En un artículo en el portal liberal Elaph, el Dr. Khaled Montasser, médico liberal egipcio, critica el fenómeno de respaldar las ideas tradicionales que han sido refutadas por la ciencia, tales como la creencia musulmana de que una mujer puede quedar embarazada durante un máximo de cuatro años. Él señala que esta noción es creída incluso por algunos médicos musulmanes, y es reconocida en las legislaciones de algunos países árabes, incluyendo a los que no son teocracias. Él les pide a los musulmanes que no acepten ideas anticuadas y poco científicas sólo porque fueron propuestas por clérigos importantes, destacando que el cuestionar las opiniones de los estudiosos religiosos no equivale a atacar o despreciar a la propia religión.
A continuación se presentan extractos de su artículo: [1]
En un congreso médico, un profesor hizo surgir la idea de un embarazo oculto con duración de uno a cuatro años
«En una conferencia médica celebrada en una de las facultades de medicina general, un profesor pidió permiso para hablar, y dijo: ‘Por qué esta conferencia no trata con [el fenómeno de] embarazo oculto? Cuando los participantes le preguntaron qué quería decir con «embarazo oculto», respondió: «Me refiero a un embarazo que dura uno, dos, tres o cuatro [años]». Los conferencistas, tanto estudiantes y profesores, estaban desconcertados y se preguntaban unos a otros, ‘existe tal cosa como un embarazo que dura tres o cuatro años?’ El profesor contestó con confianza, con desprecio a la ignorancia de sus colegas: ‘Por supuesto. El Imam Malik [fundador de la escuela de Islam Maliki] estuvo en el vientre de su madre durante tres años’.
«El peligro que plantea esta creencia es que, [en este caso], el que lo sostenía era un profesor de medicina, que probablemente fue educado en la doctrina del pensamiento científico y se sustenta en las revistas médicas como su fuente [de conocimientos]. Ante una cuestión médica, tal como el cuánto tiempo puede durar un embarazo, [se espera que] este se base en lo que ha aprendido y leído de estas fuentes [científicas], en lugar de lo que ha leído en los textos de jurisprudencia islámica.
«Lamentablemente, sin embargo, este médico no estaba [sólo] hablando por sí mismo. El representa un fenómeno, es decir la victoria de la tradición sobre la razón. Representa a una escuela de pensamiento que está dispuesta a sacrificar todo el aprendizaje medico con el fin de mantener el predominio de los textos islámicos jurisprudenciales y fatwas tradicionales. Prueba de ello es [el hecho] de que no es sólo este profesor titular el que sostiene tales opiniones. Tendré que hacerle saber que el principal defensor de la circuncisión femenina [en Egipto] es un profesor de ginecología y obstetricia, quien incluso argumentó en contra del Ministro de la Salud en una audiencia en la corte [sobre este asunto]». [2]
La noción del embarazo oculto se ha introducido en las leyes del estado
«Algunos eruditos islámicos, tales como los de la [escuela] Hanafi, creen que un embarazo puede durar hasta dos años, mientras que los de la escuela Shafi’i Maliki creen que puede durar hasta cuatro años, y algunos de ellos [han dijo] hasta cinco años o más. Nosotros [podemos] aceptar estas declaraciones como una especie de folclore, pero no como cualquier tipo de verdad científica… Me niego a dejar que nadie me obligue a aceptar esta absurdez con el pretexto de la aplicación del sharia. El Islam es una religión que usa la razón, y [no] puede estar asociada con estos conceptos medievales. Por otra parte, mi mente se niega a aceptar algo sólo porque el Mufti lo escribió en su libro o porque aparece en el currículo de Al-Azhar. ¿Cómo puedo aceptar esto como ciencia cuando ni un solo ginecólogo u obstetra ha presenciado [tal evento] desde el advenimiento científico de la ginecología y la obstetricia?… Y desde una perspectiva moral, ¿cómo puedo yo ofrecer un vacío jurisprudencial para una mujer que fue probablemente promiscua después de la muerte de su marido y luego presentó a su bebé, concebido en pecado, como hijo de su difunto esposo basándose en la [noción] de un embarazo oculto o sobre un fatwa emitido por un [clérigo] o escuela religiosa? Esto es lo que sucedió el 14 de diciembre de 1927 en una corte shari’a en la Meca. El qadí… dictaminó que el bebé fue concebido por el marido difunto de la mujer que había muerto cinco años antes.
«La pregunta importante es si la noción de un ‘embarazo oculto’ se limita a los textos jurídicos y religiosos y es reconocido únicamente en las teocracias [musulmanas], o ha encontrado [también] su camino en las leyes de los estados no-teocráticos [musulmanes] que han sido aterrorizados [en sumisión] por las consignas de los grupos de presión llamados Islam político. [Egipto es] un estado que respeta la razón y el pensamiento [racional] o uno que santifica la tradición y las acusaciones de herejía?
«La ciencia está familiarizada con la noción de un feto, pero no reconoce el concepto de embarazo oculto o un embarazo que dura más de diez meses, por no hablar de dos a cuatro años. La ley se espera que esté guiada por [la ciencia] en lugar de complacer a los estudiosos religiosos a expensas de la ciencia. [Las ideas sobre el ‘embarazo oculto’] son opiniones religiosas que [reflejan las creencias] de épocas pasadas, y deberían ser tratadas como tal, no como una espada que pende del cuello del legislador.
