El periodista saudita Jamal Khashoggi, gerente del canal de televisión Al-Arab y ex editor del diario oficial saudita Al-Watan, dedicó su columna del 23 de noviembre, 2013 en el diario de Londres Al-Hayat al tema de los jóvenes que sienten la tentación de viajar para emprender el jihad en Siria. El título de la columna llama a proporcionar a quienes quieran unirse al jihad en Siria con una «dirección diferente» (es decir, una base ideológica diferente al jihad). Khashoggi describe el viaje de un joven saudita a Siria, comenzando con navegar por Internet en el hogar y siendo expuesto a los jeques que sancionan el jihad en Siria, y terminando con su llegada al país. Khashoggi afirma que el jihad, en especial contra Assad en Siria, es una noción fundamentalmente legítima y apropiada, pero que las personas necesitan orientación respecto a esta, porque ha perdido su verdadero camino y ha sido torcida por los movimientos salafistas-jihadistas tales como Al-Qaeda, tal como se evidencia hoy en Siria. Khashoggi sugiere que los jihadistas que combatieron en Afganistán en los años 80, pero se mantuvieron moderados y sensatos deben sostener un diálogo con los jihadistas más moderados de Al-Qaeda, tales como los combatientes de Jabhat Al-Nusra, a fin de reformarlos y desmantelar la organización del marco ideológico.[1]

Cabe mencionar que Khashoggi, quien estuvo en Afganistán en los años 80 como periodista, ha hablado positivamente del jihad allí y dijo que incluso tuvo la intención de unirse a este, por ejemplo en una entrevista con el canal de televisión árabe Rotana en julio, 2012.[2]


Jamal Khashoggi (imagen: Esharh.net, 20 de junio, 2009)


Khashoggi en Afganistán en 1989 (imagen: Sabq, Arabia Saudita, 23 de julio, 2009)

Lo siguiente es una traducción de la columna de Khashoggi:

«Mientras Bashar Al-Assad siga y continúe con sus crímenes, Siria será un ‘imán’ a una nueva generación de jihadistas árabes. Naturalmente, las [fuerzas] de seguridad árabes no desean esto, pero debo admitir que no se puede detener el torrente de aquellos que deseen unirse a las filas del jihad en Siria. Entonces, ¿qué puede hacerse? Antes de responder esto, debemos familiarizarnos con estos nuevos jihadistas. Son personas jóvenes normativas en sus veinte años o incluso más jóvenes, estando aun en la escuela secundaria, de todos los estratos sociales, [viviendo] con sus padres y hermanos. No son necesariamente devotos, y su comportamiento no [necesariamente] traiciona sus intenciones. Además, ellos [mismos] no esperan hacer lo que hacen [es decir, irse a emprender el jihad en Siria].

«Durante los últimos dos años y medio han sido sometidos a una dura prueba: En los canales de noticias, en reuniones y en los [portales] de las redes sociales se encuentran con los horrores que se cometen en Siria contra jóvenes como ellos, contra mujeres jóvenes como sus hermanas, y contra hombres y mujeres honorables como sus padres. También siguen las declaraciones de funcionarios árabes y extranjeros que condenan estos crímenes, pero no se lo impiden. Siguen de cerca las cumbres, siguen al enviado de la ONU Lakhdar Brahimi, que hace declaraciones aquí y allá, y al Presidente de los Estados Unidos Obama, quien retrocedió en sancionar a Bashar Al-Assad al último minuto [a pesar de] que este último cruzó la línea roja que el propio Obama había puesto, es decir, el uso de armas químicas. Bashar hizo esto y asesinó a unos 2.000 sirios, la mayoría de ellos niños de la misma edad que los hermanos menores de [los nuevos jihadistas’]. Escuchan a sus abuelas maldecir a Bashar y se dicen a sí mismos: ‘Tenemos que hacer algo más además de maldecir’.

