, atacaba dos áreas principales: 1) advertir a los funcionarios de alto nivel, en particular a los clérigos líderes, acerca de hacer críticas al régimen; y 2) incriminar críticas al régimen (y por consecuencia, a Ayatollah Taheri) por ser enemigos del régimen, en particular EE.UU.

En respuesta a la crítica de Ayatollah Taheri sobre su liderazgo, Khamenei emitió una declaración inusual antes de las oraciones del viernes, a mediados de julio. En ella, advertía a los funcionarios no hacer «señalamientos a los que se les pudieran dar mal uso por parte de enemigos internos y externos [del estado].» Se dirigió personalmente a Ayatollah Taheri en un intento por depositar la culpa de la situación en Irán, del Presidente Khatami y de los reformistas: «En numerosas ocasiones, he advertido a los funcionarios acerca de estos hechos y los he exhortado a redoblar esfuerzos para acabar con la pobreza, la corrupción y la discriminación» [14]. En otras palabras, el líder supremo Khamenei, como siempre, acusó a los enemigos del régimen de diseminar propaganda en contra de Irán con la finalidad de derrocar el régimen.

Khamenei reprendió a Ayatollah Taheri al afirmar que solamente servía a los enemigos del régimen: «Los enemigos de la Revolución Islámica apoyados por EE.UU. e Israel se han beneficiado [con su renuncia] y en estos momentos afirman que la carta pone en evidencia el rechazo [público] a la doctrina de Imam [Khomeini]…»

Con referencia a la administración estadounidense, Khamenei declaró que para «actualizar [sus] amenazas en contra de Irán, la administración de EE.UU necesita una base popular firme para tomar venganza en el [régimen] de la revolución [Islámica], el Islam e Imam [Khomeini], y así poder reestablecer un gobierno similar al régimen del dictador Pahlavi.» Llamó a esto un «un sueño inútil e ilógico, puesto que los análisis erróneos que se han hecho de los acontecimientos en Irán no traen otra cosa que desesperanza y frustración para ellos…»

El Presidente Khatami se refirió al arresto domiciliario de Ayatollah Montazari. Khatami declaró que Ayatollah Montazari estaba bajo arresto domiciliario por haber violado las instrucciones hechas por el líder supremo Khamenei acerca de evitar involucrarse en actividades políticas: «Para poder combatir la corrupción financiera, no es necesario ver más lejos, basta con empezar en la propia casa y en la de la familia, ya que todos recordamos lo que le sucedió a uno de los últimos discípulos de Imam [refiriéndose a Khomeini] el cual fue vetado de los asuntos políticos, cuando que pudo haberse evitado problemas y al país si hubiera puesto atención al sabio consejo del maestro y guía [Imam Khomeini].» Estas palabras fueron una advertencia a Ayatollah Taheri.

En respuesta a la amenaza del líder supremo, Taheri llamó al público a participar en las manifestaciones de protesta a la participación de EEUU en los asuntos internos de Irán. Así mismo, reiteró su llamado a no detener el proceso de reforma. [15]


[1] Los conflictos comenzaron después de que los estudiantes protestaron en contra de la clausura del periódico Salam por criticar al régimen. Las fuerzas de seguridad vestidas de civiles irrumpieron en los dormitorios de la Universidad de Teherán y golpearon estudiantes además de causar disturbios en todo el país. La voz pública se levantó cuando la policía no arrestó a los atacantes sino a los estudiantes. Desde entonces, los reformistas han pedido la liberación de docenas de estudiantes que aún están en prisión.

2 Ayatollah Montazari criticó el estado en el que los clérigos son gobernantes (el principio de «Regla de jurisprudencia») instituido por Ayatollah Khameini. Montazari llamó a la restauración del sistema anterior (en el que los clérigos eran meros consejeros del régimen y no los gobernantes). Montazari, quien fue suspendido del cargo de sucesor por Ayatollah Khomeini poco antes de su muerte, es considerado un prestigiado jurisprudente religioso.

[2] Hasta la destitución del Shah, los principales clérigos eran abogados del pueblo y defensores en contra del Shah. Encabezaron diversos movimientos socio económico de protesta en su contra y en contra de las intervenciones extranjeras en Irán; entre ellas, la Rebelión del Tabaco de 1891-2 y la Revolución Constitucional en 1905-7. Después de la Revolución Islámica, los clérigos se convirtieron en gobernantes; así, el Islam se empezó a relacionar con los políticos y quedar sujeto a la crítica social, fue entonces que los clérigos perdieron su representatividad. Ayatollah Taheri lamentó la degradación del estado de los jurisprudentes líderes desde el nombramiento de Khamenei como líder supremo; el conocimiento religioso de Khamenei no fue suficiente para hacerlo acreedor al título de Ayatollah; sin embargo, fue nombrado sucesor de Khomenei puesto que ningún Ayatollah prominente habría aceptado ocupar el puesto. Es importante señalar que la mayoría de los funcionarios del régimen son clérigos de bajo nivel con el título religioso de hujjat al-Islam, como el anterior presidente Hashemi Rafsanjani (quien en ocasiones se le conoce como Ayatollah de manera coloquial).

[3] A los jurisprudentes religiosos se les considera «fuentes de emulación » (marāj’eh taqlid) en Irán.

[4] Nourouz ), julio 10, 2002.

[5] Azad, julio 11, 2002.

[6] Azad, julio 11, 2002.

[7] En su defensa, Azad argumentó que la orden del Consejo de Seguridad no llegó a tiempo. Sin embargo, el periódico permaneció clausurado a pesar de las protestas hechas por otros siete periódicos reformistas enviadas al presidente Khatami, y a pesar de la condena del gobierno a la clausura ilegal. (Nourouz, julio 11, 2002; julio 14, 2002).

[8] Nourouz reunió una lista de 25 artículos que condenaban a Ayatollah Taheri los cuales aparecieron en el periódico conservador Resalat, Jomhur-i Eslami, Kayhan, Entekhab, Harim y Siyasat-i Rouz en tan solo tres días (Nourouz julio 16, 2002). Ver también la protesta de Nourouz en un editorial del 15 de julio del 2002, y Hayat-e No, julio 16, 2002.

[9] Kayhan, julio 10, 2002.

[10] Resalat, julio 14, 2002.

[11] Jomhur-i Eslami, julio 11, 2002.

[12] Resalat, julio 11, 2002.

[13] Ver el caso del arresto en diciembre del 2001 del miembro del Majlis, Hussein Loqmanian. El arresto amenazaba la estabilidad del régimen, ya que condujo al presidente del Majlis, Mahdi Karroubi, a renunciar en señal de protesta. La crisis se resolvió cuando Loqmanian fue liberado tres semanas después de que lo ordenara Khamenei. No se llevaron a cabo las sentencias de encarcelamiento de otros miembros del Majlis.

[14] IRNA, julio 12, 2002.

[15] Nourouz, julio 18, 2002.