En una entrevista el 14 de agosto, 2008 publicada en el portal reformista Elaph, el intelectual egipcio y el activista de la paz Amin Al-Mahdi tocaron numerosos temas, incluyendo el conflicto árabe-israelí, la guerra en Irak, la situación en el Líbano, el fundamentalismo islamista y los regímenes árabes. Él argumentó que la paz en el Medio Oriente depende de la democratización de los países árabes, y declaró que la invasión norteamericana a Irak había sido un mal necesario.

A continuación se presentan extractos de la entrevista: [1]

La democracia y la paz están interrelacionados; los árabes tienen una manera de rechazar [las resoluciones internacionales] – y luego las aceptan cuando ya no tienen ninguna relevancia

Elaph: «Cómo ve usted el futuro del conflicto árabe-israelí?»

Amin Al-Mahdi: «… Este conflicto [comenzó] cuando los regímenes árabes rechazaron las resoluciones internacionales. Israel aceptó el [Plan de Partición para Palestina], de [las Naciones Unidas de 1947] mientras los árabes lo rechazaron. Israel aceptó la Resolución 194 de las [Naciones Unidas], [pasada en 1948], la cual llamó por el retorno de los refugiados [palestinos]… mientras los árabes rechazaron esta [resolución]. Los árabes tienen una manera de rechazar [las propuestas] y luego las aceptan cuando ya no tienen relevancia… cuando las circunstancias han cambiado y la resolución ha sido completamente olvidada.

«El conflicto [árabe-israelí] le sirve a los regímenes árabes opresivos. La pregunta es esta: ¿Cuándo veremos nosotros [el fin de] las fuerzas expansionistas en la Derecha israelí, y, por otra parte, el fin de los regímenes árabes opresivos? Tal como expliqué en mi libro sobre el conflicto árabe-israelí, [2] [estas dos preguntas] están interrelacionadas. La paz y la democracia no son dos temas separados. Cuando la democracia llegue al mundo árabe, las fuerzas expansionistas en Israel también dejarán de existir, y habrá paz. Cuando los ciudadanos árabes reciban su libertad, habrá paz entre los árabes e Israel».

La invasión norteamericana a Irak – el menor de dos males

Elaph: «Usted opinó de una forma controversial sobre la Operación Libertad Iraquí [la invasión norteamericana a Irak en el 2003]. Mantiene usted todavía esta postura?»

Al-Mahdi: «… [Las invasiones] constituyen momentos históricos de cambio para las sociedades cerradas que no tienen ninguna forma de cambiar o de reformarse a si mismas, y qué no puede recobrar su fuerza bajo regímenes imperialistas que oprimen a sus sociedades y esparcen la cultura anti-moderna… La situación en Irak antes de la invasión era similar a la situación de hoy en Egipto, Sudán, Yemen y Libia. Sus sociedades están en decadencia y están [prácticamente] a las puertas de la muerte, mientras el estado se ha convertido en algo horrible y controlador.

«Esto no es [sólo] un asunto moral que debe ser aceptado o rechazado… tiene que ver con la vida del pueblo. La invasión norteamericana a Irak fue la única oportunidad de traer cambio a este país y al mundo musulmán [a gran escala]. Pienso que esta puso en movimiento algo que no se detendrá, a pesar de todos los errores de los norteamericanos… Estos errores son graves y nos ha costado profundamente, al igual que los errores de los regímenes árabes en la región. Pero [si los Estados Unidos no hubiesen invadido], el precio habría sido muy superior aun. Fue una opción entre lo malo y lo peor, ‘malo’ siendo la invasión norteamericana a Irak y ‘peor’ siendo el régimen de Saddam Hussein. Para mí, yo prefiero lo malo a lo peor».

El Líbano es víctima del mundo árabe

Elaph: «Cuál es su opinión a los eventos en el Líbano?»

Al-Mahdi: «El Líbano es un barómetro [que refleja la condición] de los regímenes árabes, sus luchas y culturas. Si el Líbano es una tierra de guerras civiles, dónde el estado es débil y el sentido de ciudadanía del [pueblo] es débil, debemos recordar que este refleja la condición del mundo árabe en su [totalidad]… El Líbano es una víctima del mundo árabe. Es como el José [bíblico] quien fue oprimido por sus hermanos. Es la víctima de los regímenes árabes en la región, así como fueron los palestinos…»

El enfrentamiento de civilizaciones sirve a los intereses del fascismo islamista

Elaph: «Cómo ve usted la lucha entre el Islam y Occidente?»

Al-Mahdi: «[Esta lucha] debería verse desde varias perspectivas… Primero, existe la perspectiva de los Estados Unidos, [qué ve] un nuevo orden mundial con el Islam que toma el lugar de la Unión Soviética y la guerra fría. [Esta perspectiva ve las cosas en términos de] un ‘enfrentamiento de civilizaciones’ y ‘el fin de la historia’… y es totalmente incorrecta y poco realista. [Luego existe] la perspectiva de las fuerzas islámicas fascistas y los regímenes árabes. La idea de un enfrentamiento de civilizaciones se ajusta a sus [intereses también], así que ellos [también] lo han adoptó y han comenzado a hablar de la hostilidad mutua entre Occidente y el Islam. Pero ésta es una distorsión de las condiciones [correctas], y una falsa representación de las fuerzas [en juego] y del nuevo orden mundial.

