Introducción

El 17 de febrero 2002, el periódico New york Times publicó un artículo redactado por el reportero Thomas Friedman en el cual reportaba una conversación que había tenido con el Príncipe saudita Abdallah bin Abd Aziz Al-Saud. El príncipe Prince Abdallah le informó al Sr. Friedman que había redactado una propuesta de paz, la cual posteriormente retrasó debido a las políticas del Primer Ministro de Israel, Ariel Sharon. En dicho documento, el proponía «íntegra normalización árabe con Israel a cambio del retiro íntegro de tropas israelíes de los territorios ocupados de acuerdo a las resoluciones de la ONU» [1] Cuatro días después, el The New York Times publicó un artículo redactado por Henry Siegman, un miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, en cual detallaba sus conversaciones con sauditas anónimos de alto rango. Según Siegman, estas fuentes afirmaron que Arabia Saudita estaba dispuesta a ser más flexible en relación al «retiro íntegro» y podría aceptar soberanía israelí sobre las secciones del este de la ciudad de Jerusalén como parte del acuerdo. A continuación se presenta una muestra de la reacción de los medios de comunicación árabes ante la nueva iniciativa de Arabia Saudita: [2]

Normalización

Abd Al-Bari ‘Atwan, editor del diario árabe inglés Al-Quds Al-Arabi, criticó la voluntad saudita de «derrumbar todos los tabúes» y normalizar las relaciones con «El Estado Hebreo». Escribió: » Arabia Saudita no es un estado de confrontación, y, a diferencia de Egipto, Siria, Jordania y la Organización para la Liberación Palestina (PLO), no se requiere la firma de tratados de paz. Además, Arabia Saudita siempre resintió la actitud de muchos países al querer establecer relaciones normales con Tel-Aviv». En otro artículo, «Atwan escribió que no estaba seguro que el Príncipe Abdullah estuviera consciente del significado del término normalización: » ¿Es posible que esté consciente que la normalización con el estado Hebreo, con la cual está de acuerdo, significa que grupos de israelíes vendrán a Al-madina para llevar a cabo excavaciones en busca de rastros de sus antepasados y celebrar festivales religiosos en días festivos en memoria de la Bani Qurayza, Bani Qaynuq’a (tribus Judías de la península arábica, las cuales lucharon en contra del Profeta Muhammad en le siglo séptimo), así como lo hacen en Djerba en Tunicia y en la tumba de Abuhatzeira en Egipto?» [3]

Abd Al-Rahman Al-Rashed, editor del diario saudita inglés Al-Sharq Al-Awsat, argumentó este punto y estableció que, «cualquiera que quiera criticar a Arabia Saudita al enfatizar la expresión de «relaciones íntegras» con Israel deberá analizar el precedente egipcio, que es el más importante. De hecho, el beneficio que Israel obtuvo de este acuerdo fue un departamento en el Cairo para la embajada Israelí, en cambio, Egipto recobró todo el Sinaí, incluyendo el petróleo y el acceso al Canal de Suez. La verdad es que la «paz íntegra» con Israel comenzó y terminó con un departamento muy protegido, donde se encuentra la embajada israelí. ¿Prefieren aquellos que se oponen a la propuesta saudita abandonar a millones de Palestinos en campamentos de refugiados, torturados en los territorios ocupados, en vez de permitirle a Israel tener un departamento en los países árabes?» [4] .

Los voceros palestinos de alto rango están de acuerdo con la iniciativa, pero rápidamente aclararon que no significaría otorgar ningún tipo de concesión, en particular al tema de los refugiados. El Ministro de Planeación y Coordinación Internacional Nabil Sha’ath explicó, » La iniciativa se debe considerar como un intento árabe de persuadir a Estados Unidos estableciendo que si Israel termina con la agresión, si cumplen con las demandas de los presidentes Yasser Arafat y Bashar Assad e implementan todas sus peticiones, iniciando con el retiro de gente en tierras palestinas, sirias y libanesas, y si se acuerdan soluciones para todos los problemas derivados de la causa Palestina, principalmente relacionados al tema de los refugiados en Jerusalén, solamente entonces los árabes estarán dispuestos a mantener una relación neutral con Israel… La propuesta del Príncipe Abdallah es compatible con nuestra posición al respecto. Queremos ponerle fin a la ocupación, queremos solucionar todos los problemas y después de que Israel cumpla con sus obligaciones, no habrán obstáculos para establecer la paz.» [5]

Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU

‘Atwan expresó otro inconveniente a la iniciativa saudita: el Príncipe Abdallah se había desviado de los parámetros de la ONU de la Resolución 242 del Consejo de Seguridad. «En su propuesta, el Príncipe Abdallah exageró su bondad en cuanto a la flexibilidad. Quizá según él, se le permite ofrecer al estado Hebreo seguridad y reconocimiento de sus fronteras a cambio del retiro íntegro de acuerdo con la resolución de la ONU. Sin embargo, estas resoluciones no exigen la normalización, no exigen el establecimiento de relaciones diplomáticas, y no exigen la firma de acuerdos de paz entre los estados árabes e Israel.» [6]