«Ellos recuerdan lo que escucharon de sus profesores acerca de las virtudes del jihad, y repiten el hadith: ‘El que muere sin embarcarse en el jihad o incluso considerarlo en su corazón muere mientras permanece en un estado de hipocresía’. Uno de ellos alcanza el iPad que su madre le dio hace varias semanas y escribe en Google: ‘Quiero unirme al jihad en Siria’. La página se llena de respuestas, y este pasa una hora leyéndolos. Algunos le aconsejan que done [el dinero mujahideen], ya que no necesitan más hombres. Alguien más dice: Diríjanse a Turquía y viajen a una de las ciudades del sur, [entonces] encuentren a algunos sirios allí y busquen un guía.

«De las respuestas de Google este pasa a portales más específicos tales como Minbar Al-Tawhid Wal-Jihad [‘El Púlpito del Monoteísmo y el Jihad’][3] y encuentra estudios religiosos y respuestas más profundas a las preguntas que le inquietan, la más importante de las cuales es, requiere este el permiso de sus padres [para unirse al jihad en Siria]. Un jeque que no conoce, llamado Abu Al-Mundir Shinqiti,[4] responde que no requiere [del permiso de sus padres] si el jihad es un ‘jihad con derecho individual’. Pero, ¿qué es un ‘jihad con deber individual’, el joven se pregunta mientras todos en casa ya están dormidos, e investiga la ley religiosa en relación al jihad en Google. Este encuentra que los acontecimientos en Siria [son considerados] un ‘jihad defensivo [es decir, una lucha contra un ocupante] por quien cada individuo musulmán tiene la obligación [a unirse] si puede’.

«Nuestro amigo continua a la deriva a través de fatuas jihadistas, y, a través de este nuevo término que ha encontrado – ‘jihad defensivo’ – este se familiariza con los tipos y condiciones de jihad, y se adentra en discusiones relativas a [la necesidad] de la aprobación de un tutor y la estandarte del fanatismo tribal.[5] Este conoce [más de cerca] a jeques que nunca ha escuchado hablar antes, tales como Al-Tartusi, Al-Naqib, y Al-Heweny,[6] y encuentra fatuas de altos académicos religiosos sauditas tales como el Jeque Saleh Al-Fawzan, quienes instan al jihad y lo desean, pero lo condicionan al recibir el permiso de un tutor, ambos padres y el gobernante. Sin embargo, este también encuentra a aquellos que se oponen a esto y que no reconocen la legitimidad de ningún tutor [en este contexto].

«El llamado a los rezos de la mañana lo salva de estos pensamientos contradictorios y fatuas. Este apaga el ordenador y cierra los ojos, y la llamada a los rezos todavía le rodea y le hace señas, y también lo hacen las imágenes de los asesinatos [en Siria]. De repente, este [recuerda] al líder de Hezbolá Hassan Nasrallah diciéndoles a sus partidarios que sus fuerzas y hombres permanecerán en Siria. Esto fue lo último que vio en las noticias con su padre la última noche. Se siente enojado, pero recoge sus pensamientos, sale de su cama, y se dirige a purificarse antes de entrar en la mezquita para los rezos de la mañana. La última vez que hizo esto fue durante el Ramadán. En la mezquita se encuentra con su tío, quien es su vecino, y le sonríe a [su tío] y le saluda. Por la tarde el tío llama al padre [del joven], y dice: «Vino a rezar con nosotros esta mañana, lo cual es inusual, por lo que mantén un ojo en él!’

«Nuestro amigo encontrará su camino al jihad. Puede encontrar su primer escalón [a la guerra santa] en su propia ciudad, [o] puede que se embarque en una aventura y trate de encontrar [la iniciativa] en Turquía o Jordania. Pero este finalmente lo encontrará, ya que existe una red activa subterránea, [que opera] a través de Internet y el contacto directo, y lo llevará a una dirección – la cual es Al-Qaeda.