«Me parece inconcebible que las leyes de Egipto, Siria o los estados del Golfo deberían incluir cláusulas sobre el embarazo oculto que reflejan las creencias del siglo IV – [pero el hecho es que lo hacen]. Por ejemplo, la Ley [egipcia] N º 15 de 1929 establece que ‘el recurso de una mujer en acusar a su marido muerto [como el padre de] su hijo no será considerado si [el bebé] nació por encima de un año después de la muerte [del marido]’. La Ley N º 131 de 1948 contiene una cláusula que estipula que ‘la ley tendrá en cuenta los derechos de los [niños] nacidos como resultado de un embarazo oculto’, y la Ley Núm. 67 de 1980 [afirma que] ‘un embarazo oculto es [motivo] legítimo para concederle derechos’. El artículo 29 del Código de Estatuto Personal [dice]: ‘El guardián de un niño nacido [como resultado de] un embarazo oculto debe informar a la [Oficina del Procurador General] cuando termine el embarazo. El artículo 128 del código penal sirio y el derecho de tutela a la propiedad en Bahrein dicen lo mismo».
Una mujer no es un elefante – no puede estar embarazada por más de 10 meses
«Los defensores de la tradición y los enemigos de la racionalidad siempre argumentan que los estudiosos religiosos [sólo] están conscientes de los casos [inusuales] que son posibles, aunque poco frecuentes. Pero existe una gran diferencia entre lo raro y lo imposible. Es imposible que una mujer, que pertenece a la raza humana, de repente se convierta en un elefante asiático y quede embarazada por más de dos años. Incluso [un embarazo que dure] un año completo… es imposible… El útero no es un almacén… Cuando un feto permanece en el vientre de su madre durante 42 semanas, este está en peligro de morir en el útero, y si permanece allí durante más de 43 semanas, ciertamente morirá… Un feto de 50 semanas seguramente comenzará a pudrirse en el vientre de su madre… La duración del embarazo no es un asunto aleatorio, no es una cuestión de posibilidades, de cambios en la naturaleza humana o de los cambios que ocurren con el tiempo. Alguien que dice hoy que el Imam Malik permaneció en el vientre de su madre durante tres años está dándole luz a un asunto grave – y la culpa no es de los que dijeron esto en el pasado, sino de aquellos que endosan esta opinión en la actualidad.
«Debatir y criticar las opiniones de los estudiosos de la religión no significa criticar o despreciar a la religión. No debemos ser demasiado sensitivos para discutir una cuestión científica que fue mal interpretada por los estudiosos religiosos del pasado. No hay necesidad de blandir espadas cuando se habla de tales cuestiones. La culpa no es de los que [se atreven a] cuestionar [opiniones de los estudiosos religiosos], sino con los que piensan que estas opiniones son sinónimo de la propia religión. Las cuestiones despreciables que los clérigos preguntan, [tales como] ‘Está usted diciendo que los estudiosos religiosos eran unos mentirosos?’ o ‘Quién es usted para [discutir] con figuras de tal calibre?’ – son un obstáculo para cualquier progreso en la ciencia y en el pensamiento.
«No estamos acusando a los estudiosos de la religión de mentir, sino que estamos [solamente] tratando sus opiniones como parte de [las creencias] que prevalecían en su época. No consideramos [estas opiniones] como sacrosantas sólo porque los que las sostenían eran figuras autoritativas. Las verdades científicas son juzgadas por otros criterios que no tienen nada que ver con la piedad o la devoción de aquellos que las proponen. Por otra parte, uno que impugna un dictamen del clero que tiene que ver con la ciencia no está atacando o despreciando a los estudiosos religiosos, incluso si es menos piadoso que ellos. Sino que está probablemente equipado con modernas herramientas de investigación que son más efectivas que los que estaban a disposición de los estudiosos. Esto en modo alguno va en detrimento de su importancia [por los estudiosos religiosos] o por el [valor] de sus opiniones religiosas…
«El tema del embarazo oculto abre una puerta a debatir todas las ideas científicas y médicas que aparecen en los textos jurídicos. Es inconcebible que hoy día, en el siglo 21, debemos repetir las opiniones de los antiguos estudiosos de la religión – [tales como la noción] de que la sangre menstrual alimenta el feto durante el embarazo y se convierte en leche materna [después del nacimiento] – y desechar todo lo que la ciencia nos ha enseñado sobre ginecología… es inconcebible que debamos utilizar términos como ‘el fluido [blanco] del hombre y ‘el fluido [amarillo] de la mujer’ en las discusiones de genética, sexología o infertilidad, mientras descartamos [términos como] esperma, óvulos y la enorme riqueza de conocimientos adquiridos desde el descubrimiento del ADN. Lo mismo ocurre con todas las ideas religiosas sobre medicina que son tratadas como mandamientos religiosos en lugar de [ideas] medicas obsoletas, tales como la noción del sangramiento intencional que es altamente defendido donde uno pudiera pensar que es el sexto pilar del Corán [en el Islam]».
[1] www.elaph.com, 8 de julio, 2009.
[2] Esto probablemente se refiere al Dr. Munir Fawzi, un entrenado ginecólogo británico y profesor de la Universidad ‘Ain Shams en el Cairo, quien ha defendido la práctica de la circuncisión femenina en ambos motivos religiosos y médicos. En 1997, Fawzi presentó una demanda exitosa para revocar un decreto del Ministro de Salud de Egipto que prohíbe la práctica. (El Washington Post, Estados Unidos, 24 de noviembre del 2006; 25 de junio, 1997). Fue sólo en el 2007 que Egipto impuso una prohibición total a la circuncisión femenina.