En un artículo titulado «La escuela de la mayor traición» en el diario saudita Al-Watan, el periodista Khalid Al-‘Owijan condena el silencio global frente a las milicias terroristas respaldadas por Irán desplegadas en todo el Medio Oriente, tales como Hezbolá en el Líbano, las milicias chiitas en Irak, Hamás en Gaza y los houties en Yemen, milicias que traicionan a sus países y los desestabilizan a estos y a la región en su conjunto. Este afirma que Occidente en general y el Consejo de Seguridad en particular emplean un doble discurso al abordar a este tipo de criminales: estos adoptan una postura firme contra quienes amenacen los intereses de Occidente, pero guardan silencio cuando las milicias respaldadas por Irán amenazan a la región árabe. Este silencio, dice, solo fortalece a estas milicias y las convierte en modelos a seguir para las otras fuerzas que pretenden ser políticas pero que en realidad son terroristas, fuerzas que eventualmente se volverán poderosas y atacarán a Occidente.
Lo siguiente son extractos traducidos de su artículo:[1]
«Cuando un traidor se vuelve complaciente y hace alarde de su traición abiertamente, percibe este hecho como el pináculo del coraje. Pero la verdad es muy diferente, porque este coraje probablemente se debe al costo mínimo pagado por quien lo contrató y lo utiliza para llevar a cabo sus órdenes, realizar su agenda, etc. Muchos conocen la verdad sobre este traidor y lamentablemente son numerosos los ejemplos de personas que desempeñan este enfermizo papel en el mundo árabe.
«Desde el Líbano hasta Yemen, atravesando Bagdad y Gaza, estos traidores se han convertido en un falso símbolo para algunos miserables en los círculos de formadores de opinión árabes… Ese traidor es Nasrallah en el Líbano, quien se opone a la política de su país y se opone a todo, desde la formación de gobiernos hasta hacerle caso a la voluntad del pueblo… e incluso lucha por la independencia del sistema judicial, pero al mismo tiempo apoya las aspiraciones del líder sirio Assad, que gobierna por la fuerza de las armas… Esta es también la conducta de quien destrozó Gaza y perdió muchísimas oportunidades de promover la causa palestina porque su movimiento, Hamás, adoptó percepciones que van desde las de la Hermandad Musulmana hasta las del jurisprudente iraní, es también la conducta del hombre de las cavernas yemenita (es decir, el líder del movimiento Houtie, ‘Abd Al-Malik Al-Houthi), quien consumó un golpe de estado armado contra el gobierno utilizando armas que provenían de fuera de su país, es decir, de Irán y se atrevió atacar la noble ciudad de La Meca desafiando a más de un billón de musulmanes y sin tener en cuenta sus sentimientos, a fin de lograr los objetivos de aquellos que le otorgan una cantidad insignificante de capital político, reflejando su escaso valor.
«La existencia de dichas personas requiere de una lectura correcta del escenario. ¿Cómo sería eso? Dándose cuenta… de que las leyes del derecho internacional se basan en factores de clima político y en la falta de rigor, en divisiones e injusticia y en la falta de colocar a todos aquellos criminales del mundo dentro del mismo canasto en términos de un juicio internacional y las diferentes escalas en el tema de la justicia humana. Prueba de este clima es que algunas guerras amargas estallaron en gran parte con base al fraude político, tales como la guerra en Irak, que algunos llaman ‘ocupación’, o el hecho de que fuerzas multinacionales, lideradas por los Estados Unidos, entraron en Afganistán y provocaron una guerra que duró más de dos décadas, que muchos consideran ‘pura y simplemente, una invasión’…
«Imagínense lo que hubiese pasado si la milicia terrorista de Hezbolá hubiera tomado a los 100.000 soldados que Nasrallah afirma se encuentran bajo las órdenes de su organización, así como también sus 5.000 misiles y los hubiese desplegado sobre las fronteras de los Estados Unidos. Imaginen lo que hubiera sucedió si Alá decretase que el ex-presidente de Irak, el terrorista Nouri Al-Maliki, debería ser el líder de un grupo de extremistas escondidos en las fronteras de Francia, o si el destino hubiese decretado que el líder houtie ‘Abd Al-Malik Al-Houthi debería ser un alemán influyente y colocarlo, por medios democráticos, en la antigua sede que ocupa Angela Merkel, o si una milicia extremista tal como las Unidades de Movilización Popular iraquíes o el movimiento Hamás en Gaza hubiese estado presente en las cercanías de Gran Bretaña. ¿Qué hubiesen demostrado las escalas de justicia en ese caso? Y ¿qué hubiese hecho la comunidad internacional?
«Sin lugar a dudas, esta situación en el mundo está algo retorcida y esto incluye al Consejo de Seguridad, que claramente emplea un doble discurso al abordar los temas del mundo árabe, debido a los dictados de elementos racistas, o quizás simplemente por estupidez política. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se ha convertido en una organización a la espera de que los países más estables le paguen sus impuestos anuales, mientras que otros países inestables tardan en hacerlo y existen indicios de que el repetido silencio del Consejo de Seguridad, que no condenó los ataques perpetrados por los houties contra Arabia Saudita, es debido a la selectividad política…
«Los hechos muestran claramente que muchos de esos mercenarios traidores se han beneficiado enormemente del silencio a nivel internacional. ¿De qué otra manera podemos explicar el hecho de que un criminal tal como Nasrallah ha incrementado su participación en unas despreciables guerras regionales religiosas y sectarias, como la guerra siria? ¿O su apoyo a las milicias terroristas chiitas iraquíes, apoyo también dado a los houties en Yemen y al grupo terrorista Hamás en Gaza, la cual está ocupada por el propio Hamás y no por Israel? La conducta rebelde de Nasrallah continúa con esta misma intensidad porque el silencio a nivel internacional es indicativo de que el mundo está satisfecho con la política de la organización sectaria de Nasrallah. Esto conlleva a esta milicia a comportarse como un estado dentro del Líbano y fuera de este, hablar con voz chillona y a expresar libremente su postura política sobre temas globales…
«La falta de medidas contra las milicias y sus comandantes y proyectos traidores – especialmente contra el proyecto de Hezbolá, el cual tiene como base el terrorismo y el narcotráfico – los ha convertido en modelos a emular y le ha abierto el camino a otras entidades, que pueden asumir una apariencia política, pero que en realidad son entidades terroristas cuyo daño trascenderá las fronteras de la región y alcanzará al mundo en su totalidad.
«Los intentos ocasionales por parte de Hezbolá de contrabandear drogas en la región dan fe a la naturaleza destructiva de su proyecto… a nivel interno. El fiasco político global es que a este se le ha permitido operar incluso fuera de sus límites virtuales…»
[1] Al-Watan (Arabia Saudita), 26 de octubre, 2021.