Lo siguiente son extractos de un discurso del líder de Al-Qaeda en Irak, Abu Mus’ab Al-Zarqawi. El discurso fue publicado en la forma de audio en Internet y bajado por MEMRI del portal del Batallón de Medios de Comunicación del Jihad de Al-Qaeda (www.k-j-i.tk) el 14 de septiembre, 2005. PARA ESCUCHAR ESTE CLIP: http://memritv.org/search.asp?ACT=S9&P1=853.
Al-Zarqawi:«Días pasan, y los eventos siguen uno detrás del otro. Las batallas son muchas, y los nombres usados son variados. Pero la meta es una: una guerra de cruzados-rafiditas [1] en contra de los sunnis.
«Los intereses de los cruzados han convergido con los deseos de sus hermanos, los llenos de odio rafiditas, y el resultado fueron estos crímenes y masacres contra los sunnis – desde Al-Falluja hasta al-Madain, Al-Diyala, Al-Samarra, y Al-Mosul, a través de Al-Ramadi, Hit, Haditha, Al-Rawa, Al-Qaim y otros lugares, y recientemente – pero no de último – en Tel’afar. Esta batalla vino en este momento a cubrir al escándalo del enemigo de Alá, Bush, en su trato con lo que quedo atrás por uno de los soldados de Alá – el devastador huracán Katrina, que reveló al mundo entero la gran impotencia en tratar con la destrucción causada por este huracán, debido al tremendo roce de recursos del ejército americano en Irak y Afganistán. Este huracán ha traído una vez más a la mente las manifestaciones de discriminación racial entre el pueblo americano, y ha expuesto la fragilidad de las bases sobre el cual este está estructurado. Los actos de ataque y matanzas se han extendido, así como el robo y el saqueo, y lo que todavía está por venir será aun más terrible, Alá que lega.
«Esta batalla ha llegado para remover el velo a la horrenda cara del gobierno de los descendientes de Ibn Al-‘Alqami [2] y para remover el escudo detrás del cual se esconden. Los barrios rafiditas [en Tel’afar] han sido aislados para salvarlos de los bombardeos y de la destrucción, y para usar a algunos de ellos en lanzar una guerra de aniquilación total sobre los barrios sunni, como un paso hacia eliminar cualquier señal de vida en esos barrios. Se nos ha demostrado sin una sombra de duda que los cruzados están usando gases tóxicos en sus batallas contra los mujahideen, aun cuando los amos de la Casa Negra [es decir Blanca] y sus seguidores lo nieguen. Pregunten a los hospitales de Tel’afar por los casos esparcidos de asfixia y envenenamiento entre aquéllos admitidos allí.
«Sunnis que pudieron escapar del infierno de los bombardeos de los cruzados fueron asidos por las manos traicioneras de los cuerpos traicioneros [Badr] y otros, quiénes abusaron y asesinaron a los hombres y a quiénes profanaron el honor de las mujeres y robaron sus joyas y ornamentos.
«Ésta es una guerra sectaria organizada, cuyos detalles fueron cuidadosamente planeados, en contra de la voluntad de aquéllos cuya visión ha sido cegada y de cuyos corazones han sido endurecidos por Alá. Tengan cuidado, oh estudiosos sunni – se ha puesto la sangre de sus hijos tan barata en sus ojos que la han vendido por un precio tan bajo? ¿Se ha convertido el honor de sus mujeres en tan trivial a sus ojos? Tengan cuidado. ¿No han escuchado ustedes que tantas de sus hermanas castas y puras de entre los sunnis de Tel’afar se les ha profanado su honor, descuartizada su castidad, y sus úteros llenos con el esperma de los cruzados y de sus hermanos, los llenos de odio rafiditas? ¿Dónde está su religión? Es más, dónde está su sentido de honor, su celo, y su virilidad?
«Aun así los mujahideen están todavía atacando al enemigo y lo están combatiendo. ¿Qué hubiera pasado si el gobierno de los descendientes de Ibn Al-‘Alqami hubieran crecido más estables y mas fuertes? ¿Qué esperan ustedes? ¿Piensan ustedes que escribiendo un comunicado de denuncia ustedes se están salvando de dar cuentas ante Dios? Por Alá, grave es la ocasión, y terrible es el dar cuentas.
«Miren al lacayo de los rafiditas, [Ministro de Defensa iraquí] Sa’doon Al-Dulaimi, pueda Alá mantenerlo miserable, presumiendo sobre sus victorias en Tel’afar. Si sólo yo supiera de cual victoria están hablando – estos cobardes, ninguno de quienes se atreven a dejar sus guaridas a menos que estén escudados por las mujeres de los Marines. ¿Cree este traidor que bombardear las casas, con mujeres y niños dentro, constituye una victoria? Por Alá, que victoria tan miserable.
