El 5 de abril del 2014, Nueva York organizó su quinta Cumbre Mundial Anual de Mujeres, a la que asistieron activistas de los países de la Primavera Árabe y figuras prominentes de la política tales como la ex secretaria de estado de Estados Unidos Hillary Clinton, y la Reina de Jordania Rania. Tras la cumbre, la periodista libanesa-estadounidense Raghida Dergham escribió en su columna en el diario saudita de Londres Al-Hayat sobre el papel desempeñado por las mujeres en los países de la Primavera Árabe. Esta afirmó que, en comparación con las mujeres del resto del mundo, las mujeres árabes están siendo marginadas en muchos campos, en especial el político, debido al ‘control de los clérigos sobre el estatus de la mujer y también sobre el futuro de sus países’. Dergham sostuvo que la mejora en la situación de la mujer requiere un cambio de paradigma entre ambos sexos, y que la cumbre es importante porque hizo que muchos hombres en posiciones de poder en el mundo sintiesen que estaban siendo inspeccionados.
Raghida Dergham (Fuente: Al-Hayat, Londres, 11 de abril, 2014)
Lo siguiente son extractos de la columna:[1]
La mujer en el mundo árabe está excluida de la política
Dergham escribió: «… Marginar a la mujer en la toma de decisiones políticas no es un asunto trivial. Es una decisión de excluirlas de la redacción de leyes y de protegerlas de las constituciones – y esta decisión es deliberada, y no arbitraria. Una razón principal a esta es el control que [ejercen] los clérigos sobre la situación de la mujer árabe en las sociedades locales y sobre el futuro de [su] país… Es natural que nos regocijemos porque tres cuartas partes de las organizaciones de la sociedad civil en los [países] árabes están a cargo de mujeres. Esto es sin lugar a duda importante e influyente en el desarrollo… de las sociedades árabes».
Sin embargo, Dergham afirmó que es fundamental que la mujer también pueda participar en política: «Es necesario que las mujeres en la región árabe entren en la política como candidatas al parlamento, a la presidencia y al poder judicial con el impulso necesario. Las mujeres de Afganistán – cuya sociedad es sin duda más conservadora que las sociedades árabes y se encuentra bajo la sombra de los dictados de los talibanes – conmocionó al mundo la semana pasada, [cuando] 300 de ellas participaron en las históricas elecciones que transformaron Afganistán de un estado fallido y un terreno fértil para el terrorismo, extremismo y la opresión de las mujeres en un país que se está recuperando e involucrado en democracia…
«La mujer árabe [en la actualidad] vive en un ambiente más tolerante que está más abierta al cambio. Ciertamente ha habido un cambio importante en la trayectoria de las mujeres en Arabia Saudita, donde se han convertido en miembros del Consejo Shura. Las mujeres de Túnez jugaron un papel fundamental en prevenir que la Hermandad Musulmana secuestre la constitución, y se les consideró «complementarias» a los hombres. las mujeres de Egipto ayudaron a derrocar a dos presidentes en un año, colocándose a la vanguardia de las protestas en el terreno. Además, nadie puede negar la resistencia de las mujeres de Siria cuando entierran a [sus] seres queridos, y no olvidemos a las mujeres palestinas, libias y yemeníes, cuyo papel en las revoluciones no puede ser ignorado…»
Dergham Luego pasó a explicar que las mujeres siguen siendo excluidas de la vida política de sus países, y que los ejemplos más destacados de esto son las mujeres de la oposición siria, así como las mujeres en el parlamento libanés: «Lo que ha ocurrido en la historia moderna y lo que está sucediendo hoy día es la acción precipitada de excluir a la mujer del [proceso] de toma de decisiones políticas durante y después de las revoluciones. El mayor ejemplo de esto hoy es que los hombres de la oposición siria están a cargo de la histórica toma de decisiones políticas del país, y están excluyendo vergonzosamente a las mujeres sirias de los roles [más importantes] y de las posiciones de toma de [decisiones].
