Bajo el régimen del partido Ba’th, el cual impuso su ideología nefasta y represiva en Irak durante cuarenta años. Durante esta triste época en la historia del país, Irak fue de un país relativamente próspero con enormes recursos naturales, buena infraestructura, y una buena representación de la educación y el sistema de salud publica, a un país con una economía destrozada, una infraestructura en desintegración, educación y sistema de salud publica fallida, una fuerte deuda publica, aislamiento político, escasez de alimentos y finalmente se tornó en una sociedad despedazada por conflictos políticos internos.

No podemos comprender el daño forjado sobre Irak y su economía por el régimen de Saddam. Datos sobre cualquier aspecto de la economía, incluso el presupuesto nacional, eran secreto de estado. Revelar secretos económicos de estado era severamente penado. Cuando un gobierno esconde datos económicos del escrutinio público, podemos inferir de que existen razones para hacerlo; los gobiernos nunca tocan sus trompetas cuando hay una buena historia que contar.

Cuando el país fue invadido en abril del 2003, la economía nacional pendía de un hilo, y el pueblo se sostenía por lo que después fue demostrado ser un corrupto e ineficaz programa de «Petróleo por Alimentos», administrado por una igualmente corrupta e ineficaz burocracia de las Naciones Unidas [el administrador del programa de las Naciones Unidas se dio a la fuga por tomar sobornos].

La invasión – euforia y desesperación

La invasión a Irak introdujo un período corto de euforia. El país dio testimonio de libertades políticas sin precedentes acopladas con profundos cambios macroeconómicos y políticas de apertura de fronteras para un comercio sin restricciones (y eventualmente el flujo de terroristas sin restricciones), el levantamiento de controles sobre la divisa extranjera, la vuelta a la vida de bienes y compradores en los famosos bazares baghdadi, y, sobre todo, una transición económica de una economía centralmente planeada a una economía de mercado diversificada.

Lamentablemente, la euforia de la liberación dio pronto una forma de desesperación. Las libertades personales y el progreso económico fueron rápidamente golpeados por actos de violencia, algunos diseñados localmente pero la mayoría importado a través de la cortesía de países vecinos, que vieron a un Irak libre y democrático en su puerta no sólo como un anatema, sino como una amenaza estratégica.

Disminución de la violencia

A casi cinco años desde la invasión y la turbulencia política que siguieron, Irak está empezando a mostrar señales tentativas de estabilidad política y reconciliación, la seguridad interna mejorada (más preciso, la reducción en la violencia), y recuperación económica de un conflicto – a un ambiente post-conflicto.

A pesar de estos logros, siguen habiendo allí muchos problemas que continuarán impidiendo el progreso, algunos de ellos de la manera más seria. Estos problemas incluyen un sistema político fracturado, políticas sectarias, un papel perjudicial de varias milicias asociadas con partidos políticos en el gobierno, una tasa alta de desempleo, fallas eléctricas, la corrupción a todos los niveles del gobierno, burocracia desmoralizada, pobreza enorme, y un segmento muy grande de la población o desplazados o viviendo atravesando las fronteras, principalmente en Siria y Jordania. Mientras la lista de problemas es, sin ninguna duda, mucho más larga, hay razones no obstante para una medida de optimismo.

Medida de optimismo

Primero, la economía del mandato fue desmantelada, y la iniciativa privada está surgiendo. Una bolsa de valores opera tres días a la semana, y 45 bancos y compañías están en lista y son comercializadas por iraquíes y, desde el pasado agosto, por extranjeros también. La economía está creciendo. Según el FMI, la economía iraquí proyecta crecer en un 7% en el 2008 después de un crecimiento algo anémico en el 2007.

Segundo, las reservas de divisas están aumentando y también lo esta la moneda de curso legal iraquí, el dinar que ahora se comercia a aproximadamente 1,200 por dólar después de comerciarse a 2,000 o más dinares por dólar antes de la invasión.

Tercero, la producción de petróleo está aumentando. La exportación de petróleo ha alcanzado el nivel de la pre-invasión de 1.8 millones de barriles por día, y el ministerio de hidrocarburos prevé un nivel de exportaciones de 2.0-2.1 millones de b/d a finales de año. El subsidio a los productos del crudo, otros que el querosén, usados para cocinar y para la luz eléctrica, ha sido abolido.

Cuarto, la inflación ha sido controlada, gracias a una política monetaria y la apreciación del dinar – junto al mantenimiento de una disciplina fiscal y medidas para reducir la escasez de combustible.

Conclusión

Esto no es por ningún medios un cuadro completo, pero es un cuadro que da lugar a un optimismo restringido. Si la violencia continúa retrocediendo, y si los líderes políticos en Irak resuelven sus discordancias sectarias de una manera práctica, si no necesariamente amigable, existe una buena oportunidad de que la economía iraquí empezará a alcanzar su potencial que, a toda cuenta, es bastante considerable.

* El Dr. Nimrod Raphaeli es el Editor de www.memrieconomicblog.org