En un artículo reciente en el diario de la Autoridad Palestina Al-Ayyam, el Dr. Khaled Al-Haroub, investigador palestino en la Universidad de Cambridge, alabó la libertad y la tolerancia que disfrutan los musulmanes en Occidente y criticó a los musulmanes por librar batallas legales sobre cuestiones marginales como la mezquita de la Zona Cero, que provocan a la sociedad occidental y pudiera terminar arruinando las relaciones con sus vecinos en Occidente.
Lo siguiente son extractos del artículo: [1]
No debemos «dejar que las cuestiones marginales arruinen las relaciones entre las comunidades musulmanas en Occidente y las sociedades que las acogen»
«Ha habido informes en los medios de comunicación de que los musulmanes en Canadá e Italia están celebrando [este año] sus rezos de Ramadán en las iglesias, porque no hay suficientes mezquitas y centros islámicos para contener a la gran cantidad de feligreses. El punto más importante en estos informes es el permiso otorgado por los sacerdotes y por los responsables de las iglesias para que los musulmanes celebren los [rezos] allí. [Cuando se le preguntó sobre esto], algunos de los sacerdotes indicaron que la experiencia de cristianos junto con los musulmanes en vecindarios mixtos ha sido positiva y, eso fue lo que los llevó a darle la bienvenida a [los musulmanes] en sus iglesias y dejarlos que oren allí.
«En Dinamarca, que ha sido blanco de una feroz campaña en todo el mundo musulmán debido a la imprudencia de algunos caricaturistas [daneses], sucedió una conmovedora historia humana que fue reportada en las noticias sobre un conductor de autobús somalí musulmán. Una mañana, cuando fue a trabajar y se subió al autobús, lo encontró lleno de flores, regalos y tarjetas de felicitaciones. Estos fueron colocados allí por la gente del vecindario a quien este ha servido todos los días. Más tarde comprendió que todo esto era por su cumpleaños, el cual pasaba cada año, sin que este lo notara. [Existen muchas de tales historias] respecto a la coexistencia y acerca de gestos emotivos humanos que los occidentales han hecho hacia los musulmanes por consideraciones personales, lejos de cualquier consideración de religión u origen étnico. El problema es que los medios de comunicación – tanto en el mundo árabe y en Occidente – se centran en las noticias negativas y llenas de sangre, sobre todo las que [socavan] la convivencia y perpetúan la creencia de que Oriente y Occidente no tienen puntos en común.
«Debemos pensar profundamente acerca de [este] paso civilizado y progresista de permitirle a los musulmanes celebrar sus rezos de Ramadán en las iglesias y sobre lo que se puede aprender de este [tema]. En primer lugar, podemos decir que nos obliga a examinar nuestras prioridades, y no permitir que los [aspectos] marginales arruinen las relaciones entre las comunidades musulmanas en Occidente y las sociedades que las albergan. Estas cuestiones [marginales] no interesan a la mayoría [de los musulmanes] y no son consideradas fundamentales de la fe. Al mismo tiempo, se les ve como una provocación, [porque] tocan un nervio y fomentan el odio innecesario entre los pueblos de Occidente».