En respuesta, Al-Rashed escribió, » El príncipe no se ha desviado de aquello que repiten los árabes todo el día al exigir el cumplimiento de la Resolución 242 del Consejo de Seguridad… Ningún líder árabe ha especificado lo que significa el cumplimiento de la resolución 242 y lo que ésta requiere. Esto es lo que hizo en su propuesta el Príncipe Abdallah» [7]

Al-Rashed continuó estableciendo que de hecho, el Príncipe Abdallah estaba exigiendo más de Israel de lo requiere la Resolución 242: «La Resolución 242, considerado por los árabes en sus declaraciones oficiales en relación al problema palestino, como la base para una solución de paz, exige menos de aquello establecido por el Príncipe Abdullah. El cumplimiento de la Resolución 242 nos otorga el retiro sin un estado palestino, asumiendo que la administración del territorio retirado se dividirá entre Jordania y Egipto. Esto se hará a cambio de paz y seguridad hacia Israel. La resolución 242 no define la geografía exacta del territorio prometido a los árabes, ni tampoco menciona Jerusalén; tampoco define la identidad de los habitantes de dicho territorio…» [8] .

Ghazi Al-Qussaibi, Embajador saudita en Londres tiene otro punto de vista. En un artículo del Al-Sharq Al-Awsat, Al-Qussaibi citó las palabras del Príncipe Abdullah de varias conversaciones con representantes internacionales visitando Riyadh, para apoyar su afirmación que el príncipe estaba exigiendo una nueva resolución internacional para reemplazar la Resolución 242. Según Al-Qussaibi, el Príncipe Abdallah dijo, «… Israel interpreta las Resoluciones 242 y 338 como le conviene y de una manera esencialmente diferente a la interpretación árabe… Por lo que el Consejo de Seguridad debe elaborar una resolución nueva, la cual no pueda ser interpretada de diferentes maneras, una resolución que marque el retiro íntegro de todo territorio árabe, incluyendo el establecimiento de un estado palestino independiente con Jerusalén como su capital…»

» Dicha resolución nueva sería el primer paso fundamental, seguido de pasos adicionales. El segundo paso es la aceptación incondicional de esta nueva resolución por parte de Israel… Debido a experiencias amargas anteriores (en negociaciones desde la conferencia de Madrid en 1991), los Palestinos y árabes no estarán de acuerdo con negociaciones que no solucionen nada. Debe haber un compromiso claro por parte de Israel para aceptar el retiro y el establecimiento de un estado palestino. Este compromiso se debe derivar de las instituciones constitucionales de Israel. No es suficiente que solamente un partido político israelí se comprometa a una parte de la nueva resolución, mientras otro partido la rechaza por completo…»

«Cuando se apruebe una resolución internacional clara, y cuando Israel se comprometa a ella, será posible considerar garantías árabes hacia Israel. Sin estas dos condiciones, cualquier garantía otorgada por los árabes será una recompensa a las masacres de Sharon… La meta saudita sigue siendo la misma, lograr derechos para el pueblo palestino. Una vez que se apruebe la nueva resolución internacional, una vez que Israel se comprometa a dicha resolución, y una vez que se haya establecido un estado independiente palestino, Arabia Saudita ya no se comportará hostil contra Israel y normalizará su relación con Israel. Si la comunidad internacional inicia una nueva resolución clara, (reemplazando la 242) y si Israel acepta esta resolución incondicionalmente, entonces los árabes tomarán la iniciativa de normalizar su relación con Israel…» [9] Al-Qussaibi concluyó las citas del Príncipe Abdullah con una afirmación propia, aclarando la cronología de eventos como deben suceder: «Ahora es el turno de la comunidad internacional y seguirá siendo hasta la propuesta de una nueva resolución internacional. Posteriormente será el turno de Israel y seguirá siendo hasta que exista un compromiso claro israelí hacia esa resolución. Una vez que sea el turno de los árabes, el mundo descubrirá que los árabes que premiaron la ocupación con lucha son capaces de premiar a Israel con paz… Yo considero que esta no es solo la posición del príncipe Abdullah; es la posición de toda la nación árabe».- [10]


[1] The New York Times , Febrero 17, 2002.

[2] Al-Quds Al-Arabi (Londres), Febrero 16, 2002.

[3] Al-Quds Al-Arabi (Londres), Febrero 27, 2002.

[4] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 19, 2002.

[5] Al-Ayyam (Autoridad Palestina), Febrero 26, 2002.

[6] Al-Quds Al-Arabi (Londres), Febrero 19, 2002.

[7] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 19, 2002.

[8] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 19, 2002.

[9] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 19, 2002.

[10] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febero 19, 2002.