Seguido al descubrimiento de una célula de Al-Qaeda en Khartoum, el redactor Muhammad Hassan Al-Ahmad, ex editor de varios diarios de Sudan, escribió en Al-Sharq Al-Awsat de que es la conducta del gobierno de Sudan la que ha alentado a Al-Qaeda a infiltrarse en Sudán. El gobierno, él escribió, ha estado esparciendo propaganda extremista e incitando al jihad como parte de su campaña contra el despliegue de las fuerzas internacionales en Darfur, y es esta atmósfera la que ha inspirado a Al-Qaeda a operar en Sudán.

Lo siguiente son extractos del artículo: [1]

«Sudán ha [recientemente comprendido] el peligro propuesto [a esta] por Al-Qaeda cuando el Ministro del Interior anunció el arresto… de una célula [terrorista] que había estado acumulando armas, municiones y explosivos en tres escondites en diferentes partes de la capital. El ministro dijo que el grupo había [operado bajo] la consigna de ‘prevenir la intervención extranjera [en Sudán]’. La prensa informó que los explosivos capturados [en los escondites] portaban el nombre ‘Ayman Al-Zawahiri’, el número dos de [bin Laden], y que algunos de ellos también portaban el nombre ‘Al-Qaeda entre el Nilo [Azul y Blanco] [e.d., en Sudán]’, y las palabras ‘un regalo de Al-Qaeda’.

«[Siguiendo a la exposición de la célula de Al-Qaeda], el gobierno le pidió a las autoridades pertinentes – a los medios de comunicación locales, a las instituciones de educación, y a las autoridades [a cargo del] adoctrinamiento religioso – de dirigir un diálogo abierto y honrado con la juventud para erradicar el extremismo en la sociedad.

«Pero esta llamada llego demasiado tarde, porque desgraciadamente, por más de un año, los medios de comunicación estatales y las figuras más antiguas en el régimen han estado conduciendo una [campaña] de adoctrinamiento continuo, que incluyó [incitación] en emprender el jihad contra las fuerzas internacionales que serán desplegadas en Darfur. Es de notar que el ejército y la fuerza policial han sostenido concentraciones en masa en donde se comprometieron a [emprender] el jihad contra las fuerzas internacionales, y [incluso] contra los ‘agentes [extranjeros] y ‘traidores’ que hubieren apoyado el despliegue de las fuerzas internacionales en Darfur. Los líderes de esta campaña fueron el Presidente de [Sudan] [Omar] Al-Bashir, los ministros de defensa e interiores, y el encabezado de las fuerzas de seguridad.

«El hecho más serio de todos es que algunas de las declaraciones de aquéllos que esparcieron esta propaganda tenían como objetivo intimidar a la comunidad internacional, indicando que si las fuerzas internacionales son desplegadas en Sudán, Al-Qaeda inmediatamente aterrizaría allí también. Al-Qaeda, [por su parte], no dudo en aprovecharse de esta propaganda, e inmediatamente comenzó a advertir contra la llegada de las fuerzas [internacionales], y anunció que tenía la voluntad de combatir a las fuerzas infieles y derrotarlas.

«Una corriente de anuncios pomposos empezaron a aparecer en los medios de comunicación, emitidos por grupos religiosos jihad que, como regla, sólo se encuentran durante las horas consagradas a [los programas de] predica religiosa. Todos estos anuncios llamaron al jihad y amenazaron a las Naciones Unidas – a tal grado que el personal de las Naciones Unidas en Sudán, en especial Khartoum, comenzó a sentirse temeroso. El gobierno, en lugar de tranquilizar a las N. U., hizo las cosas peor expulsando del país a [Jan Pronk], el representante de más jerarquía de la organización en Sudán, sobre acusaciones de interferir en los asuntos de Sudán. [La expulsión fue ordenada] después de que [Pronk] escribió en su blog que las fuerzas sudanesas habían sufrido una derrota en una batalla con rebeldes que tuvo lugar en Darfur mientras [visitaba] la región.