«Un veredicto legal que permite a [los musulmanes] construir una mezquita en contra de la voluntad de más de la mitad de la población de la [ciudad] no puede ser considerada como una victoria»
«Aquí hay dos ejemplos sobre temas que hacen que la [gente] pierda tiempo y esfuerzo en batallas sin sentido: el [tema] del niqab en Europa y el tema de la mezquita o centro islámico que se va a construir en Nueva York, cerca [del antiguo lugar de] las Torres Gemelas. En cuanto al niqab: los musulmanes, especialmente aquellos a quienes [se les permitió] celebrar sus rezos de Ramadán [en las iglesias], deben oponerse [al intento] de reducir la imagen del Islam al [limitado tema del] niqab. [Este tema] le concierne únicamente a un pequeño número de mujeres que usan el niqab en Europa sin siquiera saber por qué, así que no es algo por el cual vale la pena luchar… En cuanto a la mezquita que provocó tanta oposición y proporcionó tantas municiones a la derecha sionista conservadora con el que atacar a los musulmanes norteamericanos – también es una batalla perdida, política y culturalmente, incluso si [los musulmanes] que participan en ella obtienen la batalla jurídica [sobre esta]. Desde la perspectiva teórica y puramente legal, los musulmanes de Nueva York tienen el derecho de construir una mezquita y un centro islámico donde lo deseen, dentro de los límites de las leyes municipales. Ellos son ciudadanos de esta ciudad cosmopolita, al igual que cualquier otro ciudadano de cualquier otra religión. Sin embargo, el principio que debe guiar a aquellos que desean construir la mezquita trasciende el mero significado [de la ley] y la [meta] de obtener puntos legales. Después de todo, un veredicto legal que permita construir una mezquita en contra de la voluntad de más de la mitad población de la [ciudad] no puede considerarse como una victoria. La construcción de una mezquita cerca de ese lugar [es decir, la Zona Cero], legal o ilegalmente, es una provocación que hiere los sentimientos de la gente, por lo que es improcedente insistir en la construcción de ésta en ese lugar, de todos los lugares…
«El ejemplo de la mezquita es similar a muchos [otros] casos que ocurrieron en Occidente, en donde los musulmanes se apresuraron a apegarse a la ley de protección y a la ayuda en la consecución de algún objetivo o interés. Emprender acciones legales en defensa de intereses es una opción natural y habitual en Occidente, donde el sistema judicial suele ser justo y no está controlado por el gobierno. Sin embargo, no es aconsejable llevar todos los temas, grandes o pequeños a los tribunales y sin duda es [imprudente] en el caso de una cuestión marginal. Una victoria a corto plazo en el campo legal conducirá a la larga a una derrota en las arenas culturales y políticas. Provocar al otro bando finalmente creara una opinión pública que socavara las mismas leyes que los musulmanes evocan hoy día. ¿Cómo se benefician los musulmanes… de la victoria legar de una enfermera que no desea trabajar con los brazos al descubierto y, por lo tanto obliga al Ministerio de la Salud a aprobar un nuevo reglamento [permitiendo que use mangas desechables], cuando una enfermera cristiana pierde la batalla legal sobre el derecho a llevar un crucifijo al trabajo…? La batalla sobre [nuestra imagen], [es decir] la batalla cultural y política, es mucho más importante [que la batalla legal], ya que se refiere al fenómeno preocupante del aumento a las provocaciones, el ensanchamiento del círculo de [nuestros] rivales y el odio creciente. A veces, el racismo y la xenofobia experimentada por los musulmanes aumenta en proporción exacta a las victorias legales que alcanzan sobre cuestiones marginales…»
«Seguimos aumentando nuestras exigencias religiosas en relación a Occidente, mientras se niegan a satisfacer incluso algunas de las demandas de las minorías religiosas que viven entre nosotros»
«Debemos hacer un balance y hacernos un examen de conciencia preguntándonos lo opuesto, [es decir] cómo reaccionaría la gente en un país musulmán si los cristianos quisieran rezar en una mezquita el domingo debido a un insuficiente número de iglesias. ¿O hagamos una [pregunta] aún más simple: ¿Cuál es la reacción en la mayoría de países árabes y musulmanes a la demanda de las minorías religiosas – no sólo cristianos sino también los hindúes y los Sikhs – para construir sus propias casas de culto? En la práctica, nuestros países exhiben la hipocresía y un doble discurso. Seguimos incrementando nuestras exigencias religiosas respecto a Occidente, mientras nos negamos a cumplir incluso algunas de las pocas demandas de las minorías religiosas que viven entre nosotros».
[1] Al-Ayyam (AP), 16 de agosto, 2010.