Predicador kuwaití designado por el gobierno: Los europeos son inmorales, desaseados y cobardes

El diario kuwaití Al-Watan publicó recientemente un artículo [1] de su redactor Jeque Nabil Al-‘Awadhi, quien es el predicador designado por el gobierno a una mezquita kuwaití y en el pasado tuvo un programa de televisión llamado «Una Hora de Sinceridad» en la televisión kuwaití Al-Rai TV. En el artículo, titulado «Las Cualidades del Europeo», Al-‘Awadhi declara que los europeos son disciplinados y respetan las leyes sólo porque temen ser castigados; son desaseados, ya que «sólo se asean cuando es absolutamente necesario»; y que son egoístas, cobardes y avaros. Debería hacerse notar que en agosto del 2006, el Ministerio de Dotaciones kuwaití suspendió a Al-‘Awadhi de su cargo como predicador por tres meses, luego de dar un sermón del Viernes incitando al jihad y por llamar a hacerle daño a los judíos. [2]

El escritor reformista kuwaití Ahmad Al-Sarraf respondió al artículo de Al-‘Awadhi con uno propio, en donde condenó y refutó las declaraciones de Al-‘Awadhi sobre los europeos. [3]

A continuación se presentan extractos de los dos artículos:

Las «malas cualidades de los europeos son innumerables!»

El artículo de Al-‘Awadhi, titulado «Las Cualidades del Europeo», apareció en su columna regular «Una Palabra de Sinceridad» en Al-Watan. En esta, escribió:

«En una pieza anterior, llamada ‘Las Cualidades Árabes’, mencioné algunos de los malos atributos que distinguen a muchos árabes, y qué el Islam llama en nosotros a que rechacemos. Algunas [personas], quiénes están deslumbrados por la civilización occidental, pensaron que los ejemplos que [presenté en el artículo] tenían la intensión de ser una comparación comprensiva entre los árabes y Occidente. Pero la verdad es que mencioné sólo unas pocas cualidades [árabes], comparándolas con las características occidentales.

«Sin embargo, en cuanto a Occidente y sus características, en especial los europeos – sus malos atributos son innumerables! Este artículo no intenta [discutir] todas las cualidades europeas, [sino] sólo alguna de ellas – en particular aquéllas que tienen que ver con las relaciones entre si.

«Los europeos hoy día son disciplinados, respetan las leyes, y son puntuales… porque le temen al castigo»

«En cuanto a las relaciones de los europeos con el Creador, los animales son mejores que ellos… ya que no permiten lo que es permisible, y no prohíben lo que está prohibido. Es más, siempre que encuentren una manera de agradar al Diablo, la persiguen. Creo que Satanás [nunca] imaginó que su tentación sobre la humanidad [convergería] en tal magnitud de herejía así como también en tal depravación moral y decaimiento.

«La mayoría de los europeos hoy son disciplinados, respetan las leyes y son puntuales. Pero se comportan de esta manera no porque creen en [estas virtudes], sino porque le temen a las multas y a los castigos. Sólo imagínese, estimado lector, una ciudad civilizada como Londres, Nueva York, París o Francfort con un corte de electricidad incluso durante un día. ¿Qué piensa usted haría el hombre europeo, en su traje elegante, y la mujer europea, con su figura elegante?

«[Imagínese] sólo un día sin electricidad, durante el cual las cámaras de vigilancia y los sistemas de alarma fallan. En esta situación, esta gente civilizada se convertiría en animales salvajes que se devorarían todo!!

«Sí, ésa es la verdad sobre Occidente. No está refrenada por la religión, los valores o la virtud, sino sólo por el miedo al castigo y a las multas. Además, sin vigilancia, incluso la policía tomaría parte en los robos».

«Si Alá no le hubiera dado a [los europeos] un clima frío, su hedor habría… ahuyentado a los pájaros y hubiese marchitado la vegetación»

«Los europeos usualmente [también] tienen mal olor, porque no se asean hasta que sea absolutamente necesario. No se limpian propiamente después de orinar, ni limpian [su] suciedad. Cualquiera que se mezcle con ellos nota esta característica. Si Alá no les hubiese dado un clima frío, el hedor habría sido agobiante, ahuyentando a los pájaros y marchitando la vegetación. Ya que la limpieza verdadera nada significa para ellos.

«Otros malos atributos que caracterizan a los europeos como a nadie más es la cobardía y la tacañería. Usted se consigue a un europeo de apariencia impresionante, y cree que es valiente y fuerte. Pero en cuanto lo pone a prueba, encuentra que es un cobarde. En muchas ocasiones, yo los he visto hacer un gran barullo, al igual que los perros que ladran, pero una vez confrontado, se escudriñan como ratas…

«Usualmente, no ayudan a aquéllos quienes han hecho daño o a aquéllos en dolor, exceptuando a algunos. Muchas veces he visto a gente golpeando a ancianos que yacen heridos en el suelo, sin que nadie alce un dedo para ayudarlos. No le prestan atención a otros y sólo piensan en si mismos».

