En un artículo de dos partes en el diario del gobierno saudita Al-Watan, el periodista Qenan Al-Ghamdi, ex editor de Al-Watan y del diario del gobierno Al-Sharq criticó duramente el extremismo en Arabia Saudita, que dijo está presente en toda mezquita y escuela y es constantemente difundido por los predicadores, clérigos, maestros y padres de familia. Las autoridades agregó, no hacen casi nada para luchar contra este extremismo que está filtrándose constantemente en la sociedad saudita; por el contrario, estos incluso le otorgan una plataforma y ayudan a promoverlo. Este extremismo es lo que hace que los jóvenes sauditas sean especialmente susceptibles a la ideología extremista de las organizaciones tales como el EIIS dijo. Este preguntó por qué, a pesar de su conocimiento a los peligros de la ideología terrorista, Arabia Saudita todavía no tiene una ley que la criminaliza.
Lo siguiente son traducciones de extractos de ambas partes del artículo:[1]
Qenan Al-Ghamdi (imagen: Saudi Gazette, Arabia Saudita)
«No existe nada nuevo [bajo el sol]! Desde que los ataques terroristas takfiri comenzaron a ocurrir en nuestras calles, mezquitas e instituciones, hemos condenado a [sus perpetradores] llamándolos criminales, desviados, khawarij,[2] etc. Luego de cada éxito de las [fuerzas] de seguridad en exponer las células terroristas dormidas o activas – y estos éxitos son demasiado numerosos de enumerar – alabamos a los miembros de las fuerzas de seguridad… y estamos orgullosos de ellos y hacemos todo lo posible para apoyarlos. Sin embargo, no hacemos nada útil y eficaz en apoyar los esfuerzos del Ministerio del Interior en los [dominios] de seguridad e ideológicos…
«Lo esperado por el Consejo de Altos Clérigos [el cuerpo religioso supremo de Arabia Saudita] y otros órganos pertinentes, es llevar a cabo una lectura crítica de la ideología [takfiri], corregirlo y comentar sobre ello – pero nada significativo [se ha hecho en este dominio]. La mayoría de los [imams], desde sus púlpitos en las mezquitas cada viernes, continúan lanzando acusaciones de herejía hacia los grupos musulmanes que viven entre nosotros y también al Pueblo del Libro [refiriéndose a los cristianos en este caso], muchos de los cuales trabajan en nuestro país. Los [imams] maldicen y lanzan injurias contra ellos. Aquellos que llamamos ‘predicadores y amantes del conocimiento’ todavía hacen esto en sus conferencias y sermones – y algunos de ellos son empleados del Ministerio de Asuntos Religiosos y trabajan bajo su supervisión. [Además], los canales de televisión siguen acogiéndolos, dándoles una oportunidad para difundir este veneno, que llega a todos los hogares, a todo ojo y a todo oído. Las prohibiciones y el rigor excesivo siguen dominando la mayoría de los ámbitos de la vida, incluso cuando no existe una evidencia clara en los puros y genuinos [textos del] Corán o el Sunna de que las prohibiciones existen.
«Nuestros hijos todavía marchan en masa para convertirse en carne de cañón en las guerras civiles y [servir como] asesinos criminales en las filas del EIIS en toda guerra o crimen terrorista alrededor del mundo. Los [jóvenes sauditas] forman la mayoría en toda plaza del así llamado yihad. Los manantiales del extremismo y el fanatismo todavía [existen] en todos partes de nuestro país, mientras que algunos chicos y chicas de nuestras escuelas acusan a otros chicos y chicas de herejía o de desviarse del camino correcto sólo por mencionar algunas fotos de [su preferencia] o algunas películas que vieron. Esto es debido a que algunos de sus maestros todavía les inculcan la idea de que toda fuente de placer en la vida está prohibido, [aun si en realidad es] permitido y porque algunas de sus analfabetas o casi analfabetas madres y abuelas asisten a conferencias de las así llamadas mujeres predicadoras que afianzan el extremismo y el fanatismo [en sus mentes]. Por otra parte, muchas de las mujeres que asisten a los foros de este tipo de mujeres se sienten emocionadas por lo que escucharon… y lo comparten con grupos de mujeres en las redes sociales. Estas son las madres de familias y de los educadores de la [próxima] generación, en el hogar y en la escuela y algunas de ellas incluso se convierten [ellas mismas] en muftíes y predicadoras!! Muchos hombres también están sujetos a las mismas influencias – hasta el punto de que algunos de ellos evitan escuchar el himno nacional o las cuñas musicales en los programas de noticias y están dispuestos a predicar y declamar prohibiciones en todos los foros, mercados y en la calle.
