Lo siguiente son extractos de una entrevista con el Dr. Yunis Al-Astal, MP palestino representando a Hamas, la cual fue presentada en Al-Rafidein Tv el 17 de junio, 2007.

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«Cuando el jihad se convierte en un deber individual, este también aplica a las mujeres»

Yunis Al-Astal: «La forma más exaltada de jihad es combatir por la causa de Alá, que significa sacrificar el alma de uno combatiendo a los enemigos de frente, aun cuando esto lleve al martirio. Martirio significa vida junto a Alá».

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«Cuando el jihad se convierte en un deber individual, también aplica a las mujeres, ya que las mujeres no difieren de los hombres en lo que se refiere a deberes individuales».

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Entrevistador: «Cuáles son los propósitos de conquista e invasiones detrás de la participación de mujeres en el jihad?»

Yunis Al-Astal: «Yo he mencionado algunos de estos propósitos. [Las mujeres] preparan la comida, traen agua, atienden a los heridos y los transportan desde el campo de batalla, protegen las posesiones de los [soldados], y así sucesivamente. Pero en muchos casos, las mujeres participaron en el combate, en especial si el ejército islámico estuviese debilitado, y uno pudiera ver que el enemigo estuviese a punto de obtener ventaja. En tales casos, una mujer desenfundaría su espada, o arrancaría un asta de su tienda, y se resistiría en lo mejor de su habilidad».

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«Tomemos otro ejemplo. Safiyya, la tía del Profeta Muhammad, usó un asta para matar a un judío en la Batalla de la Trinchera. Igualmente, en la Batalla de Hunayn, Umm Sulaym tenía una daga, y cuando se le preguntó por esta, dijo: ‘Si un enemigo de Alá se me acerca, lo apuñalaré con esta daga’. La historia ha grabado, en letras brillantes, el hecho que Al-Khansaa sacrificó a sus cuatro hijos en la batalla de Al-Qadisiyya. Ella hizo que sus emociones se inflaran y ella misma los incitó a combatir hasta que lograsen su martirio, y luego agradeció a Alá por honrarla con la muerte de todos ellos».

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Umm Ibrahim «Alabad a Alá por aceptar su sacrificio – su único hijo»

«Me gustaría contarle una historia maravillosa que tuvo lugar en los tiempos de antes. Había una mujer llamada Umm Ibrahim Al-Hashimiya, e Ibrahim era su único hijo. Ella preparó 10,000 dinares, para ofrecerle una boda como nunca se había visto antes. Todas las muchachas del vecindario esperaban convertirse en su esposa. Un día, ella asistió a un sermón sobre jihad, las virtudes de los mujahideen, y sobre las vírgenes de ojos negros del Paraíso. Ella inmediatamente decidió que su hijo se casaría con las vírgenes de ojos negros. Fue donde el predicador y le pagó los 10,000 dinares, con la condición de que su hijo se casara con las vírgenes de ojos negros, sobre quien ella escuchó hablar cosas que alentaron a que actuara de la manera en que lo hizo.

«Su hijo emprendió de hecho el jihad por la causa de Alá, y esperó noticias de su martirio con una respiración moderada. Cuando el ejército regreso, se apresuro a preguntar: ‘Debería yo ser felicitada porque mi regalo fue aceptado, o debería yo ofrecer condolencias porque fue devuelto?’ El comandante del ejército le dijo: ‘El regalo fue aceptado, y la novia se le ha traído al novio’. Ella alabó a Alá por aceptar su sacrificio – su único hijo, quien estaba a punto de casarse. Ella creía que su boda era su martirio por la causa de Alá».

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«En la segunda Intifada Al-Aqsa, las buscadoras del martirio femeninas surgieron. Éstas son jóvenes mujeres, en los mejores años de su vida, en una época cuando las muchachas como estas piensan sólo en joyas y se preparan para el matrimonio. No obstante, ellas fueron a su martirio, avanzando de frente con un gran espíritu combatiente. Esta Intifada nuestra ha registrado más de 15 casos ejemplares de muchachas que fueron martirizadas por la causa de Alá. Pero no antes de hacer que los judíos – los hermanos de los monos y los cerdos – saboreen la amargura de la muerte, y no antes de vengar la sangre de los mártires, los heridos, los desposeídos, los prisioneros, los desplazados de sitio, aquéllos cuyas casas fueron destruidas, aquéllos cuya tierra fue excavadas por los bulldozers, y todos aquéllos que fueron afectados por el terremoto de los hijos de Sión».

El mensaje de las mujeres buscadoras de martirio a los enemigos es que regresen desde donde vinieron – «O si no nuestro jihad continuará hasta que esta tierra recobre su santidad»

Entrevistador: «Dr. Al-Astal, hemos visto que algunas de las mujeres buscadoras de martirio partieron de su operación de martirio sin el velo. Hasta qué punto nuestra religión le permite a las mujeres, cuándo se embarcan en el jihad por la causa de Alá, de usar medios de camuflaje tales como el quitarse el velo?»

Yunis Al-Astal: «Cuando el jihad se convierte en un deber individual, no se requiere del permiso o el consentimiento del marido, porque el jihad se convierte en una oración. Al igual que una mujer no tiene que pedir permiso para orar, pedir permiso para ayunar durante Ramadan, o dar caridad, ella no necesita pedir permiso cuando el jihad se convierte en un deber individual. En mi opinión, en lugares invadidos por el enemigo, el jihad se convierte en un deber individual.

«Respecto a su pregunta sobre el velo, en especial referente a las buscadoras de martirio que tenían que entrar en las ciudades sionistas muy dentro en Palestina – el jihad es un deber, y también lo es el llevar puesto el velo, pero el deber del jihad es diez veces grande que el deber de llevar puesto un velo».

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«El mensaje más importante es que nuestros enemigos deberían saber que no existe ningún lugar para ellos en la tierra de Palestina. Todo muchacho y hombre, y toda muchacha y mujer, es un buscador de martirio potencial. El enemigo debería saber que estamos preparados para llevar puesto nuestros cinturones explosivos, y arrojarnos en medio del enemigo, para hacerles degustar las malvadas consecuencias de sus actos. Ellos deberían saber que no tienen ninguna otra alternativa – o se van o morirán, aun cuando tome mucho tiempo».

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«El mensaje de las mujeres buscadoras de martirio a los enemigos es que deberían regresar desde dónde vinieron, o si no nuestros jihad continuará hasta que esta tierra recobre su santidad – desde el Mar [Mediterráneo] hasta el Río [Jordán]».

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«Las mujeres del Islam, sobre todo en las regiones de tensión – y le doy énfasis a Irak y a Afganistán dónde los americanos corren desenfrenados… Si somos capaces – y, Alá que lega somos de hecho capaces – de estrellar el poderío de América y restregarle la nariz en el barro, nosotros liberaremos el mundo de este matón mundial americano, de la hipocresía del combatiente cruzado europeo, y el odioso paganismo mundial. Lo que se requiere de los hombres y las mujeres de estos pueblos – pero especialmente de las mujeres – es que tomen [el ejemplo] de Rim Al-Riyashi, de Fatima Al-Najjar, y de la larga lista de mujeres, y especialmente de Umm Nidhal, la madre de Muhammad Farhat, quien sacrificó a tres de sus hijos como mártires, y que amenaza al enemigo en que sus otros hijos se convertirán en buscadores de martirio, y harán que los judíos saboreen las malvadas consecuencias de sus actos».

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