«Ahora el gobierno ha despertado al peligro propuesto por Al-Qaeda al estado, y le ha pedido a los medios de comunicación, y a las autoridades religiosas y educativas, que conduzcan un diálogo abierto y honesto con la juventud para erradicar el extremismo en la sociedad. Esta llamada está justificada, pero pensamos que el gobierno debería… en primer lugar dirigirla a aquéllos entre sus miembros que todavía se están montando en la ola [extremista] de propaganda a pesar del descubrimiento de las células durmientes [terroristas].

«Esto aplica en especial al ministro de la defensa, quién sostuvo una conferencia de prensa en el que dio la bienvenida al [despliegue de una] fuerza internacional, pero luego inmediatamente comenzó a amenazar a la comunidad internacional. [Él dijo que] él pudiera expulsar [del país] a cualquiera que él desee – mencionando [como ejemplo] el precedente de Jan Pronk – y declaró que a ninguna fuerza se le [permitirá] operar en el suelo [en Darfur] excepto las fuerzas africanas…

«Lo qué el gobierno debe hacer es establecer un ejemplo… restringiendo las declaraciones y posturas de sus miembros, que frecuentemente se contradicen entre si. En cuanto a la educación y a las autoridades religiosas, el gobierno debe pedirle a los ministerios de asuntos religiosos y de educación que examinen los planes de estudios [académicos] y religiosos, para asegurarse que no contengan extremismo o incitación a la violencia. También deben examinarse las transmisiones de radio y televisión para reducir la cantidad de contenido religioso, que exceden el nivel apropiado en algunos programas. En cuanto a la prensa, creo que es generalmente libre de llamadas a la violencia.

«Sin embargo, en lo que se refiere a las [varias organizaciones no-gubernamentales], pienso que el gobierno debe revisar la larga lista de organizaciones con nombres religiosos… y ver dentro de su identidad, sus planes, y sus actividades, el asegurarse que no inciten a la violencia o la apoyen, directa o indirectamente.

«Estuvo claro a todos que las consignas encontradas en posesión de las células de [Al-Qaeda] fueron consignas contra la intervención extranjera en Sudán, y que [estaban inspiradas por] la clamorosa campaña gubernamental contra las fuerzas internacionales. Un gobierno responsable no le hubiera declarado la guerra a la comunidad internacional vis-à-vis a tal asunto controversial que no tiene nada que ver con un ataque sobre Sudán, o con cualquier conspiración contra esta – [contrariamente a lo que] el gobierno inicialmente exigió.

«Es desmerecedor para el gobierno evocar las teorías de conspiración en explicar todos sus conflictos con otros elementos. El gobierno parece sufrir de un complejo llamado ‘[la manía] de las fuerzas internacionales’, ya que no parará de hablar sobre la resolución del Concejo de Seguridad de las [Naciones Unidas], sobre el cómo este [pudo] remover los artículos explosivos [en la resolución] y artículos que habían sido insertados [en esta] como parte de un complot para perjudicar la soberanía de Sudán, y otros tales cuentos – todos pensados para justificar su temprano clamor [contra el despliegue de las fuerzas internacionales]. Pero el gobierno no ha tenido en cuenta que este acercamiento alienta las consignas beligerantes contra la intervención extranjera que son esparcidas por las células durmientes – consignas que [el gobierno] está intentando ahora suprimir.

«El punto crucial es que Al-Qaeda ya ha llegado a Sudán. La pregunta ahora es: ¿tenemos nosotros alguna vía de escape? El gobierno debe acelerar el encontrar una resolución pacífica a la [crisis] de Darfur, y resolver sus diferencias con el Frente Popular [Democrático] [Militar] dentro del esquema de un acuerdo de paz. Ante todo, [el gobierno] debe hacer serios esfuerzos para lograr un acuerdo nacional, en lugar de usar el Comité de Reconciliación, encabezado por el General Siwar Al-Dhahab, como un estandarte sin sentido que puede ser ondeada de vez en cuando.

«[El gobierno] también debe liberar a los prisioneros políticos, revocar todas las leyes que limitan la libertad política y la libertad de prensa, garantizar la celebración de elecciones generales a tiempo, y asegurar que estas elecciones sean justas e internacionalmente supervisadas. [Además, este debe] dejar de lanzar acusaciones a la comunidad internacional».


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 30 de agosto, 2007.