«La solución puede ser la de crear otra dirección, ya que la noción del jihad y la ayuda al pueblo sirio no es un error fundamental. Es la presencia de Al-Qaeda [en Siria] que ha llevado a los gobiernos que se identifican con el pueblo sirio a prohibir a sus ciudadanos no sólo que se unan a la lucha [contra Assad], sino incluso a voluntariarse para las actividades de ayuda, que pudiera atraer a muchos jóvenes entusiastas. La experiencia en Afganistán en la década de 1980 fue un éxito, a pesar de los intentos por parte de algunas personas de torcerlas hoy día. Digo esto con base de conocimiento y experiencia. [Este experimento] no se desvió de su camino hasta la aparición de las corrientes takfiri y jihadistas que realizaron una injusticia a la ideología salafista asociándose a esta.

«La mayoría de los que participaron en esa etapa volvieron a sus patrias calmados y moderados y se ganaron una reputación positiva. Son [ciertamente] combatientes del jihad, pero, tal como corresponde a los combatientes del jihad, evitaron la exageración y las violaciones, [y] respetaron a sus gobiernos y el orden público. Maduraron hasta convertirse en hombres de edad moderada, y pueden participar en un proyecto para contener a estos jóvenes y protegerlos de que se desvíen y caigan en la trampa de Al-Qaeda. Además, con el apoyo de los clérigos, estos pueden incluso tener éxito en el inicio de un diálogo con las fuerzas moderadas de Al-Qaeda, tales como Jabhat Al-Nusra, que también ha dado cuenta del extremismo exagerado de las acciones del ISIS,[7] y restaurarlos en el camino central que nos puede contener a todos nosotros. Esta será una nueva ronda de guerra contra el terrorismo a través de una lucha ideológica que ayudará a desmantelar el marco ideológico de Al-Qaeda.

«Este programa no necesita ser [oficialmente] declarado y no requiere de financiamiento, ya que puede financiarse a si mismo. Basta supervisarlo a distancia y desviar la atención de este, y luego supervisarlo tal como lo hicimos en Afganistán. Nadie nos puede decir que esta es una afganización de Siria, ya que la afganización ya ha ocurrido en Siria. Es cierto que esta es una idea loca, pero no es una locura todo lo que está sucediendo en Siria?»


[1] Al-Hayat (Londres), 23 de noviembre, 2013.

[2] Sabq (Arabia Saudita), 23 de julio, 2012.

[3] Minbar Al-Tawhid Wal-Jihad es un portal salafista-jihadista. El portal del comité del Sharia, dirigido por el Jeque Abu Muhammad Al-Maqdisi, es una fuente primaria de autoridad para los salafistas extremistas de todo el mundo.

[4] Abu Al-Mundir Shinqiti es miembro del comité del Sharia de Minbar Al-Tawhid Wal-Jihad, y ha publicado decenas de fatuas sobre diversos temas en los últimos años, muchos de los cuales se ocupan de las llamadas al jihad y el fomentar ataques terroristas, incluyendo atentados suicidas.

[5] En referencia a un hadith que afirma que aquel que muere luchando por la bandera del fanatismo tribal muere siendo infiel.

[6] Abu Basir Al-Tartusi es un jeque salafista jihadista sirio exiliado que vive en Gran Bretaña, Ahmed Al-Naqib y Abu Ishaq Al-Heweny son jeques salafistas egipcios.

[7] ISIS es el Estado Islámico de Irak y Siria – una organización establecida en abril, 2013 cuando el jefe del Estado Islámico de Irak afiliado a Al-Qaeda Abu Bakr Al-Baghdadi, anunció que su organización estaba ampliando sus actividades en Siria. La ideología campeona de la organización extremista salafista y el jihad global. Esta se ha consolidado como una de las fuerzas más poderosas e influyentes en Siria gracias a cientos de combatientes extranjeros que se han unido a sus filas. Esta se ve a sí misma como el núcleo del futuro califato e insiste en que todos los combatientes y organizaciones en Siria están unidos bajo el liderazgo de Al-Baghdadi, a quien consideran el líder legítimo de toda la nación musulmana.