Tras la elección de Michel Aoun como nuevo presidente del Líbano y el nombramiento de Sa’d Al-Hariri en la formación de un nuevo gobierno, el periodista saudita Khalaf Al-Harbi escribió en su columna diaria en el diario del gobierno saudí ‘Okaz que Arabia Saudita no debe apoyar al gobierno de Al-Hariri o ayudarlo política o económicamente. Esto porque tal apoyo permitiría a Hezbolá continuar su participación militar en Siria como parte de la guerra de exterminio de Assad contra su propio pueblo y dejaría al Líbano en la condición de rehén de Hezbolá y de su patrón, Irán. Este añadió que Arabia Saudita debe exigir que Hezbolá se retire de Siria como condición para mantener cualquier tipo de vínculo con el estado libanés. Concluyó advirtiendo que los combatientes de Hezbolá, que no dudan en asesinar niños sirios, no dudaran en asesinar a niños saudíes y preguntó a sus lectores: «¿Le prestarían ayuda política y financiera a quienes asesinan a sus hijos?»
Lo siguiente es una traducción del artículo:[1]
Khalaf Al-Harbi (imagen: ‘Okaz, Arabia Saudita)
«El Líbano es carne de nuestra carne, nuestro amor por ella y por su pueblo está fuera de toda duda, nuestro más querido deseo es que los últimos arreglos, gracias a los cuales un presidente ha sido elegido luego de un período relativamente largo de vacío[presidencial], llevará al Líbano a reanudar su condición de fortaleza de la libertad, cultura y belleza, Sin embargo, siempre debemos tener en cuenta que el Líbano es incapaz de liberarse a sí misma de la ecuación iraní que Hezbolá le ha impuesto por la fuerza de las armas. Por lo tanto, por mucho que amemos a nuestros hermanos libaneses, siempre debemos recordar que todo un ejército de combatientes [del Hezbolá] cruzó las fronteras de este pequeño país con el propósito de asesinar a nuestros hermanos en Siria. Esto significa que, en la situación actual, cualquier apoyo militar o financiero al Líbano significará en primer lugar el perpetuar el control de Irán sobre la toma de decisiones en Beirut y el consentimiento para el asesinato de más población inocente de sirios a través de toda Siria.
«Muchos dirán que la deserción de [Arabia Saudita] del Líbano en esta peligrosa situación pudiera [sólo] empujarla en dirección al eje iraní. No importa, que corran [en dirección a Irán] si así lo desean. Esto es preferible a que seamos parte del ridículo juego en el que Arabia Saudita y los países del Golfo apoyen un gobierno de Sa’d Al-Hariri, liberando de esta manera a Hezbolá a que queme Siria sin preocuparse por la situación interna en el Líbano. Debemos entender que cualquier apoyo político o económico al gobierno libanés es como construir un castillo de arena, ya que Hezbolá puede, en cualquier momento, expulsar a Sa’d Al-Hariri y al General [Michel ‘Aoun] de Beirut, tal como lo ha hecho en el pasado. Luego, cuando sea demasiado tarde, nos daremos cuenta de que no hemos podido aprender de los errores del pasado y hemos caído en la misma trampa por milésima vez.
«Ciertamente no estamos obligados a arreglar una situación política parcializada que no es nuestra, especialmente cuando estamos en una difícil situación económica que no nos permite gastar fondos en un gobierno que el [secretario general de Hezbolá] Hassan Nasrallah puede deponer con un discurso en televisión que no dure más de cinco minutos.
«La retirada de Siria por parte de Hezbolá debe ser la primera condición que poseemos para mantener vínculos políticos y económicos con el Líbano. Esto, para que nos convirtamos inadvertidamente parte de la guerra de exterminio a la que enfrentan nuestros hermanos, el pueblo sirio y también nuestras buenas intenciones o ingenuidad, no nos llevan a perpetuar la situación actual, en la que la voluntad del estado libanés ha caído prisionera de una milicia subordinada a Irán.
«[Avancen y] amen al Líbano, pero recuerden que este es el país desde el cual los combatientes de Hezbolá se alistaron para Siria a plena vista del gobierno y con el respaldo indirecto del ejército libanés». Sepan que estos combatientes, cuyos salarios Son pagados por Irán, no distinguirán realmente entre el asesinato de un niño sirio y el asesinato de sus propios hijos, si tienen (de hecho) la oportunidad de hacerlo, ya lo han hecho en el pasado, a través de ataques terroristas y operaciones de espionaje en Kuwait, Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos y el este de [Arabia Saudita], por no mencionar [su] apoyo a los houthis en Yemen. ¿Le extenderán ustedes su ayuda política y financiera a quienes asesinen a sus hijos?
[1] ‘Okaz (Arabia Saudita), 8 de noviembre, 2016.