El 26 de mayo del 2008, el portal liberal Medio Oriente Transparente [1] publicó un artículo del liberal Khalil’Ali Haidar criticando la cultura de guerra en el mundo árabe y musulmán y las consignas que lo perpetúan.

Lo siguiente son extractos del artículo:

«Medio siglo de conflagraciones – guerras y lucha en Egipto, Palestina, Líbano, África Norte, Irak y el Golfo [Pérsico]»

«Cuarenta, 50, 60 años de derramamiento de sangre y tanques, de guerras y resistencia, de edificios destruidos e ideales perdidos, de llanto y lamentos, de los asesinados y los desplazados. Más de la mitad del siglo de guerras, protestas, tiendas incendiadas, aviones volados, revoluciones… Gloria a los árabes y deshonra sobre sus enemigos.

«Más medio siglo de servicio militar compulsivo, de la asignación de millones [de dólares] para armas que nunca serán usadas – y si lo son, será sólo para agregar a la destrucción. [Más de medio siglo] de rechazo a todos los aspectos de la vida civil, estabilidad política, y desarrollo económico por la causa de defender el honor de la nación, frustrando esquemas enemigos, enfrentando conspiraciones, y miles de otros falsos reclamos.

«Medio siglo de conflagración – guerras y luchas en Egipto, Palestina, Líbano, África del Norte, Irak y el Golfo [Pérsico]; guerras que duran muchos años y claman decenas e [incluso] ciento de miles de víctimas; guerras que acaban rápidamente pero causan pérdidas de millones y billones [de dólares]. La juventud de la nación es llamada a las armas, y la mente de la nación es encadenada por las demandas de la confrontación. Todos los [otro] países progresan y se desarrollan, mientras los árabes y musulmanes se mueven de una guerra a otra, de una crisis a otra, de un acto terrorista a otro, de un frente a otro, de un grupo jihadista e islamista a otro…

«El [hombre] marroquí se abofetea a si mismo en su propia cara con los atentados en Casablanca. Una mujer argelina desconsolada llora por sus hijos y hermanos que fueron asesinados por los grupos da’wa y jihad y tirados al hoyo sin fondo. Egipto oscila entre el [considerar] una llamada para la guerra y una llamada para la paz, entre aquéllos que quieren construir decenas de miles de escuelas y fábricas y aquéllos que quieren enviar a decenas de miles de combatientes del jihad al Líbano.

«Sudán ha finalizado la guerra en el sur y ya se ha enrolado en la guerra de Darfur… La resistencia virtuosa está destruyendo el futuro de Irak, mientras fuerzas terroristas se vuelven [cada vez más] expertas en explotar los mercados y en el asesinar a gente. Decenas de organizaciones altamente peligrosas amenazan varios estados del Golfo, Irak, Egipto y al mundo árabe entero. [Y todo esto es] a pesar de las fuerzas internacionales, que combaten las actividades terroristas y supervisan [los movimientos de] miles de árabes y musulmanes».

«El Líbano fue una rosa encantadora, un oasis floreciente en el desierto – de la noche a la mañana, se transformó en un [baldío] de ruinas, [donde corren] la sangre y las lágrimas»

«El Líbano solió ser una rosa encantadora, un oasis floreciente en el desierto. De la noche a la mañana, se transformó en un [baldío] de ruinas, [donde corren] la sangre y las lágrimas… Los árabes y los musulmanes ignoraron la destrucción, la guerra, y la muerte en el Líbano. Para ellos, lo más importante es el honor de la nación, su sólida posición, la resistencia, la lucha contra el nuevo plan del Medio Oriente, y miles de otras nuevas falsas consignas. Esto es lo que los árabes y los musulmanes gritaron en 1948 ante el rostro de los sensibles palestinos, en 1974 ante los sensatos entre los egipcios, en 1990 a los kuwaitíes, en el 2003 a los iraquíes, y hoy día está gritando a los libaneses. En las protestas todos gritan: No nos preocupamos por la destrucción; no nos preocupamos por la muerte, permitan que la guerra continúe otros diez o incluso mil años más».

«La nuestra es una nación que ha grabado su nombre en la muerte, el derramamiento de sangre y la pólvora»

«La nuestra es una nación que ha grabado su nombre en la muerte, el derramamiento de sangre y la pólvora. La verdad es que tenemos una cantidad enorme de estos [artículos], y durante algún tiempo por ahora, se los hemos estado dando a otros y los estamos exportando a Europa y a los Estados Unidos.… Me gustaría decir que quiero deponer mi arma al [centro] más cercano para la recolección de armas y municiones. Quiero decir que la gente en el mundo árabe y en los países del mundo musulmán ha tenido suficiente derramamiento de sangre, violencia, asesinatos, escenas de explosiones y destrucción, y de mujeres que gimen golpeándose [como señal de duelo].

«Me gustaría gritarle a los árabes y a los musulmanes: ¡Oh, gente! ¡Suficiente! ¡Oh, [campeones] de la guerra, de la lucha, del jihad y del honor! ¡Suficiente! La vida en nuestra patria ha sido destruida. Por las puertas de las embajadas francesa y británica contra cuyo colonialismo nosotros luchamos, están muchedumbres de gente joven que pertenecen a la nueva generación, solicitando visas de la entrada. Los Estados Unidos cuya bandera nosotros quemamos en cada protesta, es la que está salvaguardando la paz en los países del mundo árabe y musulmán, así como también en muchos países tercer mundistas…

«No queremos posar firmes ante el frente de la resistencia.

«No queremos tener nuestras vidas destruidas, nuestras casas reducidas a ruinas, nuestros hijos muertos, nuestros puentes destruidos, nuestras esposas viudas, nuestra sangre derramada en sus guerras incesantes, que ustedes lanza imprudentemente y de las cuales se retiran sin haber aprendido ninguna lección».

«Queremos la paz y el sosiego para prevalecer en nuestro país durante los próximos cincuenta años»

«Queremos paz y sosiego para prevalecer en nuestro país durante los próximos 50 años; intentaremos vivir en la tranquilidad, la seguridad y en paz. Queremos que nuestras semillas crezcan, que [nuestro ganado] pueda dar de leche, que nuestros árboles se llenen de frutos, que nuestros productos se vendan. Queremos que nuestra juventud tenga una educación superior, que nuestras escuelas, universidades y bancos retoñen, que nuestras ciudades y mercados crezcan, y que nosotros podamos disfrutar de la vida. Queremos restaurar nuestro honor cultural y nuestra reputación como buscadores de la paz y el bienestar que fue pisoteado por sus jinetes y sus carros [de guerra].

«No queremos ninguna guerra, hacer la guerra, ninguna muerte y destrucción; no queremos un mundo empapado en sangre, desplazado. Oh, [campeones] de la guerra, del jihad y la resistencia! No queremos este mundo desplazado empapado en sangre, que se escuda en la miseria, la adversidad y la destrucción – un mundo dónde en cada esquina uno puede escuchar los lamentos de mujeres desconsoladas, los gritos de niños asustados que imploran por ayuda, o los gemidos de los heridos que están a punto de morir. No los queremos, no lo queremos…

«No lo queremos [ya más]!»


[1] www.middleeasttransparent.com, 26 de mayo, 2008.

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