En su columna en el diario palestino Al-Ayyam, ‘Abd Al-Nasser Al-Najjar criticó la persecución de cristianos en los países árabes, haciendo énfasis particular en la población cristiana de la Autoridad Palestina. [1]

A continuación extractos del artículo:

«En Irak, un crimen está siendo cometido actualmente – otro en una serie de iniquidades traído por los vientos del cambio que llegaron a comienzos de la ocupación [norteamericana], que buscó impregnar a Irak con la semilla de la democracia. [Pero] el feto [resultante] nació deformado y extraño. El peor resultado de esta situación es, posiblemente, la carnicería en contra de las comunidades étnicas y minorías que se ha barrido a través de Irak. Ni los sunnis, ni chiítas, ni cristianos, ni kurdos, ni turcos, ni [miembros de] otros [grupos] han logrado escaparse de esto.

«Sin embargo, la secuela de asesinatos y expulsiones de cristianos que ha continuado durante varios meses, es por a muy distante el más doloroso – [y] [debe ser tomado como] una advertencia de que la hostilidad y los crímenes contra las minorías pueden extenderse a los países vecinos [también].

«Los cristianos no sólo están siendo perseguidos en Irak, sino en la mayoría de los países árabes, sin importar sus cifras allí. Están sujetos a todo tipo posible de discriminación, así como también de expulsión. El problema es que no sólo son funcionarios árabes que permanecen callados [ante estos crímenes] – [lo hacen porque] su mentalidad primitiva está centrada en el culto al gobernante – pero, alarmantemente, también lo hacen los intelectuales árabes, las élites, las organizaciones no-gubernamentales y los líderes del sector privado. Todos estos grupos ven hacia estos [actos sin precedentes de] locura sin asir el peligro con el cual estos crímenes son fraguados.

«Las estadísticas muestran que en el 2005 el número de cristianos en Irak era tan alto como el de 800,000 personas. A comienzos del 2008, había caído a la mitad, [indicando] que el 50 por ciento de los cristianos iraquíes habían sido expulsados de sus casas y tierras.

«Hoy, este problema también está desenfrenado en Egipto, Líbano, Argelia y Palestina – y mientras la situación pueda ser ligeramente diferente en Palestina, la tendencia es la misma.

«Seamos honrados con nosotros mismos y valientemente digamos ruidosamente que los cristianos palestinos están siendo golpeados severamente, aun así están sufriendo en silencio como para no llamar la atención. Yo no me refiero aquí al sufrimiento causado por la ocupación… sino a las acciones de los últimos 20 años por lo menos – es decir, desde el comienzo de la ocupación en 1967 – involucrando la confiscación de propiedad cristiana, especialmente en Belén, Ramallah y Al-Birah.

Lo que hace las cosas peor es que aquéllos que están saqueando las propiedades de [los cristianos] son o poderosos [en su propio derecho] o están apoyados por varios elementos, entre ellos altos funcionarios militares o miembros influyentes de grandes clanes.

«Esfuerzos del liderazgo político por rectificar esta situación parcialmente han fracasado. Ni el sistema judicial ha sido capaz de [resolver] muchos de los problemas, que nosotros todavía enfrentamos hoy día. Durante los últimos años, algunos de mis amigos cristianos me han contado del daño que han sufrido, incluyendo varias amenazas, incluso amenazas de muerte, por intentar obtener el acceso a sus tierras después de que estas fueron tomadas por los influyentes residentes de Belén.

«Además, han habido esfuerzos por marginar la cultura cristiana en Palestina, aunque esta es rica y está profundamente arraigada [allí]. Esto comenzó con [acusaciones] de incredulidad [contra cristianos] – una jugada que finalmente perjudicó a la sociedad palestina en conjunto…

«A pesar de todas las injusticias [contra los cristianos], nadie ha visto o escuchado hablar de alguna acción constructiva para refrenarla y [defender] los derechos de los cristianos – así sea por las élites, por cualquiera de las tres ramas (ejecutivo, legislativo y judicial), por las organizaciones no-gubernamentales, o incluso por las mismas facciones políticas. [Tal acción debería de haber sido vista] no fuera de bondad y compasión, sino [debido a] considerar a cristianos y palestinos como indígenas de esta tierra, y [por consiguiente] nada diferente de nosotros, con los mismos derechos y obligaciones [que los musulmanes].

«Pero el problema más fundamental aquí puede estar relacionado a la cultura. Continuamos inculcando una cultura horrenda en nuestros hijos, una que ve a cristianos como infieles… y como ‘el otro’. Necesitamos una inyección de despertar humanístico y nacional; debemos elevar un grito y ponernos del lado de restaurar los derechos de los cristianos, de los cuales han sido privados – [y nosotros debemos hacer esto] para preservar el equilibrio demográfico que salvaguardará la unidad de nuestra patria y la justicia de la causa palestina.

«[Permítanos] recordarles que las tribus de Arabia eran cristianas. Los mejores escritores y poetas eran cristianos, así como también lo fueron [muchos] guerreros y filósofos… son ellos quiénes portaron el estandarte del pan-Arabismo. La primera universidad palestina fue establecida por cristianos.

«Suficientes [ejemplos]!. No son palabras que necesitamos, sino actitudes progresivas, y la verdad, para que pueda presentársele a los gobernantes tiranos, y para que los clérigos y los mayores no fuesen los únicos cristianos que queden en Tierra Santa y en la ciudad del nacimiento de [Jesús]».


[1] Al-Ayyam (Autoridad Palestina), 25 de octubre, 2008