Aarefa Johari, de 29 años, periodista musulmana en Mumbai, proviene de la comunidad bohras, una secta musulmana chiita. Esta comunidad se encuentra mayormente al oeste de India, especialmente en Mumbai y Pune.
Periodista y activista anti-MGF Aarefa Johari (imagen cortesía: womensweb.in)
En los últimos años, la Sra. Johari ha surgido como una voz importante en contra de la práctica de la mutilación genital femenina (MGF) que prevalece en muchas partes del mundo musulmán. Sin embargo, parece ser que esta práctica, conocida localmente como khatna, también es frecuente entre los musulmanes bohra. Bohra es una comunidad ortodoxa y muy poco se ha escrito acerca de esta públicamente. La campaña de la Sra. Johari se ha centrado ahora en la MGF entre los musulmanes bohra.
En dos entrevistas recientes, la Sra. Johari habló sobre su propia experiencia personal respecto a la MGF y la respuesta que ella recibe de miembros de la comunidad sobre su campaña en contra de la MGF.
Lo siguiente son extractos de un informe basado en la entrevista de la Sra. Johari con Anahita Mukherji, antigua editora del diario Times de India[1] y de una entrevista con ella el año pasado:[2]
Entrevista del Times de India: «Su indumentaria le fue quitada, su madre le dijo que algo le sucederá ‘allá abajo'»
«Aarefa Johari tenía siete años cuando fue llevada a un edificio lúgubre en el Bazar Bhendi [en Mumbai] para una cita con una mujer que no conocía. Su vestido le fue quitado. Su madre le dijo que algo le iba a suceder ‘ahí abajo’ y que sólo tomaría un minuto. En retrospectiva, ella está agradecida por la poca preparación que recibió antes de su khatna, la palabra bohras [una secta de musulmanes chiitas] utilizada para la circuncisión. El procedimiento se ajusta a la definición de Mutilación de los Genitales Femeninos (MGF) por la Organización Mundial de la Salud.
«La comunidad bohra, sin embargo, nunca se le ocurriría llamarlo de esa manera. ‘Los bohras piensan que la MGF es una de esas cosas terribles que las ‘tribus africanas hacen. Sólo piensan que están cortando alguito de piel. Pero dada la forma poco científica en que a menudo se realiza, no hay forma de saber cuánta piel ha sido cortada. Y por qué deben ellos cortar algo en lo absoluto? pregunta Johari (29), periodista y cofundadora de Sahiyo, una organización que combate el khatna.
«Ella recuerda ‘algo se me hizo entre mis piernas’ al momento de su khatna. ‘Creo que lloré y me dolía’, dice ella, recordando vagamente una sensación de dolor poco después al orinar. Pero el dolor desapareció y no pensó más en el incidente en su etapa de crecimiento. Los ‘bohras utilizan la palabra khatna para la circuncisión masculina, así como también para lo que se le realiza a las mujeres. Recuerdo khatnas celebrados a lo grande para los chicos en la familia. Estas eran algo más secretas para las niñas y a veces se celebraban con un almuerzo tranquilo’, dice ella.
«Muchos años después, como adolecente, recuerda a su madre mostrándole un artículo de una revista sobre una mujer bohra hablando de su propia experiencia del khatna. Esa fue probablemente la primera vez que ambas madre e hija comenzaron a pensar en el tema. Como estudiante universitaria expuesta a las ideas feministas mientras estudiaba artes liberales, Johari comenzó a entender lo que le había sucedido. Ella comenzó a leer sobre el khatna, una práctica que los dawoodi bohras al oeste de India heredaron del Yemen, donde se trazan los orígenes ideológicos de su secta. Era una práctica que conllevaba la intención de cortarle el clítoris a la mujer, una parte de los genitales externos implicada en el placer sexual.
«Cuanto más leía, más enojada se volvía Johari. Era prácticamente un caso de traumatismo retrospectivo a medida que comenzaba a recordar lo que ella tuvo que pasar en esa sala en el Bazar Bhendi. En principio, su rabia y traición iban dirigidas hacia su madre. Después de todo, fue su madre quien la había llevado a que se le practicara el procedimiento. Y no se supone que es tu madre la que debe protegerte?
«Mucho después ella comenzó a darse cuenta de que no fue culpa de su madre. ‘La mujer es a menudo utilizada como un mero eslabón en la cadena del patriarcado. Los hombres no siempre tienen que estar directamente involucrados en el proceso de controlar a la mujer’, dice Johari. Ella pensó, con el tiempo, de que su madre no había tratado intencionalmente de hacerle daño y no conocía las consecuencias del procedimiento. Si bien los daños físicos que la MGF tendrá sobre una mujer varían dependiendo de cuánto se le corta del órgano, Johari hace hincapié en las cicatrices psicológicas. En cuanto a si la práctica afecta la vida sexual de una mujer, Johari dice que es algo que nunca conocerá personalmente, porque nunca tendrá un marco de referencia».
Entrevista: «Me di cuenta que muy pocas mujeres bohra desean hablar sobre este tema abiertamente – todos le temen al ostracismo»
Pregunta: «Usted aboga un tema extremadamente importante. Existen pocos que se atreven a cruzar los límites establecidos. Cuéntenos qué le hizo priorizarlo».