«El europeo incluso es avariento hacia su propia esposa e hijos»

«En cuanto a la tacañería, los europeos son el modelo ejemplar de esto. El europeo es incluso avariento hacia su propia esposa e hijos. Puede cenar con su esposa en un restaurante, y luego cada uno de ellos paga su propia cuenta!! Y cuando su hijo o hija cumplen 18 años, les pide que paguen el alquiler por vivir bajo su techo!

«Así como la generosidad y el valor son las mejores cualidades del hombre, la tacañería y la cobardía son las peores, y la última es especialmente característica del europeo. Él sólo vive para sus intereses materiales, y no reconoce lazos sociales. Padre y madre usualmente no significan nada para él, e incluso sus hijos – su único interés en ellos es materialista.

«La mayoría de los europeos hoy día son racistas, especialmente los alemanes y los franceses. Se desprecian entre si, y [también] desprecian a otros. Creen que se merecen una buena vida, mientras otros sólo tienen el derecho de servirles. Aquéllos obligados a vivir entre si mismos experimentan este racismo. Si se les diera una oportunidad de aplastar a otros, [los europeos] la agarrarían sin vacilación. De hecho, su historia [proporciona] pruebas de esta cualidad malvada.

«No escribo este artículo por odio o resentimiento, sin embargo, por Alá, odio a los infieles entre ellos. He escrito este artículo con franqueza, para que aquéllos que estén impresionados con Occidente este no se engañen y piensen que estoy deslumbrado por los europeos. Ya, que he dicho, sus malos atributos son innumerables. Por Alá, incluso un musulmán que le rinde culto a Alá es mejor que todos los infieles en el mundo, aun cuando su apariencia impresione a algunas personas».

Reformista Al-Sarraf: Observando los logros de los europeos, «Estamos conmocionados – no sólo por la magnitud de su progreso, sino también por la magnitud de nuestro propio atraso»

En su refutación a Al-‘Awadhi, el escritor reformista kuwaití Ahmad Al-Sarraf escribió: «Una simple y rápida comparación entre las sociedades en el Golfo y aquéllas de Europa revelan diferencias enormes en educación, agricultura y economía, para no mencionar la exploración espacial, el comercio, el turismo, la arqueología, hoteles, carreteras, y las utilidades básicas tales como electricidad, agua y fuentes de energía alternas. Si examinamos sus institutos científicos, [su] progreso en la medicina, y los estándares de [cuidado en] sus hospitales, nos sobresaltaremos – no sólo por la magnitud de su progreso, sino también por la magnitud de nuestro propio atraso, falta de productividad, y escasa participación en empresas humanas.

«Una mirada rápida a las diferencias morales entre las dos sociedades [también] nos sacudirá… En Europa, [la puntualidad] es sagrada y el trabajo [ético] es honrado, mientras la deshonestidad es rara. En nuestras sociedades, [por otra parte], lo contrario es cierto.

«[Cuando consideramos] su papel cultural y humanitario, y su contribución en todas las áreas de la humanidad en conjunto durante los últimos tres siglos o más, nos venos sorprendidos – no sólo en cuan poco hemos contribuido, sino [también] por el número asombroso de calamidades y penas que necios tontos de entre nosotros nos hemos infligido en el mundo, sobre todo en Occidente.

«El espacio no [me] permite enumerar las razones de [las diferencias entre las dos sociedades]. Sin embargo, no existe mejor prueba de la grandeza de la cultura occidental, y de sus valores y ética, que [el testimonio] del predicador saudita ‘Aaidh Al-Qarni cuya afiliación con una escuela islámica estricta no lo previno escribir [las siguientes palabras] durante su primera visita a Europa el pasado marzo. [Él escribió]: ‘Estoy [actualmente] en París por tratamiento médico. He estado consultando a doctores, visitando bibliotecas, observando a la gente, y mirando la forma en que se comportan hacia si mismos. He encontrado a gente de cultura refinada, buenas cualidades, y finas sensibilidades. También he encontrado puntualidad y un estilo de vida bien ordenado. [En cuanto a] nosotros los árabes, Ibn Khaldun me ha precedido describiéndonos como salvajes y toscos. Algunos de mis clérigos compañeros son toscos de carácter y tienen una mentalidad del desierto. Necesitamos una institución que nos entrene en buenos modales, y otra que produzca altos funcionarios que sean gentiles, compasivos y humildes… [y que] traten decentemente a la gente’. Esto es lo qué el predicador saudita Al-Qarni piensa de los europeos».

«El predicador kuwaití Nabil Al-‘Awadhi, que escribe para Al-Watan y pertenece a la misma escuela religiosa de Al-Qarni, tiene una visión completamente diferente de [los europeos]… [Él piensa que] ‘sus malos atributos son innumerables’. Su extenso artículo contiene mucha censura, invectiva y abuso, y he citado de [este] sólo para exponer… la actitud hacia otros sostenida por algunos de nosotros – especialmente hacia aquéllos quienes son los más avanzados, cultos y respetuosos [de otros] y quiénes han contribuido con lo máximo hacia otras naciones.

«Debería hacer notar que no leí la columna de Nabil Al-‘Awadhi, pero alguien que la leyó me dijo que lo había traducido y había pensado distribuirla a las embajadas europeas en Kuwait… y que, si [Al-‘Awadhi] alguna vez solicita una visa para recibir tratamiento médico en uno de sus países, pueden confrontarlo con lo que escribió».