«Para esta batalla, contra este pequeño grupo de creyentes, que numeran no más de un centenar, ellos movilizaron a más de 10,000 soldados, 4,000 de quienes era cruzados. Si esto apunta a algo, apunta al grado de miedo y horror que ha atrapado sus almas. Ustedes ven cómo ellos claman falsamente que mataron a decenas y encarcelaron a centenares de árabes y afganos. Éstas son todas mentiras, porque no existen mujahideen árabes en la ciudad [de Tel’afar]. Si ellos están diciendo la verdad, permítanles producir estos prisioneros.
«Este lacayo [Al-Dulaimi], quién traicionó a su religión y a su nación, y estaba de acuerdo en servir como una herramienta de los cruzados y safavids [una referencia a la dinastía safavid chiíta de Irán] amenaza que él y sus ángeles de la destrucción están avanzando hacia Al-Anbar, Al-Qaim, Rawatha y Samarra. Nosotros le decimos a él que los mujahideen han preparado para ustedes y para sus soldados, por las virtudes de Alá, una espada afilada y un veneno letal. Alá que lega, a ustedes se les dará de beber de las varias copas de la muerte, y las tierras de los sunnis contendrán sus podridos cadáveres. Vengan, si quieren, ahora o después.
«Ésta es una llamada a todos los sunnis en Irak: Despierten de su letargo, y levántense de su apatía. Ustedes han dormido durante mucho tiempo. Las ruedas de la guerra para aniquilar a los sunnis no se han detenido y no se detendrán. Este alcanzará a los hogares de todos y a cada uno de usted, a menos que Alá decida de otra forma. Si ustedes no se une a los mujahideen para defender su religión y honor, por Alá, el dolor y el pesar serán su parcela, pero sólo después de que todo este perdido.
«Basado en todo lo que he mencionado, y después de que el mundo sepa la verdad sobre esta batalla y la identidad de su verdadero objetivo, la organización Al-Qaeda en la Tierra de los Dos Ríos ha decidido: Primero, ya que el gobierno del descendiente de Ibn Al-‘Alqami y el servidor de la Cruz, Ibrahim Al-Ja’fari, han declarado una guerra total contra los sunnis en Tel’afar, Ramadi, Al-Qaim, Samarra, y Al-Rawa, bajo el pretexto de restaurar los derechos y eliminar a los terroristas, la organización ha decidido declarar una guerra total contra los chiitas rafiditas a lo largo de Irak, dondequiera que puedan estar. Éste es un premio digno, ya que ustedes empezaron la agresión.
«Tengan cuidado. Por Alá, nosotros no los trataremos con compasión, y ustedes no tendrán misericordia de nosotros. Cualquier secta que quiera salvarse a si misma de los ataques de los mujahideen debe renunciar inmediatamente al gobierno de Al-Ja’fari y sus crímenes. Por otra parte, su destino será el mismo, y él que advierte ha hecho su deber.
«Segundo, desde hoy en adelante, cualquiera que se demuestre que pertenece a la Guardia [Nacional] pagana, a la policía, o al ejército, o que se demuestre que sea un colaborador de los cruzados o espía – será muerto. Su casa será además destruida, o incendiada, después de que las mujeres y los niños hayan sido sacados de esta. Éste es su premio por traicionar a su religión y a su nación, para que sirva como una lección clara y una advertencia preventiva a los otros.
«Tercero, ‘Abu Righal [3] Al-Dulaimi intentó sembrar la división y discordia entre los mujahideen y las tribus, cuando denuncio que eran los jeques de las tribus que le habían pedido que viniera en su ayuda. Esto es una absoluta mentira. Los miembros de una tribu están entre los soportes principales y más importantes del Jihad. Estas tribus han estado muy a favor del Jihad y sus hombres. Sea tal como pueda, nosotros le advertimos a las tribus que cualquier tribu, partido, o asociación que se ha demostrado que colabore con los cruzados y sus lacayos apóstatas – por Dios, nosotros los apuntaremos tal cual como apuntamos a los cruzados, Los erradicaremos y los dispersaremos a los vientos. Hay sólo dos bandos – el bando de la verdad y sus seguidores, y el bando de la falsedad y sus chi’itas. Ustedes debe escoger en cual de las dos trincheras ustedes yacen. Lo que le ocurrió a algunos de los traidores en Al-Qaim es la mejor prueba de esto.
«Finalmente, le decimos a los cruzados y a los safavid rafiditas: Su crimen y hecho cobarde en Tel’afar no se irá sin el castigo severo, Alá que lega. Yo desafío al gobierno de los descendientes de Ibn Al-‘Alqami, encabezados por Al-Ja’fari el zoroastriano y ‘Abu Righal Al-Dulaimi, a que salgan fuera de sus guaridas en la Zona Verde [en Bagdad], y confronten a las brigadas de los mujahideen«.
[1] E.d. chiitas, un término usado derogatoriamente por los extremistas sunni.
[2] Ibn Al-‘Alqami, el vizier chiíta del último califa Abbasid en Bagdad, Al-Musta’sim, está acusado de abrir las puertas de Bagdad a los ejércitos mongoles.
[3] Abu Righal fue miembro de una tribu que guió a los ejércitos etíopes invasores de Abraha a la Meca.