Aarefa Johari: «Lo priorice, porque para mí fue lo más obvio hacer. Una injusticia me fue infligida y esta continúa en tantas otras chicas jóvenes en mi comunidad. Es una violación y el momento en que fui lo suficientemente adulta para comprender el significado y las repercusiones de este acto violento, me vi indignada. Durante mucho tiempo, solía hacer relucir mi ira sobre la circuncisión (y otros aspectos del patriarcado) en casa, en mi madre y en otros miembros de la familia. Sólo comencé a hablar en público hace unos tres años, luego que una mujer bohra anónima inició una petición en el portal change.org con el fin de hacer que el Syedna [el líder espiritual de los musulmanes bohra] detuviese esta práctica. Es decir, cuando una gran cantidad de medios de comunicación comenzaron a buscar mujeres nohra para que hablaran abiertamente sobre el tema, sin ocultar su identidad y a mí no me importó hacerlo.
«Gradualmente, me di cuenta de que muy pocas mujeres bohra desean hablar sobre este tema abiertamente – todos le temen demasiado al ostracismo y a ser boicoteados por la comunidad – a pesar de que muchas mujeres desean discutir el tema de forma anónima. Por mi parte, no pensé hablar en contra de esta práctica como «cruzando un límite», porque no soy una persona religiosa y me he desconectado de la comunidad de muchas maneras. Nunca me importó ni siquiera un minuto el que me boicotearan porque no busco la aprobación de nadie antes de decir lo que pienso y señalar las injusticias».
«En India, la [MGF] se limita a la comunidad bohra, hasta donde yo sé, no hemos escuchado hablar de ninguna otra secta que lo practique»
Pregunta: «¿Está la MGF restringida a la comunidad bohra o prevalece en otras sectas del Islam también? Qué tienen que decir los líderes religiosos sobre esta práctica?»
Aarefa Johari: «En India, se limita a la comunidad bohra, hasta donde se no hemos escuchado hablar de alguna otra secta que la practique, De hecho, en Pakistán [en una visita allí] cuando hablé sobre este tema, una gran cantidad de (musulmanes) se me acercaron en shock, preguntando, ‘De verdad los musulmanes hacen esto? En serio?’ A través de todo el mundo islámico, los estudiosos han aclarado que no existe nada sobre la circuncisión femenina en el Corán ni en el Islam y sin embargo, los bohras lo practican en nombre del Islam. En África y en otras partes del mundo donde se practica, las comunidades a menudo creen que es un ritual islámico, a pesar de que no lo es. Y el hecho es que, en muchas partes del mundo, son los no musulmanes que han estado practicando la MGF».
Pregunta: «¿Cómo ha reaccionado su propia familia y conocidos cercanos al hecho de que usted haya alzado su voz en contra de la MGF?»
Aarefa Johari: «Afortunadamente, mi familia más cercana me ha sido apoyado enormemente – nadie me ha pedido no hablar. Sólo deseo que más miembros de mi familia se me unan en denunciar públicamente esta práctica, pero entre bohras existe una cultura de no molestar al estatus quo – incluso si existe desacuerdo, es a puerta cerrada, para el público existen apariencias. No puedo decir que he hecho algún trabajo significativo en este campo todavía – tengo un largo camino por recorrer – pero hasta ahora, la mayoría de mis conocidos han reaccionado positivamente.
«Algunas personas me dicen que no continuaran con la práctica en sus hijas. Por otra parte, yo tenía un pariente que se muy molesto conmigo porque hablé – se trata de una persona (mujer) que cree que las mujeres tienen que ser circuncidadas porque tienen demasiada energía sexual que debe ser restringida y que todas las mujeres a las que no se le corta el clítoris se vuelven prostitutas».
«Las religiones sirven para someter a las mujeres, aunque digan lo contrario, porque casi todas las religiones tienen sus raíces en el patriarcado»
Pregunta: «¿Qué papel juega la religión en el facultar a la mujer?»
Aarefa Johari: «En mi experiencia, ninguna. Las religiones sirven para debilitar a la mujer, aunque digan lo contrario, ya que casi todas las religiones tienen sus raíces en el patriarcado. Mientras existan los sistemas patriarcales, las mujeres no pueden ser verdaderamente facultadas».
Pregunta: «Si hay algo que pudieses cambiar sobre la forma en que las mujeres son tratadas en India, ¿cuál sería?»
Aarefa Johari: «Es difícil señalar una cosa. Todo problema tiene su raíz en una estructura social que coloca a los hombres por encima de las mujeres. Es una estructura que coloca una enorme presión sobre los hombres también, porque tienen que ajustarse a ciertas ideas de masculinidad al igual que se espera de las mujeres que se suscriban a un tipo específico de feminidad. Si estas ideas son deshechas en su propia base, entonces creo que las mujeres serán tratadas igualitariamente».
[1] Timesofindia.indiatimes.com (India), 5 de febrero, 2016. El inglés del escrito original de las entrevistas ha sido editado para mayor claridad y estandarización.
[2] Womensweb.in (India), 27 de abril, 2015.