El tema del previsto centro comunitario islámico cerca de la Zona Cero, que ha desatado una tormenta política y mediática en los Estados Unidos, no ha recibido mucho protagonismo en la prensa árabe. Sin embargo, una variedad de reacciones han sido publicadas, la mayoría de ellas se oponían a la construcción de la mezquita. Algunos escritores pidieron a la organización no gubernamental detrás del proyecto de Iniciativa Córdoba, cancelarla, alegando que genera tensión entre musulmanes y no musulmanes. Otros señalaron la diferencia entre la tolerancia en Occidente, que permite a los musulmanes construir una mezquita, incluso en un lugar tan sensible y la falta de tolerancia en los países árabes, donde la libertad religiosa es limitada o inexistente y exhortaron a los musulmanes a abstenerse de abusar de la libertad de que disponen en Occidente. Otros autores, en cambio, sostuvieron que la oposición a la construcción del centro islámico refleja una creciente intolerancia y racismo en los Estados Unidos frente a los extranjeros en general y en los musulmanes en particular.

Lo siguiente son extractos de algunos de los artículos:

«Aún más importante que la ubicación del proyecto» es el impacto negativo que tendrá sobre la «habilidad de los musulmanes estadounidenses para lograr relaciones más estrechas con sus compañeros [norteamericanos]»

El periodista saudí ‘Adel Al-Tarifi declaró que no es prudente construir un centro islámico cerca de la Zona Cero, porque es un insulto al sentimiento norteamericano y genera tensión entre los musulmanes y no musulmanes en los Estados Unidos. Este hizo un llamado a los musulmanes que viven en los Estados Unidos a que se sacudan la hostilidad que sus países de origen tienen respecto a los Estados Unidos: «… De acuerdo con la Constitución, el imam Feisal Abdul Rauf [1] y sus amigos en la Iniciativa Córdoba, cuyo proyecto se trata, tienen derecho a construir una mezquita y un centro religioso en cualquier lugar en los Estados Unidos – incluyendo el lugar donde las Torres Gemelas colapsaron. Incluso figuras prominentes, como el [alcalde de Nueva York] Michael Bloomberg y la mayoría de los expertos jurídicos y pensadores, apoyan este derecho… Por lo tanto, no es una cuestión de oposición al Islam Per se, o de discriminación religiosa, porque la Constitución de los [Estados Unidos] y la ley garantizan la libertad de culto, incluyendo la construcción de la mezquita en la Zona Cero.

«Sin embargo, esta se convierte en una cuestión de sabiduría… y de sensibilidad social. Debemos preguntarle al Imam Feisal [Abdul Rauf] y a sus amigos: ¿Por qué quieren ustedes construir un centro islámico que costará 100 millones de dólares si este hiere los sentimientos de los estadounidenses?

«En verdad, se han celebrado rezos allí [en el lugar del edificio propuesto] hace más de un año y si no fuera por el circo mediático generado por la Iniciativa Córdoba, nadie se habría dado cuenta. Además, una mezquita, [construida] antes de los ataques terroristas del 11 de Septiembre, ya existe a sólo unos metros de distancia… Debemos preguntarnos: ¿Por qué construir otra mezquita y el centro si ya existe una mezquita cercana?…

«No estoy denigrando los esfuerzos del imam y sus amigos para corregir la imagen distorsionada del Islam. Pero cuando el proyecto crea tensión en las relaciones entre los musulmanes y no musulmanes en Estados Unidos, es el efecto contrario [lo que se logra].

«Algunos han dicho que renunciar al proyecto significaría renunciar a los derechos constitucionales, otros argumentan que la batalla no fue por la ubicación, sino [una cuestión de] defendernos a nosotros mismos de la intensificación de los sentimientos de discriminación anti-musulmanes [en los Estados Unidos]. Si aceptamos esta [última] declaración, luego alcanzar un acuerdo sería lo correcto. Aún más importante que la ubicación del proyecto es la habilidad de los musulmanes estadounidenses de lograr unas relaciones más estrechas con sus colegas [norteamericanos]… Los musulmanes estadounidenses siguen estando afectados por la historia de hostilidad y conflicto entre sus países de origen y los Estados Unidos [y esto afecta] la independencia de su pensamiento. Ellos tienen que rectificar esta situación. Cambiar la ubicación [del propuesto centro islámico] no va a cambiar el mensaje [que el centro transmite]». [2]

«Lo importante para los musulmanes es no actuar en forma aislada al resto del pueblo norteamericano»

El Dr. ‘Abd Al-Mun’im Sa’id, presidente de la junta directiva del diario egipcio Al-Ahram y miembro del Consejo Shura de Egipto, escribió: «Existen un montón de buenas intenciones detrás del proyecto de la mezquita, pero no fueron lo suficientemente claros antes de que el proyecto fuese presentado a los partidos políticos y a los foros y grupos de la sociedad civil [en Estados Unidos]. Tal vez la idea de construir un centro religioso en la Zona Cero – como el que propuso construir [el difunto presidente egipcio Anwar] Sadat en Santa Catalina [en el Sinaí] – habría [ayudado] a construir puentes entre los seguidores de diferentes religiones. [Pero] lo importante para los musulmanes es no actuar de forma aislada al resto del pueblo estadounidense, a quien ellos quieren acercarse prudentemente y a través de la persuasión…» [3]