«[Esta distorsionada perspectiva] oscurece el problema principal, el cual es la existencia de un mundo desarrollado contra un mundo en retroceso, un mundo libre contra un mundo que no es libre, y los regímenes democráticos contra los regímenes imperialistas opresivos. La noción de una confrontación [de civilizaciones] le sirve a la Derecha [política], al igual que el conflicto árabe-israelí ha servido a ambos la Derecha Sionista y las fuerzas anti-democráticas expansionistas en el [mundo] árabe… Occidente es avanzado y posee un monopolio en ciencia, tecnología, libertades y derechos humanos… Mientras nosotros permanecemos en el mismo lugar, ellos están avanzando, y [es hora] de que comprendamos la magnitud de nuestra pérdida».

En Argelia, fue el programa de arabización que condujo al fundamentalismo

Elaph: «Su primer libro trató de Argelia. Por qué escogió usted un tema tan equidistante [al de su propio país], Egipto?»

Al-Mahdi: «Comenzó cuando realice un viaje a Argelia. Me sorprendí en descubrir que los procesos que ocurrieron en Egipto por encima de un período largo de tiempo y sobre grandes extensiones geográficas habían ocurrido [en Argelia] en lugares específicos y dentro de cortos períodos de tiempo. Descubrí que el programa de arabización [argelino] [3] había convertido verdaderamente a Argelia en un [país] fundamentalista.

«Éste es el mismo conflicto que tuvo lugar [en Egipto] entre la Hermandad Musulmana y el régimen militar fascista [de ‘Abd Al-Nasser y los Funcionarios Libres]… Cuando Argelia estuvo bajo el mandato imperialista francés, este fue considerado ‘afrancesado’. El programa nasserista para la arabización de Argelia fue una respuesta a la [idea de] una ‘Argelia francesa’… Este descubrimiento me incitó a escribir el libro, que explica la conexión entre las dictaduras militares y el fundamentalismo. [Argelia ha reproducido los desarrollos] que originalmente ocurrieron en Egipto.

«‘Abd Al-Nasser, quién vino a Argelia bajo [la consigna de la] ‘arabización’, despachó a la Hermandad Musulmana y a los jeques [hacia ese país]. [Esto fue hecho] como parte del programa de arabización, y fuera del rechazo a la cultura [afrancesada] argelina como resultado de los lazos íntimos de [Argelia] con Europa y la cultura francesa.

«Uno de los mejores ejemplos en [el traer a los islamistas a Argelia como parte del programa de arabización] fue el establecimiento de la Universidad Islámica de Constantinopla, cuyo primer presidente fue el Jeque Muhammad Al-Ghazali de la Hermandad Musulmana. Él fue seguido [como presidente de la universidad] por Yousef Al-Qaradhawi.

«Aproximadamente 1,500 clérigos egipcios sirvieron en Argelia como parte del [programa] de arabización, incluyendo a Mutawali Al-Sha’rawi, Salah Abu Isma’il y el Dr. Ahmad Kamal Abu Al-Majd. Fueron ellos quiénes sembraron las semillas del fundamentalismo y cambiaron la mentalidad local suplantando la escuela de pensamiento [islámico] Maliki con la escuela jihadista Hanbali.

«El régimen militar en Argelia se benefició de este extremismo, que llegó disfrazado de arabización – y esto puso en movimiento el tren del terrorismo, que llevó a la pérdida del futuro de Argelia. Lo mismo ha pasado en Gaza y en Islamabad, [Pakistán]».

Las dictaduras árabes niegan las libertades sociales

Elaph: «Por qué es que, bajo las dictaduras árabes, no ha habido crecimiento económico y político, a diferencia en el caso de [las dictaduras] del sudeste asiático y America del Sur?

Al-Mahdi: «Las dictaduras del sudeste de Asia y América del Sur se inclinaron hacia la cultura europea, con su modelo capitalista de crecimiento y renacimiento liberal. Estas fueron verdaderas dictaduras, aun así tenían tendencias y principios [anclados en] el liberalismo occidental. Por consiguiente, estas fomentaron el crecimiento económico que [a su vez] llevó al desarrollo político. Sus sociedades tienen libertades sociales, basadas en la [libre] empresa de individuos y familias. Ésas son las semillas del capitalismo, y es por eso que [estas sociedades] han prosperado…

«Las dictaduras árabes, por otro lado, niegan a [sus ciudadanos] ambos las libertades sociales y políticas. En esta situación, cómo es posible nutrir la creatividad individual y establecer los regímenes capitalistas o [cuerpos] sociales representando a [varios] sectores públicos, que conllevan al desarrollo de la democracia? Cómo es esto posible cuándo las libertades sociales son negadas?»


[1] www.elaph.com,14 de agosto, 2008.

[2] El libro de Al-Mahdi, publicado en el 2001, se titula La Otra Opinión: El Conflicto Árabe-Israelí, La Crisis de la Democracia y el Proceso de Paz.

[3] Después de obtener su independencia en 1962, Argelia lanzó un programa de «arabización» de la vida pública argelina, que había sido fuertemente influenciada por la cultura francesa. Como parte de este programa, esta trajo a maestros árabes del Medio Oriente, muchos quienes pertenecieron a los círculos cercanos a la Hermandad Musulmana.

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