«Aún más vergonzosa es la situación de la mujer libanesa. Estas mujeres liberales, que rivalizan con [las mujeres] occidentales en vestimenta y liberación, permanecen cautivas – tanto de hombres poderosos y de sus propias ambiciones modestas. Las mujeres en el parlamento [libanés]… descubrieron que sus habilidades reemplazan a las de los diputados varones… Bahia Al-Hariri [la hermana del ex primer ministro Rafiq Al-Hariri, asesinado en el 2005] tiene todas las calificaciones para [servir] como primer ministro. Nayla Moawad [una MP y ex ministra, viuda del presidente libanés René Moawad, asesinado en 1989 después de 17 días en el cargo] y Sethrida Geagea [MP y esposa de Samir Geagea, jefe de la milicia de las Fuerzas Libanesas, la milicia y partido político] tienen todo lo necesario para convertirse en presidente…»
Según Dergham, las mujeres de otras sectas en el Líbano son también «excluidas de los altos cargos políticos, debido a las decisiones de los feudales que interpretan la religión como les place…»
La mujer debería forzar su entrada en la política
La generación más joven de mujeres libanesas, que han comenzado a hacer retroceder esta situación, debería forzar su entrada en la vida política del país, ella escribió: «La mujer en el Líbano está restringida… [Sin embargo], un número considerable de adultos jóvenes han comenzado a enfrentarse a los dictados de los feudales y clérigos utilizando a la sociedad civil… y ha llegado el momento para ellos de abrirse paso a la arena política y a todos sus sectores…»
La comparación del estatus de la mujer en el mundo árabe a la de otros países, incluidos los países del tercer mundo que incorporan a la mujer en la vida política con el apoyo de ambos hombres y mujeres, Dergham señaló: «[Ninguna] mujer árabe ha servido como presidente, aunque han sido ministras en muchos países islámicos y en otras naciones del tercer mundo. En India, Afganistán, Bangladesh, Liberia, Chile y Filipinas, las mujeres han llegado a ocupar cargos que envuelven la toma de decisiones, con el apoyo de ambos hombres y mujeres. Hoy, un número de mujeres ocupan cargos influyentes a nivel mundial: la canciller alemana Angela Merkel es la dirigente más importante de Europa, Christine Lagarde de Francia es jefe del Fondo Monetario Internacional; [y] Hillary Clinton no es sólo ex Primera Dama y Secretaria de Estado, sino que es una vez más la candidata más prominente para la presidencia de Estados Unidos…
«Es raro encontrar a mujeres en puestos administrativos en árabe [países], y si están ahí, es por lo general a causa de su condición de esposas [de los funcionarios]. Sheikha Mozah, la esposa del Emir de Qatar y madre del actual Emir, sin duda ejerce influencia política, pero eso es sólo porque no fue elegida para su cargo. Las esposas de los reyes, príncipes y presidentes juegan un papel positivo en todos los ámbitos locales y regionales. La Reina Rania Al-Abdallah [de Jordania] encabeza los consejos de administración de varias organizaciones internacionales, tales como el Foro Económico Mundial – [un cargo] que los hombres compiten por alcanzar…
«Muchas mujeres jóvenes de los países [árabes] son claramente capaces, pero no se atreven a romper la barrera de su exclusión en la política. Es momento de cambiar este patrón e introducir ideas poco ortodoxas en las mentes de las mujeres y los hombres. Por ejemplo, ¿por qué no puede Samir Geagea presentar a la MP Sethrida Geagea a la presidencia en lugar de hacerlo por sí mismo? ¿Por qué no considera esto? ¿Por qué la mujer no establece partidos políticos en lugar de esconderse detrás de los dictados de los partidos y líderes políticos de todos los credos y sectas del Líbano?…»
Dergham concluyó: «La mujer en la [Cumbre] Mundial no fue una reunión política de mujeres. Esta hizo eco a los gritos de coraje e integridad… Naturalmente, incluyó una gran dosis de creatividad e invención, [y] canto y abrazos. Lo único sobre las mujeres en la [Cumbre] Mundial es que marcó un nuevo comienzo político que hizo que muchos hombres en el poder en varios lugares alrededor del mundo sintiesen que están [ahora] sujetos a inspección, el rendir cuentas, y, sobre todo lo más importante, competencia».
[1] Al-Hayat (Londres), 11 de abril, 2014.