Los musulmanes en Occidente hablan a una sola voz con los no-musulmánes y en otra con sus hermanos musulmanes

El liberal kuwaití Khalil ‘Ali Haidar criticó a los musulmanes que viven en Occidente por ser hostiles a las sociedades que los acogen, por defender al Islam ideológico y político, por decir una cosa mientras creen otra y por hablar a dos voces, diciendo una cosa a los occidentales y otra a sus compañeros musulmanes – que hace que los occidentales le teman al proyecto Casa Córdoba y al Islam en general:

«El temor de los norteamericanos con respecto a la Mezquita Córdoba… tiene su origen en el miedo que re-emerge del Islam político, organizado, jihadista y takfiri, que sigue siendo muy fuerte en el mundo árabe. Ellos temen de que lo que los musulmanes norteamericanos están ocultando en sus corazones pueda ser diferente de lo que están diciendo en voz alta, teniendo en cuenta sobre todo que hombres y mujeres musulmanes en Europa, no menos que sus correligionarios en el mundo árabe, son solidarios con el Islam ideológico y con los jeques extremistas [y tienden a la] hostilidad hacia Occidente y hacia las nociones anti-democráticas.

«Existen por lo menos dos problemas importantes. El primero es que el mundo musulmán no ha hecho mucho desde el 11 de septiembre del 2001 para desarrollar sus prácticas religiosas e inculcar una percepción madura de la era contemporánea, a los derechos humanos y el respeto a otras religiones. Después de todo, la mayoría de los países árabes y musulmanes carecen de un parlamento y un [régimen] democrático, o bien tienen un parlamento pero les falta una [verdadera] democracia. Tales países no pueden tomar en serio el cambio y no son capaces de nivelar su educación, sus medios de comunicación, su discurso religioso y cultura nacional [habitual] en las sociedades modernas. [Más aun], un país basado en la falta de muchas de las libertades no puede ser un entusiasta defensor del pluralismo, la libertad de religión y de creencias, etc.

«El segundo problema es que en Estados Unidos y Europa, la actividad islámica está en manos de los dirigentes locales de la Hermandad Musulmana y otros grupos islámicos con sede en Egipto, Siria, Palestina y Asia. En términos más generales, [está en manos de] los partidarios del Islam político e ideológico, el cual es [conocido por] decir una cosa y creer otra, y por decirle una cosa a los occidentales y otra a los musulmanes. Es por eso que los musulmanes en Occidente son hostiles a las sociedades que los acogen y al [concepto de] apertura, y [abrazan] valores que están muy lejos de la moderación y la madurez.

«Es raro encontrar incluso a un norteamericano o europeo musulmán que se auto-crítica o defiende la libertad de religión y de pensamiento en el mundo árabe y musulmán, que apoya a un autor perseguido o a un intelectual que enfrenta juicio en algún país musulmán, o que defiende una percepción nueva y moderna del Islam. Los predicadores árabes, escritores y académicos que [se dirigen a los musulmanes de Occidente] en sus escritos, o visitan los países occidentales, [sólo] intensifican el extremismo de los musulmanes occidentales y norteamericanos y no hablan de otra cosa que del ‘lobby sionista’, ‘el problema palestino’, ‘los neo-cristianos’, y «el fracaso estadounidense en Irak y ‘Afganistán’!

«No es de extrañar entonces que algunos estadounidenses, británicos y alemanes [que se convierten al Islam] van directamente del cristianismo al Jihad takfiri y del libertinaje ajeno al extremismo agresivo, de modo que incluso las colinas y las montañas de Tora Bora son apenas suficiente para ellos!

«No es correcto que la vida musulmana en los Estados Unidos y Europa deba ser una réplica de la [vida] musulmana en el mundo árabe y musulmán. No es correcto exportar [a Occidente] las escuelas islámicas, los partidos políticos y las [tendencias] extremistas, para encajar a los [musulmanes occidentales] en moldes [exportados desde Egipto], Pakistán o el Golfo, [transformándolos en personas] cuyas luchas se centran en el hijab y el niqab, y cuya principal preocupación es con el partido y la afiliación sectaria.

«Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra, Rusia y China todos comparten la preocupación por el [problema] musulmán, mientras los musulmanes hablan del colapso de los Estados Unidos y la civilización occidental» [4]

Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:
http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/4605.htm


[1] El imam Feisal Abdul Rauf es un clérigo egipcio que dirige la Iniciativa Córdoba y ha servido durante años como imam de la mezquita Al-Farah en Nueva York.

[2] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 25 de agosto, 2010.

[3] Al-Ahram Al-Masai (Egipto), 26 de agosto, 2010.

[4] Al-Watan (Kuwait), 20 de agosto, 2010.