«En consecuencia, muchos hombres y mujeres se han estado preocupando con [escudriñar] a otros – sus vecinos, conocidos y amigos – [y preguntando]: ¿Es él sunita o chiita? ¿Observa este los ayunos no obligatorios? ¿Reza este el rezo [supererogatorio] del Duha? ¿Cómo se viste él o ella? ¿Ve él películas y series en la [televisión]? ¿Se afeita este la barba? ¿Se acomoda ella las cejas? ¿Hace él esto? ¿Hace él aquello? Como si Alá les designó para que supervisaran a Sus criaturas, interferir en sus asuntos y evaluar sus intenciones…
«Hasta ahora, a pesar de estar conscientes de todos los peligros del takfir y a pesar de los vergonzosos crímenes que el país ha testimoniado, nosotros los [sauditas] no hemos encontrado en todo esto una justificación lógica e intelectual en aprobar una ley que criminalice el sectarismo, el racismo, el takfir y todo lo que debilita [nuestra] unidad nacional. Incluso el Consejo Shura [el Parlamento saudita] ocultó [el tema] con excusas ridículas y absurdas.
«El Islam no permite asesinar a una persona y de hecho lo prohíbe, independientemente de la religión o creencias de [la persona], a menos que haya cometido un crimen que conlleve a su asesinato. El Islam no permite, e incluso prohíbe, acusar a una persona de herejía mientras este recite «no existe Dios sino Alá y Mahoma es su mensajero, ‘ya que sus hechos [serán determinados] [sólo] por Alá. El Islam no permite prohibir lo que Alá totalmente permitió. El Islam no les permite a ustedes mostrar hostilidad hacia cualquiera que no muestre originalmente una enemistad manifiesta hacia ustedes.
«El estado [saudita] mantiene relaciones amistosas con todos los países del mundo, con excepción de la agresiva sionista Israel y esto no contradice el estatus de Arabia Saudita como un estado árabe islámico pionero que respeta todas las etnias y sectas islámicas y a todos aquellos que residen dentro de sus [fronteras] que vienen de todas partes del mundo y pertenecen a diferentes etnias, sectas y religiones… y no hay nada de malo en esto. El Islam, a través de su justicia, misericordia y tolerancia, le otorga protección a todos, siempre y cuando respeten sus formas, les sirvan, se beneficien de estas y obtengan beneficios de ellas…
«Todo lo anterior es absolutamente cierto Consideren esto, [lector] y luego tendrán derecho a preguntar: ¿Cómo acabaremos con el terrorismo cuando sus fuentes vienen en [olas] sucesivas, inundando los ojos, los oídos y las mentes. Más aun, condenamos a Internet y en varias ocasiones decimos que el reclutamiento al [terrorismo] se realiza a través de [esta plataforma]. Esto es totalmente incorrecto, porque nosotros somos los que llenamos las mentes [de la gente] con el extremismo y el fanatismo, antes y después de Internet, mientras que la incitación del EIIS y sus iguales sólo despierta la admiración [por la ideología extremista] que ya está profundamente arraigada en las mentes y en los corazones de los jóvenes y los hace fácilmente susceptibles a cada llamada al yihad.
«Dejemos de lado a aquellos que ya les han lavado el cerebro por esta ideología, ya que el Ministerio del Interior se está ocupando de ellos, pero actuemos para detener la creación [de más mentes del mismo tipo]. Este es el desafío y está dentro de nuestras capacidades, si así lo deseamos. Cualquiera que se oponga a esto, quienquiera que sea tiene, en mi opinión, intenciones vergonzosas [de socavar] la unidad y la existencia del estado y busca destruirlo – y este es un peligro muy serio».
[1] Al-Watan (Arabia Saudita), 2-3 de noviembre, 2015.
[2] Los Khawarij fue un grupo disidente que se separó del bando de Ali en la batalla de Siffin en el 657; se le considera el primer grupo de oposición musulmana en la historia islámica. Hoy su nombre es usado como un nombre despectivo para los grupos disidentes o desviados.