Con motivo del 26avo aniversario del asesinato del primer ministro israelí Yitzhak Rabin, Sanaa Al-Sa’id, figura importante de los medios de comunicación y periodista egipcia, publicó un artículo sobre una entrevista que ella le hizo en 1994. Al-Sa’id visitaba Israel para ese momento como parte de la delegación encabezada por el entonces canciller egipcio ‘Amr Moussa. Ella escribe que la visita en sí no fue un tema obvio para ella, porque para ese entonces odiaba a Israel y lo atacaba en cada oportunidad que se le presentara. Por lo tanto, ella anticipó que su entrevista con Rabin sería bastante polémica. Pero para su sorpresa descubrió a un hombre cortés y humilde, cuyas declaraciones la hicieron revisar su opinión y considerarlo como «el político israelí que verdaderamente luchó más por la paz». Ella escribe que hoy, en el aniversario de su muerte, lamenta su ausencia, porque siente que se hubiese podido haber logrado la paz si Rabin no hubiese sido asesinado.

Lo siguiente son extractos traducidos del artículo de Al-Sa’id:[1]

«El 4 de noviembre del 2021 se conmemoró el 26avo aniversario de la muerte del primer ministro israelí Yitzhak Rabin, quien fue asesinado en Tel Aviv el día 4 de noviembre de 1995 durante una manifestación en apoyo por la paz… cuando un judío extremista llamado Yigal Amir le disparó a quemarropa ocasionándole la muerte… El aniversario me recuerda mi visita a Israel en septiembre del año 1994 que tuvo lugar aunque nunca imaginé que yo pondría pie en ese ente opresivo que pisoteó las resoluciones internacionales y formuló una política agresiva en contra de los países de la región.

«Durante la primera semana de septiembre de 1994, el entonces canciller de Egipto ‘Amr Moussa, realizó una visita oficial a Israel y yo formaba parte del equipo de periodistas que lo acompañó en ese viaje. Inicialmente me resistí a unirme al equipo porque yo odiaba a Israel y lo estuve atacando durante mucho tiempo en todos los artículos que escribí en numerosos diarios árabes y en la BBC, pero el ministro me persuadió. Este me convenció de ir con la delegación diciendo que podía tener la oportunidad de entrevistar a políticos israelíes y confrontarlos con todas las críticas que tenía ante sus posturas sobre los diferentes temas del Medio Oriente. Y así fui y tuve la oportunidad de realizar entrevistas con el presidente israelí Ezer Weizman y con el canciller Shimon Peres. Pero lo más destacado fue mi reunión con el primer ministro Yitzhak Rabin, una de las figuras israelíes más importantes quien desempeñó un papel significativo en la historia del conflicto árabe-israelí. El día de la entrevista decidí atacarlo con preguntas muy provocativas, especialmente porque en julio de ese año este había hecho declaraciones en las que amenazaba a Siria con una guerra encarnizada. Cuando el embajador egipcio en Israel para ese momento Mohammed Bassiouni se enteró de que yo estaba a punto de entrevistar a Rabin, me advirtió ese mismo día, diciéndome: ‘No le hagas preguntas provocativas, porque se sabe que el primer ministro Rabin se irrita de nada y es muy probable que termine la entrevista en el momento en que le hagas tales preguntas.

«Me dirigí a entrevistar a Rabin en su oficina en Jerusalén. Este me recibió en las primeras horas de la mañana. Con la intención de parecer vacilante al comienzo de la entrevista, yo le dije: ‘Dos cosas: primero, me advirtieron que no le hiciera preguntas provocativas para que usted no finalice la entrevista; segundo, su jefe de oficina me ha otorgado sólo media hora para realizar la entrevista. En ese momento, Rabin sonrió y dijo: «Pregunte lo que desee, le prometo que no daré por terminada la entrevista. Y tómese todo el tiempo que necesite». Vi a un Rabin totalmente diferente al que percibí en el pasado. Era amable, tranquilo y muy humilde y fue suficiente que me diese el tiempo necesario para realizar la entrevista, que fue publicada en el diario Al-Ahram el 10 de septiembre, 1994.

«La mayor parte de la entrevista efectuada a Rabin se centró en sus declaraciones contra Siria y sus amenazas de proponer un nuevo orden de prioridades y presupuestar una gran cantidad de fondos para las FDI a fin de que pudieran prepararse para una guerra en su contra. Yo le dije: ‘A primera vista, sus amenazas parecen indicar que no se ha despojado de su agresivo uniforme militar y todavía desempeña usted el papel de general en la sala de operaciones y no de un primer ministro que desempeña un papel político bajo los auspicios del sistema internacional que le otorga legitimidad internacional. ‘En su respuesta, este explicó exactamente lo que había querido decir con sus declaraciones y dijo que quería, por medio de la entrevista conmigo, transmitirle un mensaje abierto al presidente Assad, de que Israel estaba realmente interesado en la paz con Siria y que la paz sería necesaria en beneficio de ambos países. Rabin declaró su voluntad de ir a Damasco de inmediato, si Siria lo hacía posible, como expresión de buena voluntad y comenzar un cambio de actitud para mejor con dicho país.

«La entrevista también se refirió a las resoluciones internacionales que Israel había desacreditado y con informes en ese momento sobre contactos secretos entre Israel e Irak. Rabin negó esto, afirmando que Israel apoyó la política estadounidense tanto en Irak como en Irán, basada en contención y moderación. Al abordar el tema sobre el Tratado a la No-Proliferación de Armas Nucleares y la posibilidad de que Israel acceda a la inspección de su reactor nuclear, Rabin dijo que Israel apoyaba que la región estuviera libre de armas nucleares, pero no apoyaba la inspección internacional y no creía en ello. Este dijo que Israel se centró primeramente en lograr la paz y que luego, una vez lograda la paz, instaría a todos los países de la región a firmar acuerdos bilaterales con este para garantizar un Medio Oriente libre de armas nucleares. Esto, dijo Rabin, sería logrado bajo los auspicios de los organismos de monitoreo y supervisión bilaterales mutuos – es decir, israelí-egipcios e israelí-sirios – y no bajo supervisión internacional.

«El día que conocí a Rabin, sentí que muy posiblemente él era el político israelí que más se esmeraba por lograr la paz. Y no nos olvidaremos del papel que este desempeñó en los Acuerdos de paz de Oslo que dieron origen a la Autoridad Palestina y le otorgaron el control parcial sobre la Franja de Gaza y de Cisjordania. Esa es precisamente la razón por la que el histérico extremista sionista Yigal Amir apuntó sus balas traicioneras el día 4 de noviembre, 1995 contra Yitzhak Rabin… y bajó el telón sobre un primer ministro con quien y a través de quien hubiese sido posible lograr una solución al tema palestino basada en dos estados coexistentes en la Palestina histórica: el Estado de Palestina y el Estado de Israel, de conformidad con la Resolución 242 del Consejo de Seguridad. En este día (el aniversario de la muerte de Rabin) me hizo recordar mi encuentro con Rabin, quien me dejó una impresión totalmente diferente a la que tuve anteriormente de él y que me hizo odiarlo. Pero hoy lamento su ausencia, porque este daba la impresión de ser un hombre que luchaba por la paz, que pudo haberse realizado si Rabin hubiese estado vivo».


[1] Al-Wafd (Egipto), 5 de noviembre, 2021.